Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

—Tal vez…— susurré con la voz rota y delgada.

Mis párpados entreabiertos demostraban la pesadez que sentía todo mi cuerpo, mis extremidades estaban como si no fueran mías, no podía reconocerlas del todo, y gracias a eso, estaban inmóviles.

La habitación con paredes blancas se había convertido en el reclusorio más dañino en el que estuve, ni siquiera el baño del orfanato se acercaba a semejante castigo.

Las luces a veces parpadeaban, como si estuvieran jugando con mi cabeza para hacerme creer que estaba en una película de terror. Pero lo que más me tenía conmocionada, era el hecho de que escuchaba a alguien hablándome.

—Solo necesito que se sane— seguí respondiendo a la voz que sonaba en la habitación, aunque no pudiera entenderla del todo, y si me pidieran que lo repita, tampoco podría. Eran palabras que entraban por mi oído y yo respondía de manera automática, sin procesarlo.

Pero me quejaba, dentro de mí solo podía gemir de dolor y despotricar contra todo el mundo.

Los insultos se habían vuelto internos ya que la energía había sido sacada de mi ser, y mi respiración era tan débil, que aunque no quisiera, poco oxígeno ingresaba a mis pulmones.

Mis piernas latían del horrible dolor que me habían dejado, y yo ya no hice algún intento por moverme, eso solo provocaba que todo lo que sentía se exacerbara.

“Pero, tal vez si lo intentara, podría…”

Hice fuerza en mi abdomen para querer levantarme.

“Nop, mejor no. “

Era inútil, me dolía tanto que lágrimas amargas salían por mis ojos al intentar moverme, era un castigo infernal.

Cerré mis ojos, buscando poder quedar inconsciente, y, si era necesario, no despertar más.

[•]

Los chicos me miraban ansiosos, y podría decir que hasta temerosos, sus piernas se movían con ese inquietante tic que quería decirles que paren, pero no podía hacerlo, estaba demasiado ocupada tratando de lidiar con mi propia ansiedad que quería crecer más y más.

—Nos encargamos de buscar más pistas en las cámaras, Chenle tiene el resumen de lo que encontró. —dijo Taeyong, también mirándome de reojo a cada rato, más atento a mí que a la reunión.

—Podríamos cerrar la calle, y simplemente atacar— Jeno murmuró, mordiéndose la uña de su dedo pulgar.

—¿Con una marcha?— Haechan preguntó.

—Fingimos un accidente— por primera vez hablé yo, y todos me miraron, dándome la sensación de que acaba de ocurrir un milagro.

Los ojos de todos estaban sobre mí y si no fuera por la situación, bromearía sobre que parece que vieron a una diosa o algo parecido.

Pestañeé un par de veces, intentando enfocarme en cualquier cosa que no sea la máxima atención de todas las personas en esta sala.

—Es fácil, de esa manera, incluso los guardias que vigilan las puertas querrán ir a ver. —dije, manteniendo mi voz firme y serena, pero apretando los dedos de mis manos bajo la mesa.

—Tenemos un par de autos chatarra, podemos utilizar eso— Mark habló a mi lado, aliviando mis latidos que incrementaban, y dándome un apoyo que necesito.

La atención volvió a volcarse al punto principal, y yo suspiré con delicadeza, no queriendo ser oída.

Apoyé mi cabeza en el hombro de Mark, y éste automáticamente pasa su brazo para mantenerme más cerca.

Hubiera pensado que no sería buena idea asistir a las reuniones, pero ya había pasado tres meses, y tenía responsabilidades.

Ya era adulta, quiera o no, yo me había comprometido con The Golden Boss, y mis propios principios no me dejarían ausentarme por más tiempo.

Pero eso igual era una buena señal, significaba que mi mente se estaba volviendo a armar de vuelta a lo que era antes, donde solo era una Eunyeong analítica y difícil de tratar, según mis compañeros.

Aunque, si lo pensaba bien, había diferencias, y lo que más resaltaba, era Mark.

Él siempre fue mi compañero, aunque por un par de años nos separamos ya que a él lo necesitaban en otro lado y a mí en otro, gracias a este suceso, Mark había vuelto a encargarse de mí, volviendo a la primera misión que se le asignó.

No podía ignorar lo que me estaba pasando, desde mis mejillas sonrojándose hasta mi corazón latiendo ligeramente más rápido con su presencia. Pero era por eso que me había ocupado más en mi rehabilitación, encargándome de tener más actividades y volver a hablar con los demás para estar con la mente ocupada.

Yo sabía lo que pasaba, pero no me atrevía ni a decirlo en mis pensamientos, el solo hecho de que pase eso por mi cabeza me revolvía el estómago.

Pero era difícil, siendo que hasta ahora, Mark era el único con el que me sentía segura, y él estaba pegado a mí como garrapata todo el tiempo.

Quería que se aleje para que yo pueda volver a mis cabales respecto a mis sentimientos, pero al mismo tiempo, no quería que se vaya, porque las pesadillas volverían.

[•]

Agua tan fría como el hielo chocó contra mi cara y me despertó de golpe.

Mi corazón volvió a latir con fuerza gracias al susto y tuve que levantar mi cabeza, tosiendo para sacar el agua de mi garganta y quejándome por mi costilla.

Miré a los hombres en frente mío, con Mr. Kang en medio, pareciendo una jauría de lobos con el jefe resaltando.

No pude volver a estar así mucho, y mi cabeza se volvió a encontrar con el suelo. Estaba muy débil, no tenía la fuerza para hablar.

Mi garganta ardía gracias al agua que tragué sin querer, y mi corazón iba a salirse de mi pecho si no hacía algo.

—Agárrenla.

Entendí eso, antes de que me muevan del lugar donde estuve tanto tiempo.

Mi hombro dislocado chilló por el poco tacto que tuvieron al moverme y yo cerré mis ojos con fuerza.

No sabía que estaba pasando, mis pesados párpados volvían más difícil la tarea de poder ubicar mi situación.

Me arrastraban por el piso y mis pies descalzos resentían la cerámica fría por la que eran llevados.

Veía, entre parpadeos que duraban más de lo necesario, a personas moviéndose de un lado a otro, hablando por walkie takie, y llevando cosas entre sus manos.

—Mírame— Mr. Kang palmeó mi cachete, espabilando mis pensamientos y poniéndome más consciente. Lo vi de cerca, sus oscuros ojos y la cicatriz en su piel, miré sus cejas fruncidas y una emoción negativa pasando por sus irises —Nos divertimos mucho, ¿no crees?— quise soltar insultos a toda voz, pero no podía hacer ni eso, ya no podía defenderme —Es una pena que haya acabado así, si hubieras colaborado un poco más, te hubiera convertido en mi perra.

Parpadeé con fuerza, sintiendo que volvía a caer en la inconsciencia, mi cuerpo estaba tan dañado que no me permitía quedar despierta por mucho tiempo.

Balbuceé algo que ni siquiera yo pude entender, mi mandíbula dolía tanto y al mínimo movimiento, sentía que se iba a caer.

—Pero debes sentirte orgullosa, ¿no?— su boca se acercó a mi oído, y respiró encima, haciéndome sentir náuseas —Morirás por tu mafia, ese debe ser todo un logro.

—Ya están llegando, señor— un hombre llegó con la respiración agitada, Mr. Kang gruñó.

—Fue divertido tenerte, Eunyeong, nos veremos en otra vida— se rió tan siniestramente que mi cuerpo tembló del miedo.

Eso era lo que causaba en mí ahora, miedo y asco. Me había hecho añicos, y me daba temor responder, porque sabía el daño que vendría.

Fui una mujer fuerte en algún punto, sin miedo y conociendo las debilidades de los demás con solo mirarlos, pero este hombre, Mr. Kang, se había encargado de romper cada muro que construí y destruir todo lo que encontró.

Y me aterrorizaba, saber que él existía y yo estaba bajo su control.

Su sonrisa fue lo último que vi antes de que me pongan una bolsa en la cabeza, y siga siendo arrastrada.

Los dedos de mis pies se encogieron cuando chocaron contra piedras, y el aire frío me recibió, solo con eso supe que estaba afuera.

Todo se volvió difuso luego. Fui lanzada a un lugar duro sin ninguna consideración, y sentí las vibraciones en mi cuerpo que venía desde abajo.

No sé cuánto tiempo estuve así. Horas, tal vez.

La bolsa en mi cabeza no me permitía respirar libremente, y mi boca se abrió para intentar conseguir un poco más de oxígeno.

Era increíble que mi cuerpo aún siguiera luchando por mantenerse con vida después de todo, queriendo aferrarse hasta la última gota de aliento que pudiera tener.

Pero yo ya me había rendido. En mi cabeza solo esperaba al momento que deje de respirar para poder estar tranquila, y no sentir dolor.

Estaba esperando a que mi corazón pare y su funcionamiento corte todo lo demás.

“¿Por qué sigues tratando de vivir?”

Intenté mover mis extremidades, pero estaban atadas, y mi piel picaba contra la soga que me sostenía.

Caí de nuevo rendida, bloqueando los pensamientos y solo entrando en un estado de descanso.

Pero estaba muriendo.

Y el frío volvió a recibirme al ser movida y dejaba sobre un piso con tierra y piedras, que se encajaron en mi piel desnuda.

Los siguientes momentos, fui acompañada por el silencio y el viento soplando cada tanto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro