08
Desde que llegué a la casa de Junmyeon y empecé a entrenar, él siempre me indicó que debía protegerme.
—Protege a tu familia, pero sobretodo, a ti misma.
Fueron años de diferentes clases, donde me ordenaron que debía dejar a la tímida Eunyeong de lado, porque en este trabajo, no podía asustarme ni llorar.
Y aunque yo no había elegido ser parte de una mafia, sí había decidido quedarme cuando tuve el uso suficiente de razón para saber lo que estaba bien y mal.
—No dejes que nadie vuelva a humillarte, Eun-ie —me había dicho Junmyeon, o como todos lo conocían, Suho, uno de los fundadores.
Y por eso, hasta ahora, seguí respondiendo a las burlas de mis secuestradores, sacando veneno de mi boca y demostrando ser fuerte.
¿Qué tan fuerte se puede llegar a ser?
Cada persona se medía por diferentes niveles, todo variaba de acuerdo al sujeto.
Algunos podían aguantar menos que otros, y sentir lo mismo que los que aguantaban más.
Pero en algún momento, todos se podían romper.
Cuatro días después de haber sido secuestrada, fue cuando me rompí.
Creí que aguantaría más, pero también creí que no me lastimarían tanto.
Y a mí me llamaban la mala de la historia.
—Bien, ya te tuvimos suficiente tiempo— abrí mis ojos de golpe, mirando a Mr. Kang, quien entró hace un segundo, vestido en traje gris —Te soltaremos.
Fruncí el ceño, sintiendo desconfianza por tan repentina noticia.
Él se acercó un par de pasos más, y yo me quedé quieta en mi lugar, que era el piso.
—¿No piensas decir nada?
—No te creo— dije.
Mr. Kang se río a carcajada limpia, creyendo que dije un buen chiste.
—Ya no me sirves, te retuve lo suficiente para que The Golden Boss sepa que no debe meterse conmigo, estás muy herida— sonrió de costado —, mira, te dejo la puerta abierta, para que salgas.
Y tras sus palabras, la puerta se abrió, dejando ver un pasillo iluminado.
Respiré profundo, provocando que el dolor en mi costilla se intensifique.
No podía creerle, no tenía sentido que me deje salir de la nada, sin ninguna explicación más que la que me dio.
¿Acaso ya estaban viniendo mis compañeros y se asustaron?
¿Pensaron que si me soltaban su castigo sería menor?
—No soy de mucha paciencia, Eunyeong, aprovecha esta oportunidad— habló de nuevo, mirando el reloj caro en su muñeca.
Me moví un poco, y lo vi en la misma posición, sin intenciones de hacer algo. Volví a mirar la puerta, sintiendo presión en mis músculos.
Bueno, parecía hablar en serio, y yo de verdad necesitaba ver algo más que este maldito cuarto.
Me levanté apoyándome en la pared, y con dificultad, empecé a caminar a la puerta, atenta a cualquier reacción de Mr. Kang.
Pasé el marco de la puerta, y sentí un poco de alivio de haber seguido caminando. Apoyaba mis manos en las paredes para avanzar sin caerme, y respiraba con tensión.
Quise doblar el pasillo, cuando unos dedos se encajaron en mi cuero cabelludo, y empezaron a jalar mis cabellos, llevándome de vuelta.
Grité del dolor y la sorpresa, no teniendo la fuerza suficiente para resistirme o sujetarme de algo, y fui estampada contra una pared, al lado del cuarto donde estuve todo este tiempo.
—¿De verdad creíste que iba a dejarte ir?— Mr. Kang se reía en mi cara, se burlaba tan tontamente que mi sangre hirvió —Niña idiota…
Le encesté un puñetazo en su ojo, haciéndolo irse para atrás y soltarme.
Mis nudillos habían dolido, así que supe que el golpe fue lo suficientemente fuerte para mover el pequeño cerebro que tenía.
Volvió a verme, con una mano en su ojo. Hombres aparecieron al final del pasillo, dispuestos a defenderlo y él levantó su palma en dirección a ellos, deteniéndolos.
Agarró mi antebrazo, y me empujó hasta la habitación, cerrando la puerta de un golpe que se escuchó tan sonoro que retumbó en mis oídos.
Caí al suelo sin poder sostenerme y sentí mis rodillas picar por el impacto, sabiendo que me las había raspado.
—¿Sabes lo mal que estuvo que hagas eso?— dijo entre dientes, me mantuve respirando en el piso, queriendo recuperar fuerzas —, fui amable contigo y evité que te hicieran más daño, pero eres una zorra malagradecida— apreté mi mandíbula, levantando un poco la mirada y buscando una posible vía de escape —Serás educada.
En un segundo, ya estaba mirando el techo y Mr. Kang estaba encima de mí.
Empecé a forcejear, sintiendo su peso sobre mi delgado cuerpo.
Agarró mis muñecas con una mano, y las puso encima de mi cabeza. Quise darle una patada, pero con su mano libre lanzó un puñetazo a mi costilla rota que me hizo quedarme quieta por el dolor.
No pude forcejear más gracias al dolor en mi cuerpo que bloqueó mis sentidos, pero en algún momento, me sentí semi-desnuda de la cintura para abajo.
Para cuando quise reaccionar, ya era muy tarde.
Un grito de impotencia y desesperación salió de mi boca al sentirlo entrar.
Sonidos asquerosos, pieles chocando, jadeos.
Intenté moverme, pero mi cuerpo dejó de responder y me quedé quieta debajo de él, llorando a mares.
¿Dónde estás?
¿Por qué no vienes?
Soltó mis muñecas y ahora tomó mis caderas, encajando sus dedos en mi piel mientras seguía embistiendo.
Ya no intenté moverme, solo me quedé sintiendo cómo me besaba a fuerzas y el horrible dolor en mi entrepierna que iba creciendo.
Terminó dentro, y sentí su semen saliendo de mi entrepierna cuando él se separó.
Me quedé temblando en el piso, sollozando y queriendo esconderme.
Pensé que el castigo ya habría terminado, solo era esto.
No sé en qué momento abrió la puerta, estaba perdida.
—Pueden turnarse, o hacerlo al mismo tiempo, no me importa.
Mr. Kang salió, y los hombres que esperaban afuera como perros guardianes, entraron, desabrochando sus cinturones.
[•]
—Okay, creo que este es el mejor jugo de frutas que vas a probar, Ahn Eunyeong. —Mark dijo en voz alta, acercándose con la taza de la batidora en una mano.
—Lo mismo dijiste del ramen.
—Ese fue un error, ¿de acuerdo? Te desapareciste y yo entré en pánico— me señaló con su dedo índice.
—Solo fui al baño, y te avisé.
—Necesito concentrarme al máximo para que la comida salga bien. —se sentó a mi lado, en la sala — de todas maneras, ya probé esto y está exquisito, oui oui? Delicious.
Agarró el vaso de vidrio que estaba en la mesa, y me lo dio, sirviendo ahí el jugo de color rojo y espeso.
Me quedé probando los primeros dos sorbos unos segundos, como si fuera una crítica que vino a juzgar la comida del chef Lee.
Asentí hacia el chico que me miraba expectante e hizo su mano un puño, en señal de victoria.
—Estoy mejorando en esto, pronto podré hacer comidas enteras por mi cuenta.
—Tampoco sueñes tanto, Lee.
Había logrado empezar a salir de mi habitación, y se estaba volviendo en una rutina.
Me sentía más tranquila en algunos aspectos, Mark se había encargado de tratar mis moretones y heridas con distintas cremas, cada día sin faltas, y gracias a su dedicación, mi piel estaba casi limpia.
Prefería ver así mi cuerpo, sintiendo que lo que había pasado, estaba desapareciendo.
—Mmm, se siente el sabor a frutilla— dijo entre murmuros, saboreando el jugo —También el toque de manzana y cerezas.
—Lo dices porque tú lo hiciste, si no fuera así, hasta pensarías que estás tomando zumo de piña.
—Voy a renunciar a esta amistad— se quejó con una mueca, dejando su vaso en la mesa.
—No puedes, firmaste un contrato— me burlé, acomodándome en el sillón.
—No importa, estaba en inglés y tú no sabes inglés, podría hasta haberte estafado.
Fruncí mi nariz, sin responder.
Tiempo atrás, cuando estábamos ambos borrachos junto a la 00 line, se les ocurrió la fabulosa idea de hacer un contrato de amistad, para que nunca nos separemos. Jaemin apenas pudo dibujar una carita feliz y besó el papel con un lipgloss que tenía en ese momento, mientras que los demás firmamos con una letra chueca e inentendible. Es más, en ese momento, Jeno se inventó una firma porque no recordaba la suya.
Yujin apareció en ese momento, y nos saludó, haciendo una corta venia.
Me sentía culpable, desde lo que pasó, me había separado de todos y ahora se sentían como conocidos, y no como la familia con la que crecí.
Debía arreglar eso, ellos no tenían la culpa. Y según lo que me dijo Mark, podría haber sido Yujin la secuestrada, pero ella logró escapar gracias a Jungwoo.
—¿Quieres?— pregunté, señalando con mi dedo la jarra de vidrio con el jugo.
Yujin pestañeó un par de veces, sorprendida.
—U-uhm, ¿De verdad?— asentí con seguridad, y ella se acercó, quedando al otro lado de la mesita. Mark se incorporó para darle, mientras ella estaba parada con nerviosismo mirando la mesa.
—Y aprovechas para criticar las nulas habilidades culinarias de Mark —añadí luego de unos segundos, cuando el nombrado le dio el vaso, provocando que Yujin se ría.
—Yah, Eunyeong, no me agradas— dijo el chico.
—Creo que mejoraste— habló Yujin, asintiendo mientras relamía sus labios, Mark se giró a mí, a punto de echarme en cara el cumplido, cuando Yujin se adelantó —Es jugo de tomate, ¿no?
Mi pecho burbujeó y no pude evitar reírme por esto junto a Yujin.
El ambiente se había vuelto más liviano al hablarle a Yujin, así que supe que fue una buena decisión hacerlo, porque no se sentía mal, y extrañaba poder reír.
N/A
Probablemente el. siguiente capítulo sea más fuerte respecto a la descripción de algunas escenas, les aviso de antemano, por si a algunxs les hace mal o incómoda leer cosas así.
Muchas gracias por leer💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro