05
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Miedo.
—Estoy aquí, tranquila… shh— las lágrimas bajaban como cascadas de mis ojos y no podía respirar bien. Mark sujetaba mi cara con ambas manos, intentando mirarme directamente a los ojos para poder calmarme —Estás en un lugar seguro, Eun.
Sí, estaba en mi cuarto, con la puerta cerrada y las luces prendidas. Estaba en la sede de Seúl, y tenía guardias vigilando cada entrada, se supone que estaba protegida, todos me habían asegurado que era así, incluso Mark me lo había dicho mil veces, pero eso no lograba que el miedo se vaya.
Mark me abrazó, protegiéndome con sus brazos, y yo me sujeté a él como si fuera lo único a lo que podía sostenerme en un mar sin fondo.
Agarré con fuerza su cintura, sintiendo su cuerpo bien formado y lo delgado que era gracias al ejercicio que hacía.
—Estás segura, Eunyeong, nadie te lastimará— susurró con voz grave, dejándonos caer en la cama.
Mis sollozos fueron bajando de intensidad, y solo me quedé con pequeños espasmos que interrumpían el silencio que había dentro de estas cuatro paredes.
Sorbí por mi nariz, pegándome más a él, e intentando que su aroma se pegue a mí, pidiendo mentalmente pensar en otra cosa que no sea mis pesadillas.
Cerraba mis ojos, y podía escuchar las risas burlescas, podía sentir los toques en mis piernas, los besos, sus lenguas… y quería morirme.
Sentía que habían destruido mi alma el tiempo que estuve secuestrada, mi cuerpo nunca fue puro, pero ahora estaba arruinado.
¿Cómo alguien me querría así?
¿Cómo podría yo quererme así?
—Me siento sucia— susurré con la voz rota, sentí su cuerpo tensarse. —Siento todo mi cuerpo asqueroso.
Se separo para verme con seriedad.
—Tienes el cuerpo más precioso que haya visto en mi vida, Eunyeong— respondió con firmeza —Sé que en este momento no te sirven mis palabras, pero puedo asegurarte que lo que hicieron esos animales, no cambia la belleza que tienes por dentro y por fuera. El que te hayan tocado, nunca cambiará lo que eres, te lo puedo asegurar.
Cerré mis ojos con fuerza, sintiendo las lágrimas retenidas volver a bajar.
—Me siento en un espiral que solo baja, ya no… no sé si…
—Sigues siendo la misma de antes para mí— sentí su mano acariciar mi mejilla que todavía tenía un moretón.
—P-pero, me tocaron todos… todos ellos, jugaron para ver quién…
—No importa, sigues siendo un tesoro— no quitó la firmeza en su voz, pareciendo bastante seguro de lo que decía.
Quise guardar sus palabras, las repetí mil veces en mi mente para que fuera lo único en lo que pensara, porque necesitaba sentir que todavía valía la pena.
[•••]
Abrí mis ojos con lentitud, paradeando varias veces y encontrándome en un lugar oscuro, acostada en el piso y con las piernas y manos atadas.
Levanté mi cabeza, fijándome que estaba sola, sin embargo, una cámara en la esquina me comprobaba que me vigilaban.
Las cuerdas que sujetaban mis extremidades eran gruesas, y no parecía que pudiera desatarme por mi cuenta.
Me removí en el piso, quedando boca arriba y buscando quitarme las cuerdas de mis piernas, moviéndome como gusano.
La puerta sonó, y posteriormente se abrió, por lo que deducí que tenía cerradura digital por afuera, no era una simple puerta que podría romper o abrir con algo.
Un hombre desconocido entró, prendiendo las luces. Lo primero que noté luego de ajustar mi vista, fue la cicatriz en la esquina de su labio superior.
—¿Te gusta la habitación? Mandé a que lo limpien antes de traerte— sonrió, su gruesa voz me dio mala espina.
—¿Dónde estoy?— pregunté toscamente, dejando de moverme.
—En una locación secreta, cariño, no lo conoces.
—¿Sabes en lo que te estás metiendo?— enarqué una ceja.
—Sí, y es muy divertido—se rió —Permite que me presente, por lo menos— se acercó dos pasos más —Soy Mr. Kang, es un gusto conocerte, Ahn Eunyeong.
Hice una muñeca de disgusto al escuchar mi nombre salir de su boca.
—Me dijeron que eras bastante altanera y maleducada, parece que es cierto— dijo al ver mi reacción.
—No me interesa ser educada con la persona que me secuestró— respondí seriamente.
—Oh lindurita, te recomiendo controlar tus palabras, por tu bien—me guiñó un ojo antes de darse la vuelta.
No respondí, viendo su espalda en cuanto se iba del cuarto, dejando la luz prendida.
Resoplé mirando el techo, no sabiendo cuánto tiempo estuve inconsciente.
Me preocupaba Mark, estuvo contra dos hombres la última vez que lo vi, y no se veía con las de ganar. Además, no sabía si Yujin y Jungwoo estaban bien.
Era literalmente, el peor momento para ser secuestrada. Me sentía inquieta al no saber el estado de mis compañeros.
•••
Conté los segundos porque no tenía nada mejor que hacer, el cuarto estaba literalmente vacío aparte de mi presencia y la cámara.
Busqué un buen rato cualquier cosa que pudiera ayudarme a salir, pero hasta el piso de cerámica no tenía ni siquiera polvo para tirárselos en la cara.
También me habían quitado todas mis armas, no tenía más que mi vestido y mi ropa interior.
Hasta mis hermosos tacos me sacaron los desgraciados.
Según mis cálculos, porque me distraje dos veces, pasaron más de cinco horas, hasta que volvieron a abrir la puerta.
—¿Ni siquiera tienen baño?— fue lo primero que pregunté al ver entrar a Mr. Kang.
—¿Ya no puedes aguantarte?— preguntó burlón, chasqueé la lengua.
—Esa no es la forma de tratar a una señorita— dije decepcionada, él me sonrió con diversión.
De su bolsillo sacó un walkie-takie, hablando al canal sobre que necesitaban que vengan al cuarto de la invitada.
Un minuto después, llegaron dos hombres, que me levantaron como una muñeca, ya que yo no podía caminar por las sogas.
Hasta otro cuarto, me dejaron en el piso, en frente de un baño. Les miré con las cejas alzadas.
—¿Cómo diablos me voy a bajar la ropa interior si estoy atada?— pregunté al ver sus reacciones de no entender.
—Podemos ayudarte— contestó uno.
—Te escupiré si te acercas— amenacé —dense la vuelta, mínimo tengan ese poco de respeto.
Miraron a Mr. Kang, el cual asintió y estos se dieron la vuelta, igual que su jefe, dándome esa privacidad.
Bueno, al menos no me veían.
Bajé mi ropa interior con dificultad, agradeciendo que mis brazos estuvieran atados en frente mío y no detrás, porque de ser así, tendría un problema.
Hice mis necesidades sin importarme que esté secuestrada, porque en este momento, mi vejiga era más importante.
Como pude, volví a subirme mi ropa interior, carraspeando.
Los hombres volvieron a llevarme al cuarto, y me dejaron en el piso, sentada con la espalda apoyada en la pared.
—¿Me dirás qué hago aquí?— pregunté aburrida.
—Te vez muy confiada para la situación en la que te encuentras— contestó Mr. Kang, divertido, me encogí de hombros —. La caja que robaron hace tiempo— dijo empezando a caminar alrededor de la habitación —fue un regalo de mi bis-abuelo, y ustedes se lo llevaron.
—Uy, perdón— respondí sarcástica.
—Burlaron el sistema que tenía para proteger el objeto, y todavía uno de los tuyos grafiteó groserías en las paredes.
Ese de seguro fue Yuta. Ahora entendía por qué llegó tan feliz ese día.
—Para que nos recuerdes, de nada— sus pasos se detuvieron, y me miró.
—Era un objeto muy especial— su voz se volvió más dura.
—Supéralo hombre, debes tener el suficiente dinero para comprarte muchas cosas.
Mi actitud empezó a rebasarle la paciencia, lo noté cuando sus hombros se tensaron. Sus ojos se entornaron y se acercó a mí, agachándose para estar a mi altura.
—Eres bonita— dijo mirando mis facciones.
—Gracias. ¿Ahora qué? ¿Me secuestraste solo porque te quitamos una caja?— dije sin estar sorprendida, encontrando absurdo el plan que hasta ahora se veía destinado a fracasar.
Se rió entre dientes —Me quitaron algo, así que yo les quité algo, es un ojo por ojo. —Bufé una risa.
—Ridículo.
Un golpe llegó a mi mejilla que me hizo voltear la cara y sentir un ardor en mi piel. Esperaba que esto llegue, los hombres siempre caían ante las provocaciones y yo era experta en sacar a las personas de quicio cuando lo quería.
—Vuelvo a repetirte, será mejor que controles tus palabras, no olvides que la que está secuestrada aquí, eres tú— dijo tomando mi barbilla para que vuelva a mirarle.
—Muérete, viejo asqueroso— espeté en su cara. —Igual vendrán a rescatarme.
—Uhm… te ves muy segura de eso, ¿será cierto?
Y se volvió a reír, dejándome un pequeño sentimiento de inseguridad.
Pero lo ignoré, porque TGB era una organización que se preocupada por todos y cada uno de sus miembros.
Mientras estuviéramos trabajando con ellos, se asegurarían de protegernos y cuidarnos, estaba segura de eso.
N/A
Poco a poco, ésta historia está creciendo :'), muchísimas gracias por el apoyo, se lo aprecia bastante ❤
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