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4. Si caes, ponte de pie.


Des y su madre se encontraban en el hospital, Noreen le había avisado al padre de Leo de la situación del viejo Spindler y en ese momento al parecer, Ithel estaba en camino con Leo.

Se quedó en la sala de espera junto con su hijo, quien no dejaba de temblar y jugar nerviosamente con sus manos, ella estaba preocupada; Davi estaba en revisión en la sala de urgencias, había recuperado la conciencia y eso la tranquilizaba. Sin embargo al no ser familiar de él, no podía llenar ningún documento o hacerse responsable de las decisiones medicas.

Se levantó rápidamente al ver entrar a Leo con un hombre alto, el hijo de Davi; Lo pudo reconocer por una foto que el anciano le mostró, se acerco a ellos informándole al mayor la situación, Leo lucía cabizbajo y aquellos brillantes ojos verdes se hallaban opacos. Lo invito a que fuera a tomar asiento con Des.

Leo reacciono al ver a Des sentado, Se sentía impotente y en extremo avergonzado, no era sólo su abuelo, también lo era de Des, no sabía si acercarse, había sobre reaccionado horas antes, Recordó.

Salió corriendo sin dirección; Vio la tristeza en los ojos de Des, él comprendía su pena, para ellos, no era un mi abuelo, era un nuestro abuelo; Había dejado a Des solo con su madre. Había roto la promesa de quedarse con él.

Era un cobarde, siempre huyendo cuando algo se tornaba grave, como cuando los otros jóvenes le preguntaban por su madre o cuando, no podía parar las lágrimas de Des, sólo pudiendo crear distracciones para entretenerlo; Un cobarde e inútil eso era él; Un chiquillo sin meritos o fortaleza. Que caminaba sin rumbo fijo, sin hacerse nunca cargo de nada por sí mismo.

Limpio su cara y se tranquilizó, retomo el rumbo y dirigió sus pasos a su casa; Tenía que informarle a su padre y preguntarle a la Sra. Aeva del hospital donde se encontraba su abuelo, sin embargo cuando llego Ithel lo esperaba.

—Leo; Ya no eres un niño, tu abuelo esta grave y ¿Tú? Decides irte a perder el tiempo—Reprendía a su hijo con enojo, mientras procesaba la llamada que había recibido de su vecina. —Sube al auto. —Dio una orden rápida, que el joven acató.

Se quedo en medio del camino, no sabía si dirigir sus pasos a Des o regresar a la conversación de los adultos; En medio, cuando no puedes decirte un niño ni tampoco un adulto. Algo lo saco de sus pensamientos una mano se entrelazó con la suya llevándolo a la banca, miro hacia enfrente su mejor amigo le sonreía triste, intentando animarlo.

Des era más joven y él era el que lo reconfortaba, jalo su mano para abrazarlo, susurro un lo siento y el menor soltó en llanto hundiendo su rostro en su cuello; Tal vez seguían siendo demasiado jóvenes; Tomaron asiento viendo como sus padres se movían de un lado hacia otro, no decían nada pero, no era incomodo; con sus manos entrelazadas se sentían fuertes, que irónico.

Una enfermera se les acercó y les murmuro algo rápido, mientras los dirigía dentro de la sala de urgencias, en una cama separada estaba Davi, sólo Ithis sabe a quien se había encomendado para tener tanta labia, aquel anciano podría convencer a la Muerte misma de dejarlo otra hora más con vida... Si con eso pudiera decirles adiós a sus nietos.

Los jóvenes se acercaron, miró en sus caritas la tristeza y la angustia; Las mentiras nunca son buenas pero, hay ocasiones en que se necesitan.

—Oigan... ¿Quién se murió? —Hizo una mala broma, que los chicos sólo correspondieron mirándolo más dolidos — No admito caras largas, podría ahogarme entre tantas lágrimas—Decía fingiendo que se hundía, volteo a verlos haciendo una señal con su mano, invitándolos a acercarse—Saben, soy un hueso duro de roer y aquella dama de negro velo— decía meditando sus palabras— Aunque bien, podría ser un joven— decía como si no le molestara la idea.

Aquellos jóvenes sonrieron ante sus ocurrencias, mientras reprendían al unisonó con un "¡Abuelo!"

—¡¿Qué?! Sólo pensaba que nunca nadie dijo que fuera mujer, la verdad es que gané la partida esta vez — decía viéndolos; Sonriendo victorioso, sin embargo muy dentro de él, sabía que su salud no mejoraría, había un camino bastante recto, que a él se le estaba terminando.

—No me miren así—Sonrió — Sabían qué... las personas nunca se van, siempre se mantienen aquí— decía señalando su pecho. —Así que no acepto lloriqueos, exijo verlos sonreír.

Los jóvenes sonrieron, Davi les dijo que así estaba mejor; Les conto que él seguiría dándoles guerra durante otros años más, que no se preocuparan y que recordarán lo que él había dicho ese día; Sostuvo las manos de ambos.

—Cuídense entre ambos, me quedaré otro día más en este lugar, los médicos y su manía de vigilar —Les dijo de manera sarcástica mientras los enviaba con sus padres, ambos chiquillos estaban más tranquilos.

Cuando los vio perderse entre el pasillo, un médico se le acerco.

—Ya son dos Davi, usted sabe que lo tenemos que vigilar. — Decía aquel.

—Lo sé, Pero Doc. ¿Usted les diría a sus nietos que lleva dos infartos y que podría ocurrir un tercero en cualquier momento?

El Médico no le pudo decir nada, Davi era un paciente de alto riesgo, un anciano con una angina inestable que había sufrido ya dos ataques cardiacos, el médico solo atizo a decir un: "alguien lo quiere demasiado allá arriba"

Davi pensó que de seguro era la madre de Leo que lo cuidaba, dándole más tiempo para estar con ellos.

Sus viejos ojos se cristalizaron; La muerte siempre avisa, que cruel, los que digan "murió tan repentinamente" es que no conocían a la persona, él estaba más que consciente que su tiempo se acortaba, no se arrepentía de nada, había vivido bien... Sin embargo, sus nietos no tenían porque saber que su momento se acercaba.

Se dejo caer en la cama, rogarle al cielo por más tiempo sería egoísta, sonrió para después caer dormido.

Así como Davi lo había dicho, salió del hospital, sin embargo el evento se volvió a presentar, nadie nunca se acostumbra a ver a una persona amada enferma y para nuestros pequeños adolescentes, era menos fácil de llevar, sin embargo el abuelo siempre los animaba, mostrándose fuerte en cada evento, mientras ellos eran engañados en la mentira, de que el abuelo siempre vencería.

Leo cumplió sus quince años y pasaba por aquellos cambios de humor de la adolescencia que según Ithel eran bastante marcados, aquel día en que su abuelo había sufrido lo que él consideraba el primer infarto, había decidido que le faltaba autosuficiencia como para tener una relación y más si aquella implicaba al joven Des, sólo podía aguardar ansioso a que él alto no correspondiera una de las múltiples propuestas de noviazgo que le daban. Des sólo se limitaba a decirle que no tenía pensado decirle que sí a nadie.

El chico de los ojos ámbar había crecido en ese ambiente hostil de sus padres y cada vez era más marcado que no quería a nadie a su lado, nadie que no fuera Leo. A sus trece años, el estomago le daba vueltas cuando estaba con el chico de los ojos verdes.

Cada momento que compartían era memorable en su mente, incluso aquella tarde en que se festejaba el festival de Pernambuco y que él se había quedado en casa sin salir con sus compañeros de clases; Leo lo había encontrado en el jardín, haciendo figuras en la tierra con una vara.

—¿Des?— Pregunto el mayor —¿Qué haces?— Dijo al estar por fin cerca de él.

—Paso el tiempo... —Dijo sin ánimos.

—¿No quieres ir al festival?— pregunto Leo, mientras tomaba asiento junto a él.

Leo giraba aquella pequeña sombrilla multicolor representativa de aquel evento, mientras Des la miraba con expectación.

—No... — Dudó, mientras se le atravesaba un nudo en la garganta. — No sé bailar frevo.

Todos los niños de Olinda, hasta los más pequeños sabían bailar Frevo,a él le gustaba el festival; Las personas danzaban de un lado a otro de manera alegre, contagiando su entusiasmo con los múltiples colores de sus trajes, era un evento que lo regocijaba demasiado, las grandes botargas eran fascinantes...

Él siempre había visto el festival con Leo y el abuelo, sin embargo dejo de hacerlo cuando, en el elemental I se burlaron cuando, él cayó al suelo al no poder hacer los complicados pasos; Eso no lo sabía Leo ni Davi, Des era experto en guardarse esas cosas.

—¿Y? Nadie dijo que tienes que bailar para disfrutar del festival — Decía Leo sin comprender su punto.

Des sólo se enrosco más apretando sus rodillas entre sus brazos.

—Es que nadie te ha enseñado. — Dijo con simplicidad, mientras se ponía de pie y empezaba a bailar, explicando los pasos, mientras el chico alto lo miraba anonadado.

— Des, baila conmigo, que me siento avergonzado—Decía Leo terminando de dar una vuelta en el aire— Bailar sin música es raro. — dijo riendo acalorado.

Era realmente fascinante ver a Leo bailar; El abuelo Davi tenía razón, surcaba el cielo como las aves, única la forma en que él interpretaba el Baile, Des se puso de pie, mientras Leo lo ayudaba a dar los pasos, se tropezó con una raíz del árbol; Sin embargo esta vez no se cayó y nadie rió; Leo lo atrapo entre sus brazos.

—No puedes ser bueno en todo Des. — Dijo Leo, dándole una alegre sonrisa.

— Si sé bailar... pero, no frevo — Dijo poniéndose rojo.

— Bueno, entonces ¿Qué bailamos?— Pregunto Leo, quien sujetaba su mano.

Des coloco su otra mano en su cintura y él puso la suya en su hombro — ¿Vals?

El otro abrió grandemente sus ojos y solo asintió con su cabeza mientras empezaban a dar ligeros pasos de aquí para allá, uno y dos; Rieron al terminar la canción en la cabeza de ellos, sentándose al pie del árbol siguieron conversando.

Hay cosas que pasan en tu vida que parecen pequeñas y sin embargo, te regalan tanto; Como cuando ves a hurtadillas a Leo practicar capoeira o cuando te escondes detrás de la puerta para escuchar a Des tararear canciones mientras cocina o como cuando eres un viejo travieso y observas a estos chiquillos juguetear entre ellos. Sonriendo a lo lejos.

Sin embargo, cuando estás en medio, sin ser un niño ni un adulto, dependes de alguien... Tus padres.

La traición de Noreen no pasó desapercibida por Niek, quien era demasiado astuto y se había dado cuenta; Él no iba a permitir que su esposa "trofeo" lo humillara de esa manera; No más... Le quitaría todo, incluso a su hijo. Tenía lo suficiente para ganar aquella batalla por la custodia de ese niño; Era una pelea sin sentido e infantil, pero el despecho es un sentimiento grande que nubla el juicio.

La pareja Aeva después de catorce años de matrimonio se disolvió, muchos lo verían como que fue lo mejor y realmente lo era; No más peleas entre ellos, no más gritos, reclamos sin sentido... Sin embargo Des, había quedado en fuego cruzado.

Estaba muy desanimado, casi no veía a sus padres y eso no tenía gran relevancia ya que se la pasaba casi siempre en casa de los Spindler, pero ahora era distinto, Niek había ganado su patria potestad y había echado a Noreen de su casa.

La mujer sin saber que hacer se fue a Recife donde se instaló, pelearía para poder compartir la custodia de Des; Quien era atormentado por Niek cuando esté estaba en casa, prohibiéndole cocinar o ir a ver al viejo de al lado y "pobre de él si lo desobedecía", Niek era un hombre duro que creció con una idea sexista del mundo, Noreen había aplastado su ego y su hijo que era una copia de él, era un afeminado.

Des aprendió a maquillar sus emociones, intentando evitar las confrontaciones con Niek, forzándose así mismo, a ser alguien que no era; Es así como este chico se volvió sumamente perspicaz y agudo; Siempre tenía una respuesta mordaz cuando algo empezaba a salirse de su control, cosa que a Niek aprobaba y le encantaba, sin embargo en el fondo, seguía siendo el mismo dulce Des que era.

Su actitud desconfiada y rechazo a los otros, llevo a Des a presentar otra vez problemas con sus compañeros de clases, sin embargo no se quedaría como antes ignorándolos, regalándoles una mirada dolida; No, ahora Des respondería con desprecio y altivez, haciendo a los otros actuar con rencor.

—Levántate niñita — Un muchacho retaba al chico alto que había caído en el suelo, después de haber sido empujado.

—Niña o lo que tú quieras, pero tu novia me ve más hombre que a ti —Si, esa era la forma con la que respondía a los otros, lo que le faltaba de fuerza física estaba compensado en su maldita lengua mordaz.

Esa era una mala manera de responder, pero él no tenía la paciencia para lidiar con aquellos. Se levanto del suelo, Des podía contra aquel chico frente a él, agradecía a Leo las mini clases de defensa personal.

Su mejor amigo, que nostálgico, ya no pasaban tanto tiempo juntos pero, a veces lo veía a escondidas en el jardín de atrás o lo saludaba a lo lejos cuando Niek no estaba o su institutriz; Leo había entrado al Ensino*, ya no podría verlo con antes en el receso, un empujón detrás de él lo hizo salir de sus pensamientos.

—Perro que ladra no muerde — Decían aquellos chicos burlándose de él.

Había caído hacia en enfrente raspándose con el concreto, muy bien él no podría con dos chicos, tenía que salir de ahí.

Antes de que pudiera levantarse uno de ellos se acerco dispuesto a patearlo, sin embargo aquel pie nunca llego, alguien lo había detenido; Entre él y aquellos rufianes, estaba Leo, se quedo pasmado viendo el alboroto, el moreno arremetió contra ellos, sin embargo aquellos ganaban en número y no salió limpiamente victorioso, tenía un puñetazo en su bello rostro. Los otros sólo salieron corriendo como perros.

—¡Cielos! — Se puso de pie después de aquel impacto —¡Leo!— Dijo levantándose sujetando el rostro del otro entre sus manos, saco su pañuelo y lo remojo con el agua de una botella que traía, limpiando su cara.

—Des ¿Quiénes eran ellos?—Dijo mirándolo a los ojos.

El alto miro hacia abajo pronuncio un: "mis compañeros de clase" ¿Cómo es que nunca se había dado cuenta del acoso hacia el alto? Le brindo un cálido abrazo; Recordó cuando sus compañeros de clase lo habían empezado molestar con que él era su novia, sintió mucha ira cuando escucho lo que le decían, él no era violento, pero no permitiría que alguien le hiciera daño al joven de ojos ámbar.

Des respondió al abrazo y sólo contesto que no tenía importancia, le agradeció el rescate, diciéndole que él se había llevado la peor parte, le regalo una de aquellas sonrisas que hacían estremecer a Leo, Des acaricio con ternura su rostro; Posando sus labios sobre la herida, lo hizo de manera inconsciente y al percatarse de aquello y verse ambos sonrojados, enmascaro el acto con un: "sana, sana cola de rana" mientras colocaba el pañuelo nuevamente en la mejilla de Leo.

Si, a pesar de los conflictos que tenían en sus casas, el amor seguía latiendo entre ellos.

Leo nunca Pensó sentirse de esa manera hacia a Des; Sus compañeros estaban en lo cierto, era sumamente hermoso; No sólo por fuera, su interior también lo era ¿Cómo podría él conquistar a semejante hombre? Era imposible, Des Aeva era como la luna, inalcanzable para sus jóvenes manos, se conformaba con sólo verla y que él le regalara sus sonrisas; sonrisas cálidas y sinceras. A sus dieciséis años, Leo estaba completamente enamorado, pero no podía creer en sus sentimientos y hormonas de adolescente, el amor era algo distinto, algo que su abuelo le había dicho; El amor se siembra y crece, siendo él muy joven para cultivarlo.

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creditos: Hallelujah ~ Lindsey Stirling

*Ensino: de los 16-18 años es la preparatoria para México, la secundaria para otros paises de america latina y el ensino para brasil.

N.A: Jajaja, No dije nada, sólo lo pusé que malvada soy...

Perdonen que actualice hasta ahora,  pero me siento más tranquila y ya he entregado mis pendientes escolares. Haré las actualizaciones semanales.

Bueno, yo les dije que la muerte siempre avisa, no les dije a quien... Y es así, "caerse esta permitido, levantarse es obligatorio"

Dudas, comentarios, preguntas, jitomatazos los recibiré de frente.

Ah sí,  el Frevo es un baile tipico de Brasil y es algo extraño es muy diferente como lo baila cada persona porque esta compuesto por más de 120 passos, registrados. Si buscan video en youtube posiblemente se decepcionen un poco porque los bailes se han adaptado mucho, hay uno que une los movimientos de capoeira y el frevo, es muy bonito y ese estilo pusé a bailar a Leo ja.

Muchas gracias por leerme¡¡ enserio muchismas gracias por leer.


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