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2. No todo lo que brilla es oro.


Pasaron las horas y el ocaso empezaba a aparecer, Noreen se mantuvo sentada charlando con el abuelo Davi, mientras el travieso Leo corría de un lado a otro trayendo pequeños objetos que ponía en las manos de Noreen, como obsequios para Des. Un gesto muy lindo pensaba la joven mujer, quien se encargaba de admirar a su pequeño hijo durmiendo; Su cabello bicolor* no había resultado extravagante para los Spindler.  Sólo pudo sonreír.

Leo había traído conchas desde la playa y uno que otro caracol, pero lo que más le llamo la atención fue una enorme flor blanca que trajo con él y que ella colocó en la carriola de Des, Aquella desprendía un dulce y refrescante aroma, que la calmaba.

—Qué bonito regalo de la naturaleza—Menciono el viejo, mientras respiraba el perfume de la flor— Esa orquídea cayó y Leo de seguro la recogió.

Norreen se limito a asentir con tranquilidad, al parecer a Leo no le gustaba arrancar flores como a los demás niños, tal vez por la crianza del viejo Davi.

En el rato que estuvieron charlando, le mencionó que le recordaba a su hijo Ithel, al parecer, él viejo Davi se había casado con una mujer extranjera de piel blanca y pelo rubio platinado, facciones que su hijo había heredado, sin embargo Leo se parecía más a él, Davi lo atribuyó a su fuerte influencia latina, mientras se movía con gracia; mencionó que la madre de Leo había sido una mujer brasileña de piel morena y ojos oscuros como la noche, de un muy buen carácter y que él había querido como a su propia hija.

—Hablar contigo Noreen, me hace sentir tan nostálgico; Ella tenía un carácter alegre y sincero tal como usted.—Menciono con franqueza, mientras sus viejos ojos se cristalizaban; Leo había perdido una madre y él una hija, con su partida.

La mujer sonrió ante lo dicho, el viejo Davi podría ser un hombre mayor pero encantador, que se hacía cargo en casi su totalidad del joven Leo, educándolo a la "vieja escuela Davi" Sus años no le quitaban elocuencia; La primera persona que la había tratado con naturalidad y franqueza, no recordaba la fecha desde que alguien le hablo sin miramientos o dobles intenciones.

Cuando se hizo más tarde, regresaron a sus casas; Desde ese día casi era una rutina salir a platicar y pasear con los niños; Cosa que a ella se le hacía de lo más natural, una brecha de casi treinta años los separaban. Con Davi, sentía el calor de padre que nunca había tenido en su existencia, ella había partido de casa a una edad temprana, persiguiendo sus sueños de modelaje, los cuales la condujeron a Holanda, donde conoció a su esposo Niek, que podría ser una persona dura pero noble, de otra manera nunca se hubiese casado con él.

Los días pasaban y los vecinos eran cada vez más cercanos, Noreen se había encariñado con Leo, al cual recibía gustosa en su casa; El viejo Davi le permitía visitarla, no tenía nada de malo, sin embargo él no iba; Mencionó que él esperaría en el patio, cuidando las flores de la parte trasera de su casa;  lo último que quería es que alguien levantará palabras malintencionadas a su joven vecina; Siempre podrían encontrarse en el parque y hablar después.

Noreen admiraba la destreza de Leo, era un chico listo que a su corta edad sabía leer y escribir, con un poco de dificultad claro está, un ávido pensador, que desmenuzaba y sacaba conclusiones de manera rápida y acertada.

Estaban en su casa, cuando comenzó a cantarle una canción a Des, en el idioma natal de su esposo, Leo quedo impactado y como emprendedor que era mencionó:

—Sra. Aeva ¿Cuál es esa canción? — Mientras la miraba con curiosidad.

—"Dit Zijn Mijn Wangetjes"** — Leo se le quedo mirando con una cara extrañada, ella sólo rió —"mis mejillitas" se traduciría al portugués, está en holandés. — Afirmó.

—¿Me podría enseñar esa canción? — Preguntó con ánimo.

Leo le había pedido que le enseñara, era más que feliz de enseñarle al pequeño, que de a poco se iba a acostumbrando a las palabras.

Continuo enseñándole canciones en su idioma y en el de su esposo, Noreen había viajado demasiado durante sus pasarelas, el  interés de Leo por los idiomas, era casi tan grande como lo había sido el de ella, cuando salió de Irlanda.

Leo más tarde en su adolescencia, mostraría su pasión al aprendizaje de los idiomas y la historia moderna.

El tiempo pasaba rápido, la familia Aeva estaba a dos años de haber llegado a la hermosa Olinda, Niek casi nunca estaba en casa, debido a que siempre había cosas que debía solucionar de la empresa en Recife, habiendo días en los que no se encontraba  e incluso semanas, sin embargo a Noreen, ya no le importaba.

Davi y Noreen, disfrutaban de jugar con Leo y ahora Des, que había cumplido tres años y era arrastrado de un lado a otro por el travieso Leo, que le mostraba el mundo como lo veían sus verdes luceros, juntos pasaban días llenos de diversión y alegría, aprendiendo juntos y riendo, su infancia no podría ser sustituida por nada en el universo entero.

Los meses corrían lentos, pero las horas se iban rápidas esperando que los niños regresaran del jardím  para después ir a jugar; Los días pasaban tranquilos entre los Spindler y Aeva.

Los días transcurrieron y otro año se cumplió, Noreen había sido llamada para firmar como modelo en una importante empresa, sin embargo, no quería dejar a Des solo, estaba a mitad de terminar el jardím y no tenía quien lo cuidara o enseñara las cosas de casa, Davi al ver su preocupación, la animó y le propuso.

—Ve, Noreen; Yo puedo cuidar a Des, si me lo permites, claro está. —Dijo con una tenue sonrisa.

—¿Harías eso por mi Davi? — Mencionó feliz.

—Por supuesto que sí. — Dijo con franqueza — Des es como tener a otro nieto.

—¡Muchas gracias¡ — Decía mientras lo abrazaba.

Ella aceptó contenta la propuesta, el viejo Davi era más que un vecino, era un amigo y casi un padre para ella. Había días que ella se ausentaba por completo llegando sólo en las noches a darle un beso en la frente a su hijo, otras pasaba el día entero jugando con ellos, enseñándole nuevas cosas tanto a Leo como a Des.

Davi se encargaba de ambos niños, ya que sus padres se encontraban trabajando, claro que las preguntas no se hicieron esperar, con el clásico: "¿Dónde está mamá?" sin embargo, él era un viejo lobo de mar, que lograba ocultar las cosas demasiado bien.

—Los padres deben cumplir con una peligrosa misión— mencionaba con intriga en su voz, mientras relataba— ¿No se les hace extraño que a veces no estén en casa durante mucho tiempo?—Decía con fingida reflexión, que los niños obviamente no notaban; Voltearon a mirarse para después asentir con su cabeza. —Es por qué ellos son guerreros, que luchan feroces con sus espadas de tinta, contra los papel-onstruos del mundo— Mencionaba el anciano haciendo ademanes con sus manos, simulando una batalla— A veces deben realizar aventuras extensas, en enormes pasarelas, engañando a los monstruos brillantes, que ciegan con sus ojos deslumbrantes — Decía mientras abría grandemente sus ojos y fingía con sus manos hacerlos más grandes. — Ellos cumplen con esta misión, para que ellos no aparezcan; lo hacen, para cuidarlos mientras ustedes son pequeños.

El viejo Spindler era convincente en sus historias, las cuales sólo podrían referirse a los padres de ambos, él era un viejo honesto, así que únicamente maquillaría la realidad para hacerla sonar diferente, casi estoica ante los pequeños; Por qué, decir que los dejaron solos para ir a firmar papeles o posar ante las cámaras, no era algo que les agradaría oír a los niños que tenía enfrente.

Los niños rieron, sus ojos brillaban intensamente; Olvidando la pregunta original, se sumergieron en un juego, donde ellos creían que sus padres eran guerreros en largas travesías y aventuras, para mantenerlos a salvo de los monstruos.

Davi Spindler sólo podía sonreír contento al ver como esas caras tristes comenzaban a jugar felices nuevamente; Contaría cuantas historias hicieran falta, para que esos niños no perdieran el brillo de su inocencia; Mientras él estuviera presente, no dejaría que ninguna sombra negra opacara la sonrisa de sus pequeños.

Los niños iban y venían de una casa a otra, puesto que ambas estaban conectadas, no sólo por la banqueta del frente, sino también por una avenida no funcional en la parte trasera que daba a hacia un pequeño riachuelo, algunos árboles pequeños limitaban esa área; Aquella avenida era un jardín inmenso, al cual Davi se encargó de cuidar y adornar para su nieto y ahora Des, también.

Aquel patio era el campo perfecto de juegos, el verde y fresco pasto crecía en él, flores multicolores se asomaban en algunas partes y en la parte central se levantaba majestuoso un enorme framboyán, cuya sombra proporcionaba el lugar idóneo para descansar o contar cuentos, a su sombra los niños jugaban durante incontables horas.

—Des; Mira encontré una canica es como tus ojos ¡Parece un sol!— Decía Leo, emocionado, al viejo Davi se le habían caído algunas, cuando las llevaba para ellos.

—Yo encontré esta— Decía mostrándole una pequeña esfera bicolor que degradaba del verde al amarillo y resplandecía — Parece una estrella, como tú. — Le decía sonriendo.

—Des, las estrellas no son verdes— Decía Leo, como si eso fuera obvio — No vayas a decir que eres "dalténico" — Mencionaba con presunción, había aprendido esa palabra en clases, revisando un libro de ciencias naturales.

—¿Qué es "dalténico"?— Decía Des con notoria confusión.

Ambos niños pronunciaban mal la palabra, mientras el viejo Davi intentaba que no se le escapara una risa.

—¿De qué te ríes abuelo?— Decía Leo indignado— Apuesto a que no sabes que es dalténico—Dijo retándolo.

Dalténico — decía remarcando la pronunciación de la palabra—No... Pero daltónico, eso sí sé, que es —Dijo riendo sonoramente, mientras Leo se ponía rojo.

—Eres ...

No termino su oración era todo menos un grosero, salió corriendo hacia el árbol completamente rojo, el clima se había descompuesto y anunciaba una tormenta.

El anciano camino hasta el árbol; Su pequeño nieto, estaba indignado y no quería hablar con él, se había trepado hasta la copa del árbol sentándose en ella haciendo pucheros. Lo intentaba convencer de bajar pero, el otro lo ignoraba; Ambos no se dieron cuenta cuando el pequeño Des se acerco.

—No me han dicho, ¿Qué es "des...—decía mientras pensaba, no recordaba ninguna de las dos palabras —"desténico"? — Decía el pequeño confundiendo su propio nombre en la oración.

Ambos rieron, haciendo que Des se sonrojara y los mirará apenado, el enojo de Leo disminuyo y al ver la cara apenada de su joven amigo, bajó del árbol; Lo abrazo cuando vio que las lágrimas comenzaba a asomarse por sus ojos.

—No llores, Des. —Le decía mientras pensaba rápido — Nos reímos contigo.— Murmuró de manera franca mientras le sonreía.

—¿Si? —dijo Des, sonriendo levemente.

—¡Claro¡ Nosotros nunca te haríamos sentir mal apropósito. — Decía mientras, recapitulaba lo dicho, volteo a ver a su abuelo mientras se avergonzaba de su actitud, el anciano sólo le sonrió mientras despeinaba su cabello.

—Y yo los quiero a ambos, vamos dentro. — Decía sujetando a cada uno por las manos, dirigiéndose dentro de la casa. —Daltónico es cuando no puedes distinguir los colores y los confundes con otros Des. — Le decía mientras avanzaban.

—Qué triste — Dijo el menor. — Pero, yo decía que era como una estrella porque resplandece. — menciono alzando la canica, mostrándoles como brillaba contra luz.

Abuelo y nieto sonrieron el más acertado siempre sería Des; Ambos lo querían demasiado.

El viejo Spindler ya no podía salir como antes de casa, así que pasaba la mayor parte del tiempo cuidándolos en ese jardín, el tiempo pasaba en él y el ímpetu de dos pequeños era demasiado como para llevarlos a pasear al parque o a la playa; Sin embargo, su pequeño nieto Leo, había aprendido bien de él en su tiempo y cuidaba a Des con esmero, él cual disfrutaba de la compañía del más grande.

Pasaba su infancia rápidamente, escuchando atentos las historias del abuelo, en los días nublados o tormentosos dentro de casa; A veces en las tardes serenas, acostados sobre el pasto admiraban las nubes en el cielo, jugando a acertar si era pantera o tigre o si aquella nube larga y blanca, era el cuello de una jirafa asomándose entre los nubarrones grises; En algunas otras ocasiones degustaban postres al pie del árbol, donde Leo y Des intercambiaban sus bocadillos, para obtener un sabor diferente.

El tiempo había pasado; Des estaba por entrar a la escuela elemental, sin embargo, no había pasado mucho, para que Niek se diera cuenta que Noreen casi no estaba en su casa y que dejaba al menor al cuidado del viejo de al lado, como decía él. Las discusiones entre ellos se volvían casi diarias; Los reclamos iban y venían de entre los dos mayores, sin percatarse que un pequeño quedaba en medio de sus discusiones; El cual corría a su cuarto esperando a que llegará el día siguiente, para poder jugar con Leo y el abuelo.

Era el primer día de clases, Des entraba acompañado del viejo Davi y Leo a la escuela, uno pasaría a su cuarto año de escuela fundamental y el niño de ojos ámbar entraría a su primer año, ya con sus siete años cumplidos; Entró sin recelos al salón de clases, estaba feliz, la escuela y convivir con los Spindler cuando sus padres no estaban, alegraban inmensamente su días, sin embargo; Los niños cuando crecen empiezan a imitar los prejuicios de los grandes.

El rechazo se hizo presente al notar la diferencia de ellos con Des, desde su cabello hasta su color de piel, los turistas eran comunes en Olinda, pero ninguno se hacía llamar de Brasil; Des fue dejado de lado, los demás niños lo rechazaban, al acercarse le decían que se alejará, que era extraño, que podrían ellos contagiarse hasta estar igual de pálidos; Deprimiéndolo al instante.

Lo único que lo hacía feliz era el poder ver a Leo en el descanso, sin atreverse a comentarle de lo sucedido con los otros niños; así caería en lo monotonía de sus días de clases, sin causarle molestias a nadie; Después de todo, sólo lo ignoraban, no era algo tan grave, tenía al abuelo y a Leo ¿Quién necesitaba más que eso?

El año pasaría de manera dura para el pequeño Des, sin embargo; A pesar de las dificultades que enfrentaban, Leo y Des mantenían la frente en alto, haciendo sentir orgulloso al viejo Spindler quien no podría sentirse más feliz  de verlos crecer como buenas personas, estudiosas y dedicadas.

El anciano Spindler se sentía orgulloso de sus polluelos y se pavoneaba por las coloridas calles de Olinda, comentándoles a todos de lo dichoso que era, el pequeño Leo, era inteligente y el mejor en su clase, había seguido los pasos de él aprendiendo capoeira; Baila el Frevo de manera única, dando vueltas en el aire; Ni las aves surcaban el cielo como su nieto, decía de manera galante. Ustedes saben, los abuelos siempre exageran.

A su corta edad, Leo empezaba a aprender otras lenguas a pesar de la propia, cosa que debía atribuírsela a Noreen, que le había enseñado muy bien las bases de los idiomas que ella dominaba, recordando a su otro orgullo, el pequeño Des, que podía pasar desapercibido al ser tan tranquilo, sin embargo al igual que Leo, era un niño muy listo que aprendía y devoraba libros en cuestión de parpadeos, había aprendido el idioma de su padre para satisfacerlo, cosa que había generado otra disputa con Noreen y el abandono del hijo por aquellos.

Des era un chico tranquilo que disfrutaba de la repostería, grande fue su sorpresa cuando descubrió que el chico había aprendido a cocinar, desde muy pequeño a sus siete años, su madre lo ayudaba y el chico había aprendido rápido a armar pequeños platillos, actualmente a sus diez años era hábil en múltiples manualidades y sin duda en la cocina era un As; Leo y él se encargaban de señalarle lo bueno que era en ese arte. Al pasar Des el tiempo únicamente con Davi y su madre, sus modales eran perfectos y se movía agraciadamente como un ave.

Sin embargo estos dos niños, que parecieran gemas bien pulidas y brillantes, tenían un interior amargo; Sonreían para el abuelo, lo último que quisieran sería ver al viejo Spindler triste, pero la realidad era muy clara ante sus jóvenes ojos; En el caso de Leo, Ithel nunca está presente, no siente empatía hacia su propio hijo, al que juzga siempre duramente ¿Él? ¿Orgulloso de un papel y un numero? Nunca, esa es responsabilidad de Leo, que es un niño demasiado hiperactivo para ser su hijo. Niek reniega que Des cocine, fue educado para ser su heredero, como podría estar cociendo y haciendo "pastelitos"; Debía ser criado para mostrar liderazgo y energía... "aquel niño" como le decía, era demasiado frágil y sumiso.

Sin embargo, esas cosas son mejor mantenerlas guardadas, sus lágrimas sólo eran compartidas cómplices, cuando el viejo Spindler dormía y ellos dejaban salir con el otro, las tristezas de sus jóvenes almas; Mientras se tuvieran el uno al otro y junto a ellos al abuelo, no les faltaba nada.

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Créditos de canción: Undertale, Hopes and dreams. (Orchestrated~ Rush García)

* Poliosis: Es la ausencia de melanina en regiones del cuero cabelludo, (por lo tanto parece un  mechón blanco de cabello, luego Des lo teñira, aun no)

**Dit Zijn Mijn Wangetjes :  "Mis mejillitas" Canción de cuna de origen holandés:

  Éstas son mis mejillitas, y esto es mi barbilla
Ésta es mi boquita, sus dientitos están
Estos son mis ojitos, mis orejitas, mis cabellos
Esto es mi naricita y ¡pues estoy entero!

https://youtu.be/6-icD07BoM4

Jardím:  Jardín de infantes.  Así es el nombre que le dan en Brasil al preescolar igual que  fundamental es  la primaria, (Aunque es más bien una primaria con secundaria para México) abarca desde los 6-10 años fundamental I y de los 10-15 años fundamental II

Framboyan:  Delonix Regia, Malinche o acacia en otros paises de latinoamerica.

Frevo: Baile tipico de pernambuco, brasil. (Dicen que todos los niños de Olinda saben bailar frevo. )

N/A:

Hola nuevamente espero les guste este capitulo, lo hice con todo mi amor. Dudas, comentarios, acalaraciones, reproches todo es bien recibido.

Muchas gracias por leerme hasta aquí, por cierto el beso de ángel es una nieve de origen mexicano jeje que por una extraña razón consumen mucho los viejitos.

Nos vemos en la proxima actualización .


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