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15. Todo camino tiene su charco.


Estaba decidido y listo, había arreglado su casa, comprado los ingredientes para la cena; era una de esas pocas ocasiones en las cuales podía sacar a relucir su habilidad en la mesa, el salmón saldría en unos instantes del horno, todo estaba meticulosamente acomodado, incluso aquel frasco en su bolsillo trasero estaba preparado, rió de manera traviesa, realmente eso no importaba, pero estaba preparado para cualquier cosa que pasara... "si... cualquier cosa que pasara" pensó.

Se miró por última vez en el espejo, acomodo su cabello y se pregunto así mismo, si estaba siendo demasiado informal, no había tiempo, alguien había tocado abajo, seguramente era Leo; salió emocionado a recibirlo, topándose con la cansada cara de la Sra. Patts. No pudo evitar mostrar en su rostro decepción.

—Des, ¿No has visto a Leo? No encuentro al Sr. Peaches. —Había dicho la anciana mujer, después de una negativa del alto, ella se fue.

Resoplo resignado del otro lado de la puerta, si atrapaba a Leo, no se verían en toda la noche, aquél iría a buscar al endemoniado minino por todo París. ¿Por qué a ellos siempre les pasaban esas cosas? ¿El destino se habría ensañado con ellos? Siempre, siempre, alguien o algo los interrumpía, en el momento más crucial, siempre... jugó nervioso con sus manos; un golpeteo desesperado en la puerta de atrás lo saco de sus pensamientos, al dirigirse hacia allá, ahí estaba él, Leo, vestido de manera semiformal como él, sonrío al verlo, acto que fue devuelto.

Después de una leve conversación en la cual se menciono no querer buscar a cierto felino, ambos hombres entraron.

—Llevo dos semanas planificando esto, ¡No me lo obstaculizara nadie, ni nada¡—Había dicho el moreno.

Des lo miro divertido, al parecer él joven de ojos chartreuse no estaba dispuesto a posponer las cosas, Leo era voluntarioso y lo demostraba. Leo le hizo un cumplido a su arreglo, mencionando en el proceso que él iba demasiado desalineado, cosa que él negó, a sus ojos lucía perfecto, y no dudo en decirlo.

—Mentiras, luces sensacional, pasa. —lo tomo de la mano dirigiéndolo adentro de su casa, subieron con tranquilidad las escaleras.

Leo había estado varias veces en el café, y en aquel pequeño cuarto que conectaba a la salida de atrás, nunca había subido hacia el piso de Des, estaba nervioso, pero preparado, siguió al alto, perdiéndose un poco en su figura, negó con su cabeza, hasta ya estar en aquel lugar.

Una cómoda sala fue lo primero que deslumbro a sus ojos verdes, aquel sitio lucia tan cálido, tranquilo, "letárgico" habría dicho Mark, así era Des, elegante pero, con un toque de antaño, siempre había adorado la forma delicada con la que se movía, hablaba... adoraba verlo hacer cosas que muchos tachaban de "viejitos" pero, para él no las eran, lo bridaban tranquilidad a su vida, Des escuchaba siempre atento a lo que decía, y le brindaba fortaleza, lo impulsaban a descubrir y cometer cosas nuevas, "locuras ideadas para, verte feliz" no resistió, lo abrazo por la espalda sonriéndole a la vida, a su camino.

El alto se impresiono al haber sido atrapado tan rápido, que decía él había caído cautivo hacia muchísimos años.—Te... extra...ñe... mucho— murmuro... el moreno en portugués, "no tienes idea de cuánto" pensó.

Leo era consciente de que podía haber continuado su vida en Brasil sin mayores cambios, aunque había podido aventurarse a tantos lugares, no lo hizo; en un principio, porque no creyó que lo necesitará; ahorrando lo de su empleo, fácilmente pudo haberse costeado los viajes y regresar a casa, estaba conforme con su vida, sin embargo, Des siempre había sido un pilar fundamental en ella, quería verlo, estar cerca de él y revivir a veces lo que juntos compartieron, nunca podría terminar de agradecerle lo mucho que lo había ayudado. Lo abrazó más fuerte "He recorrido tanto por estar aquí, en este momento" pensó.

Sintió la respiración agitada de Leo a su espalda, tomo las manos que lo abrazaban, seguía sin poder creerlo, ahí estaba Leo con él, eran casi ocho años desde que... él creyó que el moreno nunca podría verlo como él, tres años desde que se resigno, eso había pensado hace tanto, una "amistad" no era lo que quería del moreno, y él no podía superarlo, así que sólo lo dejo ir y decidió continuar sin nadie a su lado, no podía negarlo, era feliz haciendo sus postres y teniendo la cafetería a su lado, la cual era su máximo logro y su gran orgullo; mentiría si dijera que lo bloqueo u olvido, en secreto revisaba todas las cosas que tenía, que le recordaban su vida en Olinda, reviviendo con sonrisas, los placeres del ayer, decían que las personas no viven de recuerdos o sueños, el suyo parecía que se estaba cumpliendo, estaba emocionado y tenía miedo.

—Yo te extrañe más... — murmuro, nunca olvidaría el primer idioma que aprendió. —Esta lista la cena, vamos...

No era miedo hacía la persona que era Leo, el niño y joven de sus recuerdos estaban presentes en ese hombre de veintisiete años; podría decir que incluso aquellos eran opacados por la brillante estrella que era actualmente, haciéndolo valorarlo más...mucho más... Se sentía nervioso al no poder echar un vistazo a lo que deparaba el futuro, una pieza no escrita, una parte que pensó que nunca existiría; ni en sus más locos sueños pensó... "tenerte a mi lado... de regreso" pensó.

—¡Es delicioso!—Exclamo el moreno, habían comenzado la cena, Des tenía un gusto exquisito y los sabores se deshacían en su lengua.—Por ithis... —Tomo otro bocado con su tenedor.—Estoy siendo sincero, de todos los lugares a los que he ido y en donde he cenado, no hay nada más exquisito que lo que preparan tus manos. —Se había detenido para ver al alto.

El joven de ojos ámbar lo observaba contento y sonrojado, se aproximo hasta él tomando el vino entre sus manos, sirviéndole al moreno una copa y otra para sí mismo.

—Cuando encontré al Café ardent... y probé los "besos de coco" estuve a punto de llorar.—confesó.

Des lo miro nostálgico, ese día había cocinado aquellos postres porque se sentía tan solo, no había vuelto a ver a Leo en dos semanas, e inevitablemente un destello en su memoria lo hizo recordar la primera vez que los hizo, y los rostros felices de sus personas favoritas, sin poder evitar adornar a su base con aquel papel verde.

—Al abuelo le encantaban, —menciono tranquilo —¡Le gustaban demasiado! —Rió recordando, el anciano Davi adoraba tantos esos postres que a veces, cuando Des los preparaba, tomaba a hurtadillas las porciones del moreno.

—¡Siempre se comía los míos! Y tú lo respaldabas, — Menciono acusadoramente— ¡pillos!— rió con él.

Empezaron a charlar tranquilos, sin culpas, sin miedos, con complicidad y afecto; de fondo se escuchaba una ligera y suave música de bossa nova, regalándoles un ambiente encantador, empezaron a recordar una que otra anécdota del pasado...

El moreno no pudo evitar mantener un ojo en la copa de Des, no quería que pasara lo de aquella vez, sin embargo el alto parecía consciente de su flaqueza ante aquel liquido.

—Has tomado muy poco... Tu— "Soy un bebedor ligero" Mencionó el pálido, sonrojado; después de aquel día de su "juego", experimento un poco, dándose cuenta que, no era normal su poca resistencia ante aquella bebida, así que; para evitar problemas, si bebía consumía no más de dos copas, era su límite.

Leo rio, burlándose de aquello, mientras le decía "es lo más lindo que he escuchado" preguntándole entonces, que para que le había pedido que llevara un vino si él no podía beber, después de una pequeña discusión, Leo bromeo con él.

—Definitivamente debo verte "borracho" algún día—La verdad no quería verlo en ese estado, quería remarcar algo "no tomes hasta caer en la inconsciencia"— Aunque no hoy, me gustaría que mi cita esté sobria.

—Tuvieras tanta suerte, zoquete —Contesto Des; sabía por qué le decía aquello.

Leo lo miro profundamente con una sonrisa, mientras; su rostro cambiaba a una expresión más pensativa, "gracias por aguantarme estos cuatro meses" Fue lo que soltó desde sus bien formados labios, reflexionando. Por sus constantes inseguridades, que no iban a cambiar de hoy para mañana, Des había vivido engañado en una mentira... cualquiera podría haber sido mejor que él...

—No digas eso, ¡Me he divertido mucho! Y lo estoy disfrutando demasiad...—"No deberías" contesto el moreno, interrumpiéndolo, externando con Des, que entre sus pretendientes había tantos que podrían ser mejor que él.

—Tú simplemente no me hubieras regalado una mirada...y aun así, tú estás aquí conmigo, teniendo una cena... "cita" conmigo —mencionaba un tanto cabizbajo.

—No me gustaría que fuera de otra manera— se inclino sobre la mesa, tocando el rostro de Leo, mencionado que pasar tiempo con él, había sido lo más divertido que había vivido desde que había llegado a Paris—No me arrepiento de pasar tiempo contigo... Te quiero. — había perdido la cuenta de las veces que había confesado aquello. Leo no tenía idea de lo difícil que era decirlo para el alto.

Leo se levanto de su asiento, nervioso, era suficiente de cuestionarse si era apropiado para Des, si él decía que lo era, entonces... no tenía nada que dudar, debía decírselo también. Se aproximo hasta él, extendió su mano y le pregunto —¿Bailas?

El alto la acepto, comenzando a bailar aquella tranquila melodía, sabían perfectamente cómo dirigir sus pasos, para cualquier parisino normal, bailar bossa nova sería extraño, pero no para ellos, quienes habían practicado tanto uno al lado del otro, sonrojados, siguieron bailando hasta que el ritmo cambio, a uno más lento, fácilmente podría ser jazz lo que se escuchaba.

"Esto es lindo" menciono Des, tomando a Leo por los hombros, el otro asintió. — Sería genial, si pudiéramos quedarnos así; para siempre — Lo abrazo eufórico, sacando desde su corazón lo que más ansiaba. "Nosotros podríamos" es lo que recibió en contestación, poniéndose completamente rojo, rápido..."repítelo" pensó, quería escucharlo otra vez, Leo nunca se lo había confesado.

—Hey.. Des... ti amo, — "y por eso llegue hasta Italia;  en Alemania te perdí, pero jamás olvide que:" — ich liebe dich — "No tienes idea de lo frio que es Rusia, no tanto como estar sin ti..." я люблю тебя— "y por si no llegas a creerlo"—Je t'aime— "una y otra vez, si no lo entiendes te lo demostraré... a partir de hoy y para el siempre jurado" Leo estaba completamente sonrojado mientras confesaba lo que sentía con la oración más clara que el humano había creado: "Te amo".

Des abrió grandemente sus ojos al escuchar la ultima oración, ese idioma lo comprendía, se separo lentamente de Leo, posó sus manos en su pecho, mirándolo directamente a los ojos " yo también" pensó, pero sus ansias imperaron, tomó el rostro de Leo, uniendo sus labios con los de él, un beso que transmitía tanto, el creciente ritmo de su corazón era real, se separaron, mientras él seguía sujetando el rostro del moreno, tembloroso de lo que pasaría a continuación, "¿Nuestros te amo, tienen el mismo significado?" miro hacia otro lado nervioso— Yo... — decía dudoso, cuando sin previo aviso, Leo como un gato lamió sus labios, haciendo aquel beso más apasionado.

Abrazo al moreno, hundiendo sus manos en su cabello, profundizando aquel acto, jugando al ritmo que marcaba Leo, su Leo, deseoso, ansioso, estaban completamente sumergidos en ello, jadeo sin descaro, era adictivo tener unos labios húmedos sobre los suyos, electrizante, sumergido completamente en tener esa boca jugando con la suya ansiosa, aventurándose y aprendiendo en el acto, derritiéndose en las manos de Leo, que se deslizaban desde su cintura a su cadera, arrinconándolo. La sensación de los dígitos de Leo por su cuerpo, la conocía bien, desde aquel día... ¿También iban a llegar al final de ese acto en aquella ocasión?, ¿Desde qué momento Leo se sintió atraído a él?, las constantes succiones en su piel, lo provocaban a dejar de pensar en el pasado, sumergiéndose en el acto de ser tomado.

Sintió a su espalda chocar contra la pared, y a Leo cargando sus piernas guiándolo, acertó al enredarlas en la cintura del moreno, presionándolo contra él, jadeaba ante en el creciente bulto que arremetía contra su cuerpo, Leo marcaba su cuello, succionándolo, mordiéndolo, dejando un rastro de su paso en él, dolía cuando hacía aquellas marcas en su piel pero, le gustaba aquello, los labios de Leo y sus dientes hundiéndose en su piel, encajándose como un recordatorio que era de él... como en aquella ocasión.... recordó por un breve instante lo difícil que era cubrirlas — No... los dejes en lugares tan obvios... —Soltó en un leve quejido, entrecortado, completamente sonrojado, ayudando al moreno a desvestirse, mentiría si dijera que no las quería en su piel, pero al día siguiente tendría que abrir el café.

Leo marco sus dientes fuertemente, Des soltó un gemido ahogado, mientras Leo lo abrazaba avergonzado, confesando un tanto enojado con aquellos pretendientes, que estaba harto de ellos, que quería que aquello fuera tan obvio como le fuera posible, cambiando rápidamente el tema; no quería ponerse celoso, le dijo a Des que necesitarían mucho lubricante, si llegarían hasta el final esa noche, retirando los pantalones del alto junto con su ropa intima.

—Hay una botella en mi bolsillo...— Soltó Des de repente, impactando a Leo, ¿Cómo es que tenía eso? La duda no se quedo en su mente, externándolo, liberando la tensión de momento. —¡Obvio! Si no hacías tú el primer movimiento, te seduciría hasta que lo hicieras, tonto. — Des estaba abochornado por tener que confesar aquello en ese tipo de situación, termino de retirar sus pantalones, mientras miraba receloso a Leo, quien parecía disfrutar lo que veía.

El alto estaba demasiado nervioso, como dices: "Hey, Leo; es mi primera vez, ten cuidado" bueno, no podía considerarlo así, le había dado un buen uso a los regalos de Thomas, era humano y tenía necesidades...incluso podría recitar de memoria el capítulo cuatro del libro de: "como complacerte a ti mismo" si, había jugado bastante...consigo mismo, sin embargo; No era para nada parecido el tener a alguien más haciéndolo.

Des parecía nervioso, pero pensativo; Leo lo miro travieso ¿Qué se creía? Era complicado tenerlo cargando para que estuviera tan relajado, volvió a besarlo, y deslizo sus manos por sus muslos para después tomar el lubricante —Trata de relajarte — le dijo mientras, derramaba el liquido en su mano, Des jadeo nervioso, su cuerpo entero temblaba, tensándose alrededor de su cadera. "¡¿Cómo?!" había dicho el alto; Iban hacerlo ahí, en esa posición... quería protestar pero, Leo menciono:

—Creare distracciones— susurro el moreno, mientras sentía las manos de Des sujetarse a su cuello y hombro, "Bueno" pensó, mientras Leo tomaba su pierna, y se inclinaba hasta poder besarla y acariciar su muslo en el proceso.

Las piernas de Des, eran un endemoniadamente sensuales, había perdido la cuenta de cuantas veces deseo tenerlas así para sí mismo, de tener a aquel joven de piel nívea entre sus manos, en querer profanarlo, haciendo que su piel se estremeciera ante su tacto, escucharlo jadear ronco su nombre mientras el otro lo aceptaba dispuesto entre sus piernas; no dudo en marcar la blanca piel del interior del muslo del alto, besándola con cuidado, soltando su tibio aliento sobre de ella, haciéndolo estremecer y jadear de placer; Adoraba provocarlo, desde su nariz hasta sus rodillas, Des se coloreaba de un bonito color carmín, cada que él lo tocaba, besaba.. una mano traviesa se deslizo a su parte posterior, masajeando aquel botón que buscaba profanar esa noche, abriéndose paso dentro de él, los jadeos se convirtieron en gemidos, cuando Des sintió la intromisión. Ni en sus más húmedos sueños Des se movía así, era tan erótico; aclamando más, mientras se abrazaba con todo su cuerpo al suyo, sonrió feliz.

No era un objeto extraño abriéndose paso por su propia mano dentro de él, era Leo, jugando en su interior con sus dedos y demonios... que lo hacía demasiado bien, la posición en la que se encontraban no le daba escapatoria, sus jadeos y gemidos salían desinhibidos desde el fondo de su pecho, recibió un elogio por parte del moreno, diciendo que lo estaba haciendo bien; ¿Era para él, o para sí mismo? Se quedaría con la duda, Leo había cambiado la posición.

El moreno lo acomodo, para poder penetrarlo, empalándolo, haciendo al alto sentir como su piel se abría, tensándose de inmediato, soltó un quejido, apretando sus dientes, algunas lágrimas escaparon de sus ojos cerrados, la sensación de algo grueso y caliente introduciéndose en él, era algo a lo que definitivamente no estaba acostumbrado, vibro en un instante, contrayendo su entrada alrededor de Leo, quien menciono que si estaba tan tenso, estaría demasiado estrecho, prometiendo no lastimarlo, animándolo a respirar y relajarse. "Claro, tú no eres el que va a tener que sufrir con su cadera mañana" pensaba, intentando calmarse pero, en cuanto se relajaba aquél entraba más profundo en él, raspando sus adentros sin contemplación, palpitando desde dentro, se contraía con miedo; todo su cuerpo vibraba, su respiración era entrecortada, y los roncos jadeos salían trémulos.

El moreno vio que Des sufría en el proceso, — ¿Te duele? ¿Quieres que me detenga? — soltó presuroso, no le gustaba el rostro adolorido de Des, las contracciones del alto eran seductoras, incluso su rostro enrojecido era adorable, pero no quería lastimarlo.

Des acaricio su cabello, estaba bien... era Leo —Estoy bien... sólo no estoy acostumbrado... a esto—mencionó con franqueza abrazando a Leo, toco con la punta de su nariz la de su contrario, mientras sonreía y movía un poco su cadera, albergando por completo al moreno —Tener a alguien... mas...tan profundo... no es algo que tomé como medida básica —Soltó entre dificultosas palabras, mientras reía con su comentario, ¿podría haber sido malinterpretado? El moreno arremetió con un empujón más profundo dentro de él, comenzando la verdadera faena, sentía a su cuerpo contraerse alrededor de Leo, el moreno no perdía el tiempo, tomando con fiereza su trasero, moviéndolo al ritmo de su pelvis, saliendo y entrando, podía escuchar la humedad de sus sexos fundiéndose en aquel cortejo.

No sabía si Des lo  estaba provocando, pero si era eso lo había logrado, era cada vez más fácil entrar en él, llegando al punto que hizo a Des estremecerse en placer, toda su piel se erizo, y sus rosados pezones se irguieron invitándolo, empezó a jugar con ellos, dando traviesas mordidas y lamidas, soltándolos sólo para subir por su cuello, deteniéndose a besar su manzana de Adán.

El vaivén de Leo, estaba volviéndolo loco, había encontrado el lugar adecuado, y Leo se había dado cuenta, arremetiendo sin piedad contra sus sensible próstata, sentía que caería en cualquier momento, se sujeto con firmeza al moreno, abrazándolo con sus brazos y piernas, moviéndose cadenciosamente, intentando juntar a sus cuerpos. No quería ser el único en ser marcado, ante las constantes penetraciones, él también fue marcando la piel canela de su contrario, succionándola, mordiéndola, provocando marcas con sus manos sobre la fornida espalda. "Mío"

Leo no desatendía a su cuerpo, regalándole sutiles besos y succiones en sus partes sensibles; la respiración caliente contra su piel, la humedad de su sexo al ser penetrado, no resistiría más tiempo y se lo hizo saber al moreno.

—Ese es el objetivo aquí —pronunció Leo, robándole un beso.

Llegarían al clímax más de una vez esa noche, la cual continuo entre travesuras de cama y salvajes arranques, no supo cuando llegaron al suelo, pero algo era seguro, la alfombra sería difícil de limpiar mañana, Leo lo había reclamado más de una vez en la madrugada como suyo, y aun así sus calcetines seguían puestos... debían felicitar a la compañía.

El primero en despertar en el suelo fue Des, le dolía todo el cuerpo, "Señor, ¿Nos acostamos en la primera cita? Malditas hormonas... estamos peor que adolescentes calientes" pensó, al sentir las punzadas en su trasero y cadera, miró su cuerpo, innumerables marcas de besos se hallaban en su cuello y pecho, incluso frescas mordidas lo adornaban, "estoy pegajoso y adolorido" pensó para sí mismo, buscando al causante de aquellos estragos en su cuerpo.

Afianzado como un gato, Leo se hallaba prendado a su cintura, descansando su cabeza en sus piernas, cuando lo acarició detrás de su oreja, recibió un ronroneo por parte del joven, aliviando por completo su reproche, sonriéndole "parece enorme gato feliz, ¿un tigre? ¡Pantera!, porque tienes los ojos verdes" pensaba, mientras Leo murmuraba que ya no quería más crepas en bikini... o algo así...

Miro el reloj de pared alarmado, tenía media hora para abrir al café. Zangoloteo impacientemente al sexy bulto sobre sus piernas, —¡Leo, Leo!— le decía rápidamente, de verdad necesitaba tomar un baño, bajar y abrir... "Nunca abró tarde" La puntualidad era un aspecto básico de su vida.

Leo se remolineo acomodándose mejor, no tenía tiempo para eso... una perversa idea vino a él, presiono su nariz hasta cortarle la respiración, el moreno se levanto alarmado, sometiéndolo contra el piso, No espero esa reacción, el golpe había sido brusco, tembló con dolor. — Ouch — masculló.

Leo al ver a Des bajo de él, recapacito todo lo que había pasado la noche anterior, era un imbécil, el alto lucia adolorido, —Lo siento, lo siento... ¡me espante! — pronunciaba entrando en pánico, se había excedido.

Des lo miro divertido, —está bien, lo anotaré ... como no despertarte — dijo aun en el suelo, si había dolido, no se lo diría, Leo siempre se preocupaba demasiado... — ¿Me ayudas a ponerme de pie? — soltó avergonzado, el moreno se levanto y le extendió su mano; Des la tomo y Leo lo jalo hacia así mismo, el alto no conto con la debilidad de sus piernas siendo, rescatado por los fuertes brazos de Leo. —Benditos bíceps ¿eh? — Le dijo con picardía.

Leo se sonrojo ante el comentario, —No es para tanto, no eres para nada pesado— mascullo por lo bajo, Des rio; sujetándose a su cuello, dio un casto beso en sus labios.

—Me duele todo y estoy pegajoso ¿Cómo piensas responsabilizarte, Spindler? —Menciono con fingido reclamo.

Leo lo miro impactado, el cuerpo de Des aun temblaba un poco, no podía dejarlo ir solo hasta el baño, —Bueno, primero vamos a lavarte —lo levanto del suelo en forma nupcial, pero no pudo avanzar a ningún lado "la segunda puerta a tu derecha" le susurro Des. — Lo sabía, —menciono con seguridad, hizo un puchero con sus labios, dirigiéndose a la puerta, mientras entonaba la canción de bodas, haciendo al joven de ojos ámbar reír emocionado.

Podía levantarse e ir por sí mismo hasta su cuarto y después al baño; se acostumbraría a la extraña sensación, pero era divertido ser cargado por Leo.

Al abrir la puerta se dio cuenta que era el cuarto de Des, Leo esperaba ver el baño realmente, sin embargo con una leve indicación supo a dónde dirigir sus pasos, — ¿Qué hora es? — había preguntando mientras preparaba la tina del baño, "7:40" dijo Des, mientras se levantaba del asiento del baño donde había sido colocado, y abría la regadera empapando a Leo  junto con él.

—Aunque usáramos la tina no cabemos los dos ahí — Menciono, sonrojado —hoy trabajas, así es más rápido — Miro a otra dirección, estaba abochornado; mientras decía aquello tomó el shampoo entre sus manos. Deshaciendo las ondas del cabello de su amado.

—Creí que yo era el que tenía que hacerme cargo. —Menciono Leo sonrojado, mientras lo abrazaba, había algo en el ser mimado que le fascinaba.

Se bañaron rápidamente entre ambos, en el proceso Leo intento jugar con el cabello de Des, pero el alto no le permitió tocarlo, enseñándole la lengua; El moreno adoraba desacomodar su cabello; al terminar Des se sentó en su cama había tomado ropa de su cómoda y armario para alistarse, sin embargo Leo corría hacia la sala para ir a buscar sus interiores, junto con su camisa y pantalón, ganándose las carcajadas del alto.

—¡No te rías! — le escucho gritar, podría jurar que la cara de Leo estaba roja como un jitomate.

Cuando regreso Des se encontraba frente a su tocador arreglando su cabello, mientras leo lo miraba expectante desde la entrada, realmente era meticuloso en su arreglo, quiso jugarle una broma. — ¡Oh! 8:15— Menciono el moreno. Sacando a Des de su rutina de peinado, mirando alarmado el reloj, aun faltaban cinco minutos para las ocho, miro con reproche al joven de ojos chartreuse.

Se acerco provocativo a Leo, — tu también debes arreglarte— le dijo con una sonrisa, mientras tomaba el gel entre sus manos y le acomodaba su cabello a Leo, el moreno parecía disfrutar de que tocara su cabeza, pero... realmente no era lo que él esperaba. Al verse al espejo volteo a verlo indignado; ni a los bebés les hacían ese peinado; desparpajo a su cabello mientras, Des escapaba escaleras abajo.

—!Tu... travieso!— decía mientras lo atrapaba por la cintura, Des estaba riéndose de lo lindo, volteo a ver al moreno con un puchero, "te veías tan bonito" le dijo mientras volvía a desparpajar con su mano su cabello. —No me hace gracia, ¿Qué clase de nerd crees que soy? — mencionaba Leo, ese clásico peinado de chico intelectual no le quedaba.

—Uno muy guapo— Le dio un beso en su frente. — ¿Me ayudas a abrir?

Como podría decirle que no a esa sonrisa y a esos ojos ámbar, Leo tuvo mucho trabajo, él se había encargado de acomodar casi todo, se había propuesto para hacerlo, pidiéndole a Des que se quedara sentado; El alto obedeció. A los poco minutos llego Ann, quien menciono que habían abierto temprano, no espero ver todo acomodado a esa hora, después empezó a llegar el demás personal, y posteriormente los comensales.

Leo estaba agotado, el baño lo había despertado pero, con el pasar del tiempo empezó a sentirse cansado, se sentó enfrente de la barra, esperaría un poco antes de retirarse, esperaba a los turistas a las diez en la torre Eiffel.

*Des empezaba también a sentir sueño, tomo la olla exprés y preparo café, —Leo... bebe un poco de expresso. Te despertará— le menciono al moreno, quien solo asintió con la cabeza —¿Aun tienes sueño? — Empezaba a jugar con el joven, quien contestaba con monosílabos y ligeros tonos desde su garganta —¿Tienes que trabajar hoy? —otra vez un sí, estaba divirtiéndose,—¿No deberías estarte preparando? ¡Llegaras tarde!— Leo contestaba a todo que sí; Rio un poco —¿Nos vemos en la tarde... a las siete? —"Si" que melodioso.

La clientela y Ann voltearon a ver aquella extraña conversación entre ambos, percatándose entonces de... sus marcas "Brutales" pensaron todos "Santa mierda de mono, Batman" sus cuchicheos no eran escuchados, ni si quiera por el alto quien estaba súper extasiado de jugar con las contestaciones de Leo.

—Leo— canturreo en su oído—¿Me amas? — era un susurro casi imperceptible.

El moreno abrió los ojos, y clavo su mirada oliva en la ámbar de él, mientras fundía sus labios con los de su contrario — Mucho. — Le sonrió, mientras tomaba el expreso de sus manos y lo bebía de un trago — Tengo sueño pero, debo ir al trabajo, se me hace tarde; Te veo a las siete y Sí.... ¡Mucho! Mi querido novio — dijo rojo, mientras salía del establecimiento dejando a un Des sonrojado e impactado. "Novio" había mencionado, se sentía tan dichoso.

El día corrió lento, Des había permanecido la mayor parte del tiempo en la cocina preparando los pedidos, había salido en una que otra ocasión a atender, pero las miradas se clavaban en él, algunas resentidas otras lujuriosas, haciéndolo sentir extraño, no le gustaba ese tipo de atención.

— Ya viste eso— cuchicheaban, como si él no pudiera escucharlos — haber si no lo dejan después — menciono con lastima el interlocutor de esa conversación.

"A hombres como él, sólo son bonitos de ver" "una vez los tienes, el encanto se va" las palabras de aquellos eran frías puñaladas que aumentaban su miedo, se había ido a la cocina para hacer sus postres, sus amados "pastelitos"... siempre había sido así, aburrido; disfrutando de la música lenta y las conversaciones tranquilas...esperando con calma leyendo un libro, entregándose a su trabajo, no tenía muchas cosas interesantes...

— ¡Des! Se me hizo tarde— el flujo de sus pensamientos fue interrumpido por Leo, quien llegaba pasado de las ocho. El alto contesto con un "No pasa nada" regalándole una sonrisa, mientras le mencionaba que era hora de cerrar; Su vida era tan monótona, a diferencia de la del moreno.

La noche paso tranquila entre ellos, con una conversación de cómo había ido el día de cada uno, Des se limito a no decirle nada acerca de lo que mencionaron en las mesas, Mientras que leo le decía lo que lo había atrasado.

— Ahora sé porque Sr. Peaches siempre se escapaba, no lo vas a creer pero, en la casa que esta junto al árbol, ahí donde siempre se trepa, — mencionaba el moreno emocionado — vive una gata blanca, al pasar por ahí cinco gatitos brincaron hacia a mi junto con ese pillo — relataba emocionado Leo. — La gata se enojo y su dueña salió, estuvimos hasta tarde charlando, no vas a creer quien es su dueña.

— ¿Quién es? — pregunto el alto, extrañado. Alguien que Leo conocía. ¿Quién?

— Elizabeth, mi antigua vecina, creí que se había ido de la ciudad pero, está aquí. — reía el joven de ojos chartreuse emocionado, mientras seguía relatando su encuentro con aquella mujer y las cosas interesantes que había hecho.

"No la conozco" pensó, mientras desviaba su mirada; como le gustaría ser como aquella, que había escalado la torre Eiffel en vez de usar el ascensor. Él no era para nada como las curiosas amistades de Leo, nunca lo había sido... Leo se percato de el rostro compungido de Des, creía creer que estaba así porque él no conocía de quien hablaba, decidiendo aclararle que había sido su instructora de cursos cuando llego a Paris— es una señora agradable — Explico con naturalidad. —Des... Elizabeth tiene cuarenta y cinco años.

El alto volteo a verlo sonrojado, ¿tan fácil era descubrir lo que estaba pensando...? —Perdón... yo... — se estaba intentando disculpar por sus inseguridades, no era fácil saber lo que estaba pensando; Leo no tenía ni idea, pero no quería ninguna duda entre ellos.

— Has estado perdido todo este rato, ¿Qué sucede? — lo cuestiono el moreno, mientras acariciaba el rostro de Des.

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Créditos: Needtobreathe - Brother

"Todos necesitan a alguien a su lado, brillando como un faro en el mar"

"Dejame ser tu refugio, yo nunca te dejare solo, puedo ser al que llamas cuando estes mal"

" Ser el que ilumina el camino para llevarte a casa"

*



N.A: No es el final, aviso no es el final...

Morachan reportandose. Ay... perdón me anticipe demasiado, realmente creí que sería el final pero... es más largo de lo que pensé así que posiblemente haya una actualización pronta con el verdadero final.

En fin aquí retomamos el lemon del AU,  maldición, que lo adoro, con datos extras claro esta. Habrá algo más, esperenlo por favor, y bien sólo quiero decir, que Gracias por sus bellos comentarios, me animan siempre; y que decir, estos niños deben aclarar las cosas que no pude en este capitulo... (se arrepiente de sus decisiones de Vida....)

Dudas, jitomatazos, todo es bien recibido (No, con la chancla, ¡no!)

Esperando se encuentre muy bien, los adora : morachan

P.D: si termino de escribir, hoy lo subo.  (Se que la canción dice hermano, pero me encanta la letra...)  cierto ocupemos esta edición: la gata blaca se parece a Des.


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