Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. Laureles para tu gloria y rosas para mi amor.

El tiempo parecía caminar lentamente para ellos, Leo y Des disfrutaban su montada relación falsa, algo que siempre habían deseado desde su adolescencia, y que al fin, podían tener... aunque está, no fuera cierta... Sin embargo, ellos no pensaban en eso.

Caminando a lo largo del Sena, o yendo al parque de los "enamorados" por un crepe, mantenían la puesta en escena, sin que nadie dudara de ella, se conocían, no era extraño que pareciera natural la farsa de ser pareja, pero lo que si los incomodaba era pretender que no se conocían, era angustiante para ambos hacer eso; No hablar del pasado que compartieron, le quitaba tanta emoción y significancia a sus vidas.

—¡Para ti!— El moreno extendía sonrojado y con alegría, una magnolia a su "pareja".

Leo iba todos los días al Café ardent, llevando siempre una flor diferente con él, Des las había colocado en un jarrón junto a él en la barra; un lirio, una orquídea, un tulipán, una margarita, cada una de las flores se iba acumulando con los días a su lado, haciéndolo sentir nostálgico, añorando el tiempo pasado; Aquel en el que Leo llegaba a su lado con algo diferente, el hombre siempre había sido de llevar algo consigo, pero no era algo para presumir su posición, o por compromiso, las cosas que Leo daba, estaban fundamentadas en un: "Me recuerda a ti"

—Gracias—Murmuro feliz, mientras le sonreía y respiraba la fragancia de aquella flor.

¿De dónde la había sacado? Leo siempre hacía cosas diferentes a las que los demás especulaban de él. Muchos podrían llevarle flores, pero sólo Spindler buscaría y le traería una diferente todos los días, "Únicamente tú, podrías darme algo así" pensó des.

El significado puro de un obsequio, era saber que lo dieron pensando en ti, sin esperar algo a cambio, haciéndolo por el gusto de darlo, fuera grande, pequeño... no había compromiso en ese regalo. "No en los tuyos" coloco la flor en su debido lugar, mientras salía de detrás de la barra, para ir con Leo por el parque.

—¿Te gustan las plantas, Des?—Había preguntado de repente Leo, mientras desenvolvía el postre entre sus manos, en el camino compraron crepes. Adquirirían una indigestión algún día, habían comido demasiados de aquellos en los últimos días, incluso el moreno ya soñaba con ellos.

Des volteo a verlo. Seguramente había sido difícil encontrar aquella magnolia, aunque pudiera darse en Paris, no era cultivado ese árbol de manera natural; el moreno le había llevado plantas que en su vida había visto, algunas sólo podría conocerlas por algún libro.

—¡Me encantan! ¡La caroba* es uno de mis arboles favoritos! —Había dicho emocionado, sin pensar demasiado en su respuesta; Des se había detenido a mirar el follaje de los arboles, Paris era carente de color en ese sentido.

—Un árbol majestuoso y único de Brasil —Había dicho Leo, impasible; remarcando la peculiaridad de esa planta.

Brasil tenía una variedad inmensurable de plantas con colores tan diversos como el cielo mismo, de formas tan diferentes, de perfumes tan suaves, aquellos que inundaba sus pulmones y estimulaban su cabeza con el ayer, haciéndole imposible olvidarlos, era imposible hacerle frente a su conciencia, que había soltado lo primero que vino a él sin meditarlo. "Endémico" del país en el que había crecido. Apretó sus parpados y junto sus manos, jugando con sus dedos alrededor del crepe; Estaba nervioso.

Leo dio un largo suspiro—¿Quieres ir ahí? —Había dicho para evitar la confrontación de ese tema, y señalándole a Des, una banca.

El alto sólo asintió, ambos hombres se dispusieron a degustar de las crepes en sus manos, no pasó mucho tiempo para que las palomas fueran al lado de Leo, y se atrevieran a observarlo; El moreno arrugo el ceño, en verdad quería disfrutar el postre entre sus manos, una de esas atrevidas aves se acomodo en su cabello, hizo un puchero, y arqueo sus cejas; haciendo que Des olvidará su nerviosismo y riera fuertemente. Otro día más pasaría.

Las horas en las se veían eran suficientes para apreciar al hombre que tenían enfrente, ahora; no sólo querían a la persona que conocieron, en ese momento apreciaban al joven frente a ellos, había tanto que valorar en el contrario, habían caído nuevamente por el otro.

Des estaba feliz, quería al moreno que veía; con todo sus altas, sus bajas; quería comenzar de nuevo a partir de ese momento; Lo había arruinado antes, si podía perdonarle Leo sus errores, entonces quería quedarse a su lado.

Sin embargo Leo, estaba dudoso; No era como si, le molestará el hombre que tenía enfrente, se había dado cuenta en los días en que habían convivido, que su corazón estaba más que dispuesto, a ser de aquel joven de ojos ámbar. Ver como había crecido lo hacía sentir más anonadado por él, sin embargo, mirando a las personas que frecuentaban al joven, y las diferencias consigo mismo, se sentía menos... Des había tenido tantas oportunidades de rehacerse como persona, de disfrutar de sus números pretendientes, de... fijarse en alguien que valiera más que él, y que había algunos, que seguramente podrían haber hecho sufrir menos a su adorada jirafa.

—Te veo mañana, Des—Decía el moreno saliendo por la puerta trasera del café.

El alto le daba demasiada confianza, cosa que no se la daría si no lo conociera; lo había observado, Des nunca abriría de forma tan natural sus puertas, mucho menos aceptaría el contacto corporal con alguien que no conocía desde antes, se lo decía la actitud que tomaba el alto con sus "pretendientes" todos eran tratados de manera educada, pero ninguno "era invitado a la sala" y él podría decir que estaba en la condición de pasar hasta la cocina; podía abrazarlo sin que aquél hiciera gestos, o se incomodara, podía tomar su mano sin que le apartara, podía hacer tantas cosas... que no podría hacer a menos... que lo conociera.

Camino con lentitud por la acera, ¿Qué Des no se había dado cuenta? Era diferente sólo con él, y cosa que no haría si no lo conociera, su pasado no era algo evitable, no lo era para Leo, detuvo el flujo de sus pensamientos, estaba decidido, quería su pasado de regreso...

Los días que vinieron pasaron tranquilos, se reunían en el café Ardent a tomar un café y conversar de ellos, ponían atención a las palabras que se decían, desde los viajes, hasta el rumbo que los llevo hasta ese lugar; Paris... Mencionando en el proceso; a las personas que conocieron, se quedaron, o pasaron por sus vidas.

—Mi hermana, Marie... —Decía Leo de manera tranquila, pero clara; No quería que nada se le escapará o se malinterpretara. "No esta vez" pensó— Ella vive en Alemania, con su esposo Walter, tienen una hermosa niña; Linda, es la mujercita más preciosa del mundo— Expresaba Leo con una sonrisa, extendiéndole su teléfono a Des.

El alto sostuvo con miedo el aparato, mirando la foto de la familia, él no conocía a Walter, mejor dicho, no lo recordaba; Ese día había estado intoxicado, ni como enterarse de la existencia de ese hombre blanco de ojos verdes; Al mirar la foto con detenimiento sentía algo más fuerte que un nudo atravesando su garganta, una terrible sensación de congoja aplastaba su pecho, "¡Bravo!, eres un imbécil, Des..." Pensaba para sí mismo, reprochándose, lo que había hecho, creía que dejarían el tema del lado, quería guardarlo en el cajón, y rehacerse en Paris... junto a Leo... sin embargo, Leo tenía razón no era cuestión de taparlo.

Des no había pronunciado ni una sola palabra desde que habían comenzado a hablar sobre su "pasado". Claro, el alto nunca espero que Leo, hablara de Marie y Walter, en los últimos días habían mantenido bien la farsa, evitando el hecho por completo de que se conocían, cuando se mencionaba algo que comprometiera el "pasado" ellos los eludían con un comentario mundano.

Al principio habían sido los dos hablando de sus trabajos, adentrándose ahora en cómo habían llegado a la ciudad de las luces, evitando contar alguna anécdota de su infancia, y sólo retomando sus vidas por separado, sus estudios, sus avances personales, sin encontrar nada diferente en el otro, o por lo menos no lo suficiente como para alejar sus sentimientos, de hecho aquella emoción se había aumentado.

El moreno observo al sereno gesto de Des descomponerse, sus cejas se fruncieron en un extraña expresión, incluso podía jurar que esos ojos dorados iban a llorar, sin embargo no se la dejaría fácil, Leo no quería hacer como si nada hubiera pasado, quería forzarlo hasta que lo aceptara, hasta tener de regreso a "su" Des.

No al dueño del café ardent, o al sous chef de un restaurante en Ámsterdam, quería a su Des de regreso, a la persona que lo conocía desde que era un niño y lo había impulsado a ser el hombre que era ahora, el joven amable pero, fuerte que reía a su lado, cuya hermosa sonrisa lo había sacado del profundo agujero en el que había caído en su juventud, del niño que atrevidamente tomaba su mano, aquél que siempre estaba junto a él, aquél que con sólo un abrazo le daba seguridad, a la persona que persiguió hasta Paris...no quería retomar las cosas desde la pérdida de su pasado, no quería olvidarlo, ¿Porqué qué, era él sin Des? No tenía sentido entonces que estuvieran sentados charlando, "Si tú no me hubieras conocido en el pasado, no me habrías dado la oportunidad de estar aquí charlando" es lo que había concluido en los últimos días.

—¿Tú tienes hermanos?—Interrumpió el terrible silencio que se había formado entre ambos, el tono que había usado Leo, estaba tan lleno de resignación.

Des lo miro perplejo, no sabía que decir... —al igual que tu y Marie, yo también tengo un hermano putativo— pronuncio desde sus labios con nerviosismo, sosteniendo tembloroso el celular y devolviéndoselo a su dueño, —Es... Thomas—dejó salir, haciendo que Leo lo mirará receloso.

Era una charla extraña la que se estaba llevando a cabo, sin embargo Des no había mencionado aquello para hacer sentir mal a Leo, hacía varios años que no veía en persona al castaño, sin embargo se seguían hablando, era importante mencionarlo.

—Es difícil de decirlo, pero él decidió poner distancia entre ambos...— "¿Por qué?" había sido interrumpido por Leo, que lo miraba con un expresión que él juraría era duda—Porque... salimos hace mucho tiempo, y no sentíamos cariño de pareja... —Sorbió su taza, ojala pudiera ahogarse en el poco café que le quedaba.

Leo tomo la taza de entre sus manos, y la quito de sus labios, cuestionándolo con sus ojos verdes, exigiéndole con su mirada que continuara.

—Yo, lo usé para olvidar a alguien, lo único que pude hacer para compensarlo, fue no traicionarlo, él me dijo que siempre me movía por la culpa, que lo único que nunca aceptaría de mi, sería lastima; que no fuera idiota, que a los sentimientos no se les puede engañar y que yo siempre sería su "hermanito", sin importar donde estuviera contaba con él—Le dijo con una sonrisa de lado, Des a Leo.

El moreno ardía en aquel sentimiento extraño que lo había albergado, aquel día en que Des había tomado tanto, hasta confesar lo que había dicho en ese momento. Del mismo lado donde había tomado Des su taza, Leo termino su café, se levanto de la mesa, relamió sus labios y levanto con su mano desde el mentón al alto para que lo mirara, le clavo una cálida mirada, y se acerco a él para decirle: "No debes hablar de tu ex con tu pareja"

Des estaba completamente rojo, no sabía que decir, no había recriminación en el comentario de Leo, los ojos del moreno eran tan sinceros, comprensivos; hablar de lo que había pasado no significaba echárselo en la cara al contrario, era aclarar las cosas y aprender de ellas...debía comenzar a asimilarlo.

No lo dejaría ir, coloco sus manos a cada lado de su rostro, atrayéndolo a sí mismo, llenando de besos su frente, sus parpados, sus mejillas... se detuvo con los ojos entrecerrados cerca de sus labios: —Lo siento, yo siempre...—

El moreno no pudo aguantar más su peso sobre la mesa, cayendo de lleno sobre de está, produciendo una interrupción de lo que más quería escuchar en aquel momento, Des no pudo evitar reír, Leo se veía tan gracioso.

—Mesera, ¿Qué clase de postre es este?— pronuncio con una voz fuerte desde su asiento, volteando Ann a verlos, era demasiado tarde para que hubiera suficiente clientela en el café.

—No lo sé, pregúntele al cocinero, Sr. — dijo la rubia con una sonrisa, se veían tan lindos.

El moreno alzo la mirada, estaba colorado y se veía indignado, Des se preocupo al ver su rostro, había hecho que se enojara, coloco su índice sobre sus labios y lo miro divertido, se acerco hasta su oído y le susurro: "felicítenlo, que es delicioso"

Des se levanto rápidamente de su asiento, —Sr. Spindler el café ardent, va a cerrar y usted debe trabajar mañana; en punto de las ocho, lo esperan los turistas —Decía el alto volteando el letrero a "cerrado" y disponiéndose a meter las mesas y sillas del establecimiento.

—Te ayudo, y después me retiro —Dijo en un murmullo, mientras metía las mesas. Leo era fuerte, a él le tomaba demasiado tiempo llevar todo adentro.

Se apoyo en el pilar de fuera mientras, veía al moreno terminar de meter las cosas—¿Eres un trabajador modelo, o compulsivo? ¿Te doy un ascenso?—Decía de manera traviesa, Leo volteo a verlo.

—¡Agh!—mascullo mientras bajaba la silla, y se acercaba a Des, el alto lo miro con precaución, Leo tomo su muñeca y después se agacho tomándolo por las piernas, echándoselo en el hombro, mientras el alto se tensaba por completo, creyó que se caería, se quedo quieto no quería ser tirado por equivocación, "!Bájame Leo!" había soltado en una pequeña queja. —Debo llevar a todo dentro, ¿Recuerdas? —Dijo con gracia.

—¡¿Qué hacen?!—Salió Ann de dentro del café preocupada, su Jefe era alto, demasiado, debía estar aterrado... pero, no lo parecía en lo absoluto, incluso parecía divertido de ser cargado.

—Ann, ¿En dónde te dejo el espagueti?—Leo decía acomodando a Des en su hombro "¡Oye!" se había quejado el alto, que estaba demasiado contento de estar siendo cargado como un costal de papas, además que tenía una buena vista, y no, no estaba hablando del parque, más bien de un par de montañas.

Todos rieron, y Leo regreso a Des al suelo, el cual al ponerse de pie estaba acalorado, mareado y despeinado, Leo se rio, para después despedirse de él, mañana sería otro día.

Los meses se cumplían y al parecer la intimidad se iba creando y el espacio personal perdiendo, desde aquella caminata junto al Sena, las intenciones estaban puestas en escena.

Des reía, mientras le preguntaba a Leo si había algún animal que no lo siguiera, estaban lejos de ellos, pero las gaviotas de cabeza negra los seguían, ambos caminaban por el puente de Granelle, mientras se detenían a observar la entrada a la isla de los cisnes*, era un lugar frecuentado por parisinos, más que por personas externas.

—La primera vez que vine aquí pensé, que recibía ese nombre porque había cisnes en el Sena—Decía Des un tanto melancólico—Fue Lorraine la que me dijo, que nunca habían estado aquí esas aves y me sentí tan triste, cuando llegue y termine de instalarme en este lugar, vine aquí otra vez; Pensando que... podría verlos— empezaron a caminar a lo largo de aquella estructura, perdiéndose en la brisa e intimidad que brindaban los arboles al mecerse — Juntos eternamente; Sabes, a mi madre le encantaba contarme eso, unidos hasta el cuello, tan embriagados uno por el otro, un cisne nunca olvidará a su compañero—Des camino enfrente de Leo, hasta llegar a un árbol y mirar hacia el Sena—Yo... hice una promesa en este lugar.

Leo miro a Des colocarse hasta cerca de la baranda, camino hasta él, tomo con suavidad su mano preguntándole —¿Qué prometiste?—El alto volteo a verlo sonriendo, mientras el sol se empezaba a ocultar detrás de él, acerco a Leo hasta sí mismo y lo apretó en un abrazo, mientras susurraba "prometí... convertirme en uno, e intentar reunirme con quien había escogido, en otra vida" Leo no pudo romper el lazo de Des, espero entre sus brazos a que el alto se separara de él.

—Muchas veces pensé que era ridículo rendirle tributo, a mis sentimientos; pero, hoy me alegro de haberlo hecho,—Lo miro profundamente , mientras continuaba— "intentar" fue doloroso, y no conseguí nada de ello, sólo un creciente sentimiento amargo en mi pecho —Menciono mirando a un lado—Me quede con esto —Pronuncio señalándose a sí mismo —y esto, para recordar los cuentos de mi madre —Decía señalando aquel mechón ámbar, que era idéntico al cabello de Noreen— También fue un desquite a Niek, mi padre; Soy terriblemente parecido a él —decía con burla, evitando la confrontación de la declaración que había hecho, aunque sus movimientos no empataran con los sentimientos que transmitía su mirada.

Habían salido de la isla de los cisnes, sin mencionar la confesión de Des; Leo estaba más determinado que en un comienzo, no debían esperar una vida para estar con el otro, pero tampoco quería declararse sin que Des aceptara el conocerse, quería hablar de tantas cosas, sin farsas. Era lo único que quería, hablar sin que se malinterpretara, o que se confundiera. "Debemos aprender de nuestros errores, Des" pensó.

Aun les quedaba asuntos por arreglar, sin embargo eran más aclaraciones que problemas, así que la relación cultivada de ambos empezaba a florecer, los días corrieron, cuatro meses se habían cumplido desde su apropiado encuentro.

Leo llegaba como costumbre, pero en esta ocasión traía un paquete entre sus manos, un pastel al parecer, anunciando que era su "aniversario"

—Te espero en la parte de atrás— Des asintió con su cabeza, afirmando  que lo vería después.

El día transcurrió y él tuvo que cerrar, al cruzar la puerta encontró a Leo dormido sobre la mesa, se veía tan apacible, tan tranquilo.

—¿Leo?— el moreno no respondió, el caía como una roca donde se dormía.

Una tarjeta estaba colocada junto a él... "Gracias por soportarme los últimos cuatro meses, eres el mejor amigo, amante;  que alguien podría desear" aquel mensaje por cómo estaba escrito, era demasiado sugerente, se agacho hasta estar a la altura del moreno besando su revuelto cabello "Gracias por soportarme toda una vida, mi león corazón valiente"

—Leo, despierta—canturreaba, sin que el moreno respondiera —Leo — con las llamadas, el moreno sólo se agazapaba más en la mesa, ignorando al alto. —hum... deberé despertarte con un beso— El moreno abrió los ojos de golpe, ante el comentario.

—¡¿Qué?!—Dijo de manera abrupta, asomándose de entre sus brazos.

—Peaches Despertó, estaba igual de dormido que tu — decía jugando con el gato. Haciendo como si aquello hubiera sido dicho para el felino.

Leo se sonrojo demasiado, diciéndole que comenzaran a comer su pastel, el alto asintió entre risas yendo al lavabo y prepararse para, servir la mesa con el moreno. El comer el pastel se fue tan lento, contándose como había ido el día de ambos, parecían una pareja de muchos años.

Era tan natural estarse moviendo de un lado a otro, junto al contrario, sabían perfectamente que hacer sin decírselo; envidia era lo que inundaba a todos los que veían a la pareja complementarse tan bien. Todos podrían darse cuenta de ello, embonaban como piezas de rompecabezas, tal vez demasiado, los celos invadían a los comensales, pretendientes, acosadores que habían cortejado al alto durante lo que ellos consideraban "mucho tiempo"; No era justo, que aquel guía estuviera con él, y no dudaron en expresar su inconformidad, murmurando siempre cerca del moreno que no era apropiado para el dueño del café ardent, a Des, lo intentaba chantajear con regalos costosos, posición en la sociedad, otros imitaban al moreno, ganándose el rechazo directo del alto, quien nunca permitiría que nadie invadiera su espacio como Leo; sin embargo no se contaban aquellas "interrupciones" en sus platicas con el otro.

Habían salido como costumbre a caminar por el parque, se habían sentado a la sombra de un árbol, Leo estaba cansado con el trabajo, era uno de sus días de descanso pero, el día anterior los turistas lo habían tenido ocupado hasta la tarde, había sido un grupo demasiado hiperactivo, incluso para el moreno, que quedo dormido en el tronco apenas apoyo su cabeza en este, Des estaba tranquilo a su lado, leyendo, quería tomar la cabeza de Leo y recostarla en sus piernas, se veía incomodo, cuando estaba por hacerlo, se detuvo al ver una adorable escena*.

Tal vez el moreno sintió la mirada y despertó.—¿Ya, es mediodía?—pregunto somnoliento.

El alto cubrió con su mano su boca para no explotar de risa, muchas mariposas encontraron su refugio en el enmarañado cabello de Leo. Intento decirle que tenía y al percatarse Leo a lo que se refería, grito:

—¡No, otra vez! — mientras espantaba a las pequeñas y Des soltaba una carcajada, ya no recordaba cuantos animales habían ido junto al moreno, si él  antes pensaba que no habían en Paris, estaba mal;  A lado de Leo, llegaban todos.

—Eres una linda flor... una linda, linda, flor...—canturreaba el alto, haciendo al moreno enojarse.

El moreno grito que no lo era, se puso rojo mientras no sabía ,si enojarse o sentirse feliz por la increíble sonrisa que había en los labios de Des, el pálido continuo molestándolo, diciendo que como explicaba entonces las mariposas, era suficiente para Leo, con un movimiento rápido, acorralo a Des hacia abajo.

—Tranquilo tigre, te estoy molestando—Dijo sin parar de reír Des.

Había estado tan preocupado de que no fuera real tener a Leo a su lado, sin embargo las pequeñas cosas que sucedían tan repentinamente lo llenaban de regocijo, tanto que lo hacían pensar que, cualquier pena valía lo suficiente por ese momento.

Como cuando Leo lo había despertado al cuarto para las cinco, para ir a recorrer París antes de que amaneciera, sin los turistas tomando fotos aquella ciudad daba tanta libertad, había subido a la torre Eiffel no sabía siquiera si estaba permitido subir a esa hora, pero sin duda el amanecer era hermoso.

—Desde aquí, te sientes tan libre... es casi como volar —Decía el joven de ojos chartreuse respirando el olor de la mañana mezclado con el sol de un nuevo día, no llevaría a ninguna persona ahí, que no fuera Des.

—Es hermoso— lo abrazo—¡Gracias!

El moreno giro con él, cuantas veces habían hecho eso entre ellos, había perdido la cuenta, de cada abrazo, cada caminata agarrados de las manos, habían sido tantas veces...juntos donde el mundo giraba para los dos, solos pero, acompañados con su contrario.

Sin embargo, algo necesitaban, y era obvio que lo sabían ambos, debían dejar esas farsas atrás, Des ansiaba escuchar de los labios del moreno lo que él en más de una ocasión había confesado, quería escucharlo, no suponerlo, lo necesitaba, para hacerle saber que eso no era una farsa, para no sentirse preocupado de que algún día, alguien o algo se lo quitara de su lado.

—Leo.. ¿Seguimos fingiendo después, de todo esté tiempo?—Pregunto Aeva, tocando suavemente el rostro del moreno.

—Después de todo lo que hemos pasado, ya no lo sé, pero lo estoy disfrutando y espero que tú también lo estés haciendo... en cierta medida—Dijo con tranquilidad Spindler, sonrojado.—Des...¿Quieres salir conmigo esta noche? Sin fingir esta vez, te mereces una cita apropiada. —Decía Leo avergonzado, había planeado varias cosas, para hacer a su relación algo formal, quería sacarlo como era debido, todo estaba planeado, una cena en un lindo restaurante local...

—¿Qué tal si... cenamos en mi casa?—Qué había dicho el joven de ojos ámbar, ¿Qué pensaba? Eso no sería una cita entonces; Sería idéntico que sus reuniones... pero no lo quedo de otra que aceptar, después de una pequeña confrontación, aunque Leo nunca podría negarle  un capricho a Des. Era débil ante él.

—Puedes llevar el vino que tú quieras... —Decía con duda, él no bebía nada, pero... Leo si que lo hacía.

Acordaron verse en la noche, para tener su cena en la casa del alto, arriba del café ardent; Des esperaría a Leo. Tenía preparativos que hacer y algunos cosas más que preparar. "sin fingir" había dicho el moreno, sería una noche complicada, sería una noche fantástica.

--------------------------------------------------

Créditos: Jon Cozart~ a love song of Paris (Decidí usarla en esté capitulo, es una recomendación de la queridisima Mimi Tamay. muchas gracias es hermosa.Es muy linda la letra, les recomiendo leerla~ "imaginandonos a los dos~ solos")

*Caroba: jacaranda brasileña (endemica de pernambuco Brasil)

* La isla de los cisnes: es una isla artificial, que une dos puentes en paris, se supone que el rey ahí tenía cisnes en cautiverio pero, es mentira.

*


N.A: cielos, quiero decir tantas cosas pero, estoy apunto de salir...(vengo en un momento)

Bueno, muchas gracias por continuar este pequeño fic dramatico-romantico.

Les agradezco mucho, humm el siguiente capitulo será el último,  pero tendremos los extras, que he estado escribiendo y espero publicarlos....sin mucho retraso, disculpen la espera, agradezco su infinita paciencia.

espero hayan disfrutado esta pequeña lectura rosa, el siguiente capitulo obviamente, avisando, habrá lemon... (Nervios) y aclaraciones (!Al fin¡)

P.D: muchas gracias. quería publicarlo más tarde pero, ya llevo prolongandolo demasiado. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro