Reencuentro
Tulia estaba frente a la puerta dándose valor para tocar y decirle al desconocido que serían padres. Se vistió de la misma forma que el día que se conocieron: un vestido corto, con las mangas tipo hombro caído, de color rosa claro y zapatos de piso negros. Se dejó su cabello suelto y se quitó los lentes, pues esa vez uso unos de contacto. Se siente incomoda con ese estilo, lo usó ese día por consejo de sus "amigas".
El lugar donde se conocieron fue una fiesta, ella se emborrachó por seguir el ritmo a sus amigas y se acercó a un chico que vio decaído, él también estaba borracho. Las amigas la dejaron, dijeron que ya estaba grandecita como para cuidarse sola. Ellos hablaron del dolor que causa el amor, pues él en ese mismo lugar encontró a su amigo con su novia. Tulia al verlo tan triste lo besó y él no se contuvo. Ella fue la primera en despertar y marcharse sin decir nada.
Tulia apretó su mano en puño para sentir el pretexto de su visita y volteó para ver si su amigo seguía a la distancia dándole apoyo. Fue Hugo, el primero en saber que estaba embarazada y la convenció de decirle al chico, le dio la idea para volverlo a ver.
Se decidió a tocar el timbre y esperar. No escuchó nada, volvió a ver a su amigo y le indicó que lo siguiera intentando. Ella lo pensó por un minuto, volvió a tocar, dado que es domingo es probable que siga dormido.
—¿A quién busca? —Rubén miro desde la mirilla a la chica nerviosa e incómoda detrás de la puerta.
No pudo evitar hablar con desagrado. Aún no podía creer que hubiera estado con una desconocida, su huida le dejó claro que esa noche fue resultado del alcohol. No la buscó, era obvio que ninguno estuvo en sus cinco sentidos. Verla ahora le causaba incomodidad, no era lógico que lo quisiera ver un poco más de un mes después.
—Soy Tulia, por error me llevé tu anillo y vine a devolver ...
—No es mío —Rubén abrió enojado, ¿qué anillo? Le molestó que viniera a darle un objeto de otro hombre.
—Disculpe, busco a Rubén Torres ...
—No me confundas con tus otros hombres de una noche —la interrumpió—, no he perdido nada.
Tulia dudó por un momento, ¿de qué hablaba él? Se puso los lentes para ver claramente a la silueta borrosa que tenía delante. Se quedó muda, el chico que abrió la puerta no era el que recordaba, el cabello pintado de rosa en picos, los ojos cafés y el rimen en los ojos no los llevaba, ni vestía de negro. El desconocido ante ella era un joven de cabello castaño natural sin gel, la cara sin maquillaje y los ojos aceitunados. Se puso más nerviosa, su plan se arruinó, esperaba que la dejara pasar y empezar a platicar, después decirle la noticia.
Buscó una forma de conversar, retomó sus palabras y reflexionó.
—¿Piensas que duermo con diferentes hombres por noche? —se ofendió—, has sido el único.
—Pues no es mío, buen día —Rubén quería volver a su vida, verla le recordó las bobas palabras que ambos se dijeron ese día.
Tulia se sintió triste pero a la vez tomó valor para evitar que cerrara la puerta y entrar sin invitación.
—Bien, el anillo era una excusa para venir a verte.
—Me gustaría que salieras de aquí por tu voluntad como entraste. No tengo de que hablar contigo —sintió más furia al ver su cinismo. Ese día al despertar, y no ver a la chica que parecía haberle mostrado interés sincero por su dolor, se sintió humillado. Y ahora que había dejado de pensar en ella ... entra a su casa.
—Tus ojos son bonitos, son un verde oscuro, no los recordaba así —Tulia se perdió en esos ojos y habló sin pensar.
Un llanto rompió su admiración. Rubén se fue rápido al cuarto y regresó con un niño en brazos. Pasó de ella como si no existiera y se fue por otro pasillo.
Tulia se quedó sorprendida, ¿era padre?, ¿acaso lo que dijo en la fiesta era mentira?, tal vez una técnica para atraer a las chicas y dormirse con ellas.
—¿Eres padre? —lo siguió hasta la cocina donde sentó al niño mientras él calentaba un biberón.
—Jajaja, ¿se parece a mí?
Tulia observó al pequeño, tenía ojos cafés y cabello castaño oscuro. No es buena encontrando parecidos.
—No lo sé.
Rubén notó su tono desganado, ¿qué le pasaba? Ver al bebé la cambió.
—Es mi sobrino, solo lo cuido —sintió la necesidad de aclarárselo, pero ...¿por qué?, que importaba que pensara.
—¿Por qué lo dices así?, ¿acaso te molestan los bebés? —notó algo de molestia.
—No está en mis planes a corto ni mediano plazo, son una gran carga y no tengo interés en eso. Todavía sigo en proceso de superar lo de mi exnovia, ya que era con quién planeaba casarme.
Tulia decayó más, empezó a reconsiderar a que vino. Tiene un trabajo estable, se alejó de las malas amistades y sus padres son amorosos, no tenía necesidad de recibir ayuda de ese sujeto.
—Bueno, discúlpame. Estás ocupado y es mejor que me vaya.
—Así es.
Tulia abrió la puerta y se encontró con una mujer castaña de ojos cafés.
—Hola, buenos días. No sabía que mi hermano tenía visitas —la chica le sonrió.
—Buenos días, me tengo que ir.
—¿Por qué vine yo?, no te incomodes por mí, solo vine por mi hijo.
—No, solo vine de paso, también tengo cosas que hacer —salió como entró, en contra de la voluntad de la persona en la puerta.
Ema dejó la bolsa de verduras en el fregadero y fue a cargar a su bebé.
—Tu amiga se veía extraña.
—No es ninguna amiga.
—Suenas molesto —Ema notó a su hermano algo inquieto.
—Es la chica con quien dormí.
Ema se acercó a él. Sintió una corazonada.
—¿A qué vino?
A Rubén no le importaba, se sentía como una burla. Una chica que notó su vulnerabilidad y lo hundió más al abandonarlo sin decir nada. Bueno, también le parecía lógico, ¿qué podrían decirse? Tampoco era egocéntrico como para pensar que la dejó admirada.
—A devolverme un anillo.
—Suena a excusa —razonó rápido—, contando el tiempo que pasó. Bueno, ayúdame a hacer el desayuno —Ema calmó su inquietud, trató de creer que solo vino a darle un anillo. No era necesario seguir dándole vueltas al asunto.
Después que Rubén se quedó solo, se puso a escuchar música y se recostó en el sillón.
Más de un mes, vestida como la vez que se conocieron con un anillo como pretexto. Se levantó por el objeto y lo miro. Era de metal, con una piedrita brillante y no le quedaba en ningún dedo, el diseño era para mujer. ¿Qué quería ella?, ¿volvería por el anillo?, tal vez ... ¿quería ella que él la buscara? Pensó que hubiera sido mejor escuchar que quería, ahora se sentía inquieto.
Decidió distraerse un rato con el celular, después de algunos videos le salieron anuncios sobre anillos. Parecía que el universo le quería dar una señal y lo logró, identificó el anillo en una publicidad sobre anillos de compromiso.
—Un anillo de compromiso —dijo en voz alta y empezó a encajar las piezas en su cerebro—. ¡Idiota!, quería decirme algo importante.
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