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DOS AÑOS DESPUÉS

설레는 만큼 많이 두려워
우주가 우릴 위해 움직였어
운명이 우릴 자꾸 질투해서
너만큼 나도 많이 무서워
When you see me
When you touch me
조금의 어긋남조차 없었어
너와 내 행복은 예정됐던 걸
'Cause you love me and I love you...

(Canción de Park Jimin: Serendipity. Me preocupo tanto como late mi corazón, el destino sigue celoso de nosotros, estoy tan asustado como tú, cuando me ves, cuando me tocas... El universo se mueve por nosotros, no hubo ni un pequeño error, nuestra felicidad estaba destinada a ser... Porque me amas, y yo te amo).

Suena la canción en mi reproductor de música, mientras manejo por las calles lluviosas de la ciudad.

«Esto de las reuniones de exalumnos no va conmigo, pero me alegro de volver a ver a mis amigos».

Manejo cerca de la carretera que lleva al hospital psiquiátrico.

-Tal vez deba visitar a Amelia, ahora que estaré un tiempo por acá... -Lo que me lleva a pensar en-. Solar.

Me detengo en el semáforo y el timbre de mi celular suena.
Sonrío al ver quién me llama.

-No me lo vas a creer, justo estaba pensando en pasar a saludar.

-Pues si te lo creo. -La escucho riendo al otro lado-. Acabo de ver tu foto en instagram, veo que acabas de llegar a la ciudad.

-Si, reunión de exalumnos -coloco el manos libres y sigo manejando-. Además necesito ver si mi departamento sigue en pie.

-¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad?

-Tal vez una temporada.

-¿Te gustaría regresar al hospital?

-¿Esa es una oferta de trabajo? -pienso en Jimmy y sonrío.

«¡Por supuesto que si quiero!».

-Dahir, eres sin duda el mejor elemento que ha tenido este hospital, por supuesto que me gustaría que trabajarás aquí, además Ferdinand tambien regresó.

-Esta bien, el lunes por la mañana voy a verte.

-Perfecto, te estaré esperando.

-Nos vemos pronto, Amelia.

Cuelgo y doy vuelta a la derecha, justo en el centro de la ciudad, reanudo la música y escucho a BTS cantando save me.

-Tarara ra ra ra ra... -Me detengo cerca de aquella florería donde una vez pregunté por Solar, y veo que el dichoso antro es ahora una tienda de postres-. Mejor uso no le pudieron dar.

Sigo mi camino y cuando me detengo en la esquina de la calle, veo a un ángel.

Un paraguas transparente con pequeños dibujos de pastelitos; cubren su pequeño cuerpo. Esa cascada castaña cae por sus hombros hasta su cintura, viste muy bien abrigada, la veo contemplar las gotas de lluvia que caen en su paraguas, baja la mirada y entonces voltea.

Nuestras miradas se cruzan y mi corazón empieza a latir desesperado.

«Estuve esperando por ti».

Salgo del auto y cierro la puerta, camino directo hasta ella y una gran sonrisa me recibe.

-¿Dónde te escondiste este tiempo?

-Donde solo tú pudieras encontrarme. -Me cubre con su paraguas y se pega a mi-. No he dejado de pensar en ti ni un solo día, desde que te fuiste se volvió mi pasatiempo favorito.

-Debes haberte aburrido -acaricio su mejilla con mi mano derecha y ella cierra los ojos permitiendo que la acaricie-. Te he echado tanto de menos, Solar...

Sus hermosos ojos brillantes me miran esperanzados.

-Aquí estoy...

Me inclino un poco sintiendo su fresco aliento mentolado, nuestros labios se rozan y la beso.

Solar

Mi respiración se agita al sentirlo tan cerca, y no, no es ansiedad, esta vez es la emoción de volver a verlo, de volver a sentir su presencia cerca de mi.

Sus dulces labios me recuerdan al sabor de las fresas, sus manos toman con delicadeza mi rostro y un extraño hormigueo recorre mi espalda.

No me doy cuenta del momento en que he soltado mi paraguas, cuando sentimos la lluvia mojarnos y nos separamos.

-¿Quieres entrar? -señalo mi negocio, una bonita pastelería.

-Pastelería Serendipity... -murmura viendo el nombre y asiente-. Estaciono mi auto y te veo adentro.

-De acuerdo.

Le sonrío y tomo mi paraguas para regresar al local.

-Solar, pensé que irías por las bolsas para los panques -comenta mi papá desde el mostrador.

-Esta lloviendo mucho...

Dejo el paraguas en el perchero, donde se escurren los demás paraguas de los clientes y me quito el abrigo, lo sacudo un poco y reprimo mi sonrisa.

La música del lugar crea una atmósfera agradable.

-¿Te entretuvo un viejo amor?

-¿Nos viste? -sorprendida y avergonzada me cubro el rostro y él me abraza.

-Todos te vimos -confiesa riendo.

Las chicas que me ayudan en el lugar, disimulan sus sonrisas, Vianey y Miranda regresan a sus actividades en la cocina.

La campana de entrada suena y todos voltean a ver al visitante.
Dahir se quita el abrigo y lo deja en el perchero, se ve un poco apenado y se dirige a saludar a mi padre.

-Buenas tardes, señor Winters.

-Hola, Dahir, es bueno verte de vuelta, pero llámame Adam. -Papá lo abraza y yo tomo su abrigo.

-Lo llevaré a la cocina, cerca del horno se secará.

-Gracias. -Me sonríe apenado, seguro sabe que papá nos vio.

-¿Te corrieron de la milicia, Adam? -Lo escucho bromear y papá se carcajea-. Te queda bien el delantal.

-Para nada ha ha, a veces vengo a ayudar a Solar con su negocio, aunque no necesita mucha ayuda, pero me gusta estar con ella.

-Tu padre se lleva bien con su yerno. -Vianey me codea con suavidad y camino a colocar los abrigos cerca del horno.

-No somos nada...

-Hacen bonita pareja. -Miranda me sonríe y cuando estoy por ponerme el delantal, me lo arrebata-. Ni lo pienses, ve a atender a tu visita como se lo merece.

-Es hora de que sean felices, Solar, has estado esperando dos años por este momento. -Vianey me perfuma y acomoda mi cabello.

-No puedo, estoy nerviosa -confieso viéndolo de reojo mientras habla con mi padre-. ¿De qué le voy a hablar? No soy buena para las conversaciones espontáneas...

-Empieza por preguntarle cómo está, cómo le fue en el extranjero y todo eso -sugiere Vianey.

-Si, poco a poco la platica se dará -asegura Miranda-. Solo sé tú misma, él se enamoró así de ti, seguro que sigue sintiendo lo mismo por ti.

-¿En serio lo creen?

-Si, sino no te habría besado así -cantan las dos al unísono.

Respiro profundo y camino por la cocina, tomo dos porciones de postre y las llevo conmigo hasta regresar al área de mesas, él se pone de pie cuando me ve llegar y papá me cede su asiento.

-Les traeré un poco de capuchino.

Asiento y se retira con una gran sonrisa.

Dahir me ayuda con los platos colocandolos en la mesa y procede a retirar la silla para que me siente.

-Había olvidado lo caballeroso que eres.

-Estoy seguro que eso te gustó primero de mí.

Me hace reír y me relajo un poco.

-Te he traído la especialidad de la casa y mi postre favorito...

-Chocoflan -hablamos al mismo tiempo y reímos.

Después de todo, las chicas tenían razón, Dahir sigue enamorado de mí, tanto como yo lo estoy de él.

La platica fluye y nos ponemos al día de lo que hemos hecho los dos años anteriores, él acaba de graduarse como Maestro en Psiquiatría y yo soy Licenciada en repostería.

Ambos nos mantuvimos alejados de cualquier relación amorosa, esperando a que la vida nos uniera y así ha sido.

No sabemos qué nos espera mañana, pero estamos seguros de que queremos averiguarlo juntos.

Y es aquí donde inicia nuestra historia de amor.

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