Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

🚪


Aquí dividimos a los pacientes por niveles —inicia extendiendo dos hojas frente a mí, me inclino un poco y puedo leer en la parte superior: Formato De Nivel Para Los Pacientes—. El nivel uno es para los pacientes que no necesitan cuidados especiales, pacientes que pueden parecer comunes, como los que padecen algún trastorno leve —explica—. El nivel dos es para los pacientes que necesitan de algún tipo de cuidado o supervisión de vez en cuando, y el nivel tres es para los pacientes que necesitan atención constante o una sombra.

«Ahora recuerdo que en la entrevista, pude alcanzar a ver a varias enfermeras acompañando a algunos pacientes, tal vez eso hacían».

—Entonces, ¿nadie puede tener nada en sus habitaciones? —pregunto, intentando entender el asunto.

—Solo los de nivel uno, pero dependiendo de su situación, por ejemplo... —saca otra carpeta y me la entrega, la abro entusiasta, parece el expediente de un criminal.

El rostro sonriente de una chica rubia y bien arreglada, es lo que me hace pensar que ya no soy cuerdo.

«¿Cómo puede alguien así, estar en un lugar como este?». Me pregunto.

—Ella es Violeta Betancourt, a simple vista se ve como cualquier otra chica —expresa y asiento—. Esta diagnosticada con trastorno histriónico de la personalidad, por eso luce tan bien en su foto, ella siempre se preocupa por lucir perfecta, como si estuviera en una obra de teatro, a punto de salir al escenario o algo similar.

—Así que, hay que evitar el contacto con los accesorios estrafalarios, como los que tenías bajo llave -
—concluyo, al recordar lo que vi en su cajón.

—Así es, ese tipo de objetos están prohibidos, debido a que no permiten su avance, no queremos que no se exprese, pero en el caso de Violeta buscamos que sus síntomas disminuyan —saca otras tres carpetas y me las entrega-. Violeta Betancourt, Jimmy Park, Solar Winters y Peter Vega, son tus cuatro pacientes, debes estudiar sus expedientes a fondo hasta aprenderlos, las veces que han estado aquí, sin han salido o no y bajo que condiciones. Tienes que conocerlos bien de pies a cabeza.

—Está bien —cierro el expediente y junto las cuatro carpetas—. Así que, ¿en dos semanas estaré dando terapia? —Me siento un poco ansioso.

—Así es, la primera semana te supervisare a través del espejo, como hice con los demás, sí tienes alguna duda puedes preguntarme, o a los demás chicos, en caso de que yo no esté disponible.

—Ok, entiendo. —Nos levantamos y la doctora abre la puerta para que salga.

—Tengo terapia en unos minutos, puedes ir a la sala de practicantes y comenzar a leer, y en cuanto termine tenemos una reunión con los otros doctores y practicantes, te presentaré y me parece que hay dos doctores con nuevos practicantes también —informa entrecerrando los ojos.

—De acuerdo, voy a empezar con esto —levanto las carpetas.

Justo aparece una chica y se detiene al verme.
Es Violeta Betancourt.
Su expresión parece de asombro total, un exagerado asombro.

—Violeta, pasa —pide Brown y Violeta camina lentamente, se detiene frente a mí con los dedos entrelazados y después entra al consultorio—. Nos vemos en un rato, Montesco.

—Claro —camino hacia las escaleras y bajo a la primera planta, entro a la sala de practicantes, Ferdinand ya no está, solo hay una chica eligiendo un libro de la estantería—. Hola —saludo al entrar.

—Hola —responde sonriente, es agradable, una chica bajita y delgada, su cabello es de un rizado chocolate que brilla con la luz y sus ojos son demasiado brillantes—. Debes ser el chico nuevo. Soy Collette Games —expresa extendiendo su mano.

—Un gusto Collette, soy Dahir Montesco —estrecho su mano y me siento a la mesa, ella me sigue—. ¿Hay muchos practicantes aquí?

—Sí, cada doctor tiene tres, solo la Doctora Brown tiene cuatro ahora —explica gustosa—. Aunque ellos no vienen mucho por aquí, prefieren quedarse en sus consultorios.

—Ya veo, y tú, ¿cuánto tiempo llevas aquí? —intento saber quién será mi aliado en esto, necesito experiencia y apoyo.

—Casi cinco meses, aunque ya estuve antes haciendo mi servicio, en mi universidad piden ambos, ahora estoy haciendo prácticas «¡Bingo!»—. ¿Cuánto tiempo estarás aquí? —abre su libro.

—Aproximadamente ocho meses, por las horas que tengo que cubrir —abro el primer expediente que voy a leer.

—¿Qué pacientes te tocaron? Seguro que son los TOC. –Se inclina a mi lado derecho para ver mejor—. Violeta es todo un caso, espero que puedas con ella, ha pasado por muchos practicantes —declara riendo.

—¿En serio? —frunzo el ceño con preocupación.

—Lo es. —Otra voz femenina llega detrás de mí, me doy la vuelta. Ferdinand, de la mano de una bonita morena entran a la habitación y se sientan frente a nosotros—. Violeta, es la tía más dramática que jamás conocí. —Me susurra imitando el acento español y todos estallan en risas, aunque yo no entiendo el chiste.

—No les hagas caso, tío —pide Ferdinand dejando de reír—. Ella es Serena Pons, mi novia. ¿Vos tenéis novia? —cambia de tema.

—Sí, se llama Merida y también está estudiando psicología, aunque ella prefirió la organizacional —explico bajando la mirada a mi expediente—. ¿Cuánto tiempo llevas en América? —interrogo levantando la mirada.

—Llevo dos años acá. —Me responde Ferdinand—. Tomé la decisión de hacer la carrera de psiquiatría, mola mucho salir de tu país y explorar aguas diferentes —explica orgulloso.

En ese momento, entran dos chicos y una chica y se unen a nosotros en la mesa, haciendo las respectivas presentaciones.

Al final no he leído mis expedientes. Tres doctores se nos unen, junto con otros tres practicantes más, después llega la doctora Brown y su asistente.

—Bienvenidos a todos y especialmente a los chicos nuevos —expresa el asistente de Brown en cuanto todos guardamos silencio, se coloca al centro de la habitación—. Doctores, preséntenos a sus nuevos reclutas —bromea y todos reímos.

—Como todos sabrán... —La doctora Brown toma la palabra, está a mi lado derecho—. Ahora tengo cuatro pupilos, él es Dahir Montesco y está en su séptimo semestre de Psicología Clínica, espero que lo traten bien y lo ayuden a integrarse —pide, y todos me saludan y aplauden.

-Doctor Radclife, su turno - habla el asistente que lleva un gafete con su nombre: Joseph.

El Doctor Radclife es sumamente joven, parece que acaba de terminar la licenciatura y ya es doctor. Su cabello es castaño caoba, como el mío y sus ojos son grises también, podría ser mi hermano mayor, su piel es clara y sus rasgos masculinos, lo que nos diferencia es el corte de cabello, creo. Definitivamente siento que estoy viendo a mi inexistente hermano mayor.

—Bueno, ahora que terminaron las presentaciones, les repito las reglas principales del lugar —informa Brown como la Directora General del Hospital, retomando su lugar en el centro—. Los pacientes y los terapeutas son los únicos que pueden pisar este edificio, igual que el personal de limpieza. Los practicantes pueden acceder a los dormitorios del nivel uno y dos, pero no pueden ir a los dormitorios del nivel tres, a menos que tengan una orden firmada del doctor a cargo, de ahí en fuera pueden estar en todas las instalaciones del lugar. Los pacientes no tienen acceso a esta sala o cualquiera de las otras, solo a los consultorios y las áreas verdes. Las demás reglas las encontraran en la ventanilla principal de cada edificio, les pido que se las aprendan de memoria.

Todos asentimos en aprobación.

—Eso es todo, cualquier duda la pueden consultar con sus asesores o mi asistente. Bienvenidos chicos y a trabajar.

Todos aplaudimos y lentamente la sala se va vaciando.

—Ven conmigo, Dahir —pide la doctora Brown y la sigo con mis carpetas en mano—. Te daré el horario de tus pacientes y verás la primera terapia en la cámara de Gesell.

—De acuerdo —accedo entusiasta, pero al mismo tiempo nervioso.
Subimos por las escaleras hasta el tercer piso.

—Amelia. —Una voz masculina llega detrás de nosotros y ambos nos giramos—. ¿Cómo va... Solar? —cuestiona casual.

Si no mal recuerdo, Solar es mi paciente ahora.

—Muy bien, Ean. —La Doctora se muestra seria e indiferente—. Sé que ya lo hice, pero te presento a Dahir Montesco, él ahora estará a cargo de Solar —informa señalándome.

—Mucho gusto, doctor Radclife. —Le extiendo la mano y me da un leve apretón sonriendo.

—Solo dime Ean, mientras no estén los pacientes —dice lo mismo que Amelia—. Solo pregunto por Solar de vez en cuando, ella es una buena amiga... por eso no pude atenderla.

—Ok, entiendo, lo mantendré al tanto cuando me lo pida —aseguro y él asiente.

—Nos vemos después, tengo paciente. —Nos dice y todos nos vamos a nuestros destinos.

Amelia me lleva a su consultorio y me entrega un pequeño horario.
Los días y horas en que los pacientes tienen terapia.
Lo leo una y otra vez. Incluso las actividades extra, pero la última hora siempre está libre.

—¿Y qué pasa con la hora de las seis? —levanto la vista.

—¡Oh! Cuando algún paciente necesita orientación o hablar de cualquier cosa, puede ocupar ese espacio o para las actividades que se relacionan con eventos del hospital —aclara Amelia—. El acompañamiento implica estar con el paciente, hablando o no, depende del ellos, a veces usan esas horas para hacer algunas actividades, tú solo debes estar con ellos.

—¿Y las otras actividades?

Salimos del consultorio, nos dirigimos a la cámara de Gessel.

—En las actividades al aire libre tú debes planear algo, así como en las grupales, para que los cuatro convivan, es una manera de tenerlos en contacto para socializar. Y la lectura en grupo es solo eso, lectura, en esa actividad puedo estar o no presente, o cualquiera de tus compañeros practicantes, puedes pedirles consejos para actividades si no se te ocurre nada, igual vas a estar presente en las actividades que yo haga con ellos, antes de dejarte a cargo —explica y abre la pequeña puerta—. Hay un sofá ahí —enciende la luz y veo el pequeño sofá negro—. Nos vemos en un rato.

—Ok —cierro la puerta y enciendo las bocinas, dejando un volumen bajo.

Al otro lado del espejo veo a la doctora Brown y a Jimmy, según confirmo en el expediente.
Ambos se sientan en los pequeños sofás redondos.

—Hola Jimmy, ¿cómo estás hoy? —inicia Brown.

—Muy bien Doctora, el fin de semana recibí visitas de mis padres, mis hermanos también vinieron —Jimmy luce entusiasmado—. Pero antes, ¿puedo preguntarle algo? —Su voz suena tímida.

—Pregunta, Jimmy —Amelia es buena inspirando confianza.

—¿Es verdad que el nuevo terapeuta llegó? —Ahora suena curioso, entrelazando los dedos.

—Así es, ¿quién te lo dijo? —indaga la Doctora, aunque probablemente ambos sabemos la respuesta.

—Violeta, cuando llegó después de su sesión, nos lo dijo a todos —levanta la mirada—. Eso significa que... ¿Ya no me dará terapia? —luce algo angustiado.

—Sí Jimmy, pero seguiré al pendiente de ti —asegura Brown sonriendo—. El terapeuta Montesco será bueno contigo. Ya lo conocerán en un rato.

—Bueno, en ese caso. Como le estaba diciendo...

Jimmy puede parecer un chico timido a simple vista, pero ha hablado mucho en la sesión, algunas cosas que no logro entender porque me falta contexto, pero de manera general entiendo que su manía es el orden y la simetría, debido a que varias veces se pone de pie para acomodar su sofá y la posición en que se encuentran los libros de la doctora Brown en el estante.

Lo que más me ha llamado la atención es su forma de expresarse de su familia, habla mucho de ellos como un conjunto, pero en ningún momento veo a Jimmy pertenecer a ese conjunto, por lo que tomo las notas necesarias para no olvidar ese detalle.

Pongo atención a los cincuenta minutos que dura la sesión, tratando de dejar mi mente en blanco y libre de cualquier prejuicio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro