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Capítulo 37 Dahir


Su cuerpo se desvanece en mis manos y la cargo hasta su habitación.

-Me quedaré con ella -informo a la enfermera Gutiérrez-. Seguro despertará muy mal.

-Si... Yo... -Lucía se quiebra, llora sin parar y la entiendo, porque yo me siento igual-. Lo siento... Es que... Jamás podré borrar esa imagen de mi cabeza... Y Solar... Pobre Solar... Ella intuía algo...

-Esto va a ser muy difícil para todos... Pero debemos mantenernos firmes para ellos, dependen de nosotros, no podemos dejarlos a la deriva.

-Lo sé... -Se limpia las lágrimas y asiente-. Voy con la doctora Brown, veré en qué ayudo.

Sale de la habitación y enseguida llega Collette.

-Lo siento mucho Dahir... -Me pongo de pie y la abrazo, me suelto a llorar dejando que el dolor salga-. Sacalo, llora todo lo necesario... Tienes que estar bien para tus pacientes... -Su voz se quiebra y lloro con más fuerza.

-Jimmy no merecía este final... Él no merecía irse así... No sé en qué le fallé...

-No te culpes, Dahir... Son cosas que no podemos predecir... Al final solo él sabía con qué demonios estaba luchando.

Sigo llorando hasta que logro calmarme y ella sigue acompañandome.

-Gracias, Collette... Tenía que aprovechar mientras Solar esta dormida.

-¿La sedaron?

-Si... Ella lo encontró.

-¡Oh por Dios! -Se cubre la boca con ambas manos-. Debió ser muy duro para ella.

-Así es... Aunque no lo parezca, Solar ha tomado con cariño a sus compañeros.

-Por cierto, yo vine a decirte que te están buscando abajo, la doctora Brown también bajó a ver... Parece que es Merida...

-Collette. -La veo un poco asustado-. Cuando Solar se escapó, yo la encontré y la llevé conmigo, tenía un compromiso y... El punto es que Solar cayó en manos de un narcotraficante y no se lo dije a nadie.

-¿Ella lo sabe? -Me ve asustada.

-Merida es novia de ese hombre, o era, ya no sé, el punto es que seguramente viene a echarme de cabeza... Así que... No sé qué vaya a pasar conmigo y Solar, pero en caso de que ella ya no esté bajo mi cuidado, les pido su ayuda para saber que esta bien.

-Bueno, sinceramente yo tampoco sé lo que vaya a suceder, pero en caso de que ella ya no fuese tu paciente, despreocupate, que nosotros la cuidaremos.

-Gracias.

Salimos de la habitación y bajo a los consultorios, todo es un ir y venir de gente, los pacientes están en sus habitaciones, pero los enfermeros caminan de un lado a otro, el forence ha llegado y me encuentro con Brown en su consultorio, esta hablando por teléfono, mientras que Merida la espera sentada frente al escritorio con una enorme sonrisa estampada en el rostro.

-Si, de echo el médico forence acaba de llegar... Así es... Muy bien, los veo aquí -cuelga y con la palma me ofrece asiento para después ella sentarse-. Esta señorita vino a decirme lo que ya me habías dicho que pasó con Solar -volteo a verla y me mira arrogante-. Me comentó lo del hospital y el dichoso narcotraficante, lo mismo que tú me dijiste, Dahir.

Me ve con cierta decepción, pero lo disimula, supongo que no quiere darle el gusto a Merida.

-Así es... Como te dije, eso fue lo que pasó. -Le sigo el juego a Amelia y Merida me rueda los ojos.

-Bueno, señorita, como le mencioné hace un momento, ya estaba al tanto de la situación de mi paciente, así que si no tiene otro chisme que contar, le pido que salga, afuera la están esperando los oficiales para llevarla a la comisaría.

-¡¿Qué?! -La sonrisa de Merida se desvanece como humo en el viento y se pone de pie empujando el escritorio-. ¡¿Llamaron a la policía?!

-En realidad lo hizo mi asistente, ¿a caso piensa que no escuchamos las noticias? -Amelia se pone de pie y abre la puerta-. Detective, oficiales, aquí está la mujer a la que buscan.

-No no no... Esto es un error... -Merida se resiste, pero los oficiales no son piadosos y le colocan las esposas-. ¡Dahir! ¡Ayúdame! Esto es un error...

-Merida del Campo, queda usted bajo arresto por complicidad en la compra y venta de drogas, así como la trata de blancas, todo lo que diga puede ser usado en su contra, tiene derecho a llamar un abogado o solicitar uno de oficio en caso de no poder pagarlo -reza el detective saliendo con la chica-. Gracias por su ayuda, doctora Brown, pronto le traeré noticias sobre su caso.

-Gracias a usted, detective Omalli, nos vemos pronto.

Después de que todos salen, hablo con Amelia y le explico todo lo sucedido el fin de semana con Solar, y lo que tenía planeado hacer con tal de que no la regañasen por escaparse.

-Entiendo tus intenciones, Dahir, pero no podemos hacer tratos con los pacientes, mucho menos cubrir sus faltas. -Amelia me ve con tristeza, no sé si es por la mentira o la partida de Jimmy-. Estaba meditando la situación de Solar, no sabía si pasar por alto su falta, sin embargo con esta nueva información... Solar será asignada al nivel dos.

-Amelia...

-No dejarás de ser su terapeuta, pero esta vez quiero un reporte semanal de sus avances, cualquier detalle por mínimo que sea debes hacermelo saber.

-Así lo haré...

-Por otro lado, te felicito porque pronto darás de alta a Violeta y Peter.

-Ojalá Jimmy estuviese incluido... -Las lágrimas brotan de las comisuras de mis ojos, muerdo mi labio inferior y hago puños mis manos sobre mis rodillas-. Yo debí protegerlo... Debí saber que él...

-No Dahir. -Me refugia en sus brazos y me suelto a llorar como si nunca lo hubiese echo-. No puedes culparte por esto, la depresión es una enfermedad silenciosa que difícilmente puede verse... -La escucho llorando y mi corazón se comprime-. Hay personas que no quieren ser ayudadas y simplemente se entregan a la enfermedad.

-Yo era su terapeuta... Yo estaba a cargo de él... Debí saberlo...

-Hay cosas que escapan de nuestras manos, cuando el paciente no se atreve a hablarlo... Pero debes saber que fuiste un gran apoyo para Jimmy, viste mucho de lo que él no podía ver en si mismo.... No te culpes Dahir.

Sigo llorando hasta que logro calmarme, Amelia me hace compañía unos minutos y después salimos a recibir a los padres de Jimmy.

-Señores Park... -Amelia los saluda y ambos se sueltan a llorar en sus brazos-. Lo siento tanto...

Me hago a un lado y doy la vuelta, pero una mano me detiene del brazo y volteo.

-Mi hijo encontró en usted, el refugio que tanto buscaba... -El padre de Jimmy me abraza y lo consuelo-. Lo sé porque desde que usted llegó a su vida, él mostró más entusiasmo en querer formarse como bailarín... Debí apoyarlo y no apagar sus sueños... Esto es mi culpa.

-No señor Park, Jimmy tomó una desición, solo él sabe por qué lo hizo, no trate de buscar culpables y mucho menos usted. -Lo suelto y asiente aún llorando-. Lamento mucho su perdida... Y cualquier cosa que quiera hablar, aquí estaré.

-Muchas gracias, terapeuta Montesco -La señora Park me sonríe con tristeza y se abraza a su esposo para seguir llorando.

Los dejo con Amelia y camino al edificio del nivel uno, veo la puerta cerrada del almacén donde guardan los medicamentos, entro sigiloso y empiezo a buscar un calmante.

-Ni siquiera esto pudo ayudar a Jimmy -tomo un frasco de ansiolíticos y lo arrojo a la puerta, el contenido se riega por el suelo y arrojo más y más frascos-. Lo siento tanto, Jimmy...

Me siento un momento junto a uno de los estantes y lloro en silencio, el suficiente tiempo como para calmarme solo, me pongo de pie y subo a ver a Solar pero me detengo un momento al ver a Violeta en la habitación de Peter, ambos están llorando pegados al suelo junto a la cama.

-¡Terapeuta Montesco! -Violeta me abraza en cuanto entro a la habitación-. ¡Esto no puede estar pasando! Debe ser una pesadilla...

-Lo siento muchos, chicos... -Es lo único que puedo decirles, los abrazo de rodillas en el suelo y ambos se sueltan a llorar.

-Era como mi hermano pequeño... -murmura Peter aferrándose a una de las mascadas de Jimmy-. Sé que no nos llevábamos muy bien, pero así son los hermanos, ¿no? Pelean y hacen las pases todo el tiempo... Es parte de la relación de hermanos... Aún así, yo lo amaba como a mi propio hermano...

Por primera vez, Peter no repite lo que dice, me doy cuenta de ello pero no puedo alegrarme.

-Busquen algo de ropa formal, los padres de Jimmy están aquí... Lo llevarán a la funeraria... -Me pongo de pie y los jalo para que hagan lo mismo-. Voy a buscar a Solar... Tal vez ya despertó.

-Si... Ahora bajamos...

Violeta se abraza a Peter y siguen llorando, pero ambos tratan de calmarse.

Salgo a la habitación de Solar, pasando por la puerta de la que era la habitación de Jimmy.

Todos se han ido y la puerta está cerrada bajo llave, con un pequeño listón blanco colgando de la perilla.

Doy vuelta a mi derecha y veo por la ventana los diminutos copos de nieve que caen del cielo, quiero pensar que es Jimmy dando su último baile.

Sigo mi camino y doy dos pequeños golpes a la puerta antes de abrirla: toc toc.

-Solar, soy Dahir...

No recibo respuesta y decido entrar, aún está recostada en la cama, camino a su armario y busco entre sus prendas algo formal, encuentro un bonito vestido en color negro, lo saco y tomo un abrigo del mismo color.

-Quién está ahí... -escucho su diminuta voz desde la cama-. ¿Eres tú, Camille...?

-Soy yo -camino hasta su cama y abre los ojos-. Los padres de Jimmy están aquí.

-Jimmy... -observa la ventana-. Esta nevando... -busca mi mano y se la doy-. ¿Qué voy a hacer sin él?

Mis ojos se cristalizan, muerdo mi mejilla por dentro y suspiro para no llorar.

-Lo mismo que todos haremos, Solar... -voltea y puedo ver la tristeza habitando sus ojos-. Aprender a vivir con el dolor.

La ayudo a levantarse y ella busca el resto de su ropa, salgo a esperarlos en los consultorios, yo solo me quito la bata y me pongo mi abrigo, llamo al profesor Mendoza para contarle lo sucedido y no duda en acompañarnos a la ceremonia.

-Los padres de Jimmy no tienen familia aquí, solo los abuelos maternos, pero viven en México, así que solo seremos nosotros y los pacientes -explica Amelia cuando llegamos a la funeraria.

-De acuerdo -volteo a ver a mis tres chicos y tomo la mano de Solar, ella jala a Violeta y ella a Peter-. En silencio, chicos, por favor.

Los tres asienten y entramos al lugar.

Se ha echo tarde y el resinto se siente lleno de paz, las farolas blancas iluminan el lugar lleno de orquídeas blancas. Los padres de Jimmy se encuentran en el altar, cerca del feretro blanco, los hermanos de Jimmy y unos cuantos familiares más están sentados al pie del feretro.

Amelia saluda a los señores Park y yo me acerco llevando a los chicos conmigo.

-Buenas noches, señores Park, él es Octavio Mendoza, mi profesor en la universidad y mi terapeuta, él conoció a Jimmy por un tiempo.

-Mucho gusto, profesor Mendoza -saluda el señor Park-. Gracias por venir.

-El gusto es mío, y mi más sentido pésame para ustedes.

-Gracias, terapeuta Montesco, esto es para usted. -El padre de Jimmy me entrega un sobre azul-. Lo encontraron entre las cosas de Jimmy, parece que es una despedida.

-También hay uno para usted, doctora Brown. -La señora Park le entrega otro sobre a Amelia y ella no se guarda sus lágrimas-. Si es posible, queremos que las lean en la misa.

-Por supuesto.

Aceptamos y el padre entra al lugar.
Nos colocamos en los asientos al otro lado del feretro, escuchamos la misa y al final el padre dedica unas palabras para Jimmy, a quien conoció por un breve tiempo.

-Ahora, la doctora Amelia Brown, dueña del hospital psiquiátrico donde Park Jimmy vivió los últimos meses.

-Gracias, padre -Amelia pasa al frente y abre el sobre-. Quiero leer para ustedes, una carta que Jimmy dejó para mí, no sé qué tan personal sea, pero no quiero que sea un secreto.

Suspira profundo y empieza a leer con la voz entrecortada

Para la mujer que cambió mi vida...
Del chico que aprendió a volar con las alas rotas.

Dicen que todos tenemos un propósito en esta vida... Que... Que algunos llegaron para cambiar vidas, otros para dejar huella y otros más llegamos solo a admirar...

Como haya sido, siento que mi momento aquí ha terminado... Para mí ya no hay un mañana, no hay un después ni un hasta luego, porque así lo siento yo.

Doctora Amelia Brown, gracias... Gracias por... Por enseñarme que no debo rendirme ante las adversidades, ante la ausencia del cariño y el afecto de una familia... Quiero que sepa que no culpo a nadie de mi desición... No quiero que busquen razones... No quiero que vivan con culpa...

Solo déjenme volar... Ser libre en la infinidad del tiempo y la ausencia del dolor.

Quiero que sepa que en el hospital encontré un refugio, no hay mejor lugar para sanar el alma, pero yo no quería sanar y preferí... Preferí volar lejos.

Gracias por todo.
La quiero mucho, doctora Brown.

-Es todo... -Amelia baja llorando del estrado y se abraza a los padres de Jimmy.

Subo a tomar la palabra y abro mi sobre.

-Buenas noches, soy Dahir Montesco, el... Era terapeuta de Jimmy... -Mis ojos se llenan de lágrimas y respiro un par de veces-. Lamento mucho que estén pasando por este momento. En verdad lo siento mucho.

Me aclaro la garganta y empiezo a leer.

Después de siete primaveras e inviernos...

Con las yemas de los dedos...

Si, llegamos hasta el cielo...

Somos eternos, a prueba de balas...

Mi sueño siempre fue convertirme en un idol, entrar a una compañía y ser el mejor aprendiz, destacar por mi talento y mis habilidades, siempre pensé que nunca lo lograría porque no poseía el talento necesario, pero estaba tan equivocado.

El día en que usted me dijo que era un gran bailarín, ese día empecé a creer en mí, y cuando su profesor me dijo que me ayudaría, pensé que en realidad podría hacerlo...

Pero esa voz en mi interior seguía gritando para que me detuviera. Me he dado cuenta de que volé muy alto... Acaricie las nubes cuando apenas contemplaba el cielo... No pude creer en mí como ustedes lo hicieron... Lamento haberle fallado, pero no se culpe, fui yo quien decidió abandonar la carrera.

Ahora volaré por mi propia cuenta, y desde aquí recordaré que conocí a un gran ser humano, dispuesto a darlo todo para que sus pacientes salgan adelante.

Y a tres compañeros maravillosos que hicieron mis últimos días brillantes.

Porque somos a prueba de balas.

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