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Capítulo 31 Dahir


Creo que todos nos anticipamos al pensar que Solar podía regresar a casa y vivir con sus padres, pues parece que nos equivocamos.

-Estoy segura que Solar tiene una buena explicación a todo esto -comenta Amelia en cuanto se estaciona en el Hospital San Pedro, en el centro de la ciudad-. Ella no mataría ni a una mosca.

-Estoy de acuerdo contigo, y en cuanto pueda hablar con ella, seguro que descubriré todo. Salimos del auto y caminamos a prisa a emergencias.

-¡Adam! -vemos al padre de Solar y su semblante no es bueno-. ¿Qué sucedió? ¿Qué han dicho los médicos?

-No lo sé, todo fue tan rápido... Estaba hablando con Solar en la sala, cuando le dije que Camille regresaría a casa, ella solo subió a la habitación y prendió el fuego, después salió y cayó del segundo piso... -explica nervioso-. Solar sigue inconsciente, al parecer el golpe fue muy duro, además inhalo mucho humo y tuvieron que entubarla, el doctor dice que debemos esperar a que despierte y saber si no hay secuelas, porque los estudios no muestran ningún daño interno.

-Esa es buena señal -asegura Amelia-. ¿Y Camille?

-Ella estaba con Solar, según dice... Solar quería matarla y trató de empujarla a la habitación que se incendiaba, pero no pudo hacerlo y en su lugar cayó.

-Adam, tú sabes que Solar jamás haría algo así -expreso con calma-. Solar no quiere a Camille, tal vez por eso se alteró, pero de ahí a hacerle un daño así, es imposible.

-Tú no conociéndola -Camille nos sorprende y los tres volteamos a verla, traé un yeso en el brazo izquierdo y un pequeño parche en la frente-. Solar se ha volvido loca... Ella queriendo matarme... -empieza a llorar y Adam la abraza volteando a vernos.

-Solar ha presentado bastantes mejorías en los últimos meses en cuanto a su salud mental se refiere -comento con seguridad-. Estoy seguro de que tenemos que escuchar su versión de los hechos.

-¿No mira? -Camille señala su brazo y su cabeza elevando su tono de voz-. Yo queriendo lo mejor de ella... Pero Solar no mejorar... Además, ¿tú quién siendo?

-Es su terapeuta -interfiere Brown-. Y como tal, tiene el derecho y las bases para asegurar lo que dice.

-Yo solo... Queriendo que Solar despertar... -Camille Sigue llorando pero yo no me creo su cuento.

-¿Familiares de Solar Winters? -llega un médico joven acompañado de una enfermera.

-Somos nosotros -Adam se adelanta-. Ella es su madre y ellos sus terapeutas, ¿cómo está mi hija, doctor?

-Muchos gusto, su hija esta respondiendo bien a los antibióticos, despertó un momento pero por la anestesia se volvió a dormir, la vamos a pasar al piso de abajo, esta fuera de peligro.

-Muchas gracias, doctor -Adam limpia sus lágrimas y por fin sonríe.

-Yo queriendo verla, ¿poder? -La falsa preocupación de Camille me preocupa, no sé si sea buena idea dejarla sola con Solar.

-En cuanto esté en su habitación podrá recibir visitas, sin embargo pienso que es prudente que la visite Dahir, ella lo mencionó cuando pudo despertar -voltea a ver a la enfermera.

-Eso murmuró la paciente, por lo menos eso le entendí.

-Soy yo -rápido me pego a la enfermera-. Soy su terapeuta -veo a Adam buscando su aprobación.

-Por supuesto, ella estará feliz de verte.

-Muy bien, vaya con la enfermera para que le indique la habitación.

Amelia asiente y Camille me ve molesta.
Sigo a la enfermera y bajamos al tercer piso que es para pacientes en recuperacion.

-Entonces, ¿no hay daños?

-Ninguno, y es extraño, considerando la altura de la que cayó la paciente, ni un rasguño -explica dejándome en la sala de espera-. En un momento vengo por usted, denos unos minutos para instalar a la paciente.

-Claro.

La veo marcharse y camino al expendedor de agua, bebo un poco y reviso mi celular, tengo un mensaje de voz de Amelia.

-Dahir, en cuanto Solar te diga algo, no lo comentes con nadie y ten cuidado si ves a Camille, no la retes que esa mujer es de cuidado.

«Ya me esta dando miedo, Camille».

-Pase conmigo, por favo. -Me llama la enfermera y la sigo-. Le pido por favor que no haga hablar a la paciente, tiene que descansar la garganta para recuperarse más rápido.

-De acuerdo.

-Enfermera Susan, la buscan en recepción -comenta una chica que luce como pasante.

-En un momento voy. -La chica se va y la enfermera voltea a verme-. Siga por ese pasillo, -señala a mi derecha-, es la habitación trescientos uno.

-Bien.

Hago lo que me dice y un par de habitaciones antes de llegar, veo a una enfermera saliendo de la habitación de Solar.

-¡Disculpe! -La llamo pero me ignora y se va a prisa-. Bueno, espero que esta sea la habitación.

Abro la puerta y me encuentro a Solar llorando y con dificultad para respirar.

-¡Solar! -entro de golpe y le coloco la mascara de oxígeno-. Espera un momento - asomo la cabeza en busca de ayuda-. ¡Enfermera! ¡Un médico!

La enfermera llega corriendo y detrás entra el doctor.

-¿Qué sucedió? -El doctor revisa los signos vitales de Solar, mientras la enfermera revisa todas las maquinas y lo que sea que tenga que hacer.

-No lo sé, antes de entrar vi a una enfermeras salienado y la llamé pero no me hizo caso, y cuando entré encontré a Solar sin la máscara de oxígeno -explico en el rincón de la habitación.

-Todo esta bien -confirma el doctor-. Actuaste a tiempo.

-Pediré que revisen las cámaras de los pasillos, para ver quién era esa enfermera.

-Doctor, ¿le puedo pedir discreción con esto? -suplico aún arrinconado-. Que nadie más que el padre de Solar se entere de esto.

-No se preocupe, hablaré solo con el señor Winters, de todas formas si esto fue un acto para dañar a la paciente, la policía tendrá que intervenir.

-Bien... Supongo que tengo que salir.

-Mmmm... -volteo a ver a Solar, mueve un poco sus dedos llamándome.

-Puede permanecer un momento aquí, yo buscaré seguridad para la paciente y hablaré con su padre -explica y sale de la habitación.

-Puede sentarse aquí. -La enfermera acerca una silla a lado de la cama de Solar y la ve sonriente-. Tranquila, Solar, estarás bien ahora que tu novio ha venido a verte.

«¿Su novio?».

-Yo...

-Los dejo solos. -La enfermera sale y cierra la puerta.

Camino hasta la silla y tomo asiento.

-Parece que ahora soy tu novio... -Le sonrío sacando un pañuelo de mi bolsillo para secar sus lágrimas-. ¿Era Camille? -Ella asiente despacio y tomo su pequeña mano-. No te preocupes, Solar, que te cuidaré, no importa lo que tenga que hacer, la doctora Brown y yo te mantendremos a salvo.

Por primera vez su rostro muestra angustia y miedo.

-Tal vez no estés preparada, pero necesito saber qué sucedió... -acaricio con mi pulgar su mano y ella suspira-. Solo mueve la cabeza en negación o aprobación, ¿de acuerdo?

Ella asiente lentamente mientras sus rostro se serena.

-¿Tú iniciaste el incendio? -asiente con calma-. ¿Querías hacerle daño a Camille? -niega y aprieta mi mano-. ¿Ella te hizo daño? -asiente cerrando los ojos, veo algunas lagrimas brotando de ellos.

Mi corazón se oprime pero trato de controlar mis emociones.

-¿Ella te aventó? -vuelve a asentir y aprieta mi mano con más fuerza-. Calma, Solar, estas a salvo conmigo... -abre los ojos y veo su mirada triste-. Me quedaré contigo hasta que te den el alta, parece que no hay daños en tu cuerpo, solo te tendrán en observación y tal vez mañana puedas regresar...

Llaman a la puerta y Solar se pone nerviosa.

-Tranquila, aquí estoy. -Me pongo de pie sin soltar su mano-. ¿Quién es?

-Yo -Amelia entra cerrando bien la puerta y camina hasta nosotros-. Me alegra saber que estas bien, Solar -acaricia su pie por encima de la sábana-. Solo pasé rápido a verla, tengo que regresar al hospital, desde que pasó lo de Joaquín, el detective ha estado investigando mucho, así que no puedo abandonar mi puesto, no quiero dar razones para que piensen que abandono mi trabajo.

-Esta bien, yo me quedaré -comento sonriente-. Hasta que den de alta a Solar.

-Perfecto, el doctor dijo que puede ser mañana por la tarde, ya que su cuerpo no presenta daños, así que enviaré a alguien por ustedes, porque Solar regresa al psiquiátrico -volteamos a verla y ella asiente-. Tu padre ya fue a casa a preparar tu maleta, en un rato la traerá y Camille ya sé fue a su casa, así que no la verás por aquí.

Solar acaricia mi mano y le sonrío.

-Nos vemos en el psiquiátrico. -Me despido de Amelia y ella de Solar.

Adam llega por la tarde para traer la maleta de Solar, me informa que la enfermera que supuestamente entró a la habitación de Solar, efectivamente fue Camille, así que tomará cartas en el asunto.

Mientras me quedo en el hospital leo un poco en voz alta, tratando de mantener a Solar tranquila, llamo a Rafa para informarle lo que pasó y a Nathan para pedirle que hable con los profesores y les comente sobre mi ausencia.

El lunes por la tarde Adam llega para llevarnos al psiquiátrico, a pesar de que Amelia ofreció una camioneta, él insiste en llevar a Solar hasta su habitación, y eso hace, cargando a su hija en brazos, la deja en su habitación del psiquiátrico.

-No era necesario que hicieras eso, papá -comenta Solar mientras la acomodamos en su cama, ella se sienta recostando su espalda en el respaldo-. Todo el mundo me ve como una invalida y el doctor dijo que no me pasó nada.

-No podía dejarte a tu suerte, mi solecito, no volveré a verte hasta que regrese de mi misión -camina hasta la maleta y saca un pequeño peluche de oso polar-. Te compré este para que te haga compañía, la doctora Brown lo autorizó, y la mucama metió ropa nueva a tu maleta.

-Ya no soy una niña, papá. -Solar toma el peluche y lo acuesta a su lado-. Polar quiere estar solo.

-Con respecto al viaje... -Adam voltea a verme triste-. Puedo posponerlo o cancelarlo, hasta que Solar se sienta bien.

-¿Cuál viaje? -Solar nos observa sería, «es ella nuevamente»-. ¿De qué viaje hablas, papá?

-Tenía pensado que viajaras con tu terapeuta, para despejarte un poco mientras yo no estoy.

-Quiero ir. Estoy bien. Quiero ir.

-Aún quedan tres días por delante, si para el jueves por la tarde Solar se siente mejor, puedo llevarla -explico dando una esperanza.

-De acuerdo, si la doctora Brown lo ve bien, el viaje sigue en pie.

Adam se despide mil veces de su hija, ella permite que él la abrace y yo me quedo un momento con ella.

-¿Necesitas algo, Solar?

-No... -murmura viendo su oso-. Pero quiero darle las gracias por haberme acompañado este tiempo, si soy honesta, tenía miedo de que Camille apareciera, ella es mala y papá no quería creer en mi.

-Lo sé, Solar, pero las cosas son diferentes ahora, poco a poco todo caerá en su lugar y verás que Camille tendrá su castigo.

-Sabe... Yo inicié el incendio en su habitación porque no quiero que vuelva a casa, nunca fue mi intención hacerle daño, pero ella si me empujó por el barandal, dijo que estaba loca... Y en el hospital... Ella dijo que debí morir en ese accidente, que haría todo lo posible para que yo me quedara aquí y así ella podría volver con mi padre...

-Sé que debes estar asustada, pero no temas Solar, tu padre ya prohibió su paso aquí, así que no podrá acercarse, y mientras tu sigas poniendo de tu parte para mejorar aquí, más rápido volverás a casa y nadie podrá dudar de tu palabra.

-¿De verdad?

-Si, Solar, no te lo diría si no fuese verdad. -Le sonrío y ella asiente-. Ahora trata de cuidarte, si quieres hacer ese viaje debes estar fuerte.

-¿Puedo saber a dónde es?

-Es una sorpresa.

Tocan dos veces a la puerta y Solar me sonríe un poco.

-Debe ser Jimmy, solo él y usted tocan la puerta así.

-¿Quieres verlo?

-Si.

Camino a abrir la puerta y Jimmy entra como el rayo.

-¿Cómo estás, Solar? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Te sientes bien? ¿Te traigo algo?

-Fue un pequeño accidente en casa...

Poco a poco cierro la puerta mientras voy saliendo de la habitación.

-¿Cómo se encuentra, Solar? -La voz de Ean me sorprende y con solo verlo recuerdo todo lo que Solar me ha dicho de él.

-Esta bien, ahora está con uno de sus compañeros, así que no los interrumpas, por favor.

-¿Vaya, ahora te sientes con toda la confianza de mandar sobre su vida? -Se cruza de brazos y me observa con desdén-. Que no se te olvide que aquí solo eres un practicante, Dahir.

-En ningún momento he dicho lo contrario -camino al elevador y escucho sus pasos detrás de mi-. Y cualquier cosa que quieras saber de Solar, la tendrás que preguntar a su padre -entro al elevador y lo veo entrar a mi lado-. Como su terapeuta no estoy autorizado para hablar de ella con externos.

Llegamos a la planta baja y se carcajea irónico.

-¿De cuando acá lo pájaros le tiran a las escopetas?

-Aléjate de ella, Ean Radcliffe -advierto con seriedad-. Si quieres divertirte ahí está Serena, pero a mi paciente la dejas en paz.

Mis palabras parecen hacer eco en su interior, pues su semblante de confianza cambia a uno de duda y temor.

-¿Qué te dijo Solar?

-Nada que deba importarte -camino de regreso a los consultorios.

-¡Mira niñito! -Me toma por el hombro para darme la vuelta y sujeta el cuello de mi bata con fuerza-. A mi no me vas a amenazar y mucho menos a levantar falsos.

-Yo siempre hablo con pruebas, Ean -empujo sus manos fuera de mi y se sorprende al ver mi fuerza-. Y no es amenaza, es advertencia. Podré ser solo un practicante, pero aquí vengo a trabajar, a empezar de cero como todos, recuerda que en algún momento estuviste en mi lugar, así que no me subestimes.

-¡Solo te digo la verdad, aquí no eres nadie y cuando yo...!

-¿Qué pasa aquí? -Amelia lo observa enojada y yo me relajo.

-El doctor Radcliffe pretendía que le diera información de mi paciente, pero le recordé que eso no es ético, como bien sabe -explico con calma.

Él me ve furioso pero de inmediato relaja su semblante.

-Así es, Amelia, ya entendí que no debo preguntar nada.

-Que bueno, Ean, porque no quiero problemas con nadie.

-No los habrá.

Lo vemos marcharse y volteo a ver la ventana de la habitación de Solar.

«Yo te cuidaré, Solar».

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