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Capítulo 29 Dahir

-Debo admitir que la salida con Solar fue interesante, aunque creí que en algún momento tendría una crisis, se comportó a la altura de la situación, inclusive tomé su mano mientras me limpiaba con una servilleta y no hizo nada.

Comento con Rafa, mientras saco las cosas de mi mochila, a casi una semana de haber salido con Solar.

-¿Por qué ella te limpiaba con una servilleta? -Me observa extrañado mientras camina a la ducha.

-¿Es todo lo que escuchaste? -tomo una almohada del sofá y se la arrojo, aunque él la esquiva.

-Si ella no fuese tu paciente, diría que es la mujer que podría darle felicidad a tu vida.

-No digas mamadas Mery Jane -Intento relajar la situación bromeando, pero tal vez tiene razón.

-Ha ha, solo digo la verdad, Dahir, deberías verte cuando hablas de ella. -Se detiene en la puerta de su habitación y cruza los brazos para verme fijamente-. Te ves realmente feliz cuando hablas de tus pacientes y sus avances, en especial de esa tal Solar.

-Es que de verdad me emociona ver lo mucho que han avanzado en su proceso, Solar casi no decía nada en sus primeras sesiones, pero he notado que cuando estamos en el exterior, fuera del consultorio, puede ser una parlanchina.

-Eso juega a tu favor.

-Así es, voy a aprovechar el permiso que me dío su padre para llevarla a algunos lugares fuera, tal vez pueda averiguar todo de una vez y armar este complicado rompecabezas.

-Y descubrir de una vez por todas, los demonios que aquejan a esa pobre chica -entra a su habitación y me grita-. ¡Date prisa que tenemos ensayo!

Tomo una ducha rápida y me pongo ropa de ejercicio, salimos rumbo al salón de fiestas donde se llevará a cabo la despedida de soltera.

-¿Entonces será en navidad o año nuevo? -pregunto a Rafa mientras acomodamos el equipo de sonido.

-El treinta y uno, van a aprovechar los descuentos por las fechas, parece que se van de luna de miel a Cuernavaca o algo así, el tío del novio tiene casa por allá.

-Que envidia -comento empezando a calentar.

-¿Cuál envidia? -ríe a carcajadas-. ¿Quién quiere atarse a una mujer de por vida?

-¡Nadie! -corean los chicos del grupo de baile.

-¿No quieres casarte? -caminamos al centro de la pista mientras uno de los chicos pone la música.

-¡Claro que no! -Rafa me sonríe ampliamente-. Pensaré en eso cuando tenga cuarenta o cincuenta, ahora solo quiero disfrutar y conocer chicas.

Me coloco al centro de la pista viendo a la pared con los chicos detrás de mi, cada uno lleva un sombrero como accesorio y los chicos ya van preparado sus vestuarios.

-¡Venga, chicos! -Raffaello los anima y todos aplauden.

-¡Cinco, seis, siete, ocho! -cuento en voz alta.

Filter de Park Jimin suena por los altavoces y damos inicio a la coreografía.

-¡Caminamos despacio! ¡Inclinación izquierda...! ¡Cinco, seis, siete, ocho, bajamos! ¡Arriba! ¡Sombrero!

Veo el reflejo en la ventana, los chicos bailan muy bien y aprendieron la coreografía a la perfección.

-¡Palmas! ¡Saco! -volteo a verlos mientras siguen bailando y camino entre la formación para supervisar sus pasos-. Muy bien, Mauricio. ¡Levanta la vista Jonas!

Después de repasar la coreografía varias veces, terminamos el ensayo y todos se van a casa, parece que darán un último ensayo hasta el día treinta, ya que muchos saldrán de vacaciones.

-Gracias por todo, Dahir... -Rafa cierra la puerta detrás de nosotros-. Insisto en que debiste ser bailarín.

-No gracias, yo solo lo tomo como hobbie -camino a la cocina para preparar la cena-. Sabes que tengo pánico escénico, apenas y puedo pararme a hablar delante de la clase.

-Lo recuerdo perfectamente, siempre has sido así desde niños, en fin iré a bañarme y a dormir un buen rato, así que no te preocupes si no despierto para la cena.

Se aleja a su habitación y mientras dejo una sopa al fuego para ir a bañarme.

-Debo revisar mi agenda, tengo muchas cosas que resolver antes de vacaciones, así podré tener tiempo para estar con mis pacientes... -medito saliendo de la ducha-. Mmm... El viaje con Solar es para año nuevo... Pero en esas fechas es la boda de Miranda... Debí revisar bien la fecha...

Busco mi agenda en el celular, el viaje con Solar es una semana antes de la boda.

-¡Perfecto! La salida con Solar esta programada para el día veinticinco -busco la fecha para el museo de sensación y percepción-. Esta es para el veintitrés... Muy bien y la presentación de proyectos es para antes de vacaciones, justo el próximo miércoles.

Camino a la cocina y termino de preparar la cena.

-Mamá llamó... -comenta Rafa somnoliento, caminando por la cocina para servirse un poco de sopa-. Quiere saber si irás a la cena de navidad.

-No puedo, tengo un viaje programado -comento sirviendo pollo frito en mi plato para después servirme sopa y sentarme a la mesa-. Mañana la llamo.

-¿A dónde vas? -Se sirve dos piezas de pollo junto con su sopa y se sienta a mi lado.

-A las nubes de Holbox... Es un viaje de trabajo.

Sirvo un poco de vino tinto en dos copas y le acerco una.

-Ha ha, eso es lo que dicen los esposos cuando se van con su amante de vacaciones -comenta riendo y por poco escupo la sopa-. Ves, tú comportamiento te delata, ¿con quién me estas engañando?

-Lo siento, Rafa, pero debes saber que me gustan las chicas. -Le sigo el juego limpiando mi boca-. Pero en serio es un viaje de trabajo... Bueno, algo así, voy con Solar.

-¡¿Qué?! -escupe la sopa y yo me carcajeo-. ¿Es en serio? ¿Cambiaste a Merida por tu paciente?

-¡No seas ridículo! -arrojo la servilleta echa pelota hasta su cabeza-. Te dije que su padre me la encargó.

Bebo un poco de vino para calmarme.

-Vaya, Dahir, si que envidio tu trabajo, aparte de ser un ratón de biblioteca sexy, te pagan los viajes para salir con las pacientes.

-No lo digas así, que todo es para que Solar esté tranquila mientras su padre no está, no es como cualquier vacación.

-Había olvidado esa parte, no debe ser fácil saber que tu padre se va a la guerra... -murmura más tranquilo y dejando su buen humor de lado-. Sabes que amo a mi padre, no puedo imaginar estar en el lugar de ella y menos sabiendo que existe la posibilidad de que no regrese.

-Así es... -voltea a verme y suspiro-. Adam es la fortaleza de Solar, la única persona en la que confía por completo, y ahora él me ha confiado su más grande tesoro.

-Se que lo harás bien, Dahir, todo lo que haces siempre te sale bien, solo no te enamores de ella -muerde su pieza de pollo y me sonríe.

-No me veas así, que jamás me enamoraría de ella, es mi paciente y no sería ético.

-Suponiendo que no pudieses evitarlo, ¿qué pasaría?

-Tendría que dejar el caso y buscarle un nuevo terapeuta o en su defecto, ella regresaría a manos de la doctora Brown... -explico terminando mi sopa y el pollo-. Pero eso no pasará, pretendo ayudar a Solar lo más que pueda y poder regresarla a casa sin problemas.

-Así se habla, hermano.

Terminamos de cenar y cada quien va a su habitación a dormir y no sé si ha sido el pollo o el vino, pero me paso el fin de semana pensando en Solar, tal vez me estoy equivocando al acercarme demasiado a ella, tal vez no es así y estoy tomando el camino correcto, aún no lo sé, pero hoy tenemos nuestra última sesión antes de vacaciones y de que ella vaya a casa de su padre.

-Esta vez la sesión será al aire libre.

Comento caminando a la puerta del consultorio para abrirla, ella me ve y por un momento puedo ver la sombra de una sonrisa.

Con Solar no sé cómo irán las cosas, pero la última vez que estuvimos afuera habló más que en cualquier otra sesión, creo que es lo que le gusta a ella, sentirse libre y no encerrada.

-De acuerdo. -Se pone de pie y esta vez dibuja una diminuta sonrisa en el rostro.

«¡No puedo creerlo!».

A pesar de su fuerte necesidad por la limpieza, a ella le encanta pasearse por los jardines del psiquiátrico.

Salimos casi corriendo, es evidente su entusiasmo; aunque sus expresesiones faciales no lo dicen, su cuerpo lo grita, Solar es como esa mariposa que debe ser libre, abrir sus alas y volar lejos, los lugares cerrados no son para ella.

El viento está soplando suavemente, su cabello va de un lado a otro mientras camina apresurada frente a mí.

«Como quisiera que vieras esto, Amelia, seguro que ya estarías llorando de felicidad».

Llegamos al jardín que le gusta visitar, los claveles son los primeros que ve, aunque no los toca, los observa con cautela, perdiéndose en ellos.

Para ser sincero, yo también lo haría, aquí los colores son tan vivos, que las imágenes frente a nosotros parecen irreales, además el aire fresco me ayuda a aclarar mis ideas y no importa que el clima es muy frío, el paisaje sigue siendo igual de bello.

-¿Te gusta venir al jardín?

La observo colocandome de cuclillas a su lado.

-Cuando era niña, mi madre tenía un enorme jardín... Le gustaba cuidarlo más que a m... más que nada... Y sus favoritos eran los claveles... No sé qué veía en ellos, si los tulipanes son más hermosos...

Rápidamente se pone de pie y camina hasta los tulipanes, imitando sus pasos la sigo.

«Se ve curiosa corriendo así, cubierta de un gran abrigo y gorro afelpados, es adorable».

-¿Qué tienen los tulipanes?

Cuestiono al verla quitarse los guantes para tocarlos, sus dedos rozan los pétalos con delicadeza como si fuesen hechos de cristal, quita un poco de la nieve que los ha bañado.

-Existe una amplia gama de colores, y cada uno tiene un significado diferente... -Su mirada se cruza con la mía, puedo ver el gran interés que tiene por esas flores en particular-. Los rojos significan amor eterno, los blancos dicen perdoname o lo siento, los amarillos son para decirle a alguien que te gusta o que estas enamorado, el púrpura es el de la abundancia y elegancia, los naranjas transmiten energía y felicidad...

Baja la mirada al tulipan que tiene en la mano y lo arranca sin pensarlo.

No sé si es correcto que haga eso, pero ya es tarde para regresarlo a la tierra.

-Los tulipanes rosados, son para la seguridad y el cuidado... pienso que se los das a alguien, cuando te sientes así...

Me entrega el tulipan y lo acepto cuidadosamente.

-¿Te sientes cuidada y protegida... por mí?

-En este momento sí. Me siento cuidada y protegida por usted, psicólogo Montesco.

Asiente ligeramente y se pone de pie, para seguir caminando.

«Es increíble lo que una sencilla flor puede hacer; permitir que el corazón de una joven se exprese, no es más que la vida abriéndose paso».

Volteo a verla, se está lavando las manos con la mangera del jardinero, sonrío para mí.

«Ya se había tardado».

Camino hasta ella y saco una pequeña toallita desinfectante y coloco el tulipán en ella.

-Quiero saber una cosa, Solar.

-¿Solo una? -termina de lavarse y sacude sus manos para retirar el exceso de agua.

-Demasiadas, pero por ahora quiero saber, ¿conociste al doctor Ean Radcliffe antes de venir aquí?

Voltea a ver a todos lados y termina posando la vista en mi.

-Cuando mis padres se separaron tenía solo trece años, pero pasé todo un año sufriendo, yo... Yo no estaba bien y mi padre me llevó con un psiquiatra, pero no pudo entenderme... Después me llevó con otro y tampoco pudo hacer nada, estuvimos así mucho tiempo, casi un año, hasta que llegamos al doctor Radcliffe... El fue mi terapeuta por unos meses... Hasta que... Ya no pudo hacer más por mi...

-No lo entiendo, si las cosas iban bien, ¿qué sucedió?

Se acerca a mi oído y susurra.

-El fue uno de los amantes de Camille.

Vuelve a alejarse y trato de mantenerme sereno.

-Tú... ¿Lo viste alguna vez en tu casa, con tu madre?

-Muchas veces. Fue el último de sus amantes, antes de que papá se diera cuenta... -Se da la vuelta y empieza a caminar de un lado a otro-. Fue el último de sus amantes, antes de que papá se diera cuenta... Por supuesto que él no lo reconoció porque nunca lo vio... Pero yo jamás olvidaría esa mirada, jamás... Jamás... Jamás...

-¿Cómo fue que terminó tu proceso con él?

-Un día le dije a papá que ya no quería ir... Que no estaba funcionando... Pensé que me había alejado de él, cuando llegamos aquí buscamos otras opciones y llegamos a manos de la doctora Brown... Y aquí estaba él... -Se rasca la cabeza y luce un poco incomoda-. Aquí estaba él... En un principió el quiso atenderme, ser mi terapeuta, pero no lo permití, le dije a la doctora Brown que prefería ser paciente de una mujer... Fue la única condición que puse y ella accedió.

-Además de eso, ¿existe otra razón para que no quieras estar cerca de él?

-Yo no dije eso... -Se rasca el brazo con algo de fuerza-. Yo no dije eso... No me gusta que esté cerca... No me gusta que esté cerca...

«Esta ansiosa, he notado que repite las oraciones cuando se pone ansiosa».

-Descuida, Solar, si no quieres hablar de eso en este momento, no hablaremos de eso... -Se detiene rápido y me ve.

-¿De verdad? -sigue rascándose pero esta vez lo hace más despacio.

-Si, mejor hablemos del festival de navidad, faltan solo dos días para que hagan sus presentaciones.

-La villa navideña. -Su tono de voz es entusiasta, aunque su expresión es la misma de siempre-. La villa navideña.

-A eso me refería, ¿estas preparada?

Caminamos por los jardines más tranquilos, llevo en mi mano el pañuelo con el tulipán, mientras que Solar juega con la manga de su sudadera.

-No haré gran cosa, pero si quiero ver el baile de Jimmy, se que se ha esforzado mucho para ello, además sus padres prometieron venir.

-Si, ya quiero ver todo lo que harán, pero me tienes en suspenso, ¿de verdad no puedo saber lo que harás?

-La paciencia es un don que pocos poseen.

-Ha ha, ¿me acabas de decir impaciente?

Por el rabillo del ojo alcanzo a ver a la doctora Brown que nos observa desde la entrada a los consultorios, me sonríe y le regreso el gesto.

-De verdad confío en usted, psicólogo Montesco. -Se detiene a verme y asiento-. Mi padre confía mucho en usted, igual que la doctora Brown, ambos dicen que gracias a usted podré regresar a casa, pero no me siento preparada y sé que este fin de semana será como una prueba, si algo sucede, ¿puedo llamarlo?

-Claro que si... -saco una tarjeta del bolsillo interior de mi abrigo y le doy el tulipán a ella-. Sostenlo un momento. -Ella lo toma con cuidado y escribo mi número en la tarjeta para después entregárselo-. Cualquier cosa que necesites, sin importar la hora, solo manda un mensaje o si puedes llamarme, no dudes en hacerlo.

-Gracias. -Me entrega el tulipán y guarda la tarjeta en el bolsillo de su pans.

-Gracias a ti, Solar, por confiar en mi.

Caminamos de regreso a los dormitorios y la dejo en la entrada para después volver a mi consultorio.

-Así que tienes cola que te pisen, Ean...

Guardo el tulipán en uno de mis libros y saco el expediente de Solar para hacer algunas notas.

-¿Qué será lo que guardas con tanto recelo, Solar?

Guardo el expediente junto con los demás y me doy cuenta del gran avance de mis pacientes.

-Espero poder darlos de alta antes de irme de aquí.

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