Capítulo 24 Solar
Hemos despertado gracias a la alarma de emergencia, parece que suena solo cuando un paciente ha escapado de las instalaciones. Desde que llegué aquí eso no había pasado, y según me dijo la enfermera Gutiérrez, hace años no pasaba algo así, aunque más bien sospechan que el paciente fue sacado del hospital a la fuerza.
«Ojalá la doctora Brown regrese pronto, ella sabe manejar muy bien estas situaciones».
De cualquier forma que bueno que ha pasado esto, estaba teniendo una pesadilla con el diablo... Camille se aparece en mis sueños con más frecuencia y eso no me gusta.
—Uno, dos, tres, cuatro... —cepillo mi cabello húmedo, la enfermera Gutiérrez no tarda en venir por mi—. Ya quiero ver a papá.
Intento sonreir frente al espejo del aseo, pero no logro hacerlo.
—¿Por qué le dije eso? —recapitulo lo que sucedió hace un par de horas, cuando Dahir Montesco vino a verme—. No sé cuánta información deba darle... Y no sé si estoy preparada para ello. —La imagen de Camille llevando a sus amantes a casa, viene a mi mente—. Tal vez es lo correcto, ya no puedo cargar sola con esto.
Abotono el último botón de mi blusa, ato un delicado moño negro sobre mi cuello y termino de vestirme, hoy he elegido uno de los pantalones de vestir en color marrón que mi padre me mandó hace unas semanas.
—¿Será seguro salir? —corro a la ventana de la habitación, no logro ver gran cosa pero todo parece tranquilo—. Me duele la cabeza... —acaricio mi cienes y me pongo un abrigo ligero del mismo color que mi pantalón—. ¿Esta será la famosa resaca? La doctora Brown estará molesta —espero un momento cuando escucho los pasos de la enfermera Gutiérrez afuera de la habitación. —La doctora Brown estará molesta.
—Solar, es hora de bajar... —Abro la puerta rápido y salgo sin esperar más—. Veo que estas de buen humor hoy.
—¿Qué pasó con el paciente que se escapó ? —camino al elevador, los demás chicos están aquí, excepto Jimmy—. ¿Y Jimmy?
—Jimmy esta con el terapeuta Montesco, y deben saber que la alarma sonó porque un paciente escapó del hospital, pero no se preocupen que las autoridades ya se están haciendo cargo...
—¿Por eso se oían las sirenas de la policía? —Peter es el primero en salir del elevador, las demás lo seguimos—. ¿Por eso se oían las sirenas de la policía?
—Así es, ellos ya están revisando el área, nosotros no podemos detener nuestras actividades porque todo sigue un orden... —titubea Gutiérrez y me doy cuenta de que todos parecen estar alerta, aún hay varios enfermeros vigilando el lugar—. Chicos ustedes están bien, no se preocupen...
—O sea que, si mañana decido escaparme, ¿no va a importar? ¿Todos van a seguir con sus actividades? —Violeta se exalta molesta, y no la culpo, yo estaría igual de molesta, si pudiese demostrarlo—. ¡Ostias! ¿Y si aparezco muerta? ¿No importa?
—Violeta, ¿qué dices? —Gutiérrez se detiene frente a nosotros en la entrada del comedor—. No podemos detenernos a buscar al paciente y dejar de lado a los demás pacientes, hay un gran equipo trabajando para encontrar a ese hombre...
Volteo ligeramente a mi izquierda y veo al doctor Radcliffe hablando a susurros con la terapeuta Pons, ambos lucen molestos, aunque ella está al borde del llanto, se detiene antes dar sus últimas palabras y sale furiosa a los consultorios, mientras Ean voltea a verme, camina despacio en mi dirección y mi pulso se acelera.
«Tengo miedo».
—¡Solar! —Una voz familiar me llama y volteo rápido, es mi héroe.
—¡Papá! —corro a sus brazos y él me recibe protegiendome—. Me alegra verte.
—Buen día, señor Winters —escucho la voz de Ean saludando a mi padre, quien no me suelta—. Que gusto verlo por aquí.
—Lo mismo digo, Ean. —Papá voltea a verme y me sonríe—. Si me disculpas, vine a pasar tiempo con mi niña y quiero aprovecharlo.
—Por supuesto, vayan... nos vemos después, Solar.
No digo nada y mi padre me lleva al comedor, hoy han preparado un desayuno especial para despedir el halloween.
—¿Estás bien, Solar? —Papá me ayuda a sentarme para después sentarse frente a mi, en una de las mesas individuales—. Te noto preocupada.
—Estoy bien, solo que pensé que vendrías con ella...
Paso la vista por todo el comedor, todas las familias conviven felices, veo a Peter y su madre cerca de nuestra mesa: ella siempre lo alaba como si fuese un dios, a veces me irrita un poco.
Violeta luce extrañamente tranquila junto a sus padres, parece que va avanzado mucho en sus sesiones individuales, aunque no deja de lado su personalidad estrafalaria.
Y cuando mis ojos se cruzan con los de Jimmy, solo veo un triste océano, cuyas aguas se han cansado de golpear los arrecifes buscando atención.
—Siempre es lo mismo... —murmuro para mi, rápido regreso la vista a mi padre—. ¿Dónde dejaste a Camille?
—Esta en casa, contrató un servicio de remodelación... Quiere hacer algunos cambios. —Papá me acerca una pequeña cajita que parece una lonchera, mientras nos sirven un pequeño desayuno que consiste en una pequeña ensalada, pasta y pollo frito, todo con temática de halloween—. Camille regresará a casa.
—No me sorprende. —Abro la cajita y encuentro un jugo de uva y una manzana verde, mis favoritos. Algunos caramelos de chocolate y café y una paleta de cereza—. Desde que la vi colgada de tu brazo, supe que no habría marcha atrás, la has dejado regresar a tu vida después de todo lo que te hizo. Tienes corazón de pollo.
—No seas dura, Solar, tienes que escucharla y darle una oportunidad. —Lo veo comiendo su desayuno tranquilamente y mis nervios se despuntan—. Sé que es difícil perdonar una traición, pero si yo lo he hecho, estoy seguro que tú...
—Papá. —Lo interrumpo comiendo mi pasta—. Es tu vida, si la quieres de vuelta, es tu problema. Porque yo nunca la veré como mi madre. Nunca la veré como mi madre.
—De acuerdo, no voy a forzar las cosas, así que dejaré que todo fluya, ya veremos como se llevan en casa —termina su pasta y comienza con la ensalada y el pollo.
—¿De qué hablas?
—He pedido un permiso a la doctora Brown para que salgas en navidad, cuando terminen su presentación vendrás conmigo a casa, estarás dos o tres días.
—¡Papá! —Me levanto de golpe y rodeo la mesa para abrazarlo, solo con él puedo permitirme estos momentos—. Voy a portarme bien, te aseguro que no te daré problemas —regreso a mi asiento y como feliz mi pollito.
—Solar...
—Dime —Me limpio con la servilleta y sigo comiendo—. El pollo esta rico —comento intentando sonreír, aunque solo hago una pequeña mueca.
Bebo un poco del jugo de uva que mi padre ha traído para mí, y observo con desinterés el comedor.
—Esta es la última vez que vengo a verte aquí... —su declaración hace que me ahogue con el jugo—. ¿Estás bien, cielo?
Golpea ligeramente mi espalda un par de veces, mientras intento recomponerme.
—¿Qué has dicho? ¿Por qué ya no vendrás?
—Solar... Debo... Yo tengo que ir... voy a una misión.
Mis pensamientos se descolocan por completo, siento ese nudo en la garganta que nace cuando quiero decir algo pero no lo hago, las manos comienzan a temblarme y mi corazón palpita con fuerza.
Las palabras en mi boca se precipitan a salir desembocadas.
—No quiero que vayas, ¿quién vendrá a visitarme? ¿Cómo voy a sobrevvivir aquí? No quiero estar sola, sabes que te necesito, si no vienes voy a colapasar, ya es suficiente con haber cambiado de terapeuta, la doctora Brown dijo que con tu apoyo podría lograrlo...
—Basta, Solar.
—¿Qué se supone que haga si te vas? ¿Cómo voy a mejorar si mi soporte se va? ¿Y si las cosas salen mal? ¿Y si no regresas? Quiero...
—¡Basta, Solar! —levanta la voz deteniendo mi monólogo, y haciendo que el resto de los presentes guarden silencio—. Lo siento... No quería gritarte... Pero tú...
—Esta bien. Esta bien.
Murmuro y bajo la mirada, entrelazando los dedos de mis manos sobre mi regazo, respiro profundo intentando calmarme.
—Quiero que entiendas que se trata de mi trabajo, que he pospuesto varias misiones por estar al pendiente de ti, sabes que solo quiero defender a la nación, ese es mi deber... Solar —alcanza mis manos obligandome a verlo—. Eres mi única hija, el motivo de mis desvelos, hemos pasado muchas cosas juntos, pero no puedo abandonar mi trabajo, después de todo, es lo que paga tu estadía en el psiquiátrico, si hago esto es por ti.
Alejo mis manos de las suyas, sintiendo la fuerte necesidad de lavarme.
—Te quiero hija, pero debo conservar mi trabajo... Y no te preocupes por nada voy a mandar a alguien para que venga a visitarte.
—No quiero ver a Camille... —levanto la vista y lo veo a los ojos—. ¿A dónde vas?
—A Ucrania, el ejército de Estados Unidos enviará refuerzos a la guerra que se ha levantado contra Rusia, solo será un tiempo mientras el ejército ucraniano descansa un poco.
—Entonces no tiene caso que vaya a casa. —termino mi jugo y dejo el pollo y la pasta a medio comer, ni siquiera pruebo la ensalada.
—Por supuesto que si, quiero pasar mis últimos días aquí contigo. —Papá vuelve a tomarme las manos y el terapeuta Montesco se acerca a nosotros.
—¿Todo bien por aquí?
Me pongo de pie y sin ver ni hablar con nadie, me retiro a paso firme y con la cabeza baja.
—¡Solar! ¡Solar!
Escucho que mi padre me llama, pero no puedo verlo a los ojos, no después de darme cuenta de lo egoísta que he sido, pensando solo en mí, queriendo toda su atención y su tiempo para mí.
Mi terapeuta tenía razón al decir que "yo misma he creado los monstruos en mi cabeza", yo soy la mala en mi historia, nadie más.
Me detengo en seco y doy media vuelta, veo a mi padre saliendo del comedor, luce triste y decepcionado, lleva consigo la cajita que ha traído para mi, detrás de él sale Dahir Montesco.
«¿Cuántos sacrificios haces para estar aquí y así te lo pago».
—¡Papá! —vuelvo a correr a sus brazos y él me recibe sin pensarlo—. Perdóname. Perdona todo el daño que te he hecho... Lo siento tanto papá... —Mi voz se quiebra pero no dejo que las lágrimas salgan, no puedo hacerlo—. He sido tan egoísta...
—Mi pedacito de sol. —Me suelta viéndome a los ojos—. No tienes que disculparte, se que todo esto es difícil para ti, no pretendo que aceptes todo tranquilamente, aunque si me entristece ver tu reacción, pero sabes qué.
—¿Qué?
—Me alegra ver lo mucho que has avanzado, aunque sigues siendo inexpresiva, te veo más alegre y tranquila, justo se lo comentaba a tu terapeuta —voltea a ver al susodicho y después regresa la vista a mi—. Hay un cambio en ti y sé que es para tu bien. —Me sonríe ampliamente y solo puedo apretar sus manos—. Sé que estarás bien conmigo en casa, verás que todo saldrá bien.
—Haré mi mejor esfuerzo —aseguro asintiendo con la cabeza—. Debo ir a bañarme, me has llenado de tus germenes, papá.
—Dejarías de ser mi hija si no dijeses eso —sonríe y me entrega la cajita—. No olvides esto, tú terapeuta dice que puedes conservarlo.
—Gracias —volteo a ver a Dahir y él me sonríe—. Puede tomar uno —abro la cajita y dejo que tome un caramelo.
—Gracias, Solar, que amable —toma un chocolate y se despide de nosotros.
—¿Puedo acompañarte a tu habitación, hija? —Papá me ve casi llorando.
Mi corazón se apachurra un poco, pero entonces lo recuerdo.
—Solo voy por Jimmy.
—¿Qué?
Regreso al comedor y veo a la familia de Jimmy riendo por las babosadas del bebé, así que camino hasta la mesa y tomo la mano de Jimmy.
—Me llevaré a Jimmy conmigo —aviso, pero nadie hace caso y él me sonríe con tristeza—. Te prestaré a mi padre.
Lo jalo para que se levante y caminamos hasta la puerta.
—Papá, él es Jimmy Park Salas, Jimmy, él es mi padre: Adam Winters.
—Es un gusto, señor Winters —Jimmy hace una pequeña reverencia, como se acostumbra en Asia, mientras que mi padre le estrecha la mano.
—El gusto es mío, Jimmy. —Papá voltea a verme y me guiña un ojo.
—No pienses mal, papá —suelto la mano de Jimmy casi aventandola y me limpio en el pantalón—. Vamos papá, así llevamos a Jimmy a su habitación.
Comenzamos a caminar, pero papá duda un poco.
—Pero... ¿Y sus padres?
—Ni cuenta se dan de que existo... —comenta Jimmy con tristeza—. Por eso no me gustan los días de visita.
—Y por eso te presto a mi papá —jalo la mano izquierda de mi padre y hago que tome a Jimmy de la mano, mientras yo tomo la mano derecha de mi padre, como siempre—. Mi papá es el mejor del mundo, así que nos alcanza para los dos.
Subimos a las habitaciones y dejamos a Jimmy en la suya, mientras yo le muestro a mi padre que he guardado bien las cosas que me ha mandado, después me despido de él y tomo un buen baño para después ir a la habitación de Jimmy.
—¡Solar! —Se emociona al verme y abre la puerta de par en par—. Hace mucho que no estabas aquí... No así.
—Oye, ¿tus padres vinieron a despedirse? —entro a la habitación con sumo cuidado—. Por la ventana vi que muchos familiares salieron del comedor para irse.
—No... Ellos no vinieron... —El enfermero Sánchez me dijo que se fueron sin preguntar por mi...
Luce triste y camina hasta su armario para sacar sus legos y colocarlos sobre su pequeña alfombra.
A diferencia de mi, Jimmy tiene algunos objetos personales aquí porque no tiene problema si están o no, así que le han permitido traer esta alfombra, un cuadro y algunas telas con las que ensaya para su baile, además de varios rompecabezas y su colección de legos.
—¿Vendrán a tu presentación? —limpio un poco la alfombra con un pequeño paño que he traído y me siento frente a él.
—Dijeron que si... Pero no me hago ilusiones.
—¿Armamos un barco? —tomo las piezas blancas y las observo detenidamente.
—Gracias, Solar. —Me sonríe y mi modo curiosa se activa.
—¿Por qué? —empiezo a construir la base del barco sin dejar de escucharlo.
—Porque me ayudaste, aunque no lo aceptes o no lo reconozcas, sé que en el fondo hay personas que realmente te importan.
—Solo odio las injusticias. —Lo interrumpo buscando más piezas—. Tus padres deberían de estar orgullosos de tener a un hijo como tú... Y valorar más la familia que han formado... No todos tienen a sus dos padres como quisiera o un hijo al que educar, ¿tienes más piezas blancas?
—Claro... —vuelve al armario y saca más piezas de varios colores, incluyendo las blancas—. De igual manera, gracias por ser una gran amiga, Solar —toma mi mano y levanto la vista—. Standing in the light of your halo, I got my angel now...
—And I'm never gonna shut you out.
Debo aceptar que la vida es más tranquila con Jimmy en ella.
Nota: traducción de las líneas en inglés, letra de la canción Halo, de Beyonce. Delante de la luz de tu halo, tengo a mi ángel ahora. Nunca voy a dejarte de lado.
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