Capítulo 21 Dahir
Jimmy baila como todo un profesional, no necesita la asesoría de nadie, espero que sus esfuerzos se noten y que su familia pueda verlo.
—¡Extiende más los brazos! —indico elevando la voz para que me escuche—. Que el movimiento termine en tus dedos, lo mismo con tus piernas.
El asiente y hace lo que le pido, hace un par de movimientos más y la música termina.
—¿Qué te pareció, Solar? —Ambos volteamos pero la castaña ha desaparecido—. Seguro que fue a limpiar algo... —murmura Jimmy riendo.
—La conoces bien —admito riendo—. Jimmy, eres un increíble bailarín, solo debes mejorar algunos pequeños aspectos, como lo que te indiqué, pero seguro que no es problema para ti.
—¿En serio me sale bien? —toma una toalla de su casillero y la coloca sobre su cuello.
—Bastante bien, Jimmy, me dejaste sin palabras.
—Espero que a mi familia le guste, sería como dar el siguiente paso y que me permitan estudiar lo que yo quiero.
Salimos del aula con el paraguas, aunque la lluvia ha terminado, caminamos en dirección a los dormitorios.
—¿Qué es lo que quieres estudiar, Jimmy?
—Danza contemporanea —responde sin titubeos—. Anteriormente quería formarme como idol, pero el tiempo ha pasado y ya no me aceptarían para un grupo, terminaría debutando a los veintitrés o veinticuatro y no sería tan bien aceptado como los más jóvenes.
—Y supongo que tu familia quiere que estudies otra cosa —volteo a verlo cuando llegamos al elevador de los dormitorios.
—Así es. Ellos quieren que estudie idiomas o gastronomía, algo relacionado con los trabajos de mis padres —explica poco animado mientras el elevador nos lleva al cuarto piso.
Las puertas se abren y nos encontramos directo con el doctor Ean Radcliffe, quien luce sorprendido.
—Doctor Radcliffe —saludo sin estrechar la mano con él.
—Dahir... Amm... ¿Sabes dónde está la doctora Brown?
Entra al elevador con algo de nervios, mientras Jimmy y yo salimos.
—Debe estar en su consultorio, como siempre a esta hora.
—Gracias. —Su rostro serio me observa con cierto aire retador.
Baja en el elevador y yo acompaño a Jimmy hasta su habitación.
—Gracias, terapeuta Montesco, me gustaría que me acompañara en mis ensayos, si no es mucha molestia —pide Jimmy con ternura.
Es difícil decirle que no, sé lo mucho que necesita de atención y cariño.
—Con gusto, Jimmy, puedo acompañarte en la ultima hora, como hoy, a menos de que tenga una emergencia o que alguno de tus compañeros necesite de algo, cuenta con ello.
—Tiene razón, me parece bien —abre la puerta y entra a su habitación—. Hasta mañana.
—Nos vemos, mañana, Jimmy.
Doy media vuelta y camino al elevador, pero antes de entrar Violeta me detiene.
—¡Terapeuta, Montesco! —sale corriendo de su habitación y me susurra—. El doctor Ean Radcliffe estuvo merodeando la habitación de Solar, yo lo vi. —Se tapa la boca angustiada.
Peter sale de su habitación y me observa con tristeza.
«No estoy entendiendo nada, ¿será que Violeta decía la verdad y es en serio que se preocupa por Solar o será que es parte de su trastorno?».
—¿Qué fue exactamente lo que viste? —susurro de vuelta.
—Estaba saliendo de la habitación de Peter, cuando lo vi al final del pasillo, hice como que no lo vi y me metí a mi habitación, pero se veía extraño, se paró en la puerta de Solar y estuvo un momento ahí, como decidiendo si llamar a la puerta o no, cuando venía de regreso yo me encerré —explica desesperada–. No es la primera vez que hace algo extraño.
—A veces él nos cuida durante los desayunos o las cenas —agrega Peter acercándose con sigilo—. A veces él nos cuida durante los desayunos o las cenas. Siempre ve a Solar de manera extraña. Siempre ve a Solar de manera extraña.
—Como si quisiera acercarse a ella, pero no lo hace —susurra Violeta comiéndose las uñas—. Tal vez no sea nada, o tal vez si. Como sea, se lo decimos porque Solar nos preocupa.
—Entonces... El día del incidente en la ventana, ¿ella realmente quería saltar?
—Si. —Violeta me ve a los ojos con seriedad—. Solar no la esta pasando bien.
El elevador se abre sorprendiendonos a los tres. Son la enfermera Gutierrez y el enfermero Sánchez.
—Parece que han visto a un fantasma —bromea la enfermera empujando un carrito con medicamentos.
—Vamos, Peter, es hora de tu revisión —informa el enfermero Sánchez y este lo sigue a su habitación.
Violeta regresa a habitación y me observa un momento antes de entrar, seguida de la enfermera Gutiérrez.
—Disculpe, ¿el medicamento para quién es? —observo el carrito con varios vasos etiquetados.
—Ansiolíticos para Violeta y Solar, y somníferos para Solar —explica rápidamente y entra a la habitación de Violeta.
«Somniferos».
La puerta se cierra frente a mi y dudo en irme o ir a buscar a Solar.
Mi celular vibra y reviso el mensaje:
De Merida:
Nos vemos en tu depa en media hora, bombón.
Te amo, Dahir. ♥
6:06 pm
—¿Bombón? Merida si que esta rara.
Salgo de los dormitorios y voy a buscar mis cosas para irme.
En el camino a mi departamento medito la situación, tal vez Peter tiene razón y Solar fue quien mintió, si ahora necesita somníferos es porque no esta durmiendo bien, tal vez algo la angustia, además el interés que muestra Violeta así como su preocupación, se ven sinceros.
—¿Quién está diciendo la verdad?
Estaciono el auto en el garage y en cuanto abro la puerta principal; Merida aparece.
—¿Apenas llegas, amor? —trae puesto un mini vestido que muestra sus largas piernas y un escote donde sus senos están a punto de salirse—. ¿Qué tanto me ves, Dahir? —sonríe coqueta.
Niego con la cabeza y la beso.
—Te ves muy ardiente, Meri.—La tomo de la mano y la llevo adentro hasta mi habitación.
—Algunas de las chicas en la oficina me han dicho que debo sacar provecho a mis atributos, y tú sabes, por algo me hice algunas cirugías.
—No necesitas enseñar nada, sabes que tú no eres así —aseguro caminando a la cocina—. ¿Qué quieres cenar?
—A ti. —Me observa parada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y las piernas extendidas—. Hace mucho que no estamos juntos, amor.
—Lo sé, amor, pero no nos caería mal una buena cena antes de un encuentro extremo en la cama.
—Ha ha, pero qué cosas dices —camina hasta mí y me abraza—. De acuerdo, ¿preparamos pasta y pechuga a la cordón blue?
—Me parece bien. —La beso y busco los ingredientes en el refrigerador y la alacena.
Después de cenar y tener sexo salvaje nos quedamos recostados bajo las sábanas, mi brazo rodea el cuello de Merida, mientras ella me acaricia el pecho.
—Me encanta tu abdomen —confiesa pasando su mano por mi cuerpo, mientras me besa el pecho.
—Me haces cosquillas... —intintivamente pienso en mis pacientes—. Meri...
—Dime —sigue besando mi pecho mientras sus piernas se enredan con las mías.
—Tú que eres tan directa y objetiva...
—Mjum..
—¿Cómo sabes cuando una persona te miente?
Se detiene en seco y voltea a verme.
—¿Por qué la pregunta?
—Uno de mis pacientes esta mintiendo, pero no sé quién es, los argumentos de las tres partes involucradas parecen convincentes.
—Bueno... —recarga su barbilla en mi pecho viendo a la nada—. Escucha los argumentos de todos, si sus historias no coinciden en algún punto, has preguntas, pero amor... —Me ve a los ojos—. Tú eres bueno leyendo el lenguaje corporal, observalos bien, eres muy inteligente y sé que podrás descubrir la verdad.
—Eso espero, porque el futuro de Solar depende de esto.
—¿Quién es Solar?
—Una de mis pacientes.
—Mm...
—No te pongas celosa, amor. —Le sonrío y tomo su barbilla para besarla.
—De acuerdo —sigue mis besos—. Por qué no... Dejamos el trabajo de lado... —Sus caricias aumentan y retomamos nuestra noche de pasión.
*❛‿❛*❛‿❛
Al día siguiente hablo con la doctora Brown quien se ha mantenido ocupada con sus nuevos pacientes del nivel tres.
Le explico la situación y llegamos a la misma conclusión, entrevistas separadas para identificar al mentiroso y hacer que Solar me hable de lo que pasó con Ean Radcliffe, porque nadie me saca de la cabeza que ahí pasó algo.
Mientras los días siguen pasando, más voy notando ciertas cosas, Ferdinand no ha hablado con Serena, aunque ya tiene una prueba de su infidelidad, quiere buscar más antes de quitarle la máscara a la chica, pues si esta relacionado con lo que pasa con Solar, Ean podría estar en problemas.
En cuanto a mis pacientes, Peter no ha vuelto a tocar el tema de Solar, aunque siempre parece querer decir algo y al final no lo suelta, Jimmy sigue muy entusiasta con sus ensayos y ha pulido bastante su coreografía.
Violeta se ha mostrado más calmada en algunas situaciones, ha aprendido a tomar turnos y ha disminuido sus exaltaciones, la que me preocupa es Solar, pues cuando parece dar un paso adelante, no tarda en dar dos pasos atrás. No ha vuelto a saber nada de Camille y tampoco de Adam, parece que se está preparando para una misión y sus tiempos libres se han terminado.
Por mi parte, apenas y he visto a mis amigos, aunque ellos están igual de ocupados que yo, seguimos manteniendo una buena amistad y Merida sigue visitandome cada viernes para tener relaciones como un par de leones salvajes, me agrada estar con ella pero he notado ciertos cambios en su actitud y su comportamento, aunque prefiero tomarlo a bien, después de todo nuestra relación se ha fortalecido.
Para finales de Octubre el hospital prepara una pequeña noche de Halloween en el gran salón, solo los pacientes de nivel uno están invitados, los terapeutas y algunos enfermeros estaremos presentes.
Accedí a estar presente ya que es viernes y mañana no tengo sesión con mi terapeuta, además de que la doctora Brown no estará presente y nos ha pedido tener cuidado con nuestros pacientes.
—¿Por qué no llevas un disfraz? —Me observa un hombre lobo cepillando su melena.
—Porque no me dio tiempo de comprar uno, Rafa —termino de acomodar mi corbatin.
Soy el único al que se le ocurrió ponerse un esmoquin para una fiesta de halloween, parece que las enfermeras y enfermeros si se pusieron de acuerdo para llevar disfraces similares, yo ni pregunté.
—Tengo un traje de vampiro —comenta caminando al armario—. Seguro que te queda perfecto, tienes más musculo que yo y se te verá mejor. —Me guiña un ojo coqueto.
—Ha ha —tomo el traje y me apresuro a cambiarme—. Es una fiesta de halloween, lo último que van a ver serán mis músculos, además no me interesa que me vean.
Ambos reímos y él sigue peinando su pelaje falso.
—Sabes que estoy con Nathan, deberías olvidarte de Merida, es evidente que ustedes solo están juntos por costumbre.
—¿De qué hablas? Estamos en nuestro mejor momento —aseguro abotonando la capa a mi cuello.
Rafaello tenía razón, el traje me queda a la perfección.
—Su mejor momento sucedió en el bachillerato, Dahir. —Me observa con seriedad—. Merida te esta robando la energía y seguro que hasta te pinta el cuerno.
—¡¿Qué?! ¡¿Cómo se te ocurre?!
—Yo solo repito lo que se dice por ahí, ¿alguna vez la has visitado en el trabajo?
—No... No he podido.
—Deberías ir este lunes, aprovecha esa hora libre que me decías que tienes, una visita del novio no le caería mal.
Rafa siembra la duda en mí, si Merida me esta engañando, eso podría explicar su repentino cambio conmigo.
—Iré. Y verás que nada malo pasa.
—Adelante. Y diviértete esta noche —sonríe y le devuelvo el gesto.
—Nos vemos.
Sale con su pequeña maleta rumbo a la universidad. Esta noche tienen preparada una fiesta de muerte, hasta que el cuerpo aguante.
Tomo mi pequeña maletita, esta noche también la voy a pasar en el hospital, hay una pequeña ala a lado de los consultorios donde duermen los enfermeros y esta vez, los terapeutas.
—Bien, estoy preparado para una gran noche —salgo y abordo mi auto rumbo al hospital, escuchando Dynamite de BTS.
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