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Capítulo 15 Dahir

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Por un momento me siento intruso en el asiento trasero de la camioneta del señor Winters, escuchando su charla con Solar, quien se muestra abierta a hablar con él, mientras observa el paisaje a nuestro alrededor.

Por supuesto que también he notado la limpieza que tiene Adam Winters; los asientos aseados, un ligero aroma a pino en el ambiente y un cubre asientos especial en el lugar de Solar, es evidente que conoce a su hija y que procura que ella se sienta cómoda a su alrededor.

Por fin llegamos al parque y Adam abre la puerta de Solar, lo veo bajar una canasta y enseguida se dirige a la parte trasera de la camioneta, de donde saca una mesa plegable y tres blanquillos.

Bajo para ayudarlo con la mesa y los bancos, hasta que llegamos a una zona segura cerca del estanque, donde instalamos todo.

—Muchas gracias, Dahir.

—Es un gusto, señor Winters.

—Por favor, llámame Adam, que no soy tan viejo.

Reímos mientras Solar camina a la orilla del estanque con una hogaza de pan, para alimentar a los patos. Se ve tan serena y ajena a todo el daño que este mundo puede hacer. Y ahora me pregunto si ella dice la verdad o si esta mintiendo sobre el incidente en la ventana.

—¿Así que eres el nuevo terapeuta de mi hija? —Me sorprende viéndola.

—Así es, sé que no tengo mucha experiencia, pero creame que estoy comprometido en hacer lo posible para que mis pacientes tengan una mejor calidad de vida. —confieso tranquilamente, aunque presiento qué viene un fuerte interrogatorio, así que me adelanto a ello—. Eso es lo único que busco lograr en el hospital, más allá de revisar el historial de los chicos, quiero escucharlos, que sepan que no están solos y hacer lo posible para que ellos se sientan bien.

—¿Cuánto te falta para terminar la carrera?

—Diez meses.

—Espero que puedas lograr lo que te propones, porque mi Solar es difícil en todos los sentidos, apenas y habla conmigo, no quiero imaginar como será contigo, sé que con Amelia fue receptiva, la conoce de hace tiempo, pero...

—Entiendo a lo que se refiere, pero no sé por qué conmigo ha sido diferente, se ha mostrado optimista y ha compartido muchas cosas, creame que Solar tiene toda la voluntad puesta en su mejoría.

—Le estoy confiando mi tesoro, Solar es lo único que tengo y yo soy lo único que tiene, por favor, ayudala en todo lo posible.

—Así lo haré, Adam, te lo aseguro.

—¡Papá, mira!

Solar llama nuestra atención.
Es un bonito pato marrón, entre los demás patos blancos.

—Es el patito feo —bromea Adam.

—Es un cisne —Solar se acerca a nosotros—. ¿Traés jabón, papá?

—Parece que no me conoces —saca una pequeña maletita de la canasta—. Aquí hay unas láminas de jabón y algo de agua, lávate cerca del árbol y ven a comer.

—Si.

Se acerca al árbol y hace lo que su padre le ha indicado.
Me sorprende lo mucho que Adam, conoce a su hija, a pesar de su trabajo.

—Solo quiero pedirte un último favor, Dahir.

—Claro, dime —acepto ayudándolo a sacar los recipientes con la comida.

—Cuida mucho de mi Solar, no quiero que el doctor Radcliffe se acerque a mi hija, no estoy muy seguro de la razón, pero creo que Solar me oculta algo que tiene que ver con él, y hasta que no lo sepa no quiero a ese hombre cerca de mi hija, porque si se trata de algo grave, procederé de manera legal, de más esta pedirte discreción con la doctora Brown, ella no sabe nada.

Su declaración me deja sin palabras.

Ean Radcliffe también me parece un hombre misterioso, a simple vista no parece alguien peligroso, pero ahora tengo curiosidad y voy a encargarme de resolver esto.

—¿Qué has traído para comer?

Asiento al escuchar la voz de Solar.

—Lasagna, ensalada de queso y jugo de uva, ya que no puedes tomar vino. —Se carcajea y Solar dibuja una diminuta sonrisa en su rostro.

—Me gusta la lasagna —sonrío tomando el plato de Solar con una servilleta—. De niño era mi platillo favorito, a mi madre le gustaba prepararla en mi cumpleaños.

Adam sirve los platos y yo le entrego el suyo a Solar, quien me observa con algo de intriga, al mismo tiempo que toma el plato.

—También es la favorita de Solar, ¿tu madre ya no la prepara? —Adam termina de servirnos y nos disponemos a comer.

—Mis padres fallecieron cuando era niño, fue en un accidente de auto.

El silencio nos rodea, lo único que oímos son las aves en los árboles.

—Lo siento, Dahir.

—Descuide, que mis tíos han hecho un buen trabajo como tutores.

—¿Usted tampoco puede tomar vino? —Solar nos interrumpe, la vemos llenando las copas con jugo.

Adam y yo nos observamos y tratamos de contener la risa.

—No, Solar, beberé jugo, como tú. —Me entrega la copa y le sonrío—.
Gracias.

Pasamos la siguiente media hora platicando del paisaje y un poco del trabajo del señor Winters, Solar apenas ha hecho algunas intervenciones, nada fuera de lo común. Al terminar recogemos todo y regresamos al hospital.

Solar se despide de su padre con un tierno abrazo, que termina de ser tierno cuando ella menciona que tiene que bañarse.

La vemos alejarse y al llegar a la puerta, la enfermera Gutiérrez la recibe, y nueva información me es revelada.

—Gracias por todo, Adam, ha sido una bonita tarde.

—Es un placer... Dahir, no sé si sea conveniente pero... la madre de Solar esta en América, llega en unas dos semanas aquí... ella quiere verla, ¿crees que sea buena idea?

—¿Su mamá?

—Si, Solar no la ha visto desde que tenía doce años, pero Camille esta preocupada por ella.

—Hagamos esto, voy a ver el avance de Solar en estas dos semanas, y con base a ello, le diré si es bueno o no.

—Perfecto. —Me sonríe satisfecho—. Por cierto, saca un par de abrigos de la camioneta—. No sé si puedas darle esto a Solar, se acerca el invierno y no quiero que se enferme.

—Le preguntaré a la doctora Brown. —Los tomo con cuidado—. Pero seguro que no hay problema.

—Nos vemos después...

—¡Adam! —El doctor Radcliffe se acerca desde la puerta.

Una extraña nube gris nos ensombrece.
Los veo estrechar sus manos con cierta tensión, y por un momento veo a Ean con los cuernos del diablo.

«Algo escondes Ean Radcliffe, y lo voy a descubrir».

—Ean, hace tiempo que no te veía, pensé que ya no trabajabas aquí.

—Tuve un descanso en el verano, pero estoy de vuelta para mis pacientes —voltea a verme—. Veo que has conocido al nuevo terapeuta de tu hija. Hola, Dahir.

—Doctor Radcliffe —observo a Adam—. Si me permiten, tengo que regresar.

—Por supuesto —Adam me estrecha la mano y me regala un abrazo—. Cuidala por favor —susurra en mi oído, y aunque no lo veo, noto la preocupación en su voz.

Nos alejamos y asiento.

Entro al hospital sintiéndome abrumado.

—¿Estás bien, Dahir?

—Dorinda... Si... Yo... —«Respira Dahir»—. El padre de Solar ha dejado estos abrigos para ella, ¿puede conservarlos?

—Por supuesto, no hay problema.

—De acuerdo, oye Dori, ¿qué tengo que hacer para que un paciente salga?

—¿A qué te refieres?

—A una salida, así como hizo el señor Winters.

—Bueno, los pacientes tienen permitido salir con sus familiares un par de horas los días de visita, siempre y cuando sean de nivel uno y estén acompañados de una enfermera o un terapeuta, aunque también hay salidas en pequeños grupos.

—¿Cómo es eso?

—La doctora Brown premia a los pacientes de nivel uno con una salida especial, aproximadamente cada dos meses llegan a salir a algún museo, a una de las cafeterías cercanas o incluso un parque de diversiones, pero en grupos pequeños, por ejemplo: tú podrías llevar a tus cuatro pacientes a algún lugar, acompañado de dos enfermeras o enfermeros.

«¡Eso es!».

—Gracias por la información, Dori, nos vemos luego.

—De nada, Dahir.

Sonrío entusiasmado y me dirijo al consultorio de la doctora Brown, entonces una luz me ilumina.

—¡La prueba!

Corrijo mi camino y me dirijo a mi consultorio.

—¡Dahir! —La doctora Brown pasa a mi lado, pero no me detengo—. ¿Qué sucede? —entra al consultorio, pero yo sigo buscando la prueba.

—Tengo que ver los resultados de la prueba HTP... —encuentro el folder en el archivero y reviso los dibujos de Solar—. Algo esta pasando y algo pasó con Solar, que no hemos visto.
Observamos los dibujos de Solar, y las señales parecen ser obvias, pero al mismo tiempo indecifrables.





—¿Qué ves, Dahir? —Amelia quiere saber lo que estoy buscando.


Para empezar, es evidente la ansiedad, los trazos que casi traspasan el papel y la necesidad de marcarlos, los detalles en el dibujo de la casa delatan el TOC, el árbol que parece dañado, no hay una puerta en la casa... Hay rasgos de depresión, un posible conflicto con su niñez... Solar no quiere que nadie entre en su vida, pero no tiene sentido, si ella no quiere hablar, ¿qué hace aquí? —parloteo desesperado.


—Entró por voluntad propia, eso fue lo que dijo Adam... Y ella no ha dicho lo contrario... Solar es desconfiada, creció en un ambiente restringido donde su voz fue callada... Tendrás que hacer un análisis profundo y detallado de su prueba, tal vez...

—No me gusta el dibujo de su árbol. —Le acerco la hoja y la toma arrugado la frente—. Esta dañado, hay muchas cicatrices que sanar y el dibujo de la persona es una niña, creo que es Solar... Y lo que veo recurrente en los tres dibujos, es la necesidad de apoyo, hay algo en su pasado que no la deja ser estable en su presente... Adam me dijo algo esta tarde, creo que tiene que ver con ello.

—¿Qué es?

—Esta relacionado con el doctor Ean Radcliffe...

—¿Me llamaban?

«¡Mierda!».

El aire se queda atrapado en mis pulmones y no sé cómo contengo las ganas de gritar.

Amelia se apresura a colocarse delante del escritorio y yo guardo las hojas en el folder.

—Dahir me preguntaba sobre los terapeutas que ha tenido, Solar —sale al pasillo y cierra la puerta.

Me apresuro a guardar todo bajo llave y me acerco a la puerta.

—Sabes que Solar fue mi paciente en Londres, cuando empezó todo esto y yo era un simple practicante, y que después la encontré aquí cuando ingresó por primera vez, pero que no tuve mucho éxito en ambas ocaciones.

—Lo sé, es lo que le comentaba a Dahir, lo mismo que Collette, ninguno ha podido tratarla, mas que yo, por cierto, cómo va esa paciente que te asigné recientemente...

Sus voces se alejan y me asomo al pasillo.

—Solo espero que el camino que están tomando mis ideas, no sea el correcto.

Tomo los abrigos de Solar y salgo del consultorio cerrando con llave.

Nota:

El test de la casa, el árbol y la persona, es una técnica proyectiva gráfica, utilizada mucho en psicología y conocida comúnmente como HTP, que son las siglas de su nombre en inglés (house, tree, person).
Con la interpretación de cada uno de estos dibujos, podemos evaluar la personalidad desde diferentes aspectos; familiar, afectivo, emocional, autoestimativo, etc.
Estos dibujos reflejan lo más profundo, inconsciente y hasta desconocido del ser humano.

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