1.6
"Avísame cuando aterrices..."
Louis besó la cabeza de Neon por tercera vez. Hacia Harry, dijo, "Lo haré." Puso a Neon en el suelo y movió los dedos. "Adiós, amor."
Neon rozó su cabeza contra su pierna. Louis tomó la correa de su bolso y lo levantó por encima de su cabeza, de pie en toda su estatura.
"¿Estás seguro que no quieres que te lleve al aeropuerto?" Harry preguntó.
"Es demasiado lejos para ir en auto. No volverás antes de la tormenta," Louis dijo. "Estaré bien."
Harry sólo quería más tiempo con él. A la mierda la tormenta.
Louis palmeó sus bolsillo buscando su cartuchera y sus llaves, e hizo contacto visual con Harry como si lo hubiese estado evitado. "Creo que he estado haciendo esperar mucho al chófer," dijo. "Así que..."
Harry asintió, apretando la mandíbula. "Bien. Avisame, como te dije. Y ya sabes, hablaremos, supongo."
"Sí, hablaremos," Louis dijo. Suspiró, mirando hacia la puerta. "Gracias por haberme invitado."
"Cuando quieras," Harry dijo, sonriendo.
Louis se humedeció los labios, tirando de su gorro rojo sobre sus orejas. "¿Tendré un beso de despedida?"
Harry rió. "No lo sé..." dijo. Louis entrecerró los ojos. Tomó la parte inferior de la camisa de Harry y lo tiró más cerca.
Harry tocó sus mejillas con la punta de sus dedos y lo besó como si fuera la última vez. Tal vez, lo era.
Sus ojos ardían mientras se separaban. Su nariz ampliándose. Se mordió el labio inferior y dio un paso atrás.
"No llores," Louis dijo.
Harry rodó los ojos. "Habla por ti mismo."
Louis sonrió, rozando su pulgar sobre la mejilla de Harry. "Te veré pronto."
Harry le devolvió la sonrisa, tratando de alcanzar el pomo de la puerta. Louis salió, tirando la capucha de su abrigo sobre su gorro. Se despidió una vez más mientras empezó a bajar hacia el chófer de Harry.
Harry esperó un segundo más antes de cerrar la puerta, su cabeza apoyada en la madera. "Bien," respiró, parpadeando para que sus ojos dejaran de picar. Se apartó de la puerta, apretando sus manos en puños.
"Estás bien," se dijo, caminando a la cocina. Sacó la botella de vino de la nevera y se sirvió una copa. Chasqueó la lengua contra su paladar, agarrando la bolsa de dulces desde la parte superior de la nevera.
Lo tenía todo planeado: primero, se acurrucaría con la gata y, luego, se bebería el dolor. Era, básicamente, su mejor plan hasta el momento.
Neon se reunió con él en el pasillo. La levantó en su brazo libre y le besó la cabeza. Empezó a caminar en dirección a su habitación y se congeló, imaginando a Louis sentado en el borde de la cama. Miró a la habitación de huéspedes y lo vio ahí también. Incluso, olía a él.
Tomó una respiración profunda, con un nudo en la garganta. Se dio la vuelta y sus ojos se posaron en el sofá, donde Louis y él habían tomado siestas. Se dirigió a la cocina y, aunque el espacio era borroso, pudo ver a Louis ahí también. En todos partes.
Qué irónico que hubiese creado este espacio para escapar de él y ahora pertenecía a Louis también.
Harry sostuvo a Neon contra su pecho y hundió la cara en su pelaje. Resignado e izando la bandera blanca al aire, soltó a la gata y se retiró al cuarto oscuro. Louis también estaba ahí, en las fotografías que el mismo Harry había tomado, algunas todavía secándose. Las contó, de nuevo: Louis en el bosque, mirando hacia la montaña, Louis en la cabaña, luciendo más tranquilo de lo que Harry no podía recordar, y una foto de Louis en su cama, sentado en el regazo de Harry y sonriendo, sus ojos y su nariz arrugándose.
El sollozo que dejó la garganta de Harry sorprendió a Neon, sentándose con curiosidad en sus pies. Pero Harry lo había estado esperando. El dolor se precipitó de nuevo y le dio la bienvenida como su próximo huésped. Se dejó caer al suelo, metió la cabeza entre sus rodillas y lloró.
» L «
Los árboles cubiertos de nieve, a un lado de la carretera, eran borrosos. Y no era porque el auto estaba en movimiento. No era por eso. De hecho, el auto estaba pasando muy lentamente entre los montones de nieve que estaban en la carretera.
Los árboles eran borroso por gruesas lágrimas que amenazaban con deslizarse por las mejillas de Louis. Cerró los ojos y las frotó lejos, con la punta de su manga antes de que pasara. Exhaló un suspiro, tomando otro y se giró en el asiento, buscando la cabaña detrás de ellos. Por supuesto, había desaparecido de su visión. Harry había desaparecido de su vista.
Louis comenzó a rebotar su rodilla. Tamborileando sus dedos contra su muslo. Se mordió el labio y sacó su cabello de la frente. Sus ojos empezaron a empañarse otra vez. Presionó sus manos contra su cara.
Imaginó la mirada del conductor deslizándose hacia él por el espejo retrovisor, marcada con preocupación. Louis no lo culparía. Estaba preocupado de sí mismo también. No creía que estuviera respirando.
¿A dónde iba?
A Londres. A un departamento vacío.
Por ninguna razón en lo absoluto, fue golpeado con un recuerdo. De sí mismo cuando era más joven, cuando estaba saliendo del escenario y siempre mirando en dirección a Harry. Escondido entre los pliegues de las cortinas, a veces, le iba a dar besos en su sonriente boca. Estar en el escenario, estar en cualquier lugar, siempre parecía menos aterrador, si podía encontrar su camino de regreso a él.
Y eso lo llevó a un pensamiento incoherente acerca de la Estrella del norte. Porque recordaba a Harry diciéndole una vez, que cuando los marinos iban a viajar, miraban las estrellas en el cielo, primero. Marcando su ubicación para poder encontrar su camino a casa.
Y eso. De alguna manera. Eso fue todo.
Tan simple y tan claro. El pánico y el temor que sintió cuando el auto empezó a acelerar lo decía todo. La manera en la que se filtraba por su cuerpo como una solución centrada y enfocada, dijo más, incluso.
Así que, qué mierda importaba si lo arruinaban un par de veces. Y qué si se habían caído y roto algunos huesos y roto el corazón del otro, también. Él pertenecía a Harry. Y eso significaba que tenía que encontrar su camino de regreso a él. Eso significaba que tenía que hacerlo. Cada vez. Incluso después de años de estar separados, siempre había regresado.
Podía irse a Londres ahora y estaría seguro de que aún encontraría su camino de regreso a él. Pero ya no tenía sentido marcharse. No quería espacio. Espacio significaba perderlo otra vez. Y recién había encontrado su camino a casa.
Así que.
¿A dónde mierda iba?
"Perdona, compañero," Louis dijo, arrastrando sus manos por su cara. Exhaló un suspiro tembloroso. "Lo siento, pero, ¿puedes detener el auto?"
El auto se detuvo. El conductor asomó su vista, hacia él, a través del espejo retrovisor.
"Lo siento," Louis dijo, abriendo la puerta. Se arrastró hacia afuera y sacó su bolso. Le extendió algo de dinero por su trabajo."Gracias. Lo siento, de nuevo, compañero."
Echó la correa de su bolso por encima de su hombro, se ajustó el gorro y empezó a correr.
Casa. Harry. Ellos eran un solo y únicos. Por el camino, Louis se perdió. Pero también encontró su maldito camino de regreso.
Estaba nevando de nuevo. Porque siempre nevaba, maldita sea. Louis rodó los ojos. Se deslizó en algún punto y su tobillo dolía mientras se levantaba. Se preparó, se mordió el labio por el dolor y corrió. No podía parar. Sólo quería llegar a casa.
Estaba sin aliento en el momento en el que vio 2209. Se detuvo al final del camino, sus manos apoyadas en sus rodillas, mientras su pecho se movía. Miró hacia arriba, al camino de Harry, pensó en Harry ahí, esperando por él. Le pidió a Dios que estuviera esperando por él.
Se puso en marcha, caminando en anchos y rápidos pasos, tratando de no caerse de nuevo sobre la nieve. Se arrojó hacia el porche, aspirando profundas bocanadas de aire, encrespando su mano en un puño. Golpeó a puerta con fuerza, aplastando su mano y dándole un golpe a la madera, casi tan furioso que le dolió al principio.
"Harry," llamó a través del espacio entre la puerta y el marco. Empezó a caminar, empezó considerar ir a la puerta de la cocina, patear la ventana (tal vez, no).
La puerta se abrió.
Harry lo miró fijamente, con los ojos abiertos. El corazón de Louis se rompió cuando se dio cuenta de que sus ojos estaban rojos y un poco hinchados. Su nariz estaba roja también. Louis cojeó más cerca.
"¿Por qué estás cojeando?" Harry preguntó, inmediatamente.
Louis bajó su mirada hacia su pie. "Estoy bien. Me lastimé el tobillo, un poco. No es una buena idea correr en la nieve."
La expresión de Harry no cambio. Miró a Louis como si estuviera preocupado de que se pudiese caer. "¿Por qué estabas corriendo? ¿Le pasó algo al auto?" Preguntó, estirando el cuello como si fuera a ver el auto.
El aliento de Louis era vapor en el aire. Sacudió la cabeza. "No. El auto está bien. Sólo— salí y empecé a correr de nuevo hacia acá. Siento— Jesús, siento como si estuviera en una maldita película. No me fui sólo para hacer una gran y dramática escena, lo juro. Me fui, porque, sinceramente pensé— era mi intención ir a casa, de vuelta a Londres." Louis contuvo una respiración profunda. "Pero, mierda, Haz. Eso ni siquiera tiene sentido. Eso no tiene sentido. Londres no es casa. Casa ni siquiera es un lugar. Es donde eres más feliz."
Harry inhaló y limpió su nariz con la manga de su suéter. "Louis. ¿De qué demonios estás hablando?"
"Necesito que me digas qué fue lo que hice mal antes. Contigo," Louis dijo, dando un paso adelante. Harry se vio obligado a dar un paso atrás y hacerlo entrar sólo un poco. "¿Dónde nos equivocamos?"
Harry se quedó sin palabras, apretando su agarre en el pomo de la puerta. Negó con la cabeza otra vez. "Louis..."
"Sé que estás asustado, amor. Yo también. Pero, por favor," Louis dijo. "Necesito saberlo. Sé que no siempre te escuché. Pero, quiero hacerlo ahora."
Harry negó la cabeza. "¿Por qué?"
"Porque—" Te amo. La voz de Louis se quebró. "Necesito saberlo, Harry, por favor."
Harry se cubrió la cara con las manos. "No entiendo esto," murmuró. Se pasó las manos por los ojos y respiró. "No sé cómo responderte. No fue sólo una cosa. Todo se convirtió en demasiado. Se sentía como si nunca iba haber un fin entre tú y ella. Empecé a entrar en pánico. Empecé a pensar que toda mi vida estaría persiguiendo a alguien y algo que no podía tener. Se sentía un desperdicio vivir de esa manera."
"Pero, me tenías. Era tuyo," Louis dijo. Todavía lo era.
"No públicamente," Harry dijo, solemnemente. "Empezó a sentirse como una mentira. Y cuando era joven, estaba atrapado en que... me tomaran en serio. Supongo. Todas esas cosas no importan ahora. Pero, cuando era joven— no lo sé, Louis. No es lógico. Entré en pánico. No estaba preparado para lo mucho que significabas para mí. Significabas el mundo... y sé ahora que no deberías vivir tu vida de esa manera, hacer toda tu vida acerca de una persona. Ahora lo sé.
"Pero, te necesitaba tanto. Y, a veces, sentía como que tú no me necesitaras. Como que estabas bien. Estábamos destinados a ser un equipo y, a veces, sentía como si estuviera solo. Me mirabas como si estuviera loco, a veces. Y me sentí loco. Y tal vez, estaba un poco loco..."
"Nunca tuve la intención de hacerte sentir de esa manera. Odiaba todo eso también," Louis dijo.
Harry se echó el cabello hacia atrás. "Ahora lo sé. Te le dije, no es lógico." Dijo. "Era joven y estúpido. Sólo que no esperaba perderte por eso."
"Éramos un desastre. No sabía cómo arreglarnos..."
Harry negó con la cabeza. "Yo tampoco." dijo. Suspiró, frotándose los párpados cansados. "No importa ahora. No quiero seguir haciendo esto, Louis. Te dije que esta harto de pelear."
Louis se acercó. "No estamos peleando. Hay una diferencia entre resolver las cosas y pelear. Estoy tratando de entender. Quiero entender todo lo que salió mal. Quiero que me digas cómo te herí. Así, puedo resolverlo. Quiero resolverlo."
Los ojos de Harry se lanzaron sobre su rostro. "Dijiste que necesitabas tiempo."
"Estaba equivocado. Estoy donde tengo que estar en este momento. Estoy en casa," Louis dijo, chillando la palabra. "Todavía te quier. Nunca he dejado de quererte."
Los ojos de Harry se llenaron den nuevo. "Louis..." respiró, todo su pecho hundiéndose. Su rostro se desmoronó. "Lou."
"¿Me escuchaste, bebé?" Louis dijo, acercándose. "Estoy diciendo que todavía estoy enamorado de ti. Estoy diciendo que nunca dejé de estar enamorado de ti. Y no lo dejaré de hacer. Jamás."
Harry apretó el dorso de sus manos en sus ojos y arrastró las lágrimas lejos. No estaba ayudando en lo absoluto. Toda su cara se había disuelto en mocos y lágrimas. Se limpió las manos a los lados de sus pantalones, sus hombros temblando por el aire que exhalaba. "Yo también," dijo, asintiendo. "Yo también te amo."
"Quiero... que el mundo lo sepa. Quiero que todo el mundo..." Louis estiró sus brazos, tratando de abarcar la inmensidad de la tierra entre sus manos. "... sepa que soy tuyo. Quiero gritárselo a todo el que quiera escuchar e, incluso, el que no quiere. Soy tuyo," vaciló, dejando caer los brazos. "... si me quieres."
Harry rió y lloró al mismo tiempo, secándose los ojos de nuevo. "Jesús. Cállate, Louis," murmuró. "Por supuesto que te quiero."
Louis exhaló un gran suspiro de alivio. "Siento como si estuviera en una maldita telenovela," dijo. "Me siento como Tom Cruise en Oprah. Quiero ir a gritar al lago. Hasta que la voz se me haya ido. Sólo quiero decírselo a todos. Quiero—"
Harry se abalanzó hacia él, sus brazos rodeando el cuello de Louis. Se tambaleó hacia atrás antes de encontrar el equilibrio de nuevo. Louis rió, abrazándolo tan firmemente como pudo. Harry presionó sus frentes juntas, cerrando los ojos. "Te amo tanto, Louis."
"Te amo también," Louis exhaló. "Lo siento mucho. Perdón por todo."
"Está bien," Harry dijo, ferozmente, abrazándolo tan fuerte como pudo. "Estás aquí."
Louis trató de ocultar su rostro en el hombro de Harry para poder sollozar silenciosamente también. Harry se echó hacia atrás, sus ojos como dardos a los ojos húmedos de Louis.
"No estoy llorando," Louis murmuró.
Harry soltó una risa acuosa. Sonrió y tomó la parte posterior del cuello de Louis, inclinó su barbilla hacia adelante y empujó suavemente sus bocas. Louis cerró sus ojos, las lágrimas cayendo libremente. Respiró su siguiente suspiro de alivio en la cálida boca de Harry y lamió disculpas y promesas en la áspera lengua de Harry. Lo besó como si tuvieran un para siempre. Porque, de hecho, ahora lo tenían.
Terminaron en el sofá. El abrigo de Louis, sus zapatos y su bufanda terminaron en el suelo. Se veían como un pretzel, sus extremidades enredadas, la cara de Harry escondida en el cuello de Louis. Pero a Louis no le importaba. No se movía. No a menos que, espontáneamente, su trasero estallara en llamas. Se quedaría ahí mismo.
Frotó la mano hacia arriba y abajo en la espalda de Harry. Harry mantuvo su mano firmemente sobre el muslo de Louis, sus dedos acariciándolo distraídamente. "Lo siento," Louis dijo de nuevo.
Harry trató de negar con la cabeza, pero no pudo en su posición. Y Louis no lo iba a dejar ir para que pudiera hacerlo. "Por favor, no te disculpes. Ahora estás aquí," dijo. "Regresaste. Estoy tan malditamente feliz de que volvieras."
"Ni siquiera debería haberme ido," Louis dijo, presionando su boca en la frente de Harry, dejando un rizo suelto detrás de su oreja. "Siento haberme ido."
"Yo también," Harry murmuró. "Debería haberme quedado en Londres."
"De ninguna manera. Era un idiota. Tenías todo el derecho a irte."
Harry tragó. "No, Louis, yo—"
"Harry, cállate y déjame ser el que se disculpa," Louis dijo. Harry respiró una risa tranquila, apretando el muslo de Louis. Louis tomó aire y continuó. "Eras encantador. Todavía lo eres. Sí, los dos nos equivocamos. Pero, yo era el que—"
Harry interrumpió a Louis y cubrió su boca con su mano. Lo miró.
"Me niego a dejar que te culpes de eso. O que tomes la culpa," dijo, con firmeza. Louis trató de echarse hacia atrás. Harry se resistió, sonriendo con cariño. "Lo sigo en serio. Los dos éramos jóvenes y tontos. Creo que lo necesitábamos, al final. Habían cosas que no debería haber dicho o hecho. Sé que te herí también y lo siento. Pero no pude verlo, en ese entonces. Ninguno de los dos pudo. Y creo que necesitábamos rompernos un poco. Antes de poder volver a colocar nuestras pedazos rotos juntos, otra vez."
Louis parpadeó, mientras Harry dejó caer su mano de su boca. Había una parte de él que todavía creía que esto podría haberse evitado si hubiera sido más maduro acerca de las cosas. Pero, tal vez, tenían que echar abajo la construcción para poder ver los defectos de los cimientos de la construcción. Louis estaba dispuesto a creerlo también.
"Tal vez," dijo, finalmente. "Pero nunca más. Pase lo que pase, lo solucionaremos. Estarás atrapado conmigo para siempre."
Harry sonrió, un rosado brillante en sus mejillas. "No podría ser la eternidad de otra manera."
Y esas palabras era más suaves que una maldita masa de pizza. Pero el corazón de Louis aleteó en su pecho como un pájaro en una jaula. "Dios," gimió, tirando a Harry de vuelta a sus brazos. "Sólo ven aquí."
❄❄❄
Fueron a Los Ángeles juntos porque Louis insistió en no arruinar los planes de Harry sólo por su bien.
Harry le presentó a Louis a sus amigos de ahí, por primera vez. Incluso se juntaron brevemente con Nick Grimshaw. Y no podía decir que le agradaba, no sabiendo que Harry y él tuvieron una historia, pero hizo un esfuerzo en ser cordial.
Eventualmente, LA llegó a ser mucho. Demasiado ruidoso y atareado cuando lo único que querían era más tiempo con el otro. Pero Louis nunca se lo dijo.
En su cuarta noche ahí, mientras estaban sentados en una cabina VIP de un club con unos amigos y una cantidad de bailarines extraños, se miraron el uno al otro y Harry se acercó para decirle en voz baja. "Escuché que Hawaii es realmente muy bueno en esta época del año."
Louis exhaló una risa confundida, su vaso haciendo su camino hacia su boca. "¿Hawaii?"
Harry se limitó a mirarlo, sus labios comenzaron a curvarse. Louis fue lento entendiendo lo que quería decir. Y, entonces agarró el vaso plenamente con sus dos manos.
Casi devuelve todo a su vaso de nuevo. "¿Deberíamos?" Respondió. Y fueron.
Los siguientes tres meses de su hiatus pasaron viajando, a lo que parecía ser cada parte del mundo sin ningún plan o programa. Todo sólo pasó. Tenían tiempo y los medios para ir a donde quisieran. Así que, lo hicieron.
Pasaron algún tiempo en Hawaii, bronceando su pálida piel de invierno y teniendo sexo en una playa privada. Fue ahí donde Louis descubrió que tenía una cosa por comer o beber del esculpido cuerpo de Harry. Derramó su piña colada en la espalda de Harry y pasó una hora lamiendo cada gota de su piel, de alguna manera, encontrando su camino hacia la entrada de su lindo trasero. Lo hizo correrse tres veces esa noche.
Después de Hawaii, fueron a Montereal y Québec, pasaron días en un hotel cerca de las Cataratas del Níagara, y luego volaron a Islandia. Se detuvieron en Irlanda y le hicieron una visita a Niall. Mientras estaba comiendo y bebiendo el mejor guiso de su madre, Niall reveló que no había estado enfermo en lo absoluto y Louis trató de no matarlo. El pensamiento, muy brevemente, cruzó por su cabeza. Pero tenía al amor de su vida de regreso donde pertenecía. Ni siquiera podía pretender estar nada más que agradecido.
Omitieron Londres y viajaron a Egipto y luego a Nigeria y Madagascar. Luego a Sydney. Se quedaron una semana en la que estuvieron en Japón, volviendo a los lugares que habían visitado durante la gira. Fueron juntos a karaokes en Tokio, se emborracharon mientras cantaban las letras de sus canciones favoritas. Al día siguiente, buscaron la tranquilidad de las aguas terminales en Okinawa y se sumergieron y empaparon hasta que su piel estaba arruada y suelta y se vieron obligados a dormir por horas.
De alguna manera, a partir de ahí, terminaron en América del sur, Brasil primer, luego Perú y finalmente, Argentina. Cada noche, regresaban a su cama del hotel, pasando buenas aventuras.
Eran mediados de abril para entonces y, al final de mes, tenían que volver a Londres con el resto de los chicos.
Pero volvieron a Idaho. Y pasaron las siguientes tres semanas durmiendo, evitando el jetlag y planificando su regreso y hablando. Hablaron mucho.
Hace años, una cosa de la que ambos eran culpables era intentar resolver sus problemas con sexo. Por supuesto, tenían buen sexo, pero era como pintar una valla rota y decir que era nueva. En algún momento, dejando de hablar las cosas. Louis internalizó toda su frustración y Harry hizo lo mismo y resultó que esos habían sido los clavos en su ataúd.
Louis se determinó todo este tiempo a hablar. Sobre todo. Acerca de lo aterrado que estaba, especialmente, por no estar fuera del clóset (por ahora, la mayor parte de su familia y sus amigos y las personas que prestaban atención sabían que era gay) sino que estar fuera con Harry, poner su relación al escrutinio cuando todo todavía era, en cierto sentido, tan nuevo.
No quería arriesgar lo que tenían otra vez. No era algo que podían negociar o podían trabajar. Era la cosa más importante para Louis ahora. Y la protegería con la ferocidad de un león y la fuerza de un simio. Cualquiera fuera el costo, esta vez estaba seguro, para siempre, lo haría durar.
❄❄❄
Había una gran cena el jueves, después de que regresaran a Londres para celebrar el fin de su hiatus. Se había llevado a cabo en la parte superior de un bar en la ciudad, lo suficientemente grande para su equipo, algunos familiares y amigos.
"No es demasiado tarde para irnos y correr," Louis le dijo, mientras Harry se ajustada el cuello de la camisa.
Harry sonrió. "No, y apuesto que podríamos llegar a casa antes de que alguien de de cuenta."
Casa. A Louis le gustaba mucho eso. En tres años, su departamento nunca había sido merecedor del título. Incluso si Harry y él sólo habían pasado una noche ahí, hasta ahora. Harry había llevado ropa y libros. Y, por supuesto, a una Neon muy cansada por el jetlag, quien tomó inmediatamente una siesta en un rectángulo que reflejaba el sol por la ventana. Louis no podía esperar para volver.
Metió uno de los largos rizos de Harry detrás de su oreja y besó el lóbulo de su oreja. "Nadie puede divertirse sin nosotros, sin embargo. Podíamos estropear todo el asunto."
Se maravilló ante el brillo de la sonrisa de Harry, sus hoyuelos apareciendo. Era realmente la persona más bella y eso hacía a Louis la persona más afortunada. Lo estudió de cerca, entrecerrando los ojos. "¿Quieres irte.?"
Harry negó con la cabeza, alisando sus manos sobre los hombros de Louis. "No. Te sigo. Donde quiera que vayas."
"¿Qué pasa si decido seguirte a ti?" No podemos seguirnos mutuamente," Louis dijo y evocó imágenes de ellos de pie, en un círculo sin fin, como idiotas. No lo pondría delante de ellos, para ser honesto.
"Podemos. Lado a lado, mano con mano," Harry dijo. "Nos guiaremos."
"Me gusta cómo suena eso," Louis le dijo. ¿Habían parejas normales tan asquerosamente cursis? ¿O eran de esta manera porque escribían canciones para ganarse la vida?
"Equipo Tomlinson, ¿correcto?" Harry dijo, levantando las cejas.
El color floreció en las mejillas de Louis. "Equipo Tomlinson-Styles, quieres decir."
"Absolutamente," Harry dijo, con un gesto firme de su cabeza.
Louis se extendió sobre los dedos de sus pies y arrastró a Harry para darle un beso. Colocó sus frentes juntas, tomando fuerza de Harry, vertiendo su propia fuerza en él. "Te amo," dijo, en voz baja. "Me haces el más feliz del mundo."
Harry pasó su pulgar sobre la parte posterior de la mano de Louis. "Tú me haces el más valiente."
Louis lo besó de nuevo, sus bocas juntas por un momento. Dio un paso hacia atrás de mala gana y se encontró con su mirada. Ambos exhalando y sacudiendo sus hombros.
Harry hizo crujir sus nudillos. "Hagamos esto."
Juntos empujaron las puertas de madera en las que habían estado escondidos y entraron en la habitación. Había una tenue luz por las bombillas que colgaban de cuerdas, decorando el techo. El bar estaba al mejor estilo buffet, pero la comida aún no se veía, todavía cubierta por tapas de aluminio. Las pocas mesas en el centro de la habitación, en su mayoría, estaban ocupadas. Una mesa, en particular, estaba reservada para los chicos, Liam, Zayn y Nial estaba sentados y bromeando entre ellos.
Un tranquilo zumbido comenzó a descender por la habitación, ya que, poco a poco, todos los ojos flotaron hacia ellos. Era suficiente que hubiesen aparecido juntos, al mismo tiempo. No lo habían hecho en años. Pero, entonces, Harry miró a Louis. Louis miró a Harry... y tomó su mano, aplastando sus palmas juntas.
Si algunos ojos fueron salvajes, si hubo susurros, no prestaron atención. Sus familias sabían y tenían una sonrisa en sus rostros. Los chicos también sabían. Esa fue la manera de decirles cuán oficial iba a ser esto.
Muy pronto, el mundo lo sabría también. Y, algún día Louis tenía la intención de colocarle un anillo a Harry (si Harry no le ganaba primero). Y si la presión o la publicidad llegara a ser, alguna vez, abrumadora, tendrían que empacar sus cosas y huir hacia el otro extremo de la tierra.
Un día de junio, con unas pocas semanas antes de que se fueran a Estados Unidos, su gira por empezar, Harry se giró hacia él y le dijo. "Ya sabes, te gustaría Idaho en el verano."
El sol de la tarde se filtraba en la habitación y encendió chispas en sus ojos sonrientes. El aliento de Louis se quedó atascado en su garganta. Sólo por un segundo. Y, entonces, él también estaba sonriendo, acercándolo más para conspirar.
"¿Cuándo nos vamos?"
» FIN «
¿Me seguirías hasta el final del mundo?
Hay un mundo destinado a ser visto por nuestros ojos.
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