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1.1

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Enero, 2016.

En sus diez horas de vuelo de Londres a Boise, y las siguientes cinco horas en auto desde el aeropuerto hasta las montañas de Idaho, Louis tenía un montón de tiempo para considerar la lista de razones por las que hacer esto, era una mala idea.

Y la lista —si es que todavía podía ser llamada así, en su magnitud (en mejores condiciones, podría haber sido "novela" o "antología")— plagándolo, al comenzar su viaje a pie a través de la nieve sobre un terreno desigual. Si la ruta por delante de él no era una metáfora de lo que estaba por venir, no sabía lo que era.

Respiró un poco más ligero cuando se acordó que Harry lo había invitado a ir de visita. (No importaba si era un correo electrónico dirigido a todos los chicos. O si había una manera de que Harry pudiera invitarlos, sin invitar a Louis, cosa que habría hecho. No importaba.)

Harry lo había invitado. Así que, aquí estaba Louis.

Todo había sido bastante de color de rosa también. Si no fuera por el problema de la superestrella irlandesa, teñida de rubio, llamada Niall Horan. Él, originalmente, había sido el que quería ir a visitar a Harry en su nueva cabaña en el bosque. Él fue el que le dijo a Louis sobre sus planes, en la fiesta de lanzamiento del disco de Calvin Harris. Y así, cada error que Louis había cometido desde entonces, había sido del todo culpa suya.

Al parecer, tomar un descanso de la banda no quiere decir que se suspendan las apariciones públicas. La gente en Hackford-Jones insistió en que mostraran su cara y mantuvieran la relevancia, especialmente cuando estuvieron de acuerdo con el hiatus. Pero, Liam tenía que asistir a una boda con Sophia. Zayn estaba tomando vacaciones familiares en Fiyi. Y, Harry, bueno, Louis no sabía dónde estaba Harry por el momento. Nunca lo supo.

Eso lo dejó a él y a Niall bebiendo en algún elegante bar francés en un cabaret llamado Crazy Horse con Cara Delevinge y Barbara Palvin, en el extremo opuesto de sus asientos, conversando con una de las chicas con trajes que les había llevado sus bebidas. Calvin Harris se había hecho cargo de la cabina del DJ en su propia fiesta, y había un surtido de personas cubriendo el espacio delante de él— Taylor Swift balanceando sus caderas con Karlie Kloss, Fergie siendo un poco obscena después de beber una fuente de champán. Paloma Faith bailando lento con su cita. Lily Allen aparentemente discutiendo de política con Russell Brand. Una variedad muy extraña, para ser honesto.

Louis se inclinó sobre la mesa para tomar otro de los camarones del intrincado plato de cóctel en el centro, al mismo tiempo que deslizó el dedo pulgar hacia abajo en su teléfono para inspeccionar su cuenta de Twitter.

"¿Has oído sobre la casa de Harry, en Idaho?" Su pulgar y su feed de Twitter se congelaron. Miró a Niall, cejas arqueadas al instante.

"¿Quién?"

Niall apartó la cerveza de su boca y le disparó a Louis una mirada no-impresionada. "Harry."

Sí, está bien. Louis lo había escuchado con bastante claridad la primera vez. Era la parte de Idaho la que lo sorprendía. "¿Por qué comprar una casa en Idaho?"

Niall se encogió de hombros. "¿A quién le importa? ¿No revisaste tu correo electrónico?"

"¿Por qué?" Louis preguntó. Niall parecía estar a punto de verter la cerveza sobre la cabeza de Louis. Era mucho que asimilar. Especialmente cuando Louis estaba al borde de estar borracho y todavía no podía manejar las conversaciones acerca de Harry, incluso después de todo este tiempo, se sentía con diecinueve años e ingenuo.

"Envió un correo electrónico," Niall dijo. "Nos invitó a ir y verlo. Iré en dos semanas."

Para nosotros, Louis asumió que Niall pensó que eran los cuatro. Porque no había manera de que Harry les hubiese enviado una invitación solamente a Niall y Louis. No había manera de que él hubiese puesto algún tipo de atención especial en Louis. No cuando se había pasado los dos últimos años evitando a Louis tan artísticamente como pudo sin realmente ser calificado como una evitación.

Louis comió otro de los camarones y se centró en masticar. Levantó su copa y tomó un largo trago, drenando la mitad del líquido, oscuro y burbujeante. "¿Vas solo?"

"No, a menos que quieras sumarte," Niall dijo, inclinando su cerveza hacia él, arqueando las cejas.

"No es una posibilidad, compañero," Louis dijo. Prefería estar en la cama durante los siguientes cuatro meses que gastar un segundo sintiéndose como una mierda acerca de su relación con Harry. Lo había hecho lo suficiente en la gira, gracias.

"Pero, estoy seguro de que la pasarás bien (blast)."

Por la tarde del día siguiente, estaban de vuelta en Londres. Louis comenzó su noche de manera muy diferente a la anterior— solo, sobrio y tumbado en el sofá. La sobriedad estancada en su mayoría. Esto significaba que ya no podía anular el sin sentido de su cabeza. Tenía una botella de Remy Martin esperando por él en la cocina, que había traído desde Francia. Pero era para una ocasión especial. Y su cabeza llena de cosas sin sentido, era una ocurrencia promedio.

En un día cualquiera, habría tenido un montón de pensamientos que trataría de ignorar y, quizá, el 99.99% de ellos, serían acerca de Harry. Tuvo que preguntarse, a veces, cómo podría pasar años evadiendo a una persona y aun así pasar noches sin dormir pensando acerca de esa persona.

Tal vez, esa fue la manera en la que terminó con su teléfono en la mano, escribiendo un mensaje antes de que el universo lo convenciera de detenerse y considerarlo.

Felicidades por la nueva casa.

No esperaba que le respondiera. No estaba seguro de que quería que lo hiciera. Y, una vez que lo envió, deseó que hubiese alguna manera de obtener el maldito mensaje de regreso.

Se teléfono, todavía en su mano, sonó con una respuesta.

Gracias.

Se quedó mirando a esa solitaria palabra por tanto tiempo que cada letra comenzó a ser borrosa junto a la otra. Bloqueó su teléfono y lo arrojó sobre la mesita de centro con el ceño fruncido. Vio enojado el partido de fútbol en la pantalla del televisor, con los labios apretados en una firme y poco feliz línea.

Sacó una cerveza y luego otra, cuando se dio cuenta de que todavía no podía relajarse, la tensión construyéndose en la base de su cuello como un nudo.

"¿Gracias?" Repitió, en voz alta.

Tomó de la lata de su cerveza antes de apretarla en su mano.

Hubo un momento en el que no podía hacer que Harry se callara. Harry siempre estaba hablando con él, siempre enviándole mensajes directamente a su teléfono, o a través de Twitter, o Facebook. Le dejaba post-it y cartas, a veces, escondidas debajo de su almohada en el bus del tour. Y cada apalabra siempre era más poética que la anterior. Todo lo que Harry siempre dijo fue sincero y eficaz, y siempre hizo débil a Louis.

Y, de alguna manera, después de meses de no callarse nunca y Louis nunca queriendo que lo hiciera, estaban ahí. En un "gracias" y nada más.

Louis negó con la cabeza. "Increíble," dijo a los armarios mal abastecidos y el grifo que goteaba. Se dio la vuelta y se giró otra vez y comenzó a caminar.

¿Quién se creía Harry que era, de todas maneras? ¿Cómo invitaba a una persona para ver su maldita 'cabaña' cuando no podía responder con más de una palabra? En realidad, ¿quién mierda se creía que era?

Louis tenía otra cerveza. Tomó un largo trago de la lata y se quedó en la cocina de su solitaria casa, con las manos contra la encimera de mármol.

Harry no quería que lo visitara.

Louis debería haberlo visto antes. Debería haber visto la farsa que fue lo de la invitación. Claramente, Harry pensó que era un idiota.

O un cobarde.

Sí. Sí, exactamente, eso era.

Debe haber pensado que Louis nunca se atrevería ir hasta Idaho, ¿correcto? Que no querría someterse a cualquier cantidad de tiempo que podría pasar con Harry a no ser que fuera malditamente necesario, ¿correcto?

No, él no se atrevería.

¿Correcto?

Louis tomó su teléfono otra vez, deteniéndose en el contacto de Niall, abriendo un nuevo mensaje y dejando que sus pulgares volaran.

Cambié de idea. Iré a Idaho contigo, compañero.

Niall debió haberlo estado esperando o algo así, contando con la poca fuerza de voluntad de Louis. Su respuesta llegó al instante.

¡Mierda, sí! ¡H estará encantado de escuchar eso!

Sí, claro. La sonrisa de Louis no cruzaría la línea siendo presumida. No podría sentir nada más allá del temor que estaba empezando a estancarse en su estómago.

¿Qué mierda acababa de hacer?

Las siguientes dos semanas pasaron volando antes de que pudiera encontrar una respuesta a esa pregunta, o llegar a un acuerdo con la cantidad de mierda garantizada en la que se había metido a sí mismo. Y, luego, en el aeropuerto, con treinta minutos antes de abordar, de alguna manera... empeoró.

"No me hagas esto a mí, Niall," Louis respiró, con la frente apoyada en su palma, su teléfono pegado en la oreja. Podía sentir a Alberto disparándole miradas de preocupación desde el asiento del piloto. Louis ni siquiera podía prescindir de un segundo para tranquilizarlo. Su vida terminaba, a ciencia cierta. Estaba seguro. "Por favor, no hagas esto."

"Lo siento, no puedo. Mala gripe, compañero." Niall dijo, sonando absolutamente, perfectamente bien.

"Niall, Niall, escúchame. No puedo— No puedo malditamente— sabe cómo somos, él y yo. No puedo ir sólo yo. Tiene que ser una maldita broma," Louis balbuceaba, su voz subiendo en tonos que sólo los perros podrían escuchar. "Me asesinará mientras duermo. Me cortará el pene y lo almacenará en su congelador. Él—"

"Vamos, Lou. Ponte serio."

"Pareces haberte perdido la parte donde él odia mi maldita y jodida persona," Louis estaba enojado, las palabras deslizándose a través de su boca como el fuego de un dragón. "Niall. No me hagas esta maldita cosa, amigo. Haré lo que sea."

"Mamá dice que es mejor que me quede aquí, lo siento. ¡Pásalo bien! ¡Y saluda a Haz por mí!"

No hubo más conversación. Sólo malas palabras— al menos, por parte de Louis. Pero al final, se subió al avión en Heathrow, solo.

Y eso lo trajo aquí:

El conductor del familiar taxi, desapareció por al camino dejando a Louis, y una nube de humo del tubo de escape, detrás. Louis parado frente a una señal de parada de autobuses, deforme y solitaria. Lo que había más allá, detrás de él, era un bosque, una ruta desierta, cubierta de nieve, donde en algún lugar estaba ubicada la cabaña de Harry.

Louis sacó su teléfono de nuevo, agradecido de que había tomado una captura de pantalla del mensaje de Harry en donde los había invitado a todos. Intentando cargar el correo electrónico ahora, en medio de Narnia, habría sido una lenta tortura.

"2209," Louis murmuró para sí mismo, el sonido de su voz barriendo una repentina ráfaga de viento. Se acurrucó en sí mismo, encorvando los hombros y apretando los ojos hasta que el amargo vendaval pasó y la nieve suelta se instaló de nuevo en el suelo.

Se puso la capucha, forrada en piel, más firmemente alrededor de la cabeza, ajustó la correa de su bolso y empezó a caminar, haciendo una nota mental para comprobar después que su nariz y los dedos de sus pies estuvieran intactos, una vez que llegara a la casa de Harry. Cada vez que daba un paso, sus pies cavaban un cráter en la nieve. Miró hacia los árboles mientras pasaba de buzón en buzón, pero los pinos, los abetos y los cedros estaban todos cubiertos de nieve y no era fácil ver más allá de ellos. Un cuervo se precipitó en su camino desde el borde de un basurero. Tenía frío y estaba cansado, y tan nervioso que su estómago estaba convirtiéndose en un montón de lodo recogido de toda la carretera.

No pasó mucho tiempo antes de ver un buzón a su derecha marcado con un 2209. Un camino sinuoso, lo suficientemente amplio como para que un vehículo pudiera maniobrar, alrededor de los árboles nevados, llevaba a lo que Louis esperaba que fuera la casa de Harry.

Con un suspiro y una vacilante valentía, continuó.


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En un principio, a la única persona a la que Harry le dijo acerca de haber comprado una casa en Idaho, fue a su madre. Y ella respondió, con toda la confusión e incertidumbre que Harry estaba esperando.

"De todos los lugares en el mundo," había dicho, "¿Idaho?"

Harry había tratado de explicarlo, pero como con la mayorías de las decisiones que Harry había hecho, carecían de razón para todos los demás. Sólo había una persona que solía entenderlo en cada momento. Y de hecho, cuando Harry finalmente encontró una casa que le gustó, con el encanto de una cabaña de un piso, en el que había estado viviendo los últimos meses, Louis era la persona a la que más quería decirle. Incluso, después de todo este tiempo.

Por supuesto, eso no sucedió. Le dijo a su padre después, luego a Gemma y más tarde se lo mencionó a Niall. Después, cuando se estaba mudando, le envió un mensaje a Zayn para pedir su opinión acerca del color de las paredes. Y, por último, por un desliz, le dijo a Liam que estaba en Idaho y Liam no le dejó hablar por teléfono hasta que proporcionara una larga explicación.

Así que terminó siendo que a la persona a la que más quería contarle, en realidad, fue la última en enterarse.

Harry dejó algunas croquetas en el plato de porcelana cerca de la cocina, el sonido del cascabel de Neon tintineando en sus oídos. La gata gris caminó hasta el plato y comenzó a comer su comida, lo que le permitió a Harry pasar sus manos por encima de su cabeza. Terminó de secarse con la toalla el pelo, con una mano, tomando un sorbo de té con la otra, su cuerpo inclinado hacia las ventanas que van de lado a lado en la pared de su cocina.

Comprar una casa en las montañas, donde nadie pudiera encontrarle fue drástico, sí. Pero tenía un amor genuino por las hectáreas de bosque y los grandes lagos, por la nieve y criaturas de bosque paseando por el patio trasero de Harry, de vez en cuando. Por el permanente cielo nublado y esos raros días soleados.

Este mundo era familiar y extranjero. Tenía pocos secretos aquí. No arañaba las paredes del armario o codificaba tweets para que ávidas fans pudieran descifrarlos. Todo lo que tenía que hacer, era ser él mismo y la madre naturaleza lo aceptó por todo aquello que significaba y lo que no lo hacía. Aquí afuera, tuvo la distancia que necesitaba de ser el centro de atención, la fama, y sobre todo, de Louis.

Hace un año, se habría golpeado a sí mismo sobre cómo las cosas se habían estropeado entre ellos. Se habría culpado a sí mismo por no tratar de perdonarlo y seguir adelante. Pero, se acerca el fin del hiatus, Harry estaba aprendiendo que el silencio y la tensión eran piezas necesarias en su proceso de curación. Encontrar espacio de Louis fue significativo para domesticar las partes de sí mismo, todavía ansiosas por la atención y la aprobación de Louis.

A veces, no importaba cuánto Harry había tratado, todavía seguía siendo el chico rizado de dieciséis años, completamente enamorado con todo lo que Louis dijo, hizo y fue. Y esas fueron las consecuencias de enamorarse por primera vez, demasiado joven e inexperto para notar el desastre, acechando a la vuelta de la esquina. No quería ser esa persona, nunca más.

Neon rozó la pierna de Harry, empujando su cabeza en su tobillo antes de mirarlo con grandes ojos verdes y brillantes. Harry la levantó, acunándola en su brazo. "Iremos a revisar las verduras," dijo, caminando hacia la puerta de vidrio. Metió los pies en las botas de nieve y salió al exterior, cerrando la puerta detrás de él antes de caminar hacia el pequeño invernadero en el borde del patio trasero.

Su única confesión tendría que ser que los fans— o, al menos, esos que creían que Louis y él estaban destinados a estar juntos— no habían estado equivocados. Puede que no haya comprado la casa para Louis, como se había dicho en varios blogs que leía a veces.

Pero la compró pensando en él.

Cuando había contemplado la extensión azul de agua en el lago, detrás de la casa, pensó que a Louis le encantaría nadar ahí durante los meses más cálidos, y a Louis le gustaría el columpio de madera construido en la parte trasera y las rutas de senderismo que se extendían alrededor de la propiedad y las puestas de sol y la perfecta vista de las estrellas, sin la obstrucción de la contaminación lumínica. Cuando Harry compró la casa, consideró que Louis la vería y le encantaría tanto como a él.

A pesar de que Louis nunca la visitaría.

Y, teniendo en cuenta su historia y todos los sentimientos que Harry todavía no podía mantener a raya, eso era, probablemente, lo mejor.


» L «

En términos de sorpresa, esta tendría que ser la mayor.

La expresión en la cara de Harry cuando abrió la puerta, lo dijo todo. Tenía la boca floja y los ojos muy abiertos, no parpadeaba y el aire frío pasó entre ellos. Louis estaría orgulloso de sí mismo si el muchacho no se viera un poco aterrado, también.

"Uh," Harry dijo y, entonces, nada más. Louis miró los ojos de Harry moviéndose furtivamente detrás de él, como si estuviera buscando a alguien más, alguien como Niall.

"Hola," Louis dijo, forzando una sonrisa. Las situaciones incómodas, por lo general, eran su pasatiempo. Podía bromear a través de la incomodidad con facilidad. Eso fue con lo que se ganó a Harry en los baños, detrás del escenario en The X Factor, cuando un poco su orina aterrizó en el zapatos de Louis. Se había mortificado, abriendo mucho los ojos, aún más que ahora. Él seguía repitiendo, "Oh, Dios mío," y "lo siento mucho. Lo siento tanto," mientras golpeaba furiosamente el dispensador de papel higiénico.

Cuando empezó a inclinarse hacia abajo para limpiar el zapato de Louis, él lo detuvo con la mano sobre su hombro. "Oye, Cenicienta," había dicho. "Veo lo que estás tratando de hacer. Pero no puedes agacharte delante de mí en el baño. Alguien podría entrar y tener la idea equivocada de lo que pasa aquí."

Louis tomó el papel higiénico de sus manos y limpió su propio zapato, le dijo que lo había visto cantar y pensó que era genial. La cara de Harry se iluminó ante la palabra "super estrella." La chispa en sus ojos, en ese momento, estuvo ahí en los años venideros. Hasta que, por supuesto, ya no lo estuvo.

Esta situación era, quizá, un poco —demasiado— incómoda, incluso para que él pudiera manejarlo.

Se miraron el uno al otro durante cinco segundos más, hasta que Louis pensó que sus ojos se estaban cruzando.

"Hace mucho frío," dijo.

Harry parpadeó y sacudió la cabeza como si Louis se hubiese roto los dedos delante de su cara. Estaba tentado hacerlo, realmente.

"Lo siento. Lo siento. Pasa, si quieres," Harry dijo, alejándose de la puerta. "Estoy seguro que quieres. Como. Entra, quiero decir..." divagó tranquilamente, manteniendo la puerta abierta. Louis entró y automáticamente levantó la correa de su bolso en su hombro y la colocó en el suelo. Suspiró aliviado, masajeando sus músculos tensos, cerca de su cuello.

"Pensé que se me caería el brazo," dijo, rodando su hombro hacia atrás y adelante.

Harry se quedó ahí, sus dedos de sus pies hacia adentro, con ojos cautelosos como si hubiese dejado entrar a un animal salvaje a su casa. Louis había esperado tanto. Metió los guantes en los bolsillo de su parca y se frotó las manos para calentarlas.

La casa, en realidad, era un poco pequeña en comparación con los otros lugares en los que habían vivido. Pero era vigorosa y, de alguna manera, acogedora, como si cualquier persona pudiese quedarse dormida en cualquier lugar en la casa, justo en los pisos de madera pulida, por ejemplo, y estar completamente cómodo. Había una chimenea ardiendo con fuerza en la izquierda, y una alfombra justo después de la chimenea. Dos sofás, uno al lado del otro, uno cubierto con estampados y la otra con una manta que Louis estaba bastante seguro que la mamá de Harry había hecho.

"Es agradable." Louis dijo, sonriendo a los altos techos abovedados, divididos por vigas de madera. Miró a Harry. "Muy bonito."

"Gracias." Harry dijo. Louis se giró hacia él y lo encontró sonriendo. Antes de que pudiera contemplar su expresión, un gato gris salió detrás de las piernas de Harry y olfateó el zapato de Louis.

"¿Quién es?" Louis preguntó. Arrodillándose, ofreciéndole el dedo al gato.

"Neon," Harry respondió.

Louis levantó la cabeza. "¿Qué?"

"Um. Es como Nyan cat," Harry explicó. "Es un juego de palabras..."

Louis parpadeó y bajó la mirada, tratando de no reírse. No estaba seguro si le ofendería a Harry. "Linda," dijo, en su lugar. Sentía los ojos de Harry en la parte superior de su cabeza.

"Gracias," respondió.

Más silencio siguió mientras Louis pasó los nudillos sobre la barbilla de Neon. La observó mientras ella se iba, "¡Oh!" Dijo, de repente, chasqueando los dedos. Metió la mano en el bolso y sacó una botella de Remy. "Esto es para ti. Algo para estrenar la casa, supongo."

Harry volteó la botella en sus manos. Asintiendo con la cabeza, como si estuviera impresionado. "Esto es genial. Gracias."

Louis sonrió. "Por supuesto. Felicidades por la nueva casa, de nuevo."

Harry sostuvo la botella en sus manos. Su sonrisa fue fugaz. "Entonces..." comenzó.

¿Qué mierda haces aquí?

Esa habría sido la primera pregunta de Louis, de todas maneras. Levantó las cejas, expectante. Harry lo sorprendió. "¿Cómo te trata el descanso hasta el momento?"

A Louis le gustaba que Harry usara el término "descanso" en lugar de "hiatus," el que siempre había sonado un poco escalofriante para él. Hiatus, a menudo, anunciaba una eventual disolución y no era algo que alguno de los chicos quería. Louis sabía a ciencia cierta todo lo que habían escrito, seguían trabajando en la música mientras no estaban oficialmente trabajando, e incluso si no estaba 100% seguro acerca de la dedicación de todos los demás, sabía que Harry no iba a renunciar a ellos.

Nadie más, al menos, Harry nació para estar en el escenario.

"No está mal," Louis dijo. "Empieza a ser un poco aburrido."

Harry frunció el ceño. "¿En serio?"

Louis podía decir que él no creía lo mismo. Debería haber sabido que ese sería su caso. Harry siempre tenía algo planeado, una fiesta o algún evento al que ir. Cuando no lo tenía, él haría algo. Y cuando esto fallaba, siempre parecía estar completamente bien por su cuenta. Era una de las cosas que Louis extrañaba sobre Harry —su capacidad de seguir estando satisfecho sin importar dónde se encontraba. Era infeccioso.

"No tengo un lugar como este para escapar," Louis explicó.

Harry parecía entenderlo. "Bueno, ahora estás aquí. Y, ¿supongo que te quedarás un tiempo?" Preguntó.

"Si estás bien con eso, sí," Louis dijo. Incluso si no hubiera estado bien, Harry no podría enviarlo lejos. "Lo siento por no llamar. Originalmente, se suponía que debía acompañar a Niall. Pero canceló a último minuto."

"¿Supongamos que eres 'la sorpresa' de la que estaba hablando?" Harry dijo.

"¿Eso fue lo que él dijo?" Louis sonrió, sediento, de repente, de sangre irlandesa. "En ese caso... sorpresa."

La sonrisa de Harry, en respuesta, era sombría.

"Así que," Louis suspiró. "¿Dónde debo dejar mis cosas?"

"Oh, correcto. Sígueme." Harry dijo.

Antes de alejarse, se agachó y agarró el bolso de Louis, al mismo tiempo en el que Louis se inclinó por él. "Lo tengo," Harry dijo, sonriendo amablemente y arrojando la correa sobre el hombro.

Louis no se quejó, no cuando su hombro seguía doliendo. Se quitó las botas y siguió a Harry por el pasillo, cerca. Harry abrió la puerta de unas de las habitaciones y entró, colocando el bolso de Louis en el suelo.

"Lo siento, no hay otra chimenea aquí pero tengo un calentador eléctrico y mantas eléctricas también," Harry dijo, caminando hacia las ventanas para abrir las cortinas un poco. "El baño está al otro lado del pasillo. Sólo hay uno en la casa, pero eres el invitado, por lo que tienes prioridad."

"No es justo. Es tu casa. Sólo estoy usando tu espacio," Louis dijo.

"Sí, pero no importa," Harry dijo. Debe haber sentido la necesidad de decir algo más, porque se apresuró en hacerlo. "A veces, está demasiado tranquilo por aquí. Es agradable tener compañía."

Louis frunció el ceño. "No has estado tan solo, ¿lo has estado?"

"Sólo a veces," Harry admitió, y luego sonrió. "Pero no ahora."

Louis le sonrió a la parte superior de sus pies. "Bueno, si insistes, podría tomar una ducha. Todavía no siento los dedos de los pies, para ser honesto."

"Dale a la puerta un empujón cuando estés ahí. A veces no se cierra completamente. Y luego, se abre."

Eso estaba destinado a llevarlo a la desgracia, algún día. "Haré mi mejor esfuerzo por recordarlo." Louis dijo.

"¿Necesitas algo más?" Harry preguntó, deslizando sus manos a sus bolsillos traseros, balanceándose sobre sus talones.

"No, creo que estoy bien," Louis dijo, juntando sus manos y colocándolas frente a él. "Te haré saber si necesito algo."

"Está bien," Harry dijo, retrocediendo hacia la puerta. "Podría trabajar en la cena, entonces."

Finalmente, algo por lo que podría esperar. "Suena genial."

Harry dudó por tres incómodos segundos, antes de dispararle a Louis otra sonrisa, cogiendo la botella de Remy que había dejado en el pequeño aparador junto a la puerta y rápidamente salió de la habitación. No cerró la puerta, consciente de las intenciones de Louis respecto a la ducha, pero cuando Louis sacó la cabeza por la puerta un momento después, Harry se había ido de la zona para darle privacidad.

Louis se sentó en la cama y miró a su alrededor, viendo todo. Pasó su mano por el edredón de la cama, otra de las creaciones de Anne. Tenía uno igual en su propia casa, una antigua reliquia de Princess Park. El calentador eléctrico zumbaba en la esquina y justo en ese momento, Neon se paseó delante de su puerta, deteniéndose por un momento para lamer su pata y mirando a Louis con curiosidad.

Louis se pasó las manos por la cara y respiró entrecortadamente. Simplemente no podía creer que estaba ahí, a solas con Harry en una casa que parecía mucho más pequeña cuando eran sólo ellos dos, un gato, millas de nieve y sin ninguna manera fácil de volver atrás.

Louis dejó caer las manos en sus muslos. "Bien, entonces," murmuró para sí mismo. Con un pequeño suspiro y empujándose contra sus muslos, buscó la ducha.


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Sus pulgares corrían a través de la pantalla como si el diablo los persiguiera.

Qué. Mierda.

Puso su teléfono boca abajo, mirando la barra azul desvanecerse en la derecha de la pantalla. Presionó las palmas de sus manos en el borde de la encimera, parpadeando hacia abajo, al mármol, moviéndose mientras trataba de sólo —simplemente, pensar con claridad. El mármol seguía girando. Su estómago comenzó hacer lo mismo.

Si las botas de Louis no fueran visibles cerca de la puerta, no creería que los últimos diez minutos hubiesen pasado. O que Louis sólo estaba a un par de pulgadas de distancia ahora, usando su ducha, por el amor de Dios.

Harry en realidad estaba solo, en esta maldita pequeña cabaña con la única persona a la que siempre había deseado y no estaba ni siquiera cerca de ser una buena idea. ¿Qué línea cruzó o a quién molestó para tropezar con tal desgracia?

Con las manos temblorosas, tomó su teléfono en el instante en el que sonó.

"¿Supongo que ya llegó?" Niall dijo, riéndose con esa risa brillante que, en otras circunstancias, podrían haber hecho reír a Harry hasta que su estómago doliera.

"Sí." Harry se concentró en mantener su voz tranquila, entrando en la lavandería y cerrando la puerta. "¿Qué está haciendo aquí, Niall? ¿Por qué está solo?" Masculló.

"¿Qué bien haría si hubiese alguien más ahí?" Niall sonaba genuinamente confundido.

Los ojos de Harry se abrieron. "¿Qué es esto? ¿Estabas—? ¿Estuviste planeando esto todo este tiempo?" No esperó por la respuesta, no la necesitaba. Agarró su flequillo, con fuerza suficiente como para soltar las raíces. "Oh, mierda, Niall. ¿Pensaste que estaría feliz con esto?"

"Pensé que al menos me agradecerías, sí," Niall se quejó.

Incapaz de soportar su peso mucho más tiempo, Harry se dejó caer al piso de madera, su espalda contra la puerta. "Mierda. Estoy tan arruinado. Oh, mierda..."

"Ese es el espíritu," Niall dijo con otra risa. Sonaba como si estuviera comiendo palomitas de maíz. "Haz. Estarás bien, ¿de acuerdo? Es sólo Louis, el mismo chico del que has estado enamorado durante años." Dijo, luego se detuvo. "Aún lo amas, ¿no es así?"

Harry exhaló una lamentable risa. Dejó caer su frente en la palma de su mano.

"Todavía lo hago," confesó en voz baja.

"Bueno. Ahora tienes la oportunidad de hacer algo al respecto," Niall dijo. "Tienen un montó de tiempo para ustedes mismos, un montón de tiempo para hablar, tal vez... quizá, follar un poco. Creo que será bueno para ambos."

"Deberías haberme preguntado. Si hubieses preguntado, te habría dicho que no, así no harbías perdido tu tiempo. Ni siquiera me habla. Esto es... no es tan fácil como piensas." Harry dijo, con la garganta quemando. Después de un segundo, agregó. "No estoy buscando sólo... no se trata de sexo. Es mucho más que sólo sexo."

"Entonces, dile de lo que se trata," Niall sugirió. "Dile cómo te sientes. Sé honesto y ve lo que pasa. Estoy cansado de verte infeliz. No puedes dejar que estos sentimientos se vayan. Así que, haz algo acerca de ellos, ¿sí? Hablen. Follen. Cualquier cosa que necesites hacer, amigo. Sólo sé feliz."

Niall lo hizo sonar más simple de lo que jamás podría ser. Para Harry, la verdad, es que ser feliz dependía casi por completo de Louis. Había encontrado maneras para ser independiente. Había cavado por felicidad en cualquier edificio del que podía. Pero la verdadera felicidad no podría ser posible para él. No sin Louis.

Si Harry le decía cómo se sentía, sólo para encontrarse con el rechazo, todos los esfuerzos de Niall serían en vano.

Harry levantó la cabeza, mirando por las ventanas al lago detrás de su casa, reflejando una línea de árboles, las cimas de las montañas cubiertas de nieve y un cielo nublado. La nieve estaría de regreso pronto, como si ya no hubiese demasiada apilada sobre la tierra. Otras pulgadas más lo atraparían con Louis indefinidamente.

Durante cuatro años, había estado enamorado de este chico, comenzando con un beso incierto en el balcón de su habitación del hotel durante la gira. Fue apresurado y baboso y torpe, pero Harry sabía que nunca querría besar a otra persona de nuevo.

Después de que habían terminado, había seguido intentando. Intentando conocer a otros hombres homosexuales en su misma situación, famosos que comprenderían la presión de guardar secretos, sobre todo Nick Grimshaw, por un período de tiempo. Pensó que, tal vez, si podía comenzar una relación agradable, privada con alguien, él podría ser feliz. Había intentando duramente ser feliz.

Pero Louis resultó ser el principio y el final de la vida amorosa de Harry. Algunas personas tenían múltiples amantes, alguna personas, sólo uno. Harry cayó en la última categoría. Y cuatro años más tarde, estaba aprendiendo a aceptarlo.

Sólo que no era feliz, no estaba seguro de que volvería a serlo.

Tal vez, ahí era donde Niall tenía un punto. Tal vez, lo más mínimo que Harry podía hacer, era tratar de nuevo. No es como si tuviera algo más que perder.

"¿Haz?"

Harry parpadeó y apartó la vista de la ventana. "Sí, estoy aquí."

"¿Estás bien?" Niall preguntó.

Harry asintió a pesar de que Niall no podía verlo. "Estoy bien, sí," Harry dijo. "Uh. Hablaré con él."

Niall suspiró de alivio. "¿Me dirás como van?"

"Lo haré, sin duda," Harry dijo. "Y, gracias."

Niall rió, haciendo crujir más palomitas de maíz. "Estaba bromeando con eso de que me agradecieras."

"Incluso así," Harry dijo, sonriendo.

Cuando colgaron, estaba de regreso en ese espacio tranquilo en su cabeza, no estaba listo aún para asumir todos los complejos sentimientos de auto-odio que la presencia de Louis, sin duda, traería. Ya se estaba sintiendo miserable.

Louis parecía completamente poco afectado por Harry, sólo su calma habitual, todo en un pieza. Y Harry estaba demasiado afectado por él. Incluso la idea de él desvistiéndose y duchándose cerca hizo que Harry se sintiera débil.

Se puso de pie y salió de la lavandería para escrutar en su cocina. Afortunadamente, siempre mantenía el lugar ordenado, pero ahora mirando a su alrededor, fue golpeado por la paranoia. Si hubiese sido Niall, incluso si el lugar hubiese sido un caos, Harry se habría preocupado poco sobre el estado general de su casa. Con Louis aquí, parecía que todos los pequeños problemas destacaban en todas partes. Había tenido la intención de arreglar la gotera en el techo sobre la cocina y volver a pintar las paredes del baño. ¿Lavó la ropa que tenía en el cesto a un lado del inodoro? ¿Había lavado las sábanas de la habitación de huéspedes?

Y, esencialmente le había prometido una cena a Louis, pero incluso, ¿tenía los ingredientes? Se había comido la mayoría de sus comidas congeladas que obtuvo de sus idas a la ciudad o los peces que mantuvo en el congelador. Sólo en las noches cuando se sentía particularmente creativo, tendía a comprometerse a hacer una comida real. Otras noches, sus vecinos traían sus propios platos para la cena. Patrick y Jenny justo a un lado de él tenían una niña de nueve años de edad —Abby— quien sabía exactamente quién era Harry y aún no había filtrado su ubicación en Twitter. Como muestra de su agradecimiento, se encontraba con ellos para cenar de vez en cuando o aceptaba los platos de comida que traían. No se atrevería a apartar una comida gratis.

Abrió la nevera y supervisó lo que tenía ahí. Queso fresco y tomates de su invernadero. Vio la mantequilla y también el ajo. Una caja de pasta estaba en el armario, y hierbas frescas estaban creciendo junto a la ventana. Probablemente podría arreglárselas con un simple plato de pasta antes de que Louis incluso pudiera vestirse.

Harry empujó las mangas de su suéter hasta sus codos y se puso a trabajar.


» L «

Louis salió de la habitación de huéspedes vestido con una desteñida camiseta azul y unos pantalones de chándal negros metidos en calcetines tejidos, considerándolos necesarios dado donde estaba. El olor a ajo y hierbas le hizo agua la boca, obligándolo a caminar un poco más rápido hacia la cocina.

"Huele bien," dijo, en cuanto entró. Harry levantó la cabeza y le sonrió de esa manera en la que envió calor directamente a los pies de Louis. Tal vez, no necesitaba los calcetines después de todo.

"Gracias," Harry dijo. "Um. ¿Quieres cerveza o vino? O simplemente agua, ¿tal vez? También tengo jugo de naranja."

"Cerveza suena bien," Louis dijo, acercándose a la pequeña mesa de cocina y sentándose. Se echó hacia atrás en la silla, mirando mientras Harry agarraba platos de un armario alto. Louis no pudo evitarlo. Sus ojos se dirigieron hacia abajo, a la ancha espalda de Harry, más allá de su delgada cintura, y luego hacia abajo, hacia sus largas piernas vestidas con mallas negras tejidas.

Harry fue a la nevera, entonces, por dos cervezas y puso un plato y una botella delante de Louis. Puso pasta en el plato de Louis, no haciendo realmente contacto visual con él mientras Louis lo estuvo mirando todo el tiempo, hasta que observó un color más oscuro en las orejas de Harry.

Louis esperó hasta que Harry estuvo sentado, antes de girar su tenedor en la pasta y comer. Cuando levantó la vista, Harry lo estaba observando, estudiando su reacción.

Levantó un pulgar y cuando terminó de masticar, agregó, "Sigues siendo el mejor cocinero."

"Gracias," Harry sonrió, hinchando el pecho como un pájaro orgulloso.

Comer y tratar de mantener una conversación, era imposible. Cuando habían vivido juntos, hace años, nunca fue un problema, porque los silencios siempre fueron cómodos. Habían compartido el espacio del otro como si no hubiese una línea clara en donde supieran dónde terminaba el espacio de Harry y dónde comenzaba el de Louis. Todo, simplemente, le pertenecía a los dos.

Pero el silencio no era nada cómodo ahora. Sus tenedores raspando los platos como uñas en una pizarra. Cada vez que tragaban, el sonido parecía hacer eco en toda la casa. Fue demasiado. Louis buscó en su cabeza por alguna pregunta o comentario.

"Así que, ¿qué haces para divertirte aquí?" Preguntó, después de tomar un sorbo de su cerveza.

Harry empujó la pasta en su plato. "Voy a pescar mucho ahora. Soy bastante bueno en ello."

"¿Vas solo?" Louis trató de darle la forma de sorpresa a su voz, que sonara más como algo propio. Simplemente no podía ver más allá de la imagen de Harry enredando el hilo su propia caña, o tirando de todos los peces que capturó hacia la libertad otra vez, porque se veían tristes.

"Por lo general," Harry dijo. "Llevo el bote al lago. Aunque a veces voy con uno de mis vecinos, Rick. Su hija es una fan."

"¿En serio?" Louis levantó las cejas hasta el nacimiento de su pelo. "¿No estás preocupado de que filtre fotos tuyas en Twitter?"

Harry rió. "Bueno, lo estaba en un principio. Pero ella es realmente muy buena para guardar secretos." Dijo. "Sus amigas son fans también, y no le ha dicho a ninguna de ellas."

Louis no estaba del todo convencido pero Harry estaba de buen humor por ahora. "Entonces, navegar, pescar. ¿Qué más?"

"Senderismo también," Harry dijo. "Te gustarían los senderos de los alrededores."

"Estoy seguro de que sí. Deberíamos ir." Louis sugirió.

"Sí, absolutamente," Harry dijo, sus ojos brillantes por un segundo. Rápidamente recuperó la calma, pero no antes de que Louis se diera cuenta. Se apresuró. "Deberíamos ir, probablemente, mañana. Una tormenta de nieve se acerca a finales de la semana."

"¿No te cansas de toda la nieve?"

"Me encanta la nieve, lo sabes," Harry comentó. Eso era cierto. "Sólo me quedé aquí alrededor de un mes antes de irme a Los Ángeles, por un tiempo. No hay tiempo para cansarse de la nieve."

"Correcto." Louis sintió que su estado de ánimo cayó en picada. Probablemente, no era saludable la cantidad de odio que albergaba a aquella ciudad de Estados Unidos.

Cuando las cosas iban mal entre Harry y él, no pasaba mucho tiempo después en el que Harry comenzara a correr a Los Ángeles. Fue alrededor de ese tiempo, también, que los nuevos amigos de Harry, como Nick Grimshaw y su banda de desviados, empezaron a aparecer en fotos de paparazis con él. Louis había estado amargado en ese entonces, y lo estaba ahora, acerca de LA, acerca de Nick Grimshaw y, si estaba siendo honesto consigo mismo, acerca de Harry.

Tener una relación no podría haber sido posible para ellos. Pero Louis se encontró a sí mismo anhelando los tiempos en el que era, simplemente, el mejor amigo de Harry. Deseaba que Harry le hubiese mostrado fotos de la casa antes de que la comprara, así Louis podría haberle dado sugerencias acerca del piso o muestras de pintura o lo que sea. Deseaba todavía tener derecho a trenzar el cabello de Harry o enrollar las mangas de Harry de la manera a la que él le gustaba. Deseaba que Harry todavía le pidiera consejos acerca de los regalos de cumpleaños para los chicos o su familia.

Deseaba haber sido la persona a la que Harry corriera cuando tuviera el corazón roto, incluso cuando él era el responsable de romper el corazón de Harry.

A veces, Louis podría ser un egoísta. Pero, por lo menos, era consciente.

"¿Cuándo será la próxima vez que vayas a Los Ángeles?" Louis preguntó.

"En las próximas tres semanas, creo," Harry dijo. "Si te quedas hasta entonces, eres bienvenido también."

Louis giró lentamente la botella de cerveza sobre la mesa. "No, probablemente estaré fuera. No puedo esperar a que me tengas tanto tiempo. No sería justo."

"No me importa," Harry dijo, sus ojos mirando su plato.

Louis bebió más de su cerveza, moviendo la cabeza más para sí mismo que para alguien más. "Me iré antes que eso," dijo. "Así que, no, gracias."

"Haz lo que quieras," Harry dijo, empujando más comida alrededor de su pato, a pesar de que todo lo que quedaban eran trozos de pasta cortados. Louis fijó sus ojos en él, sin saber si estaba escuchando el ligero timbre de desprecio en su voz o simplemente, imaginándolo.

Llevó la botella de cerveza hacia abajo. "Estoy bastante cansado, gracias a ese maldito vuelo. Creo que iré a la cama." Louis dijo, de pie, recogiendo su plato.

"Limpiaré yo. Está bien," Harry dijo.

"¿Estás seguro?"

Harry lo miró fijamente. "Eres mi invitado. Por supuesto que estoy seguro."

"Está bien, entonces," Louis dijo. "Así que, buenas noches."

"¿No quieres té?"

Louis hizo una pausa.

Era un hecho conocido que él no iba a la cama sin una taza de té. No porque la cosa tuviera algún efecto particular sobre él para conciliar el sueño. Era costumbre, llevada a cabo por su familia. Su madre siempre le daba una taza de té antes de ir a dormir, y cuando habían vivido juntos, Harry hacía lo mismo.

Louis sintió algo cálido asentarse detrás de su esternón, sólo por el recuerdo.

"Podría llevártelo," Harry ofreció.

Louis parpadeó. Era sólo té. Era sólo Harry ofreciéndole un té. Era como en los viejos tiempos. "Sí... si insistes," dijo.

Harry sonrió. "Lo haré." Se puso de pie y encendió la cocina para poner en marcha la tetera. Louis lo observó apoyarse en el mostrador, un poco perplejo acerca de cuándo y cómo Harry se inclinó de la manera en la que lo hizo, con curvas y todo. Louis no solía permitirse a sí mismo centrarse demasiado en Harry. Siempre estaba preocupado de que no sería capaz de detenerse. Harry levantó una ceja. "¿Quieres beberlo aquí?"

"¿Eh?" Louis parpadeó, su boca abierta, atónito.

Harry levantó su pulgar, en dirección a la tetera. "Té," dijo. "Dije que te lo llevaría."

"Correcto," Louis dijo, cerrando la boca. Tragó. "Correcto. Bien, gracias. Estaré en la habitación, entonces."

Harry no respondió. Observó a Louis darse la vuelta y pasearse fuera de la habitación. Louis podía sentir sus ojos en su espalda, o tal vez, en su trasero. Harry siempre tuvo una cosa por el trasero de Louis. ¿Y por qué Louis está pensando en eso, incluso?

Se arrojó a sí mismo en la cama, encendiendo la televisión, y de alguna manera, terminó viendo noticias. Nada particularmente interesante había pasado en las montañas de Idaho, al parecer. A excepción de esta mañana, una manada de búfalos se había desviado de la carretera, evitando que cinco pobres viajeros llegaran al trabajo.

Louis estaba aburrido. Y le había mentido acerca de estar cansado. Estaba un poco, demasiado, entusiasmado de estar ahí como para quedarse dormido.

Hubo un golpe en la puerta un momento después. Louis dejó caer su teléfono en el colchón y se enderezó. "¿Sí?"

Harry abrió la puerta y entró, llevando una humeante taza. Si su cabello no fuera tan largo ahora, si sus hombros no fueran tan anchos, Louis pensaría que Harry todavía tenía dieciséis. Todavía enamorado de él.

"Aquí tienes," Harry dijo, dándole cuidadosamente la taza a Louis.

Louis sonrió. "Gracias."

"¿Necesitas algo más?"

"Creo que estoy bien. Gracias." Louis dijo de nuevo.

Harry sonrió y permaneció ahí por un milésima de segundo, con sus brazos enganchados detrás de su espalda. "Bien, entonces. Buenas noches." Y comenzó a darse la vuelta.

"Hey, Haz."

Harry se giro hacia él de nuevo. Sus cejas disparándose hacia arriba, inmediatamente ansioso. A Louis le gustaba mucho eso. "¿Sí?"

"Mañana por la mañana, deberíamos hacer senderismo, si quieres," Louis dijo.

La sonrisa de Harry estaba de vuelta, más auténtica que nunca. "Estoy de acuerdo."

"Bien," Louis tomó un sorbo de su té. "Esto es perfecto," dijo, levantando su taza. Era verdad, pero también, estaba viendo lo grande que era la sonrisa de Harry y sus hoyuelos aparecerían en cualquier segundo.

"Me alegro que te guste," Harry dijo, sin dejar de sonreír. Sin hoyuelos. Aún no. Dio un paso atrás. "Así que, te veo en la mañana."

Louis asintió. "Si el abominable hombre de las nieves no me atrapa, sí. He oído que tiene algo por los ingleses."

Hoyuelo izquierdo, mierda, sí. Harry estaba haciendo un gran esfuerzo para no reírse completamente. No estaba realmente funcionando.

"Está bien," dijo, sus labios temblorosos. Dijo sus siguientes palabras como un secreto. Louis se inclinó para oírlo. "Tengo defensas especiales contra él."

Louis levantó las cejas, listo para el remate.

Harry sonrió como un conspirador. "Odia las boybands, al parecer. Sólo pon algo de nuestra música. Lo aleja."

Louis soltó una risa. Harry rió, ocultando su risa detrás de su mano. Apretó los labios como lo hacía cuando pensaba que se reía demasiado alto, o estaba sonriendo demasiado. Toda la idea era absurda. La risa de Harry seguía siendo el sonido favorito de Louis. Su sonrisa era una obre de arte.

"Supongo que estamos a salvo, entonces," Louis dijo.

Harry hizo un gesto firme con la cabeza. "Tienes mi palabra."

No por primera vez en el día, Louis se sintió de dieciocho años. Se sentía joven y expuesto y entusiasmado. Se humedeció los labios, en busca de algo más para decir. Incluso si era sólo para preguntarle a Harry que se quedara un poco más y que viera las noticias con él.

Harry agarró el pomo de la puerta. Louis se oyó diciendo. "Te veo mañana, entonces."

Harry le dio una última sonrisa. Louis la vería en sus sueños. "Buenas noches," Harry dijo.

Y luego se deslizó hacia fuera y cerró la puerta. Louis escuchó sus pies acolchados sobre el suelo de madera fuera de la habitación. Minutos después, una puerta cerrándose al final del pasillo.

Las noticias siguieron adelante. Otra historia sobre los búfalos. Louis bebió su té lentamente y se imaginó a Harry, como lo había estado haciendo, conociendo que soplaría suavemente la superficie de la taza para enfriarla antes de beber el té. Se lo imaginó con labios fruncidos, sus párpados bajos, la taza acunada en sus manos.

No se sorprendió al sentir el anhelo instalarse en las esquinas y en los bordes de su corazón. Había estado preparado para ello, sabía qué sería venir aquí, que llamaría una ola de emociones que había estado manteniendo a raya. (Tal vez, por eso había venido)

Pero estaba a salvo por ahora en esta habitación, sintiendo y pensando lo que quería, imaginando a Harry haciendo su té, soñando con su sonrisa cuando finalmente cayó dormido.

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