˚ ⁀➷ 20
—La policía ya viene, es mejor que le des algo para que se vista, hace frío ahora —mandó el Alfa al menor que salía de su habitación—. Encárgate de que Jaemin no salga y menos los niños, daremos nuestra declaración y tú eres el más importante ya que has visto todo.
—Los niños son los que se han enterado primero, papá —dijo el Alfa menor con el ceño fruncido—. Nunca pensé que Chan Hyung pudiera hacer algo así... —suspiró viendo al mayor.
—Yo tampoco, pero si lo ha hecho ahora y con los niños en casa, es muy probable que lo vuelva a hacer y no podemos arriesgarnos a algo así.
—Jeongin dice que Chan estaba celoso por algo que pasó hace tiempo —comentó la Omega llegando—. Es posible que el Alfa de Chan haya reaccionado mal y quiera marcarlo a la fuerza.
—Él tiene que saber controlar a su Alfa, podría haberle hecho algo malo a su propio Omega sin ser consciente de ello.
El Alfa menor sacó algo de ropa que le iba grande, pero Jaemin ofreció su propia ropa ya que el aroma de Jeno estaba en su ropa y para su Omega era un poco malo.
—Puedes vestirte en el baño —ofreció el castaño al Omega que asintió rápido.
—Gracias... —murmuró muy bajito—. Mis cachorros...
—Están dormidos, perdón si tienen mi aroma, pero no se podían calmar... —dijo ahora tímido y Jeongin negó.
—No te preocupes y gracias por tratarlos así —comentó con una sonrisa.
En lo que el Omega se vestía, tocaron la puerta muy levemente, pero al tener a dos Alfas atentos, esos simples toques hicieron que padre e hijo vieran la puerta.
El primero fue el mayor, que vio por la mirilla confirmando que era Chan.
—Vete a tu casa, la policía está a punto de llegar —amenazó.
—Dame a mi Omega y a mis cachorros y me iré —contraatacó en menor.
—En tus sueños, Bang.
—Déjeme a mi familia.
—¿Te refieres a los cachorros a los que trataste mal y al Omega que intentaste violar? No, no te dejaré entrar a mi hogar, menos que te los lleves. Mejor vete.
El Alfa dio un puñetazo en la puerta, la Omega que estaba atrás retrocedió sobre sus pasos, sin embargo, ambos Alfas mantenían el rostro en alto.
—Jeno... —el susurro de Jaemin hizo que él mismo le viera por algunos segundos—. Hee está despierto...
—Dile a Jeongin, no dejes que salga de la habitación —Jaemin pasó saliva ante el miedo que le dio su Alfa, pero acató la orden muy rápido.
—Yeong —llamó el Alfa a su Omega—. Vete a la habitación, será mejor que esperes allí.
La mujer asintió sin oponerse y se dirigió a la habitación que compartía con su marido. Ahora padre e hijo se mantenían vigilando la puerta.
—Ábreme o tiro la puerta —se escuchó más furioso, pero el mayor soltó una risita.
—Hazlo —retó—. A ver cómo sobrevives aquí dentro —dejó escapar una carcajada para provocar al azabache.
Así pasaron algunos minutos, Chan no dejaba de dar patadas a la puerta, pero ambos Alfas no bajaban la guardia pues tenían a sus Omegas en esa misma casa y por nada del mundo dejarían que ese hiciera algo en contra de ellos.
A los minutos, se escucharon más pasos por el pasillo, luego tocaron la puerta siendo esta vez la policía la que acudía a ella.
El mayor abrió y dos oficiales pasaron, Jeno se apresuró a salir y decir de forma muy rápido lo sucedido, a Chan le pusieron las esposas tras su breve charla. El azabache le vio con odio mientras Jeno sonreía victorioso.
A lo largo de la noche hablaron con Jeongin y con los vecinos, a la mañana siguiente hablaron con los niños, sin llegar a presionarlos y haciendo que pareciera un juego para no darles una mala experiencia.
Finalmente, a Chan le concedieron un juicio, pero en ese tiempo permanecería en una celda. Ni Chan ni Jeongin se vieron en los próximos días.
Jeongin no pudo acudir a su trabajo y los pequeños tampoco fueron ni a la guardería ni al colegio. Los tres pasaron en casa.
Félix fue de los primeros que los fue a visitar, por último, Seungmin y Minho. Changbin solo llamó, pero Jeongin le dio una pequeña charla de cómo se enfadó y de cómo intentó sobrepasarse con él.
—Nunca pensé que Chan pudiera ponerse así por unos celos estúpidos... —dijo Minho viendo a Jeongin preocupado.
—Veo que te trató bastante mal el tiempo que te tuvo —comentó Seungmin pasando sus dedos por el cuello lastimado del otro Omega—. ¿Cómo lo llevan los niños?
—¿Qué quieres que te diga, Hyung? Preguntan por su padre como es lógico, pero he notado que lo hacen casi por obligación que, por voluntad, los dos le tienen miedo. Hee escuchó su voz de mando y ahora está bastante llorón cuando le doy órdenes por más simples que sean...
—Entiendo... ¿podría llevármelos un día a casa para que se relajen un poco? Ya sabes... sacarlos de su hogar sería algo bueno, al fin y al cabo, aquí ocurrió todo... —el pelirosa asintió débil, dejando ver algunas lágrimas—. No es para que llores...
—Jamás imaginé que me pudiera hacer algo así... —se lamentó escondiendo su rostro entre sus manos—. Nunca habíamos peleado... todo pasó tan deprisa que no supe reaccionar a tiempo...
—No es tu culpa, algunos alfas son muy celosos y posesivos y no escuchan a sus Omegas cuando dan respuestas lógicas, ¿verdad, Min? —preguntó su Omega viéndole fijo.
—Confirmo lo dicho —dijo sin más—. ¿Quieren un vaso de agua? —preguntó incómodo y Jeongin asintió lento con una sonrisa.
—Gracias...
(...)
El Omega acarició los cabellos negros de su niña, suspirando cuando esta se giró y lo observó muy despacio.
—¿Papá?
—¿Mmh?
—Papá... ¿es malo? —preguntó acomodándose encima suyo.
—No exactamente... —dijo simple y la niña frunció el ceño.
—Papá... ¿pega? —preguntó dudosa y su padre negó—. ¿Por qué no quelles papá? —preguntó confundida y Félix dejó un beso en su frente.
—Papá... ¿tú quieres a tu papá?
—Muto...
—No se quiere a las personas porque te dan dulces, Yuqi —regañó y la niña soltó una risita—. Algún día podrás conocerle mejor...
(...)
El pelinegro soltó un jadeo frustrado, pegó varias veces a la pared molesto consigo mismo.
Fijo y lo dejaban encerrado y con antecedentes por maltrato a su Omega y sí, era totalmente consiente de lo que hacía y no estaba bajo el control de su Alfa, estaba seguro de marcarlo otra vez porque no podía con esa idea de que alguien más le haya tocado e ignoraba el hecho de que eso pasó antes de que lo conociera, incluso sabiendo que se acostó con alguien que le dejó un bebé.
Era idiota y estúpido.
No hay nada que lo defienda porque básicamente hizo lo peor que pudo haber hecho y fue traicionar la confianza de Jeongin, intentar obligarlo a algo que no quería y por si eso fuera poco, su propio hijo resultó dañado. La voz de un Alfa adulto para un pequeño Omega como Hee puede ocasionarle pánico en un futuro, temer a los Alfas inclusive si están hablando normal.
Chanhee vio cómo Chan hacía cosas a su papá y eso se le grabó, también le gruñó y su Omega temblaba cada vez que lo recordaba.
Chan no pudo haberla cagado más.
—¿Qué hiciste, cachorrito? —preguntaron a su costado, un hombre que pasaba de los cincuenta lo veía con una sonrisa—. Estás de malhumor desde que llegaste, nadie te ha venido a ver y traer un aroma que... no da muy buenas noticias. ¿Encontraste a un Omega e intentaste cogértelo? Haces mal, cariño —dijo con una sonrisa—. Primero tienes que convencerlos de que eres una buena persona, luego te lo llevas a casa, hablas un poco y finalmente lo usas.
—Cállese —pidió.
—¿Fueron así las cosas? Tienes hijos, ¿verdad? Siento cierto aroma a leche, ¿es muy pequeño? —se puso de pie y observó al Alfa—. ¿Fue a tu propio Omega? Solo puedo percibir uno...
—He dicho que se calle.
—Yo no soy un Omega al que puedes callar, princesa —se puso serio—. Yo estoy aquí por agredir a un Alfa que intentó violar a mi propia Omega, no como tú, que agredes al tuyo...
—Si su Omega se acuesta con otro, ¿no intentaría marcar a su Omega?
—Depende...
—¿De qué?
—Con quién haya sido, hace cuanto haya sido, en qué situación lo haya hecho. Además, si tengo cachorros me lo pensaría, los míos están bastante grandes por lo que no tengo que preocuparme, pero... déjame adivinar, ¿cuántos años tiene tu bebé? ¿Tres? ¿Cinco?
—Dos, tiene dos.
El Alfa alzó una ceja.
—Vaya que eres gilipollas —negó con una sonrisa—. ¿Cuántos tienes?
—Dos. El otro tiene cuatro.
—Eres increíble —soltó una carcajada y luego cambió su semblante—. Yo te mandaría a matar —soltó sin pensarlo mucho.
—Usted qué sabe... —soltó un bufido.
—Sé lo que me estás contando y con eso poco, podrían condenarte mínimo cinco años, ¿estuvo bien hacer eso y pensar que cuando salgas de aquí verás a tus hijos de siete y ocho años? ¿Qué pensarán de su papá? ¿Qué les dirás tú cuando los veas? Si es que los ves porque si tú Omega quiere, puede cambiar de apellido y quedárselos, quitándote todo el derecho que tienes sobre ellos. Si tan seguro estabas de hacer eso, déjame decirte que eres todo un completo idiota.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro