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El menor apretó sus manos labios en una fina línea, alzó una de sus cejas y se cruzó de brazos dando a entender que no quería eso. Era el cumpleaños número dos de Yuqi y Jeongin se encargó de comprarle una linda camisa blanca y unos zapatos de charol que brillaban más que la frente de su profesor de educación física. Su hermano en cambio se dejó vestir con aquella camisa azul y unos zapatos de tela blancos.
—No... —dijo quitándose los zapatos y tirándolos lejos—. No gustan —se quejó con Chan que le vio con una mueca—. No, no, no —siguió ahora cogiendo los zapatos y tirarlos a la basura de la cocina—. No gustan atos —se sentó en el sillón con los brazos cruzados, Jeongin buscó ayuda en Chan, pero el menor alzó los brazos en son de paz yendo a la habitación con ellos en el aire.
Suspiró y se acercó a su pequeño.
—Sabes que hoy es el cumpleaños número dos de Yuqi, ¿verdad? —el niño asintió pues sabía lo que eran cumpleaños, ya pasó por tres y dentro de nada vendría su cuarto—. Es un día muy especial para ella y quiere que estés bien vestido para hacer muchas fotos.
—No gustan potos —se defendió, Jeongin parpadeó varias veces.
—Bueno...
—Déjale que vaya sin zapatos.
—Apa —llamó el pequeño viendo con ojitos suplicantes a Jeongin ya que tenía hambre y el día de hoy no quería papillas o frutas, se encontraba mal y quería leche de su papá.
—Ven aquí, cariño —mimó el pelirrojo alzando el cuerpecito de su niño, Chanhee lo vio con recelo, sus ojitos se llenaron de lágrimas, pero no dejó salir ninguna, rápidamente se puso de pie y buscó esos zapatos de charol que anteriormente había arrojado a la basura con intenciones de no volver a verlos en su vida. Se los colocó como pudo y se paró frente a su padre.
Jeongin alzó una ceja viendo cómo el castaño lo observaba, un nivel de celos algo alto.
—¿Pasa algo, Hee? —preguntó divertido su padre tomando asiento en el sillón y alzando su camisa para después introducir su pezón en los labios del bebé, que contento comenzó a comer, podía rozar los dos años, pero seguía teniendo el puesto de consentido.
—¿Me da... cariñitos? —preguntó con lágrimas bajando por sus mejillas, actor el niño.
—Oww... —Un pelinegro se acercó al castaño, envolviéndolo en sus brazos y haciendo cosquillas en su pancita—. El niño grande está celoso de su hermanito —se burló el mayor y Chanhee sonrió en grande, formando un rectángulo con sus labios.
(...)
El rubio aplaudió contento cuando Yuqi estuvo lista, su largo pelo le permitía hacer diversos peinados que aprendía gracias a tutoriales.
La niña le vio con unos ojitos caídos, sin llegar a sonreír y viéndose triste, en sus manitas escondía una foto y sus expresiones delataban que aquello le afectaba.
—¿Pasa algo, cariño? —preguntó cauteloso su padre bajando a la altura de la bebé, quien descubrió la fotografía.
—Papá... —murmuró mostrando la foto y apuntando con su dedito a un pálido, Félix vio la foto y luego volvió a ver a su hija, quien mantenía un gran puchero y en sus ojos se acumulaban numerosas lágrimas—. Papá... —repitió y Félix frunció su ceño, la última vez que Yuqi vio a Changbin fue con seis meses, una bebé.
—No... —Félix negó con una sonrisa y abrazó a su niña, que comenzó a llorar.
¿Cómo podía su hija reconocer a tal persona sin conocerla?
Bang Chan.
Fue un accidente en realidad, ya que él abrió la puerta cuando fue tocada, pero en vez de encontrarse con el rubio se topó con Changbin, jadeante por haber corrido hasta su casa para ver a su única hija.
Y pasó sin el permiso de Chan, encontrando a la pelinegra sola en el sillón, jugando con unos cochecitos y bastante entretenida. Los otros dos estaban en la cocina aún.
Cuando la vio, la niña ladeó la cabeza, percibiendo un aroma familiar sin llegar a recordar bien. Chan intentó por todos sus recursos posibles sacar al Alfa, pero era mayor que él y no era más fuerte que él.
—Yuqi... —pronunció firme y la niña asintió dejando sus juguetes de lado, bajando del sillón y acercándose al invitado—. Mi niña...
Intentó acercase para darle un abrazo, pero ella reaccionó más rápido, pues le daba miedo, se escondió detrás de una mesa, temblando del miedo y llamando entre susurros a Chan.
—Soy papá... —dijo nuevamente el Alfa tomando la anterior acción como algo obvio—. Rim... —zlgo en la cabecita de la bebé hizo "clic" cuando fue cargada por primera vez por el Alfa, dijo aquellas mismas palabras. El lazo que rompió empeoró las cosas ya que la niña comenzó a llorar y corrió a brazos de Chan.
—Le vas a hacer daño, Changbin Hyung, rompiste su lazo, ¿cómo piensas que reaccionará? —Changbin asintió lento—. Es mejor que te vayas, Félix está a punto de llegar.
Pero el Alfa no hizo mucho caso a lo dicho, se acercó a ella y le tendió los brazos, Yuqi le ignoró, pero el aroma que desprendía le hacía recordar cuando las primeras semanas dormían todos juntos. Sus ojitos volvieron a llenarse de lágrimas y se lanzó al Alfa, escondió su rostro en el cuello del mayor, sonriendo.
—Soy papá, Seo Yuqi... —dio un besito en su cabellera negra. Verla ahora le hacía enterarse del buen trabajo que hizo Félix al criarla, tenía un buen peso y era alta para sus dos años.
Félix observó a su hija cuando esta se separó de su cuerpo.
—Papá —repitió mostrando la foto nuevamente, apuntando al Alfa otra vez—. Papá.
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