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El castaño salió corriendo, llegaba tarde a recoger a Chanhee y su móvil murió en plena jornada y no pudo avisar a Chan, así que ahora estaba en una maratón.
Sus piernas flaquearon al llegar a un semáforo y tener la guardería al cruzar la calle, ya habían pasado treinta minutos desde que todos los niños salieron y él estaba a nada de llegar, pero no quería que le quitaran la plaza.
No podía más con su vida, estaba exhausto cuando abrió la puerta, varias madres Omegas le vieron con reproche y de muy mala manera ya que llevaba una camiseta manga corta y una chaqueta en la mano, sus brazos estaban al descubierto dejando ver dos de sus tatuajes, por suerte el día de ayer retiró los pendientes.
Llegó a recepción y el beta le sonrió levemente.
—Pe-perdón por la tardanza, tuve un contratiempo en el trabajo y me fue imposible llegar a la hora... —explicó jadeante.
—Bang Chanhee, ¿cierto? —el otro frunció el ceño.
—Yang Chanhee —aclaró confuso.
—Oh, lo siento, leí mal el nombre. Pero a Yang Chanhee lo recogió Bang Chan a la hora de salida... —dijo revisando su ordenador—. Tenía el permiso concedido.
—Oh... —Jeongin suspiró aliviado—. Gracias...
—Su pareja se adelantó, así que le comenté cómo estuvo su pequeño el día de hoy...
—No... —"Es mi pareja"—. Gracias... —murmuró finalmente para luego salir del local y ponerse la chaqueta.
Ahora todo el mundo le ponía Bang a su hijo y a Chan como su pareja...
No sonaba del todo mal...
Caminó ya más despacio hasta llegar al departamento, cerró los ojos por el cansancio, pero para su suerte mañana era sábado y podría dormir hasta tarde. Chan se encarga del bebé, aunque él le decía que no lo hiciera, el menor llegaba a la habitación y sacaba de allí al infante, dejando dormir al castaño hasta tarde. Pero algo bueno de que Chanhee estuviera tanto tiempo con Chan era que luego su bebé traía todo el aroma del azabache y él se degustaba abrazando al castañito.
—Oh, Hyung, te llamé para avisarte que iría a por Chanhee, pero me salía apagado, así que fui a por él, siento si te asustaste...
—Gracias, Channie —murmuró el peligris abrazando por la cintura al más alto, permitiéndose de una vez por todas olfatear de cerca aquel rico aroma que lo volvía loco en un par de segundos.
—De-de nada, Hyung... —de la misma forma, el menor le rodeó con sus brazos y acercó su nariz al cabello sedoso del bajito y olfateó levemente, llenándose de ese adictivo aroma. Un bebé con el ceño fruncido les observaba con un puchero en sus abultados labios, sus ojitos no se separaban de la pareja, chiquito, pero celoso.
Al separarse, ambos tenían las mejillas coloreadas de un fuerte rojo.
Y Jeongin saltó a los brazos del alto cuando tocaron el timbre, asustando al castañito que estaba en el suelo.
—Es Félixnie Hyung —dijo alzando el rostro para ver al mayor.
¿Por qué mierda ahora tenía una erección del tamaño de Rusia allí abajo? Solo se había subido... ciertamente sus manos sostenían sus muslos... sus... apetecibles muslos y no hacía falta bajar mucho para tener en contacto el trasero del mayor con su miembro, demasiadas cosas.
Bajó al mayor cuando el mismo se lo pidió y fue hasta la puerta para dejar pasar al rubio.
—Wow... —el Omega se echó atrás, la ola de feromonas le llegó a las fosas nasales de golpe y él dibujó una sonrisa pícara en sus labios—. ¿Interrumpo algo? —cuestionó divertido pasando al departamento, Jeongin negó rápido, cargando a su bebé.
—Iba a bañarme, ¿por qué no avisas? —preguntó pinchando la nariz del rubio.
—Te llamé, pero al parecer no te interesa atender las llamadas de tu mejor amigo —respondió arrugando su nariz y sonriendo para el pequeño bebé que empezó a aplaudir ante la llegada del rubio—. Ah, cosita hermosa va a pasar una noche con tío Lix.
—¿Con el permiso de quién? —retó el castaño apartando a su tesoro del rubio.
—De su otro papá —dijo alzando la cabeza, orgulloso, Chan estaba en la cocina sirviendo la comida para cenar.
—Ni lo sueñes —negó con su dedo índice.
—Solo quiero probar, así convenzo a Changbin para tener un cachorro —dijo con un puchero, con sus ojitos suplicantes—. Venga, Jeongin...
—Después de comer, este cachorro te va a dar más problemas que Changbin en celo —dijo pasándole el bebé al rubio que festejó dándole un enorme beso en la mejilla regordeta.
—Uh, gracias...
Félix pasó un buen rato en casa del castaño y es que ellos eran demasiado obvios con sus pequeñas acciones, Jeongin no podía dejar de ver a Chan disimuladamente mientras comían y Chan estaba súper atento ante cualquier cosa que quisiera el mayor. Y él estaba de sujeta velas...
—Esto es todo lo que tienes que saber, ten por seguro que no va a dormir corrido y en algún punto de la madrugada los va a levantar, intenta darle el biberón, pero tienes que mimarlo antes... Chan ya lo bañó, así que no te preocupes por hacerlo... Mmmm —se paró a pensar en lo necesario para su bebé mientras le ponía el gorrito y la bufanda pues hacía más frío ahora.
—No olvide cambiarle el pañal, Hyung... —recordó Chan saliendo de su habitación con el pelo húmedo.
—Es verdad, cuando sientas que lo tiene muy cargado, lo cambias... Tienes que ponerle las cremas que van en la bolsa...
—Tampoco soy tan torpe, Jeongin. Sé los cuidados básicos de un bebé. Me voy, despídete de tus papis, Hee —el menor solo lo observó y cerró los ojitos succionando el chupete que tenía en la boca—. Bueno, cualquier cosa te llamo, Jeongin.
—Está bien, cuídamelo —pidió cerrando la puerta con seguro.
—Se echa de menos Hee —dijo recogiendo lo que estaba en el salón y Jeongin lo observó atento.
—Deja eso así, mañana lo recojo —pidió el castaño acercándose al menor, Chan sonrió levemente y dejó los juguetes en el suelo nuevamente.
Ambos se sentaron en el sillón y pusieron la tele de fondo pues empezaron a ver sus móviles y se olvidaron de lo que iban a ver.
Pero Jeongin notó algo raro en el ambiente, alzó su cabeza encontrando a Chan con la frente sudada y con su antebrazo cubriéndose los ojos, se notaba agitado.
—¿Estás bien, Chan? —cuestionó acercándose al azabache.
—Uh... —el menor se enderezó y abrió los ojos levemente—. Me... me voy a do-dormir... —murmuró de camino a su habitación, a pasitos lentos y con ambas manos en su regazo.
—¿Tendrá fiebre? —se preguntó a sí mismo el peligris frunciendo el ceño, y recodó las palabras del azabache, su celo iba a empezar dentro de poco y es posible que ahora estén empezando los efectos.
"Omega"
Jeongin corrió a su habitación, apagando todas las luces de la casa, no podía responder a ese llamado, pero su lobo sí, y lo hizo. Él asustado puso el seguro de su habitación y se dirigió al baño.
"Alfa"
"Te necesito"
—Tú no, tú no, tú no lo necesitas —le habló el castaño a su lobo.
(...)
Empezó a sudar sin siquiera estar tapado con las sábanas de su cama, sentía su piel quemar como el mismísimo infierno, su cabeza comenzó a doler y algo más abajo también.
Aturdido, el Omega se sentó en su cama, su garganta estaba reseca, así que se levantó para ir a la cocina, no esperaba que las feromonas del Alfa en celo lo dejaran parado en medio del pasillo, sus ojitos se abrieron un poco más debido al sueño que traía encima. Observó la puerta de la habitación perteneciente al Alfa por algunos segundos y terminó por entrar.
Gracias a esa imagen no se arrepintió de haber entrado sin tocar.
Wow.
—¿Channie?
El aludido levantó la cabeza viendo al mayor con unos ojos llenos de lujuria.
Y bueno...
—¿Qué haces? —Jeongin estaba obligando a su lobo a parar e irse de allí, pero a su amado lobo se le ocurrió adelantar su celo o ponerse caliente allí mismo.
El Alfa estaba totalmente desnudo, una de sus manos bobeaba su falo con lentitud, perdiendo la cordura cada vez que bajaba porque su mente le enviaba imágenes de Jeongin en situaciones prometedoras.
"Te necesito, Omega"
Y con ese último llamado, el Omega de Jeongin obedeció, él mismo Jeongin acató la orden dada por la parte lobuna del menor.
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