La escolta real
Capítulo 02
Con el Sol aún en su punto más alto, algunas doncellas escoltaron a Yunho a los establos del palacio donde un carruaje [1] de madera estaba esperando su llegada. Yunho tarareaba una melodía sencilla mientras sonreía victoriosamente durante el camino, esto era como haber ganado un premio importante, pues no todos los días su padre le encarga algo tan importante como la seguridad del reino. Tal vez al terminar esta tarea su padre le tendría más confianza y lo dejaría participar en muchas más cosas, como ir a liderar un campamento, o eso esperaba Yunho.
Al llegar al establo vio el carruaje casi listo para partir, observó a las doncellas que lo acompañaban, ellas traían su equipaje, pero eran maletas tan pesadas que les estaba costando trabajo llevarlo dentro del carruaje. Para Yunho era como ver a una tortuga que se arrastraba en la arena ¡Muy lenta!
– ¡Dios santo! ¡¿Cómo carajos puedes ser tan lenta?! – gritó con tanta fuerza que es posible que se escuchará por todo el establo, caminó hasta la joven doncella y le arrebató las maletas con un movimiento veloz.
Yunho avanzó hasta el carruaje, deslizó la cortina que tenía como puerta y lanzó las maletas.
– Perdone Príncipe, pero eran muy pesadas y...
– ¡No me importa si son pesadas, solo haz tu estúpido trabajo!, ¡¿Entonces qué haces aquí si yo voy a hacer tu maldito trabajo?!
– ¿Te parece correcto hablarle así a una dama? – dijo un hombre que dejaba algunas cosas en el suelo, al parecer acababa de llegar.
– Teniente Park – murmuró la joven.
¿Cómo se atrevía esta persona a hablarle de esa forma? ¿Acaso estaba buscando su propia muerte? Yunho estaba furioso, sus cejas se fruncieron tanto que hasta podría llegar a doblar una moneda, su mirada tenía intenciones asesinas y apretó sus puños con tanta fuerza que sus venas sobresalieron.
Yunho harto dijo – ¿Pero quién te crees tú para hablarme de ese modo? y ¿quién carajos te permitió entrar aquí?
– Soy el Teniente Park Seonghwa, tu superior en esta misión así que será mejor que cuides tu comportamiento – lo había dicho de una forma tan calmada que hizo enojar a Yunho.
Yunho observó más con detalle a su supuesto "superior", se le notaba un poco más bajo de estatura, con un uniforme impecable, con su cabello negro peinado hacia atrás de una forma tan aburrida que Yunho ya sabía que tipo de persona era este teniente. Además, en su mano derecha sostenía un reloj que sacó de quien sabe donde.
– Joven dama retírese por favor – dijo Seonghwa con una pequeña sonrisa. Cuando la doncella se fue la mirada amable de Seonghwa cambio a una seria que le fue lanzada a Yunho – No solo insultas al personal, sino que además llegas tarde.
– ¿Qué...? Pero acaba de llegar al igual que yo, así que no me reclamé.
– Sí, llegaste cinco minutos tarde, y además, no creo que hayas entendido el término superior – Seonghwa señaló su reloj de mano.
Tic tac.
– A mi no me informó nada mi padre sobre un supuesto superior, sólo me dijo que iba a ir. Hasta no ver algún documento o carta escrita por mi padre usted no me puede dar ni la más mínima orden, ¿me entendió?
– Temí que dijera algo parecido, pero el rey me solicitó personalmente para cuidar de usted, y si quiere un decreto por parte de su majestad si la hay – volvió a poner su vista en su reloj – mi colega está algo retrasado, tendrá que esperar por el decreto, ¿si puede o prefiere ir a buscar al rey? Le aseguro que solo va a perder su tiempo príncipe.
– ¡Perfecto! Iré a buscar a mi padre y tú serás echado de tu puesto.
El ambiente se había hecho muy incómodo, Yunho y Seonghwa se miraban fijamente y ninguno dijo otra palabra más. Los sirvientes solo siguieron acomodando y subiendo las últimas cosas del carruaje, claro, evitando mirar hacía estos dos.
Mucha de la servidumbre presente sabía cómo podía llegar a ser Yunho, pues al ser el primogénito de la corona tuvo una vida fácil y llena de lujos por parte de los reyes, y gracias a eso había crecido con ciertos ideales y también era demasiado egoísta. No lo consideraban un mimado de primera, muchos admitían que Yunho era realmente bueno en lo que hacía, solo que era muy arrogante y veía las cosas por él mismo.
Y al estar cuidando de él por muchos años y verlo crecer hasta ser el joven que era hoy en día, sabían que clase de educación había tenido, a diferencia de su hermana, desde muy pequeño fue sometido bajo mucha presión, y mucha servidumbre considera que Yunho perdió algo de valores. Pero no es como si pudieran hacer algo ahora, eso ya era parte de su pasado.
– ¡Lamento la tardanza, Seonghwa! – se escuchó una voz a la lejanía y al poco tiempo se alcanzó a ver a un joven correr.
Yunho y Seonghwa voltearon al mismo tiempo, Yunho con una cara irritada y de asco, pero Seonghwa con una sonrisa.
– ¡Mingi! Pensé que te habías perdido – Seonghwa gritó sin dejar de sonreír.
Mingi llegó hasta donde estaba Seonghwa, estaba algo cansado, al parecer había corrido por algo de tiempo sin parar – Perdón por llegar tarde, sé que tienes esa cosa por la puntualidad, pero realmente tuve ¡la peor mañana de todas!
– No te preocupes Mingi, es bueno que ya estés aquí – Seonghwa soltó una risa.
Yunho sentía que esto era más que una maldita broma, lo regañaban a él por llegar tarde y por su mal carácter, pero este sujeto ,que al parecer se llama Mingi, no solo se atrevió a llegar más tarde que él, sino que además le habla a un teniente o superior como Seonghwa como si fueran amigos de toda la vida y algo indignante para Yunho es que ese sujeto no lo saludo apropiadamente, más bien lo ignoró.
Yunho solo veía como Mingi hacía reír a Seonghwa y como hablaban entre sí, cosa que dejó de escuchar porque realmente no le interesaba en absoluto, pero se le hacía molesto que Señor Puntualidad, como decidió llamar a Seonghwa, estuviera retrasando el tiempo de partida para ponerse al día con alguien tan maleducado como Mingi.
El tiempo pasó, aunque no fue mucho, pero Yunho lo sintió eterno, así que tosió secamente para llamar la atención de las dos personas que lo estaban ignorando. Y fue claro que esto funcionó, porque ambos lo voltearon a ver, pero la amabilidad de Seonghwa se esfumó.
– Claro, Mingi, te presentó a su alteza real Jeon Yunho. Espero que traigas el decreto contigo – esto fue dicho de la forma más seca posible.
– ¡Oh! claro, aquí está – Mingi sacó de una bolsa que llevaba con él un pedazo de papel todo arrugado, lo extendió y empezó a leer – "Con el Sol en su máximo esplendor y con todo el poder del reino sobre los hombros del Rey, este decreto real declara que... por este medio"– Yunho sentía unas enormes de ganas de soltar un golpe a MIngi, pues este no solo arrugo un documento importante, sino que también se atrevía a leer como si tuviera cinco años – "declaro que el Teniente Park Seonghwa y su compañía Song Mingi ", ósea yo, "quedarán", ¿qué? Seonghwa, no entiendo la letra del Rey, escribe raro.
– ¡Esto tiene que ser una broma! – gritó Yunho arrebatando la hoja de papel, igual no podía estar más arrugada.
– Que modales – susurró Mingi a Seonghwa y este rió.
– Le voy a ahorrar la lectura majestad, en pocas palabras está bajo el cuidado de los dos y bajo mis órdenes – dijo Seonghwa.
– Majestad, le recomiendo que no vaya a molestar al Rey con esta situación, como puede ver el documento está firmado por él – esta vez habló Mingi – Sin mencionar que ya llegó el príncipe Choi San acompañado de su familia, no creo que sea correcto ir con esa actitud y dar una mala impresión con el prometido de su hermana, lo notó algo alterado debería relajarse.
Y podía jurar que los odiaba.
Habían partido desde hace algunas horas, las peores para Yunho. Al principio intentó dormir un poco, pero no lo logró, pues en lo que llevaban del camino Mingi nunca cerró la boca. Eso y sin mencionar que Señor Puntualidad exigía llevar una velocidad mínima. Y a ese paso llegarían en dos meses.
– Y cuando salí había una señora que tenía problemas con algunas cosas y como soy todo un caballero la ayude, pero vivía muy lejos y me dio pena decirle que siempre ya no la iba a poder ayudar, sin mencionar que traía el uniforme del ejército ¿Como hubiera quedado el ejército real ante los ojos de la señora si le decía que no?
"Como un idiota" pensó Yunho con fastidio.
– Cuando llegamos a su casa ya era muy tarde, y tenía que ir a recoger el decreto real, pero la señora me invitó a desayunar, y tampoco quería decirle que no. En fin, desayuné y corrí hasta llegar al palacio, recogí el decreto y me fuí de la sala del trono, pero la princesa me detuvo para qué opinará de sus zapatos, me llevó a su cuarto, había mucho sirviente ahí.
– Eso suena horrible – Seonghwa reía con cada palabra que salía de la boca de Mingi.
– ¡Te estoy diciendo! Pero al final eligió unos zapatos rosas muy bonitos, yo los elegí – habló Mingi con orgullo mientras señalaba a sí mismo – Así que si se termina casando con Choi San todo fue por mí, me pregunto si le pondrán mi nombre a sus hijos, ¡¿te imaginas?! No se tú, pero Choi Mingi no suena mal.
– ¡YA CALLATE! – Yunho alzó la cortina y le gritó a Mingi.
– Creo que alguien está de mal humor, no creo que debas meterte en conversaciones ajenas alteza, Mingi y yo estamos hablando tranquilos. Duerma o haga algo, no nos distraiga. Continúa Mingi – esto último lo dijo con una gran sonrisa mientras volteaba a ver a Mingi.
– ¡Esto es un infierno! ¡¿No se supone que Mingi debería de estar cuidando el carruaje?! Yo solo lo veo hablando aquí enfrente con usted Teniente.
– Pero estoy hablando con Seonghwa.
– ¡No me importa! Se supone que debes de ir a caballo a un lado del carruaje, no adelante con el Cochero Park.
– ¡¿Cochero?! Te recuerdo que las órdenes vienen de mi, si te preocupa que algo nos ataque y que Mingi no te pueda proteger ¿No se supone que eres bueno peleando?
– Mejor apuremos el paso, está por oscurecer y sigo viendo el palacio. Es urgente llegar, pero sigo aquí escuchando ¡la estúpida historia de Mingi!
– Suficiente, vamos a acampar aquí – dijo Seonghwa con furia mirando a Yunho.
– ¡¿Acaso estás loco?!
– No, no estoy loco, como dijiste, ya va a oscurecer y por lo visto de qué te preocupa tu seguridad acamparemos aquí para que te sientas a salvo – era obvio que era para molestar a Yunho un poco – Mingi yo tomaré el primer turno de guardia, te despertaré para que hagas el siguiente.
– Está bien – respondió Mingi.
Al poco tiempo Mingi sacó algunas cosas para dormir en el suelo, Yunho se acomodó en el carruaje y Seonghwa se mantuvo despierto con un arma en mano.
Los días pasaron, cinco días para ser exactos, cinco días en los que Yunho no pudo evitar preguntarse "¿Acaso este no se calla?", pero sentía que estaban cada vez más cerca. Lo poco bueno que había pasado en el viaje, es que debía admitir que Seonghwa no cocinaba tan mal y que la mala suerte de Mingi lo hacía reír de vez en cuando.
Según los cálculos de Seonghwa, estaban a algunas horas de su destino, pero en este punto pensaban lo peor, pues habían pedazos del bosque que estaban quemadas y mientras más avanzaban menos bosque había. Y fue cuando los vieron, a unos cuantos metros se encontraban los exploradores descansando un poco.
– Ve Mingi – ordenó Seonghwa.
Mingi se acercó a caballo a los exploradores.
Los exploradores se mostraron atentos a los sonidos de galopeo que se escuchaban, pues no sabían si eran de su gente o no. Y cuando vieron a alguien a la distancia no dudaron en sacar sus armas y apuntar a Mingi.
Para ellos, Mingi era alguien desconocido, solo sabían que venía por parte del Reino del Sol Naciente por la armadura que llevaba el caballo.
– Soldado Song Mingi, el Rey me ha mandado junto con mi teniente a cargo para una revisión y apoyar en lo que se pueda.
A la distancia solo se podía ver como Mingi bajaba del caballo y los exploradores lo rodeaban.
– Parece que es el fin de Mingi ¿Seguimos sin él? – preguntó Yunho con una pizca de humor.
– Se ve como si se lo fueran a devorar – Seonghwa le siguió el juego.
Esperaron unos minutos hasta que vieron que algunos exploradores se acercaban.
– Será mejor que esperes adentro del carruaje príncipe, no sabemos si son de nosotros o no. Le pediré que no haga ruido – Yunho sabía que Seonghwa no era tonto, así que hizo lo que le dijo sin queja alguna.
– El joven de allá dice que viene por parte de su majestad ¿Tiene alguna prueba de que sea así? – preguntó uno de los exploradores.
– Por supuesto, tenemos una carta que el Rey mandó, pero antes me gustaría que se identificara.
El explorador sin problema alguno retiró la tela que le cubría la cara – Lee Kiwook del tercer escuadrón bajo el cargo del General Min Yoongi. Venimos por orden de su majestad para ver la situación del campamento, pero por lo visto la situación es desfavorable. Algunos de mis hombres se adelantaron y algunos nos quedamos a limpiar el camino.
Seonghwa convencido le dio la carta al explorador Kiwook y espero a que este terminara de leer.
– Todo parece estar en orden Teniente Park, lo guiare al centro del campamento, pero por desgracia a partir de este punto el carruaje ya no puede pasar.
– Está bien, solo deja que bajemos algunas cosas y lo seguiremos.
– Igual no se preocupe, el camino estará listo para cuando decidan partir.
Cuando Yunho supo que las cosas estaban seguras deslizó las cortinas del carruaje y bajó, cuando el explorador lo vio le hizo una reverencia. Seonghwa lo hizo cargar algunas cosas, no sabía para qué necesitan bajar algunas de las cajas del carruaje, pero aún así lo hizo.
– Kiwook hazme un favor, lleven el carruaje cuando esté despejado el camino.
– Sí, Teniente Park.
Kiwook los guio entre el bosque quemado, y no mentía cuando dijo que solo iban a poder pasar a pie, muchos árboles se habían caído, habían demasiados animales muertos a cada paso y todo el lugar se veía muy desagradable, esa parte del bosque era negro en su totalidad, hasta parecía que el Sol tenía miedo de salir.
– Son solo unos metros a pie, no estamos tan lejos, pero como podrán notar no parece un lugar muy seguro y hemos hecho un camino para poder pasar bien. Pero les advierto, al llegar al campamento verán de todo, si alguno de ustedes es sensible le recomiendo que no entré o vaya directo a unas carpas con el logo del Sol naciente, ahí se podrán quedar.
Siguieron su camino, y a la distancia se lograban ver algunas banderas, algo quemadas y dañadas, con el Sol Naciente. Pero cuando se acercaron más Yunho, Seonghwa y Mingi se quedaron helados, fue como si hubieran visto un fantasma.
Lo primero que se veía eran las banderas quemadas y un pueblo completamente hecho cenizas, donde había mucha gente feliz ahora solo quedaba nada.
Tuvieron que seguir caminando, aunque no estaban muy seguros, Mingi quería regresar.
– Estamos por llegar a una zona fuerte, díganme desde ahora para indicarles dónde están las carpas con mis colegas – aviso Kiwook.
– ¿Seguro que no quieres ir a las carpas Mingi? – Seonghwa dijo al ver a Mingi tan pálido.
– No, descuida, hay que seguir, de todas formas tengo que hacer el reporte – dijo con una sonrisa, pero era más que obvio que se encontraba aterrado.
Kiwook siguió avanzando, ahora estaban cerca del centro del campamento, en todo el camino era lo mismo, casas destruidas o hasta hechas cenizas por completo. Pero cuando llegaron al centro y vieron la escena ante sus ojos, Mingi se volteó a vomitar.
– Lamento la vista – dijo Kiwook – Mingi, es mejor que no continúes, si retrocedes un poco verás las carpas – después de que Seonghwa lo convenciera se retiró a las carpas.
Lo malo es que tenían que seguir, a primera vista, y la razón por la que Mingi vomitó, fue porque en la entrada de lo que vendría siendo la zona de entrenamiento estaba el cartel en el suelo atascado de sangre, y además habían cuatro estacas, bastante altas, dos de cada lado del cartel.
Las estacas tenían, en la punta, la cabeza de generales a cargo de algún campamento y sus pertenencias con ella; era como ver un espantapájaros, pero cuando lo veías solo te podías quedar congelado, desmayarse o vomitar. Una escena realmente escalofriante.
No saben cómo tuvieron el valor para adentrarse aún más, pero si ellos creían que las estacas eran algo cruel por parte de los Kim, entonces estaban más que equivocados.
Cuando pusieron un pie dentro de la zona de entrenamiento la piel de ambos se erizó por completo, puede que suene tonto pero se sentían vigilados por alguna extraña razón, y tampoco saben porque, pero se adentraron aún más.
No importaba hacía donde miraran, todo estaba lleno de sangre y hasta había manchas negras por casi todo el lugar, tanto Yunho y Seonghwa sospechaban que eran esas manchas.
Seonghwa había estado en un campamento cuando entró por primera vez al ejército, y él recordaba carpas blancas en casi todo el lugar, un lugar para combatir entre compañeros, una cocina y la carpa del general. Pero este lugar le causaba malas vibras.
Todo el lugar era negro, siguieron avanzando y llegaron a la cocina y comedor del lugar. Yunho tomó la iniciativa de entrar ahí y Seonghwa lo siguió.
El techo del lugar estaba tirado sobre una de las mesas, habían demasiados cubiertos, platos y vasos en el suelo, algo que le dolió a Seonghwa fue que muchos de los platos tenían comida aún, no tenía idea de cuanto habían sufrido las personas esa madrugada. Yunho solo veía el lugar con furia, lo que le había dolido a Seonghwa solo lo hizo enojar. Toda la gente que murió en el comedor fueron soldados desarmados que solo querían pasar un buen rato entre amigos y habían muerto de una manera tan cruel.
– Hay que ver la cocina, tuvo que salvarse algo – Yunho le tocó el hombro a Seonghwa, pero no tuvo respuesta, así que lo jaló a la cocina.
La cocina no era tan desagradable como el comedor, pero también se veía la misma crueldad. Todo el lugar estaba tirado, una olla estaba en la estufa, y dentro de esta había algo de arroz, parecía que estaban haciendo la comida para el desayuno. Y de la misma manera que los soldados del comedor, solo eran cocineros, eran personas inocentes. Cerca de uno de los estantes había una enorme mancha de sangre.
Los dos ya no quisieron estar más tiempo en ese lugar y salieron. Kiwook los estaba esperando afuera, y los guío hasta el centro.
Pero esta vez fue el turno de Seonghwa de vomitar, pues frente a ellos podían ver una pila enorme de cuerpos quemados, la mayoría alcanzaban el color del carbón, mientras que otros aún eran identificables y además el olor que con el pasar de los días aun seguía ahí.
– ¡Esos malditos Kim! Te aseguro que también mataron a la gente del pueblo – Yunho de pura suerte no vomitó, pero estaba tan enojado.
– ¿Sobrevivientes? – preguntó Seonghwa desesperado mirando a Kiwook.
– Unos pocos, están en la carpa a donde se dirigió Mingi.
– Llévanos por favor y también te pediré que apresures a tu gente con el carruaje.
– Sin problema, síganme.
Kiwook los acompañó, pero fue todavía más horrible volver a ver todo de nuevo. No pudieron evitar preguntarse, ¿cómo terminaron con el campamento en tan pocas horas? Además, tampoco había tanta necesidad de derramar sangre y de ser tan crueles.
Siguieron caminando hasta que lograron ver las carpas que Kiwook mencionó, estas eran grandes y había mucha gente entrando y saliendo llevando consigo mucha agua y vendas nuevas y otras llenas de sangre.
– No hagan ruido por favor – Kiwook les dijo antes de entrar, deslizó la tela de la carpa y dejó que entraran.
Gritos y sollozos se escucharon por todo el lugar, había gente acostada en mantas en el suelo y otras con suerte en tablas de madera. Había menos de 50 personas ahí, unas no tan heridas y otras en condiciones críticas; solo habían ido exploradores a investigar, no llevaban ningún tipo de ayuda médica, así que, como pudieron intentaban ayudar en lo que fuera, desde limpiar heridas y poner vendas hasta amputar si era necesario.
– Iré a ayudar si no les molesta, pero antes los llevaré con el General Yonghoon para que puedan hablar, como podrán ver hay muchos heridos y poco personal.
¿Había sobrevivido un General?
– Disculpa – hablo Seonghwa – tenemos algunas medicinas en el carruaje y también traigo conmigo, las pueden utilizar y si no les molesta me gustaría ayudar, tengo conocimiento básico en medicina.
Kiwook solo sonrió y los guío entre varios de los heridos, cada paso que daban era horrible, había gente que había sido alcanzada por el fuego y apenas se podían mover, gente sin alguna de sus extremidades, llenas de vendas ensangrentadas y en una de las partes más alejadas se escuchaba el grito de un joven, este estaba siendo agarrado por cuatro personas y todo su alrededor lleno de su sangre, al parecer estaban quitando trozos de una flecha que se había roto cuando le dispararon.
Las miradas vacías y de terror daban a decir mucho del ataque y sin medicamentos disponibles muchos sabían cuál sería su destino. Seonghwa se sorprendió al notar que ninguno portaba el uniforme de los campamentos, estaba ante civiles inocentes.
Se detuvieron enfrente de una tela algo delgada, simulando la función de una puerta, por lo poco que les explicó Kiwook estaban por conocer al General y también entrarían al lugar donde se atendían los casos fuertes.
– Les presento al General Jin Yonghoon, él es el que salvó a la mayoría de la gente de este lugar.
Delante de ellos se encontraba un hombre que vendaba la pierna de un chico.
– ¿Quienes son estas personas, Kiwook? – dijo sin quitar la vista de lo que hacía.
– Lamento molestarlo justo ahora, pero el Rey mandó un poco de ayuda y dicen tener algunos medicamentos con ellos.
– Si las cosas son así, que empiecen a ayudar. Si traen algo para las quemaduras eso ayudaría mucho, más de la mitad de los heridos tienen quemaduras graves.
– Enseguida empezaremos, tenemos más cosas, pero nuestro carruaje no pudo pasar – dijo Seonghwa.
– No se preocupen, mientras puedan ayudarnos mejor – Yonghoon siguió hablando – Espera, ¿dijiste carruaje? No tendrían que traer un carruaje si solo vienen a traer suministros médicos – Yonghoon habló mientras alzaba la mirada y se paró al ver que el príncipe heredero estaba ahí.
Yonghoon hizo una reverencia e hizo un gesto con la mano para que hablaran.
– No sabía que la situación era demasiado grave General, ¿nos podría explicar que pasó? – Seonghwa preguntó dejando una caja en el suelo y empezó a sacar unos frascos y un par de vendas nuevas.
– Fue una pesadilla, esa madrugada fue una pesadilla – Yonghoon siguió vendando la pierna del chico, pero cuando terminó siguió hablando – una noche antes había ido al campamento de Siwon junto a tres hombres míos para la junta que se hace cada mes, ya saben evaluamos a todos los campamentos. Pero ese día Siwon nos ofreció darnos hospedaje para no viajar de noche, solo que uno de mis hombres insistió en volver, su esposa iba a dar a luz dentro de unos días y no quería dejarla sola – Yonghoon mojó un pedazo de tela viejo y se lo puso en la frente al chico que estaba atendiendo.
– Le hicimos caso y nos fuimos cuando estaba oscureciendo, pero el camino era muy oscuro que ni podíamos avanzar, buscamos un lugar para dormir, pero en la madrugada, uno de mis hombres que hacía guardia vio humo no muy lejos, supusimos lo peor.
Cuando Yonghoon y sus hombres llegaron a donde se había originado el humo solo encontraron un caos total, todo el pueblo estaba rodeado de fuego. Se escuchaban gritos por todo el lugar, el simple hecho de estar ahí hacía que te congeles por completo.
No tardaron mucho tiempo para correr a las enormes llamas y saltar a través de ellas, afuera era un caos total, pero adentro era algo muy distinto.
– Cuando saltamos entre las llamas sufrimos quemaduras muy graves, pero eso no evitó que sacáramos todo al que pudiéramos – Seonghwa le dio todo el medicamento que tenía.
No se habían atrevido a separarse, solo se cubrieron las espaldas en lo que buscaban sobrevivientes, solo que había un problema cuando encontraron a las primeras 10 personas, no sabían por dónde sacarlos, y en lo que encontraban un lugar que no se viera muy peligroso para que todos lo heridos saltarán terminaron encontrando a mucha más gente más. Después de matar a mucha gente y encontrar a más personas, uno de los hombres de Yonghoon había encontrado una casa casi caída que abrió paso.
– Cuando todos salieron nos escabullimos en el bosque, los que aún podían caminar cargaron a mujeres, ancianos y niños hasta la cueva donde estábamos antes – dijo Yonghoon.
Permanecieron escondidos por horas, sin comida, agua y sin medicamento.
Cuando el Sol estaba por salir, se escucharon varios ruidos cerca de la cueva, Yonghoon, que era el menos herido salió a dar un vistazo, pero solo se encontró con varios soldados del ejército Kim. El corazón de Yonghoon latía tan rápido, que parecía que le iba a dar un infarto, había mucha gente herida dentro de la cueva, y él sabía que no saldrían con vida. Ese iba a ser su último día.
– Sólo nos dejaron vivir porque le perdoné la vida a uno de los suyos – la voz de Yonghoon se empezó a cortar con cada palabra que decía.
– ¡¿Le salvaste la vida a un Kim?! – parecía que a Yunho no le había importado para nada lo que había sucedido, pues solo grito.
– Príncipe, cálmese, eso es lo de menos – Seonghwa intentó calmarlo jalándolo de un brazo, pero Yunho se había vuelto loco.
– ¡¿Te volviste loco?! ¡Tu tarea es matar a todo Kim que se te atraviese en el camino!
Yunho de alguna manera logró zafarse del agarre de Seonghwa y se lanzó contra Yonghoon, lo estrelló contra el suelo que se escuchó un golpe en seco.
– ¡Yunho cálmate!, si no le hubiera perdonado la vida al soldado nadie estaría aquí – Seonghwa intervino antes de que Yunho hiciera algo peor.
Yunho se volteó y se dirigió a Seonghwa – ¡Eso no me importa! ¡Sabes que mucha de la gente de aquí no va a poder caminar después de todo esto, no me sirven personas muertas!
– Por favor cálmense, hay muchas personas que necesitan descansar, no las ayudan si están gritando, por favor – Kiwook no se quería meter a la discusión pero no le quedaba de otra – si van a pelear que sea afuera.
– Yunho, sal y cálmate, cuando estés en tus cincos sentidos puedes volver a entrar – dijo Seonghwa.
Yunho solo apretó los puños y salió tan molesto de la carpa.
– Si no le molesta que pregunte, ¿pero le salvó la vida a un soldado enemigo? – Seonghwa preguntó.
– Sí, ese día no solo sacamos de entre las llamas a civiles, también sacamos a soldados de ambos bandos – Yonghoon habló algo desanimado.
Ahora sabía que había pasado, aunque no estuvo ese día no pudo sentirse mal por Yonghoon. Mucha gente que rescató no habían logrado sobrevivir por sus heridas, entendía lo que estaba pasando. – General, cuando salgamos de aquí todo habrá válido la pena, regresará como un héroe – Seonghwa intentó animar a Yonghoon con sus dulces palabras.
Yonghoon solo pudo soltar un suspiro y sonrió al final – Gracias por venir a apoyar.
– Me pondré a trabajar en este momento, solo dígame que hacer y lo haré.
– Aún hay mucha gente mal herida, ayúdame con eso, por favor – dijo Yonghoon mientras se paraba y metía sus manos en agua – por cierto, este chico tiene mucha fiebre, cuando lo encontramos se aferraba a este libro, parecía que no le importaba nada más que eso – tomó un libro del suelo y se lo entregó a Seonghwa.
– Estaré al pendiente de él, no se preocupe.
Estás autoras tienen algo que decir:
[1] Carruaje de madera: No nos referimos a algo muy elegante, solo es algo para disimular para cuando viaje el Yunho.
De final, espero disfruten este capitulo.
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