Ice Age
Annik suspiró y reanudó su caminata. Había salido a caminar antes de que empezara a notar ruido en aquel lúgubre hotel, y de que alguno de los chicos se despertara. Sabía que haría frío, era pleno enero, sin embargo, no le asustaba nada el aire desangelado del exterior. Intuía que el tacto del viento sería mucho mejor que la inexpresiva habitación de aquel hostal. No le llamaba nada en absoluto. Había en aquel ambiente un desaliento imperturbable. Las paredes heladas no absorbían bien el calor de la calefacción, también estaban sucias. Fuera, la rasca le taponaba la nariz y hacía que sus oídos pitaran con un zumbido molesto. Pero el clima gélido le servía para pensar, y aunque el helor le martilleaba las sienes, aquello era mejor que el frígido antro dónde se alojaban. Mejor que en el cuarto dónde apenas podía conciliar el sueño. A pesar de que Ian profundamente dormido la arropaba con un brazo sobre su espalda. El vaho congelado sobre los cristales de los escaparates del barrio rojo daba la sensación del tiempo detenido. Atravesó, dejando atrás aquella calle en la que se sentía observada, y al empezar a caminar por el puente, sintió que la opresión se levantaba de su pecho y podía al fin respirar. El agua del río convertida en un espejo de hielo. La pequeña Venecia sin máscaras de Carnaval, góndolas y peces. Sí que se estaba bien respirando el hálito del invierno. El frío dolía en la cara y en el pecho, pero su mente se llenaba de tibio oxígeno. Pensando que no se podría quedar allí eternamente, decidió volver. Quizá podría volver a entrar en la habitación sin despertar a Ian. Pero no, Ian estaba en la puerta del hotel con su abrigo verde militar, fumando un cigarro que se llevaba nerviosamente a los labios. La cara pálida del chico de pronto cogió algo de color, al divisar el rostro de Annik. Sus ojos azules vidriados por la preocupación, soltaron algunas lágrimas. Annik se sintió fatal y se acercó a él para pasarle un brazo por los hombros y tranquilizarle. Sin embargo, el muchacho la abrazó a ella primero, relajando su cuerpo convulsionado por el miedo que le había provocado pensar que podría perderla.
La chica pasó sus brazos por la espalda de Ian y le acarició el pelo castaño.
"¿Sabes que pensaba que te habías ido a Londres, qué habías cambiado de idea respecto a tus palabras de ayer? " Ian hizo una mueca y con la cabeza gacha miró al suelo.
"Lo siento. Este sitio me pone de los nervios. Estaba muy nerviosa e incómoda y necesitaba estirar las piernas."
Él no estaba muy convencido.
"Podrías haber dejado una nota o algo."
La castaña no se atrevía a mirar a Ian a los ojos.
"Lo sé. Sé que debería haber avisado. Lo siento tanto, Ian."
Ian replicó.
"Si no te gustaba el sitio podrías habérmelo comentado. " Ella negó con la cabeza avergonzada,
"Lo sé. Pero tampoco es como que haya desaparecido. Simplemente he salido a tomar el aire y a aclarar mis pensamientos. No quería comprometerte ni hacer un drama de todo esto. Sé cuánto te esfuerzas en todas tus giras, lo que menos quiero es agobiarte."
Él trató de relajar su semblante. Annik parecía realmente incómoda y no quería alterarla más.
"Nada de esto me importa realmente si tú no estás."
Annik lo miró perpleja.
"Hook estaba llamando a Isabelle por si sabía algo de dónde podías estar. " Ian se llevó las manos a la cabeza. "He actuado como un desesperado." Ella lo miró con ternura y pasó una mano por la barbilla de Ian.
"A mí me parece muy tierno que te hayas preocupado tanto." Observó como las mejillas del castaño se enrojecían.
" ¿ Por qué no podías dormir?" inquirió el chico.
"Demasiadas imágenes en mi cabeza. Y esta habitación tan sombría no ayuda demasiado. Me siento incómoda aquí, no sé cómo explicarlo."
Ian se rascó la frente.
"Muy bien. " - reflexionó. "Así que el problema es el sitio. Pues creo que tengo una solución para eso. Podemos hablar con Rob y que nos consiga un apartamento o habitación más pequeña. Con otras vistas si quieres. ¿ Te parece bien?" Annik no tuvo casi que meditar, soltó un rotundo sí acompañado de una pequeña risa antes de saltar a los brazos de un ya más calmado Ian. Él la rodeó con sus brazos más que contento.
"Espera. " dijo ella. Él no soltaba su cintura. " ¿Estás seguro de que podremos hacer eso? ¿ De que no nos meteremos en problemas con Rob? " él negó con la cabeza.
"En absoluto. Estoy totalmente seguro de que no nos pondrá ningún problema. Y los chicos tampoco se meterán en nada. Confía en mí. " Ella sonrió y la volvió a abrazar.
"Seguro que el otro sitio te encantará."
"Seguro que me encantará. Te quiero." Susurró ella.
" Y yo te quiero a ti."
Nota: Pues aquí está otro capítulo en nuestro viaje a Ámsterdam. Este es muy especial para mí. Así es como me imagino que sería la conversación entre Ian y Annik cuando ella le dijo a él que no se sentía muy cómoda en el sitio dónde se hospedaban. Según ella decía en el libro de Mick Middles y Lindsay Reade no era para nada su sitio y se sentía mal y juzgada allí. Yo evidentemente le he dado una forma más personal, para que se adapte mejor al fanfic. Pero si queréis leer otra versión podéis pasaros por mi libro "Letters" dónde también narré un poco este capítulo en la vida de Joy Division. Supongo que hablaré del cambio del hotel en el próximo capítulo y ya pasaríamos a otro capítulo hablando de alguna otra estancia en otro país de los Países Bajos, o directamente nos pasamos a Inglaterra. Ya lo iré viendo. Pero me gusta dejar más o menos escrito sobre lo que me gustaría ir escribiendo para no perder el hilo de aquí a la siguiente vez que escribo. Solo os quería además dar las gracias por darle una oportunidad a esta historia a los que la estéis leyendo. Joy Division es mi banda favorita y escribir sobre ellos es mi pasión. Espero que pueda volver a escribir pronto. Nos leemos, mis florecillas :').
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