Hipotermia.
El frío se dilataba en el muro, la mente de Ian se llenaba de contraluces, mientras sostenía un cigarro con sus manos y lo apoyaba sobre sus labios, y su espalda contra el muro, encendió el cigarro en sus labios, observando a Annik analizando los planos del gran gigante de Berlín para hacer las mejores fotografías. Ian sacó del bolsillo de su abrigo, una pequeña libreta de viaje, dónde escribía sus pensamientos a pie de página. Y al mismo que volvía a atizar el fuego del cigarro con el mechero se concentró en el blanco del papel dónde escribió.
" Berlín está en hipotermia, Annik y yo estamos a una distancia bajo cero de congelarnos en el muro, está haciendo fotografías, y yo intento escribir esta especie de diario de viaje, el cigarro se desintegra en mi boca, y antes de tirarlo al suelo, mis ojos se centran en ella, no puedo negar que es preciosa, y el azul de mis iris, busca su tierra marrón oscura, ella es la única que puede convertir una concentración de icebergs en el Mar Rojo. Sé que cuando las papeletas empiecen a desintegrarse del suelo, los murales mueran resquebrajados, hechos pedazos, sé que será el comienzo de la cuenta atrás, de su regreso a Bélgica, y de mi vuelta a mi vida desintegrada de Macclesfield, a veces, en los renglones que escribo el nombre de Annik, me aprieta el anillo, y empiezo a pensar en Debbie más de la cuenta, en los destrozos que le estoy causando, y en la vida paralela en la que me estoy metiendo. Annik por un lado, y Debbie por otro. Se supone que es lo que se siente cuando tus manos son polos sangrantes, y todo lo que tocas duele, y todo lo que amas se quiebra. A veces siento que soy como un cigarro hundido en el hielo, no puede soltar humo, y se convierte en ónix, ónice, y restos de tierra partida, de cenizas hundidas bajo tierra. Annik ha vuelto con una gran sonrisa en los labios, y varios tesoros entre sus manos"
-¿Qué llevas ahí? –inquirió Ian dejando a un lado la libreta y volviendo toda su atención a Annik.
- Llevo varias piedras – respondió Annik – pero no cualquier piedra, trozos del muro de Berlín, coge la que quieras. Una de mis cosas favoritas de los viajes es llenarme los bolsillos de las piedras de cada sitio al que voy, eso y hacer fotografías – Ian cerró durante unos minutos los ojos y apoyó su frente en la de Annik mientras la atraía hacia él.
- Quedan tres horas para las nueve, parece mentira que a las diez tengas que volver a Bélgica – dijo Ian y Annik hundió su rostro en el hombro de Ian.
- Y tú tienes que volver a Macclesfield, con Debbie y Natalie – la muchacha se incorporó un poco del abrazo de Ian para poder mirarlo con más comodidad. –Nunca me has hablado de ellas.
Ian cogió a Annik de la mano y la instó a sentarse, y los dos jóvenes se sentaron con sus espaldas al muro, Ian pisó el cigarro a punto de quebrarse con su zapato y se encendió otro, ofreciéndole otro a Annik, y esta vez la chica lo aceptó. Ian después de ponerse el cigarro en la boca, rodeó el hombro de Annik con su brazo.
-Debbie pertenecía al club juvenil del Instituto, estudiamos juntos, y en ese entonces ella estaba con uno de mis colegas, y como se suele decir, fue amor a primera vista – Annik escondió su rostro en su abrigo intentando entrar en calor. – Ella aceptó salir conmigo un par de veces, la invité a un concierto, y mi primer concierto de los Sex Pistols lo vi con ella, después le pedí matrimonio y la cosa fue sobre ruedas. Ella parecía feliz conmigo, y yo con ella, pero después se quedó embarazada y yo empecé a ir a más fiestas, y cada vez más, empecé a beber, y empecé a tontear con chicas después de los conciertos, pero porque me sentía sobrepasado por todo el esfuerzo de la banda, por Debbie, porque cuando nació Natalie, ella tuvo que empezar a trabajar como camarera, cuando nos dimos cuenta que yo no podía con los dos trabajos que tenía, ya que había empezado a tener ataques, y recuerdo que le prometí, Debbie, podré mantenerte cuando grabemos el nuevo álbum, pero ella cogió el carrito de la niña, la tapó con las mantas portátiles y siguió caminando arrastrando el carrito y dándome la espalda, ahí supe, que ella y yo habíamos empezado a flaquear, ya no era lo mismo, ya nada nos unía. Y la noche en la que te conocí, y te vi hablando con Rob, justo estaba hablando con ella por teléfono, y se quejaba como siempre, porque esa es su mayor preocupación, que no ganamos suficiente. Y yo siempre le respondo lo mismo, mi sueldo es el mismo que el de los demás, y ahí acaba siempre la conversación, o tal vez no, suele acabar con un –vale, Ian, lo siento, te quiero – pero yo ya no soy capaz de contestarle a eso – Annik acarició el brazo de Ian con suavidad.
- Habéis vivido muy aceleradamente, Ian, lo habéis hecho todo muy deprisa, os habéis adelantado a todo, quizá necesitéis un poco de espacio, ella tiene que entender también, que estés abrumado por la banda, por las crisis, por el miedo a hacerle daño, a no ser un buen padre, Ian, esas son preocupaciones demasiado cruciales para un chico en la veintena, comprendo de veras que estés agobiado, y que tu mujer y tú no estéis pasando por un buen momento, porque os estáis viendo sometidos a demasiada presión, pero igual cuando ella te vea salir del coche, volviendo con tus maletas, Ian, ella va a estar feliz, ella va a seguir queriéndote, de la forma en la que una mujer espera a su esposo cuando se va de viaje, de un viaje del que quizás no retorne, pero ella siempre le espera, y ella seguro que está con el teléfono a un lado de la mesa, esperando tu llamada –Annik soltó la mano con la que Ian sostenía la suya despacio – sabíamos que esto llegaría, Ian, no lo neguemos – Annik se quitó el polo del abrigo, y se levantó cruzando sus brazos y subiendo los hombros. – Regresemos ya, quiero darme una ducha, antes de recoger a Isabelle.
- Vale, de acuerdo – respondió Ian, y con el cigarro en los labios se levantó de un salto. Annik ya había empezado a caminar por delante de él, quien caminaba más rezagado, porque no quería que Annik se fuera de su vida, Annik no.
Nota: el siguiente capítulo va a ser verdaderamente precioso, ya lo veréis. Un abrazo y buenas noches.
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