Y aun así entre los aparejos de distancia
galerías de los abrazos quebrados
siento tus fases invernales
aún en mi cuerpo,
y todo tiene sentido
porque sigues conmigo.
A veces el presente quema y arde como los pensamientos autogenerados de un futuro incierto, que entre blancos y negros, que entre los cuerpos abocados a los disturbios de las olas del mar, como el reloj se queda sin escarchas, y nosotros no sabemos qué ocurrirá, que nos deparará esos rastros de humo derrapado en un revólver partido.
Annik se encerró en la habitación dónde tenía todas sus cosas, sus carpetas amontonadas dentro de sus maletas, su grabadora encima de la camisa de Ian, y se agachó sentándose con su espalda contra la puerta sin saber que Ian estaba de espaldas a ella, con su frente pegada al marrón oscuro de la puerta.
Annik podía sentir la respiración de Ian metiéndose pausadamente en su corazón, como si la puerta de madera sólo fuese un enchufe, o un hilo de aleación de cobre, por el que todas las corrientes y los pensamientos de Ian desembocaban en la espalda de la muchacha.
-Ian, ¿qué vamos a hacer? – la chica preguntó dándose por vencida en esa distancia invisible que se mantenía entre ellos. Y poniéndose frente a la puerta mientras que Ian hacía fuerza para abrir la puerta.
- Annik, sé que es una situación injusta, que estos encuentros pueden no hacerte sentir la única, porque sientes que estás entre la espada y la pared, que Debbie no se merece esto, pero, Annik, ¿acaso nosotros nos merecemos no poder vernos más que a escondidas? ¿Qué siempre haya algo que quiera distanciarnos? – Annik se cruzó de hombros en la intemperie de sus pensamientos, y la soledad de la pequeña habitación, y el silencio extremo de todas las habitaciones, y se sentó a un lado de la cama, ocupando Ian el otro lado pero a cierta distancia.
-Ian, no estoy diciendo que sea injusto, en realidad, no te estoy reprochando nada, sólo he exagerado, me he vuelto paranoica de repente, tú sabes de sobra que mi vida no está aquí, está en Bélgica, y que a pesar de sentir que estoy de paso en tu vida, al mismo tiempo, no puedo evitar sentir que no puedo separarme de ti, que no sería una elección aunque lo intentara, porque no está dentro de la casilla de mis expectativas, siempre se me ha dado bien meterme como intrusa en la vida de la gente, pero sé que aquí, en este hueco de tu corazón y de tu mente encajo – los ojos de Annik brillaban al mismo tiempo que las pupilas de Ian se contraían en una especie de eclipses de negros rotos, que dejaban todo el paso a los azules quebrados. Los ojos de Ian en efecto eran ese azul Bolonia de probablemente un noviembre sin fecha en la etiqueta. – Cuando vuelves con Debbie, me siento en distancias que me empequeñecen, que me queman con sartenes llenas de incendios, y aun así, en esos momentos, estoy contigo, sigues conmigo, porque no existe túnel de separación, no existe nada que nos pase por encima, podemos seguir viéndonos en los suburbios, en la cloacas, en el arrebato subterráneo del metro a partir de las doce de la noche, porque nosotros somos cuando nadie ve, cuando hay una oportunidad para que algo cambie. Pero mi verdad es esta, soy irremediablemente persona y absolutamente nadie para echarte de menos, pero, aun así lo hago, aun así te espero en mis desvelos cuando ya estoy parada en la quinta autopista del desengaño, porque eres ese verso que me debería haber quitado antes de que se hiciera tatuaje hondo en mi piel, pero supongo que ya es tarde, porque no tengo intención de separarme de ti - Ian sonrió mientras le hacía una seña con la mano para que se acercara más a él, y apoyara aunque fuera su cabeza en su hombro desvelado por el sueño de Berlín.
-Ya es tarde, Annik, porque tampoco las intenciones de alejarme de ti van de mi mano, pueden pertenecer a otro Ian, con el mismo nombre, y el mismo apellido, pero tu mano y la mía encajan, eso debería ser suficiente.
Y eso pretendían ser, aunque la lluvia se convirtiese en todoterreno en sus zapatos, aunque todo fuese un punto inexacto a los ojos de los demás, porque poder querer a una persona al mismo tiempo que alimentas su poesía es algo que tiene tanto fuego, tanta magia, un fuego tan similar al de una fogata en los últimos rayos de sol de alguna calle de Turín, tan discreta como Annik, o al poder cinético de una fotografía.
Nota: Hola, buenas noches, antes de irme a dormir os subo capítulo de To Annik, the flower field in my heart. Espero que os guste mucho, a mí me ha parecido un capítulo entrañable, espero poder actualizar pronto, porque esta historia me gusta mucho, y quiero ser constante con ella. Os quiero,
Annik.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro