Capítulo nueve.
Aunque le costara el orgullo Joaquín debía admitir que un día sin Vany molestando no se sentía completo. Se había acostumbrado tan rápido a ella que hasta él mismo se sorprendía y por más extraño que pareciera contaba los minutos para llegar a casa y esta vez no era simplemente por Ali.
Por esta misma razón al momento en que se terminó su jornada salió a toda prisa del lugar sin despedirse de nadie. No se dio cuenta de en qué momento comenzó a caminar más rápido pero lo agradeció infinitamente al tiempo porque justo había comenzó a llover de forma exagerada y ya llevaba buen tramo de su camino. De suerte contaba con un paraguas el cual no duro en abrir y de esta forma seguir su camino.
Estaba pasando por una cafetería cuando accidentalmente choco con alguien, Joaquín levantó la vista enfurecido encontrándose con un chico de cabellos rubios que lo miro con pena. Joaquín crujió los dientes, ya lo odiaba.
-Fíjate por donde caminas.-El rubio pestañeó confundido ante el tono hostil del muchacho antes de sacudir la lluvia de su melena y lanzarle una sonrisa.
-¿Disculpa? Yo estoy siguiendo la dirección de la banqueta.
-¿Desde cuándo las banquetas tienen dirección?- A pesar del tono sarcástico de Joaquín el muchacho rió con ganas.
-Ya, mi error, lo siento.
-No es momento para sentirlo, quítate de mi camino.
-Si.- El desconocido se rasco la nuca nervioso mirando sobre su hombro. –Sobre eso, sé que no estoy en condiciones de pedirte algo pero llevo horas buscando un lugar y estoy muy perdido, ¿Sabes dónde está la nueva empresa de celulares, TMR? Tengo que pasar por una amiga que trabaja ahí.
Inmediatamente Joaquín relacionó historias en su cabeza y enarcando una ceja se preguntó si la chica en cuestión era Lila, después de todo ella y Wen eran las únicas chicas de empresa y según tenía entendido Wen tenía auto propio.
Ahora, sí esa chica era Lila él estaría ahí porque Vany no pudo pasar por ella como hace todos los días (O eso suponía debido a que Lila salía una hora antes que él). Todo encajaba, Vany estaba ocupada en una actividad misteriosa lo que lo hacía deducir que el chico era...
-¡Ethan!- Una tercera voz provoco que ambos giraran su cabeza, a lo lejos Lila venia corriendo a toda velocidad para evitar que la lluvia la mojara más de lo que ya lo había hecho. No paso mucho tiempo antes de que estuviera a su lado lanzando un golpe en el costado del pecho del rubio con los ojos entornados. Joaquín miro la escena sigiloso preguntándose cuál sería el mejor momento para huir.
-¿Por qué me pegas? Eso es intento de asesinato Li, por poco me rompes las costillas.
-Eres un exagerado, llevo esperándote una hora entera, ¿Tienes una idea? Estoy más mojada que los gatos de tu abuelo cuando Vany riega las plantas.
-Lo siento, lo siento. –Lila alzo una mano pero luego de un suspiro la dejo caer a su costado, solo entonces vio a Joaquín de pie ante la escena con el paraguas en una mano y su maletín en la otra.
-¿Joaquín?
-No, el perro.
-¿Él es Joaquín?- Pregunto el rubio ignorando el comentario del muchacho. Lila asintió.
-Trabaja conmigo, ¿No es genial?
-Claro, así Vany lo acosa mejor aprovechándose de tu ayuda.- Lila frunció el ceño hacia Ethan. –Sabes que es verdad, esa chica tiene una idea en mente y no se mide.
-¿Cuál es la idea que tiene Vany referente a mi persona? ¿Saben por qué llama tanto?
-Pues...- El rubio se rasco la nuca pensativo. Joaquín comenzó a sospechar que el muchacho tenía piojos, estaba por recomendarle un buen champú que probablemente lo dejaría calvo cuando continuo. –No, no me ha dicho nada, pero no te preocupes, no siempre es malo. Hace unos años cuando aún no la conocía la encontré espiando debajo de mi mesa en la cafetería con Lila, luego me entere de que cada almuerzo hacía lo mismo desde hacía meses pero bueno, decidí conocerlas y ahora las adoro, Vany es como un sol, es genial. No puedes estar mucho tiempo triste a su lado.
Lila bajo la mirada sonrojada por la historia del muchacho. Joaquín rio amargamente. –No me cae, es como un mosquito.
-Sí que es amargado.- Comento Ethan en el oído de la chica. El muchacho que los miraba ceñudo lo escuchó y aunque pareciera imposible su cara se arrugo más, a este punto ya parecía que tenía uniceja.
-Ah pero que novedad, seguro ya les ha contando todo a sus amiguitos, era de esperase.
-Vany no le ha dicho nada a Ethan, solo lo sé yo, yo misma se lo dije y por la única razón fue que ella dejo su celular en mi casa el domingo y él vio los mensajes.- Ethan asintió a las palabras de Lila.
Joaquín soltó un suspiro y sin mirar atrás o despedirse salió de ahí dejando a los chicos detrás con las palabras en la boca. No podía creer que había perdido tiempo valioso ahí.
Después de un rato finalmente estaba entrando en su acogedor departamento donde un olor a sopa de verduras inundaba el ambiente. Joaquín se inclinó en el piso dejando su maletín y paraguas a un lado y como si eso fuera un llamado unos ligeros pasos se escucharon corriendo desde la sala en dirección a la entrada. A los segundos las pequeñas manos de Ali le rodearon la cintura mientras su rostro se acomodó en medio de su cuello. Joaquín sonrió. Esto era lo único que lo hacía verdaderamente feliz.
-¡Te extrañe mucho hermanito! ¿Trajiste más pastel como el de ayer?
El muchacho rió ante el entusiasmo de la pequeña. –Hoy no Ali, lo siento. Pero sabes, aquí huele muy bien ¿Eso no es sopa de verduras?
-Puede ser, pero sabes. –La niña señalo el maletín. –Eso se ve muy bien, ¿Qué no es trabajo cansado para toda la semana?
-Buen punto.
-Desobedezcamos a Gina un poco, vamos a la pizzería. Anda Joaqui, no me defraudes.- Ali hizo un puchero. Si bien la niña tenía nueve años era una experta manipuladora.
-Lo siento pequeña, sopa hoy.
-Y mañana y pasado y toda la semana. Tengo pesadillas con la sopa, el otro día me aplasto una zanahoria en una y aun así sigues torturándome.
-Es por tu bien.
-Sé que me quieres pero en verdad eres pesado.
Joaquín estaba a punto de responder cuando una mujer de edad avanzada llego al lugar con un cucharon en mano. Sus cabellos blancos estaban recogidos en un prolijo moño sobre su cabeza además de que un delantal colgaba en su cuello. Al ver a Joaquín le brindo una sonrisa cálida. –Cielos Joaqui, no escuche que llegaras. ¿Cómo estuvo tu día?
-No trajo más pastel- Anuncio la pequeña con los brazos cruzados. Gina rió.
-¿Pastel?
-Creo que habla del que me dieron ayer.
-¿Quién te lo dio?- Ali lo miro recostándose boca abajo en el piso y recargando el rostro entre sus manos.
El muchacho dudo de su respuesta pero finalmente dijo la verdad. –Una chica molesta que llama todos los días por tonterías. –O de menos lo que quería creer que era su verdad.
Los ojos de la niña se iluminaron. –Gina, comienza a preparar un asiento más en la mesa. Estoy segura de que alguien comerá verduras con nosotros pronto.
El rostro de Joaquín se coloreo de rojo mientras que la mujer reía.
-Ni te hagas esperanzas Alison. Ella es insoportable, definitivamente no la quiero ni ver.
-Joaquín, no la conocemos pero creo que no deberías juzgar de esa forma a la chica. Hay veces que por hacerte ideas apresuradas de las personas no logras ver cuán maravillosas son, un ejemplo eres tú. Deberías de ver más allá de lo que consideras correcto o incorrecto en una persona, finalmente esas cosas son las que terminan limitando tu vida.
-¿A caso me estas incitando a convertirme en un pandillero y robar carteras en el metro mientras canto reguetón y fumó mariguana?
-¿Cómo te fumas una iguana?- Ambos adultos miraron a la pequeña con los ojos entrecerrados. –Platica de adultos.- Proclamó la misma leyéndoles en pensamiento al momento en que bajaba la cabeza ceñuda.
-Tú no entiendes Joaquín.-Prosiguió la mujer. –No conoces a las personas aunque hubiera una que hiciera todo eso no tendrías derecho a juzgarla, y ni siquiera sabes si lo que consideras malo realmente es malo. Cada quien tiene su propio concepto de bien y mal.
-Pues en ese caso me quedo con mi concepto. Ahora si me disculpan iré a dejar mis cosas, saldré a cenar en un rato.
El muchacho se levantó del suelo y con sus cosas en mano se dispuso a marcharse no sin antes mirar a Gina para preguntar lo mismo que todos los días pero antes de que una palabra saliera de su boca la mujer lo interrumpió. –Ya se ha tomado las medicinas. Me tengo que ir en unos minutos, dejare los platos servidos.
El muchacho agradeció y sin más entro en su habitación. Casi sin poder evitarlo escucho un claro parloteo de su hermanita hacia su nana sobre la supuesta nueva novia que le había encasquetado a la fuerza.
Y como una invocación el teléfono sonó.
Llamada entrante de número desconocido.
<<Vany>> Pensó.
N/A: Ayer no actualice porque perdí mi computadora por la noche y para colmo tenía las ideas muy mezcladas. Capitulo largo por que al parecer mi cerebro no entiende lo que es historia corta. Los aprecio mucho, mucho <3
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