Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

72. Just Dance

CON EL PASO DE LOS DÍAS, KIMANI NOTÓ QUE LAS MIRADITAS RECAÍAN SOBRE ELLA Y DONATELLO, cosa que la incomodaba bastante. Aún no se sentía preparada como para decirle al genio lo que sentía por él, y temía que si se enteraba por un tercero, recibiese una respuesta negativa a una pregunta que ni siquiera había formulado.

Es por eso que dejó de bajar a la guarida con alguna excusa barata. No porque no quisiera, evidentemente estaba deseando bajar a ver al chico por el que estaba colada y pasar el rato con él y el resto de sus amigos, pero le daba demasiada vergüenza mantenerse firme y pretender que no ocurría nada.

Al menos una de sus excusas estrella se convirtió en realidad. Pidió más días y alargó su turno en el Starbucks del centro comercial ya que era verano y no tenía que estudiar ni nada, por lo que le dejó de temblar la voz al decirlo. Claro que, el que estuviese ocupada no evitó que Mikey intentase llamarla de vez en cuando.

Kimani estaba terminando de apuntar el nombre de una pareja en los vasos tras tomarles el pedido cuando su teléfono comenzó a vibrar. Menos mal que ella no era quien se encargaba de servir las bebidas en sí, el respingo que dio le hubiera costado un baño de fresa y nata.

Resopló con rabia cuando cogió el móvil y vio de quien se trataba. Ocultó la pantalla en su pecho en lo que le hacía una señal a uno de sus compañeros para excusarse y abandonar su puesto.

―Mikey, estoy trabajando ―se quejó llevándose el móvil a la oreja, deteniéndose tras el puesto, oculta de los posibles clientes para que no le diesen la tabarra por no estar atendiéndolos―. No puedes llamarme cuando te apetezca.

Hace tiempo que no bajas, ¿por qué? Kim, me aburro ―gimoteó su amigo al otro lado de la línea. Kimani rodó la vista sintiéndose incómoda, como si estuviera teniendo que soportar la rabieta de un bebé delante de un montón de personas―. ¿Por qué no bajas esta tarde?

―No puedo.

Venga... Raph y Leo van a ver a las chicas, April tiene que ayudar a su padre con algo y Donnie está encerrado en el laboratorio... Hasta Gatito Helado y Chompy prefieren echarse una siesta antes que jugar conmigo. De Casey no sé nada ―añadió.

―Pues llámale a él, a ver qué te dice. Podéis echar una carrera por las alcantarillas como el roller derby que me contaste, ese que os obligó a correr el Cara de Trucha.

Cara Pez ―corrigió momentáneamente―. Prefiero bailar contigo. ¿Y si bajas tus juegos del Just Dance? Casey nos regaló su PS3 ―pidió. Kimani se mantuvo en silencio ladeando la cabeza, castigándole por su insistencia―. ¿Todo esto es porque sigues enamorada de Donnie? ―preguntó de repente. Kim suspiró y agachó la vista, pensando en la respuesta. Le avergonzaba admitir que la misma razón por la que quería bajar a ver a los chicos fuese la misma que puso distancia entre ellos.

―¿Qué? ―escuchó una voz más lejana a la de Mikey y, por un instante rezó por que fuera alguien de su alrededor y no del de Mikey. Contuvo el aliento porque sabía perfectamente lo que había pasado y no estaba preparada para ello.

―¡Oh! ¡E-ey! ―se sobre saltó la tortuga de naranja.

―Mikey... Dime que no está ahí, contigo ―dijo habiéndose puesto totalmente recta, cerrando los ojos y apretando los labios porque se temía la respuesta. Las comisuras de sus labios temblaban porque no sabía si reír o llorar.

Eh... ―la tortuga se rió de una forma nerviosa.

Mikey, ¿es en serio? ―escuchó Kim la voz de Donnie, pero no sabría decir si estaba enfadado o simplemente sorprendido. Antes de darle a nadie la oportunidad de decir nada más por teléfono, colgó y apagó su móvil.

Decir que estaba de los nervios era quedarse corto. ¿Quién a día de hoy es capaz de apagar el teléfono y sobrevivir? Kim desde luego que no, era una adicta a las redes sociales. Pasar cinco minutos sin el teléfono cuando no está estableciendo una conversación medianamente interesante o haciendo algo que requiera su atención, era una tortura.

*

Kimani entró en su habitación habiendo ignorado por completo los saludos de sus padres, cerrando la puerta tras ella y resoplando como si en todo el camino de vuelta no hubiera respirado. No sabía qué hacer ni cómo actuar cuando se vio por fin a solas con sus pensamientos, sólo se dio cuenta de cómo su respiración se había acelerado presa del pánico.

Se llevó las manos a la cara sin ni siquiera ser consciente, pero tampoco estaba cómoda ocultándose la vista mientras daba vueltas sin sentido por la habitación.

No dejaba de pensar en la voz de Donatello al otro lado de la línea. Estaba enfadado o simplemente sorprendido y, en caso de estar enfadado... ¿lo estaba con Mikey, o con ella? No estaba segura de querer saberlo, sólo quería que la tierra se abriese bajo sus pies y la tragase.

Quizás debía haber ido a Stanford, no estaría pasando por esta mierda, se lamentó recogiéndose el pelo en una improvisada coleta, sintiendo cómo se estiraba la piel de su frente y sienes. Resopló vaciando por completo sus pulmones a la vez que soltaba su pelo y cerraba los ojos, inclinándose un poco hacia adelante.

Estaba casi segura de que acababa de vencer un ataque de ansiedad.

Aunque casi le da un infarto al escuchar el inconfundible sonido de alguien aterrizando en la escalera de incendios.

No quiso hacerlo porque sabía de quien se trataba, pero no pudo evitar darse la vuelta sobrecogida. Al girarse, sus rizos produjeron un efecto cortina para ver cómo Donatello abría la ventana de su habitación. No sabía qué expresión describía su cara, pero era consciente de que no estaba disimulando lo que le pasaba por la cabeza.

Se le quedó mirando anonadada mientras él entraba de la manera más silenciosa que pudo para, bueno... estar tan alterado por la repentina noticia. Casi tira una lámpara nada más llegar suelo, dio un par de vueltas sobre sí mismo, como si estuviese bailando con ella para evitar que ni él ni el mueble cayese. En cuanto se reincorporó, se aguantaron la mirada.

Donatello no sabía si romper o no el silencio. Estaba totalmente seguro de que lo que le había oído decir a Michelangelo era verdad porque se encargó de interrogarle tan pronto como Kimani colgó, tenía tiempo de enterarse de todo para cuando ella volviese a casa. Una suerte que la conociese lo suficiente como para saber que no sería capaz de acabar el turno.

Ambos tragaron saliva, nerviosos, pero fue ella quien se lamió los labios indecisa, no queriendo decir nada y apartando la mirada. Fue en ese momento en el que Donnie pensó que lo mejor era tratar de hablar, la situación se estaba volviendo demasiado incómoda. Mirándose de esa manera y, habiendo ella roto el contacto visual, se sentía como un acosador.

―¿Es... cierto? ―preguntó después de tragar saliva una vez más, encogiéndose de hombros para intentar relajar la situación, que todo pareciese más... normal.

Ella se abrazó a sí misma y giró la cabeza hasta mirar a sus propios pies. Se mordió el interior de la mejilla derecha y alzó la vista. Dicho gesto no necesitó palabra alguna, sin embargo, Donnie quería una respuesta verbal, no corporal.

―Kim ―dijo acercándose―. Mikey me lo ha contado, sí, pero quiero oírlo de ti.

―Vale, sí ―respondió ella a la defensiva, dejando sus brazos caer bruscamente a sus lados y dando un pisotón a la vez.

Donatello se la quedó mirando cogido por sorpresa al verla reaccionar de esa forma, pero guardó silencio esperando que ella se calmase, dándole tiempo para que se explique. No le gustaría que ella se meta en una estúpida sucesión de frases sin sentido con las que quedar en ridículo. Recordaba las veces que le había pasado cuando intentaba hablar con April y, no le gustaría ver a Kimani en esa situación. Le haría sentir incómodo.

Amm... Al principio no le di importancia porque sabía que sois amigos pero... ver que pasabas tanto tiempo con ella... empezaba a molestarme. Y...

Donatello no le dio tiempo a continuar con su pequeña explicación, le parecía redundante ―aunque se lo hubiese preguntado él― después de que Michelangelo se lo contase todo en ese rápido interrogatorio por el que le obligó a pasar.

No fue plenamente consciente de cómo la había interrumpido hasta que volvió a abrir los ojos. La estaba besando, y rodeando su cadera para acercarla a su cuerpo. Casi le sorprendió más que ella hubiese cerrado los ojos tan rápido como le acercó a él, fundiéndose en el beso.

Kimani no se esperaba lo más mínimo que Donatello fuese a dar ese paso tan rápido, después de haber escuchado las tonterías que pudo hacer o decir mientras estuvo colado por April y, sin embargo que hubiera tardado tanto en decírselo... no iba a quejarse, en absoluto, de hecho se sentía agradecida. No dejaba de sonreír en el beso mientras pensaba que sólo había tenido la determinación de besarla a ella.

Lo sentía como una victoria.

Rodeó su cuello con las manos para dejarse llevar, alargar ese momento para siempre. Aunque se sorprendió de que Donnie se separase de ella tan pronto como rozó sus labios con la punta de la lengua.

―Perdona, lo siento, ¿muy rápido? ―se disculpó la verle dar media vuelta y tocarse los labios como si le hubiese mordido. No entendía por qué había reaccionado de esa manera. Una cosa es que sea inexperto, ¿pero esto?

―N-no, no ―se excusó volviéndose hacia ella con una sonrisa vergonzosa y un gran sonrojo―. Yo lo siento, es que... no me lo esperaba ―admitió.

―Ya... ―suspiró ella con una tímida sonrisa, acercándose a él con cautela y mirando al suelo―. Y... ¿qué significa... esto? ―preguntó señalándolos a ambos con la misma mano. Donatello dio un paso al frente y volvió a dirigir las manos a la cadera de la humana para acercarla a él.

―Sinceramente, no sabía que me gustabas tanto... No podía sacarte de mi cabeza desde que Mikey me lo contó todo ―sonrió. Suspiró nervioso, mirando al suelo antes de continuar―: Ni siquiera había pensado en qué decirte cuando viniera a verte y, no sé cómo decirlo.

―¿Quieres pedirme salir? ―preguntó ella retomando su habitual tono de burla coqueta, arqueando las cejas y ladeando la cabeza con superioridad. Donnie se lamió los labios mientras la miraba a los ojos, cambiando de uno a otro por los nervios. Tragó saliva y asintió―. Entonces sólo dilo.

Donatello aclaró su garganta con determinación antes de hacer tan ansiada pregunta. Bien por él, bien por ella.

―Kimani Porter ―dijo tomando sus manos, captando la atención de la chica al haber adoptado un tono de voz en el que denotaba mucha más seguridad en sí mismo―. ¿Querrías salir conmigo?

Hum... Interesante ―dijo desviando la mirada a un punto inconcreto del techo, con el ceño fruncido y poniendo labios de patito―. Tendré que pensármelo...

Aw, no me hagas esto ―gimoteó él con una sonrisa. Kimani soltó una risilla al ver cómo Donatello se inclinaba sobre ella y liberaba una de sus manos para acariciar su mejilla antes de besarla de nuevo.

Instantes antes de que sus labios entrasen en contacto, Kim alejó un poco la cabeza y puso un dedo entre ellos.

―¿Vas a volver a saltar? ―preguntó ladeando la cabeza con una sonrisilla burlona. Donnie se la quedó mirando y ladeó la cabeza también, conteniendo una sonrisa vergonzosa pero, reprendiéndola por la insinuación―. Está bien... ―dijo antes de rodear el cuello del mutante con su mano libre y fundirse en un apasionado beso en el que ella era, por motivos evidentes, la que le guiaba a él.

Al cabo de un rato, unos toques en la puerta les sobresaltó. Abrieron los ojos de par en par y se separaron del otro.

Kim. Kim, ¿estás ahí? ―era su madre. Tortuga y humana se mantuvieron en silencio, mirándose de reojo con una sonrisa divertida.

―Sí, estoy aquí ―respondió al cabo de un rato, esperando que no abriese la puerta.

―¿Estás bien? Has llegado antes de tiempo ―dijo.

Emm... Sí, acabo de... acostarme ―contestó encogiéndose―. ¿Puedes dejarme? ¿Porfa?

―¿Sin cenar nada? ―se cuestionó para sí misma en alto.

―Cogí un bollo en el trabajo ―se quejó rodando la vista, y la cabeza. Donatello contuvo una risa llevándose una mano a la boca.

La escena quedó en un aviso. Donatello solía olvidar que la ventaja de sus hermanos cuando iban a ver a su novia a casa, era que no tenían familia de la que ocultarse. Sería un bochorno que, la misma noche en la que consigue iniciar una relación, le pillen los padres de su chica.

Antes de que la madre de Kimani decidiese que no se acababa de creer la excusa que su hija le había puesto, Donnie le hizo una señal para indicarle que se iba pero que le mandaría un mensaje más tarde. Kimani asintió apretando los labios con una tímida sonrisa y, mientras Donatello se alejaba, ella le lanzó un beso con la mano derecha.

*

Cerca de una hora después, Kimani estaba sentada en su cama con las gafas puestas y perfectamente arropada mientras revisaba sus cuentas favoritas de Instagram. Su contenido era mayoritariamente de ropa, peinado y manicura, pero también encontraba algunas de hip hop, coreografías que seguramente se guardase para practicar con Michelangelo otro día. Si es que seguía vivo...

No tardó mucho en aparecer una notificación en su pantalla, y cómo no, se trataba de un mensaje de su tortuga favorita. Sonrió con emoción antes de abrirlo.

DONNIE: ¿Al final cenaste?

KIM: No... ¿Mataste a Mikey?

DONNIE: Casi.

KIM: 😂. Lamento haberme alejado. Creo que los demás empezaron a darse cuenta y me daba vergüenza pretender que no ocurría nada.

DONNIE: Sí, Mikey me dijo que Naiara se lo había imaginado, y que se lo contó con Leo presente. Lo que no sé es si lo saben también Raph y Arlet🤔.

KIM: A Arlet seguro que se lo contó Naiara. Raph no sé🤷🏿‍♀️.

DONNIE: ¿Bajarás mañana?

KIM: ¿Has avanzado algo con Tim?

DONNIE: No, por eso te preguntaba. ¿Quieres ayudarme?

KIM: Vale.

DONNIE: Genial.

KIM: Por cierto... No te di una respuesta: Sí.

DONNIE: Que duermas bien, preciosa.

KIM: Buenas noches😚.

Kim continuó echando un vistazo al perfil de Instagram en el que se había quedado fisgoneando, pero otra notificación apareció en su pantalla impidiéndole ver bien la imagen:

MIKEY: Entonces mañana... ¿Just Dance?

Kimani rodó la vista con diversión, pero no contestó. Posó el teléfono en su mesita de noche rápidamente seguido de sus gafas. Le dio la espalda para acomodarse en la cama, tapándose bien con la sábana y, esperando tener dulces sueños con alguien especial.

▽ △ ▽

Mis más sinceras disculpas por el cacao mental que tenía. Casi os cuelo cositas del capítulo siguiente jaja. Y también siento no haber publicado esto la semana pasada (aunque siendo justos sí que publiqué algo nuevo, jeje)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro