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---Capitulo 2---

Occidente...

El tiempo transcurrió con normalidad, pero eso no significa que los cambios fueran inexistentes, al contrario, la relación entre ambos jóvenes cambio hacia el aspecto romántico aplicando el shudō como se debía, aunque en teoría lo seguían al mantenerse en relación, todavía no habían llegado al acto sexual, que si bien al mayor lo tenía sin cuidado sabía perfectamente que cuando Miguel Ángel tuviera la edad suficiente todo acabaría...

En esos momentos cada uno comía un simple tazón de arroz, para el completo gusto de Hamada tenia la dicha de ver al chico comer sin esa estorbosa máscara, pues si bien aún seguía con ella por ratos se la quitaba cada vez que se lo pedía, y a decir verdad le daba gracia verlo en ese momento, pues el chico prácticamente estaba devorándose su tazón.

—Tranquilo Miguel Ángel, el tazón no se va a ir—le menciono con gracia para que comiera con tranquilidad.

-—Lo siento, la verdad está delicioso para ser solo arroz—dijo mientras comía más despacio—y sabes no es necesario que me digas siempre Miguel Ángel, solo dime Mikey que es más simple.

—¿Mikey?—pregunto.

—Asi me llamaba mi madre...bueno mi verdadera madre—dijo con una sonrisa melancólica.

El más grande vio la oportunidad para aclarar algunas de las dudas que tenía sobre su compañero.

Haciendo una ligera pausa dijo—...sabes Mikey, nunca me has hablado de cómo es que terminaste con el señor Anazawa o tú origen occidental—le miro fijamente esperando su respuesta.

El rubio paso su bocado de arroz y contesto—...Tienes razón, la verdad nisiquiera se por donde empezar...—dijo mientras apoyaba una de sus manos en su mentón, con una pose pensativa—...pues yo nací en Sicilia, era hijo de padres burgueses osea de comerciantes, no tenía hermanos al menos que yo recuerde, mi madre me llamo Miguel Ángel por un gran artista de por allá que ella admiraba mucho, aunque cuando estaba de buen humor me decía solo Mikey.

El samurai lo escuchaba atentamente—¿Y como conociste a Anazawa?—pregunto curioso.

—Fue cuando tenía unos 6 años que nos encontramos con el señor Anazawa, el llegó de Japón muy demacrado, había sido herido en su viaje, como la mayoría de europeos se les tenía denegado el paso hacia Japón tenia la necesidad de viajar hasta allá para conseguir materiales que no se encuentran aqui, así que mis padres decidieron darle asilo para que se recuperará, aún con las claras diferencias que teníamos culturalmente el y mis padres se llevaron bastante bien...—hizo una pausa—...pero cuando mis padres tuvieron que marchar a realizar sus negocios...fueron asesinados en el viaje...

Su contrario se sintió mal al ver la expresión de tristeza en su rostro, dejando su plato de lado se acercó a su lado a lo que esté decidió continuar con su relato—Anazawa se dio cuenta que no tenía más familia con la que contar, además el era padre de puras mujeres y ni un solo barón, así que vio la oportunidad en mi de convertirme en un guerrero para defenderme a mi y a sus tierras, por eso decidió adoptarme, pero el problema era el paso hacia acá...

—¿Por eso la máscara?—le recalcó.

Este asintió y continúo—La mejor opción que encontré fue ponerme uno de los mengu que Anazawa traia consigo, lo convertí en una máscara de tortuga o kappa como los japoneses les dicen—relato mientras sostenía la máscara entre sus manos.

—¿El ser un kappa tiene su razón?—dijo posando su mano de igual manera en la máscara.

—Me traen el recuerdo de las tortugas que alimentaba de más pequeño, vivían en un río cercano y las consideraba mis mascotas—contesto un poco más risueño—Después de que se me permitió el acceso fui recibido por la señora Anazawa y sus hijas, personas muy amables que me incluyeron como un miembro más de la familia, aunque yo prefería mantenerme oculto o simplemente no salir para no causar problemas, supongo que la transición de culturas fue algo difícil...—volvió hacer una pausa—...principalmente la religión, tal como el bloqueo lo dicta nosotros los europeos manejamos la religión cristiana o católica, aunque Anazawa se ha portado bien conmigo hasta considerarme su hijo y yo me he adaptado lo más posible a ser un japonés, en el tema religioso hemos llegado a tener diferencias...—metió una de sus manos entre sus ropas sacando un viejo rosario de madera—...se que debo deshacerme de esto si quiero seguir las tradiciones japonesas...pero es el recuerdo de mi origen...el recuerdo de mis padres...

El mayor tomo dicho rosario entre sus manos y lo miro con atención por unos segundos.

Viejas cuentas de madera divididas por diez en diez con una cruz que colgaba como pendiente, podía parecer sencillo pero sin duda era hermoso al traer gran valor emocional para el europeo.

Después pocisionandose detrás de el con cuidado se dispuso a colgarlo en el cuello de Miguel Ángel—Yo no soy nadie para decirte en qué creer o en qué aferrarte, para mí lo importante es que tú te encuentres y te sientas bien, si esto trae buenos recuerdos de tus padres, me gustaría que siempre lo llevarás puesto—murmuro para apoyar su barbilla en la nuca del rubio.

—Gracias amore mio—dijo inconscientemente con sus ojos cerrados.

—¿Y eso que significa?—susurro abrazando su cintura.

—Mi amor en italiano—dijo para luego recibir un beso del samurai en su cabeza.
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Al día siguiente Hamada debía salir fuera, uno de sus compañeros de batalla había vuelto después de asistir a un conflicto en el sur y que mejor que una visita de uno de sus grandes camaradas de lucha.

Tomando su caballo y dándole una de sus katanas a Mikey para que se protegiera por cualquier cosa, partió al hogar de su amigo.

Llegó a la choza siendo recibido por una mujer de la servidumbre y pasando a la gran sala de entrenamiento pudo verlo practicar con otro joven que nunca había visto.

—Parece que todo resultó bien en combate Hideyoshi—menciono para que se percataran de su presencia.

—Nadie puede derrotar a este soldado—dijo egocéntrico mientras detenía el combate—que alegría verte de nuevo Hamada, hace mucho que no te veo en ninguna batalla...ya hasta extraño cuando ambos discutíamos aver quién aniquilaba más gente en el campo.

—Digamos que he estado ocupado con otro asunto mucho más importante—menciono con simpleza.

—¿Alguna chica? o me equivoco—intento adivinar.

—No, y la verdad nisiquiera he tocado el asunto todavía—respondió cruzando los brazos.

—Te quedarás soltero para toda la vida—se burló y se dirigió al chico con el que unos segundos combatía—Murasakino puedes retirarte y descansar, te espero mañana para continuar—dijo suave a lo que el mencionado inclino la cabeza a ambos y acato la orden y tras esto un silencio de algunos segundos se formó.

Finalmente el visitante decidió hablar—¿No recuerdo haber visto ese chico entre tú servidumbre?—menciono Hamada.

—No lo es como tal...el es...—tartamudeo—bueno...un kagema—murmuro con rubor en sus mejillas.

—¿Un kagema?...—se sorprendió—¿Y que hace un kagema fuera de su kagemajaya? Hidoyoshi sabes que en tu condición no puedes solicitar los servicios de un kagema y mucho menos tenerlo viviendo en tu casa...¿Que paso con el compromiso que tienes con Lisa?...

—Realmente no sé que haré con eso...pero el chico es muy bueno y tiene potencial en distintas cosas como para ser renegado a un kagema...la verdad...me gustaría darle una mejor vida que la que tiene—le contesto tratando de justificarse.

—¿No me digas que te estás enamorando de él?—le dijo incrédulo

—Te mentiría si dijera que no he llegado a sentir algo más por el...—volteo hacia la puerta y de nueva se quedó callado.

—Entonces ya somos dos enamorados—intento reconfortarlo—...verás hace varios meses mi maestro me pidió que fuera el nenja de su hijo...y hemos estado juntos desde hace poco.

—No sabía que Anazawa tuviera un hijo...creo que estás muy niño para el cargo de nenja...mi asunto es mucho más complicado...la idea del shudō es buena, el problema es que el es tan solo un año menor que nosotros, por lo tanto no es válido y además se niega a recibir cualquier tipo de entrenamiento samurai...no quiero seguir viéndolo vivir así pero mis opciones se ven reducidas...—hablo aflijido—Supongo que lo arreglaré por mi cuenta después...por ahora...—tomo dos espadas de práctica de su estante—...me gustaría seguir probando mis habilidades ¿que te parece un combate amistoso Hamada?—le extendió una espada de madera.

Este la recibió—Sabia que dirías eso Shiro Hidoyoshi...

—Sabes que odio ese nombre—dijo con cierta molestia.

—No creo que sea buena idea perder el control por ahora—dijo tomando pocision—a menos que quieras perder Raphael...
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Ya en el atardecer el joven Anazawa se encontraba barriendo los restos de hojas de cerezo afuera de la casa, aunque realmente estaba esperando la llegada del samurai, pues no está por demás decir que para cualquiera es muy peligroso salir después del atardecer.

Asomándose al horizonte lo vio llegar con su caballo a paso lento hasta que llegó lo suficientemente cerca para ver qué traía un pequeño cesto detrás de su espalda.

—¿Cómo le fue con su amigo Hamada-san?—pregunto mientras esté bajaba del equino y lo llevaba a su corral.

—Bastante bien, tal parece que mi camarada nunca cambiará y eso es bueno—dijo con una sonrisa entrando a casa—Además te traje un regalo que creo que te gustará.

Con el simple hecho de mencionar la palabra regalo a Mikey se le iluminaron los ojos detrás de su máscara que aún llevaba puesta.

—¿Y que es?—dijo emocionado mientras lo seguía de cerca.

—Primero—dijo quitándole con cuidado la máscara—quiero ver tu rostro...segundo cierra los ojos y tercero extiende los brazos.

El rubio acato la orden cerrando sus ojos impaciente mientras estiraba sus brazos a lo que el de pelo oscuro tomo el cesto que traía en su espalda entregándoselo en sus brazos—Bien abre los ojos y mira.

De igual manera emocionado abrió sus ojos y tomando la tapa del cesto descubrió su tan ansiado regalo.

Sus ojos brillaron a no más poder y una sonrisa genuina apareció al ver la figura de un pequeño felino en el fondo del cesto—No puedo creerlo es un lindo gatito—hablo tomando al gato entre sus brazos empezando a acariciarlo—bishito bishito bishito

—Lo encontré solo en el camino a casa, tal vez no sea una tortuga como las que alimentabas de niño, pero sabía que te iba a gustar de todos modos—recalco mientras también acariciaba al felino.

—Lo adoro—dijo acercándose y plantandole un beso en los labios que el samurai no dudo en corresponder—Gracias Hamada-san.

—Cuenta la gente que los gatos son de buena suerte o fortuna, aunque creo que ya soy afortunado—murmuro coqueto dándole un beso en su pecosa mejilla—¿Te parece llamarlo con un nombre italiano?

Este asintió sonriente y con las mejillas sonrojadas—Por su color beige creo que podemos llamarlo Caramellalo acunó entre sus brazos—...el pequeño Caramella ahora tendrá una familia.

—Me parece perfecto—dio paso a la cocina—bien debemos preparar la cena.

Después de la cena y una última práctica el samurai estaba dispuesto a irse a sus aposentos, así que antes de dormir tomo posición para empezar con una pequeña sesión de meditación.

Pronto se percató que no se encontraba solo, a través del rabillo del ojo se percató de la presencia de Miguel Ángel detrás de la puerta corrediza—Mikey se que estás ahí.

El mencionado decidió entrar y encararlo—Lo siento, la verdad no puedo dormir y pensé que podría estar contigo...

El japonés solo asintió con la cabeza levantándose—Esta bien puedes quedarte, mientras tanto yo seguiré meditando—señalo el tatami indicando que podía recostarse.

El rubio sonrió y pronto se acomodo a la orilla izquierda tapándose con las cobijas de seda, mientras el otro retomaba su meditación.

Pasaron varios minutos pero el guerrero simplemente no podía concentrarse lo suficiente, así que dándose por vencido optó por mejor descansar.

Pronto se recostó al lado derecho del extenso tatami, percantandose que su acompañante ya se encontraba dormido a lo que el solamente se quedo viendo su rostro mientras dormía.

Observo con detenimiento cada parte del rostro que tanto adoraba...mechones rebeldes de color dorado que caían por su frente...los párpados cerrados que resguardaban sus ojos color cielo...sus peculiares pero tiernas mejillas con pecas...y como olvidar los labios que amaba tanto besar como desde el primer día que lo hizo.

Quito algunos cabellos rebeldes de su rostro y poso su mano en su mejilla dejando que sus dedos rozaran sus labios.

Lo amaba eso lo tenía más que claro y sabía que su wakashū tambien lo hacía...¿Pero el lo deseaba?...Se estaría mintiendo si dijera que cuántas veces no fantaseo con hacer suyo al tierno rubio y compartir juntos del acto carnal...pero simplemente no podía hacerlo, no quería apresurarlo o hacerlo sentir presionado, aunque tuviera el tiempo consumiendolo, esperaba que Anazawa diera el primer paso.

Se acercó más el casi rozandole—¿Me desearás tanto como yo a ti?—susurro mientras le daba un ligero beso en la frente.

Para su sorpresa sintió como el más chico se aferraba a el susurrando en su pecho—Igual o mucho más de lo que crees Hamada.

Aún sin salir de su asombro vio como el rubio se pocisionaba encima de el y empezaba a darle cortos besos—Hamada lo he deseado desde hace tiempo—murmuro entre besos pausados.

El mayor correspondiendo a cada uno de sus roces dijo—Estas seguro Mikey...no me gustaría presionarte y mucho menos hacerte daño.

—Estoy completamente seguro que quiero compartir esto contigo—volvió a besarlo—Confió en ti...

El mayor de ambos asintió y agarrando con cuidado sus mejillas dio camino a una serie de besos que poco a poco se volvían más intensos entre ambos, hasta que tomando el control de la situación invertiría las pociciones quedando está vez el arriba del cuerpo del europeo.

Paso sus labios por distintos lugares como si lo estuviera marcando, mientras que sus manos tocaban y se maravillaban con la piel de rubio, empezando a hacerlo suspirar entre los toques.

Pronto sus prendas fueron dejadas de lado, tiradas en el suelo de la habitación, quedando completamente uno a la vista de otro...sin ningún tipo de pudor el nenja pasó sus ojos zafiros por todo el cuerpo del wakashū, que aún con la oscuridad de la noche podía ver cómo varias partes de su cuerpo tenían pecas...un cuerpo sin cicatrices, muy contrario al suyo que tenía marcas por doquier.

El rostro de su ahora amante se teñía de color rojo fruto de su deseo y excitación que de igual manera se reflejaban en sus entrecerrados ojos celestes.

Pronto pondría su mano en su entrepierna para comenzar a estimular la zona y causarle sensaciones placenteras ocasionando que los gemidos y jadeos del más joven empezarán a invadir la habitación.

Cuando se percató que estaba apunto de llegar al orgasmo detuvo sus movimientos para comenzar a dar paso a la siguiente fase.

No necesitaban palabras, con el brillo de los ojos azules de ambos era más que suficiente...sabían perfectamente lo que seguía.

Ya asegurándose que la entrada del pecoso estuviera lo suficientemente estirada para recibirlo, con cuidado procedió a unirse a el.

Para Miguel Ángel fue doloroso, pues era obvio que su cuerpo no estaba acostumbrado a ese tipo de intromisión...tomando con fuerza las frazadas debajo de el decidió aguantar el dolor pues sabía que su nenja se aseguraría que estuviera bien para poder comenzar a moverse y no se equivocó.

Al sentir que poco a poco el dolor punzante que lo azotaba fue comenzando a desaparecer, movió sus caderas para dar señal al dominante de poder moverse, dando comienzo a la acción de esa noche.

Fueron movimientos suaves pues tanto uno como el otro querían disfrutar de la experiencia sin apuros,  con toques y embestidas gentiles pero cargadas deseo pero sobretodo de sentimiento, los dos jadeaban y gemían sin pena alguna.

Ese momento era solo para ellos, el wakashudo estaba en su máximo esplendor.

El sudor en sus pieles se presentaba tornandolas aperladas, sus cuerpos hacían una fricción deliciosa al compás de sus movimientos, rozaban deseosos sus labios, chocaban sus respiraciones, se dejaban escuchar, incluso el menor inconscientemente dejó escapar varias palabras y frases en su idioma de origen aumentando la excitación y deseo de su contrario.

Pronto el rubio sintió llegar su clímax y clavando sus uñas en la espalda del azabache dando un jadeo más fuerte dejo llegar su orgasmo, mientras que el samurai tras dar sus últimas embestidas también dejo correr su punto máximo en el interior de su amante.

No supieron cuánto tiempo paso, si fue mucho o tan solo un instante, pero para ellos fue maravilloso...ahora se pertenecían.

Se dejaron recostar en el tatami, exhaustos dejando que sus respiraciones se calmaran, el pecoso se resguardo en el pecho de su nenja mientras el acariciaba con ternura su cabello—Ti amo amore mío—susurro el rubio en su pecho.

Al escuchar estás palabras el samurai sonrió y pasó su mano por su rostro—Amo cuando hablas en tu lengua natal—dijo embelesado—Sabes Mikey algún día me gustaría viajar a occidente, a conocer tus tierras...

—Yo también...quiero que conozcas lo que hay en Europa...sobretodo hay una obra que me encantaría ver en persona...—tomo una pausa—se llama la Capilla Sixtina...dicen que es una serie de bellas pinturas que se encuentran en la techo de toda una iglesia...me gustaría que ambos la viéramos—hablo emocionado.

—Lo haremos algún día...no me importa como lo haré pero los dos iremos para allá—respondió juntando sus frentes.

—Lo prometes—murmuro.

—Lo juro con mi vida—tomo sus manos dándoles un cálido beso en señal de promesa—...supongo que si iremos a Europa necesito un nombre occidental...¿que nombre crees perfecto para mí?—cuestiono con la mirada fija.

El menor contesto—Mi nombre viene de un artista renacentista...existieron una infinidad de ellos...pero me gustaría que llevarás el del más brillante de todos...su nombre significa "la fuerza de león"...

—¿Así?¿y cuál es ese nombre Miguel Ángel?—pregunto en un susurro.

El menor respondió—...Leonardo...

Continuará
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NOTAS DE LA AUTORA:

-El nombre de Leonardo ya se le ha encontrado explicación y el final de está historia se acerca .·'¯'(>o<)'¯'·.

-Algo que se me había olvidado mencionar es que el samurai que se encargaba del wakashū se le llamaba nenja por si tenían duda en eso en confundirse con la palabra ninja, olvidó mío ┐( ∵ )┌

-Perdon por la tardanza pero como ya llegué a mencionar recientemente volví a entrar a clases, y aquí me tienen terminando de redactar a las 3:00 am eso sí este es el escrito más largo que he hecho hasta ahora y que espero el resultado sea por demás satisfactorio.
(・ัω・ั)

-Otro punto que me gustaría aclarar es la mención que se le hace a Raphael tiene relación con una posible contraparte de está historia la cuál por el momento se encuentra como archivo de historias futuras ("Amor y honor: El engaño del kagema")

-Ya por último si tuvieron una cuestión con alguna palabra o termino no duden en preguntar que con gusto contesto a las dudas ;3

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