Un deseo
Todos tienen un deseo en la vida, que ruegan para que se haga realidad en el menor tiempo posible. Pero nadie pide que su deseo, se vuelva su peor pesadilla. Una pesadilla de la que no se puede despertar, y puede ser esa pesadilla, la que le quite la vida.
Sangre, gritos, dolor y muerte; el escenario perfecto para que los demonios del infierno hagan de aquel su hogar. Las palabras no salían más allá de un simple pensamiento, ni rogar y suplicar por su vida podía, estaba a su suerte en aquella habitación, llorando en silencio solo para no ser la próxima victima del horror que había creado su deseo de ser feliz.
Intentaba a toda costa salir con vida de aquel lugar, sus amigos perdieron la suya culpa de su fetiche de querer recuperar la felicidad, no estaba dispuesta a cargar con ese peso el resto de su vida, pero quería sobrevivir, salir de allí e ir a pedir ayuda, pero ¿Era acaso eso posible? ¿Cómo lo haría? ¿Cómo escaparía de aquel laberinto de túneles? En ese momento no lo sabía, solo corría y sin rumbo alguno, aguantando las ganas de gritar para que no la encontrase.
-... N-No ... ¿Por dónde?
El camino se dividía y ella no sabía cual seguir. Algo había aprendido cuando logró defender de lo que había arruinado su vida e intentaba encontrarlo, pero era seguro que correría el mismo riesgo que volver a estar a merced de las garras de aquella mosntruocidad que había resurgido de la tierra. Por primera vez en su vida maldecía sus dones, aquel poder que hacía años poseía y que a causa de ellos su vida se había destruido por completo en solo cuestiones de segundos.
-C-Calmate Abril, calma ... No debo estar tan lejos, t-tengo que encontrar la guarida de los Mutanimales
-¿Crees poder escaparte de mi?
La sangre se le heló en el mismo instante que escuchó aquella ronca y tosca voz que la usó atormentando durante los días hasta llegar al punto de llevarla al borde de al locura. La luz apenas se colaba por una rejilla de desagüe en la superficie, se escuchaba a los auto-moviles pasar a toda velocidad. Era de día el sol brillaba pero en ese instante, en aquel mismo lugar la oscuridad era horrible, atroz y posiblemente hasta mortal.
-¡Alejate! ¡¿Qué diablos quieres de mi ?! ¡Mataste a mi familia! ¡A mi hija! ¡Ya no tengo nada! ¡Dejame en paz!
-Te equivocas querida ... Aún tienes algo que quiero ... Tu vida ... Tu poder ... Tu alma y espíritu ... Es lo más importante para mi.
El miedo la paralizaba, estaba rodeada, no tenía salida, ese sombría figura de humo negro la someía poco a poco al intentar asfixiarla con sus manos. Con cada movimiento que hacía más heridas mortales aparecían en su cuerpo, estaba bailando en el fino hilo entre la vida y la muerte. Sus ojos perdieron su característico color celeste al sentir como un fino hilo de un brillante color blanco se introducía por su boca y bajaba por su garganta.
-... Verás, Abril ... Hace tiempo querías que apareciera en tu vida para poder revivir a tu padre...Me di cuenta en ese momento de todo el poder que tú y tu asquerosa familia poseían, sobre todo esa pequeña mocosa, tu hija, Abigail...
-N-No...Menciones...¡S-Su nombre!
-¿Y por qué no?...¿Tienes miedo de que algo le suceda a tu pequeña hija? Te recuerdo que ella ya no existe, su cuerpo se consumió en las llamas junto con tu amado Donatello...Ellos ya no están más aquí ¡Ya no viven!
Odiaba poder escucharlo, estaba perdiendo poco a poco la batalla contra ese ser que buscaba adueñarse de su cuerpo, sus fuerzas no servían para ponerse a luchar para recuperar el control se su propio ser. Sus ojos lentamente comenzaban a iluminarse con una penetrante luz blanca, que poco a poco hacía desaparecer aquella sombra que se estaba adueñando por completo de su cuerpo. Su alma estaba corrompida y ahora también lo estaría ella, sus heridas cerraron en solo cuestiones de segundos. Por primera vez en años volvía a tener ese poder limitado que alguna vez obtuvo.
Por desear obtener todo lo que quisiera, el poder se le subió a la cabeza, no solo perdió su vida, sino también arrebató la de personas inocentes. Sus amigos, pareja e hija se consumieron en las llamas; no pudo hacer nada por salvarlos, solo se quedó allí, presa de lo que creí que era solo un capricho de obtener el poder.
No asumía la culpa, solo se la atribuía a esa maldita sombra que era el protagonista de sus peores pesadillas; y lo era, pero quien tenía la culpa de la muerte de esas alma inocentes, era ella, y nadie más que ella, presa de la locura y la tristeza.
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Hola
Que hubo como está el mundo!?
Espero que bien y que les haya gustado este nuevo cap, es corto lo se, no llega a las 800 palabras, pero es para lo que me alcanzó la imaginación ;-; ¿Qué dicen? sigo con esta clase de One-Shots medios tristes y gores? recuerden el de "Mi barquito de papel" ese si fue triste en mi opinión...¿Quieren otro así?
Bueno sin más que decir, me despido.
Atte.: Ludmila
Bey! :·3
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