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Capítulo 4

2 días después

Mientras que Rafiki se encuentra en la cueva de la Guardia mirando las pinturas, la Guardia del Léon salió rápidamente para detener al clan de hienas de Janja, quienes estaban persiguiendo a una manada de cebras que pastaban tranquilas, hasta que las hienas aparecieron.

-¡JAJAJAJA! ¡Miren cómo corren!- exclamó Chungu.

-¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡SÍ! ¡Es tan gracioso!- fue lo que añadió Cheezi, mientras se reía cómo la haría una hiena.

-¡Concéntrense cerebros de paja, Nne y Tano están vigilando desde adelante, vayan por las que estén en los lados, yo revisaré a las que estén detrás!- fue lo que dijo Janja- ¡Apúrense! ¡No tenemos mucho tiempo!

-¡En eso tienes razón Janja!- fue lo que dijo una voz muy cerca de dónde estaba lahiena.

-¿Qué? ¿Quién dijo e...?- era lo que iba a preguntar Janja, antes de ser tacleado y enviado a rodar en el suelo.

Y cuándo se levantó, se encontró frente a frente con la Guardia del León.

-Ahhh...Guardia del León- fue lo que dijo la hiena un poco fastidiada por la aparición de los mencionados.

-Chicos, encárguense del resto de las hienas, yo me quedaré aquí, y haré que Janja regrese a las Lejanías solito.

-Entendido- fue lo que respondieron el resto, para luego ir por las otras 5 hienas.

-Si quieres que regrese a las Lejanías ¡Tendrás que enviarme a ellas TÚ MISMO!- exclamó Janja para empezar a correr hacia el león.

-¡Pues eso es lo que haré!- exclamó Kion también dirigiéndose hacia él.

Y mientras estos 2 se enfrentaban entre ellos, el resto de la Guardia se encargaba de las otras 4 hienas del clan de Janja, lo que fue un poco difícil ya que tenían a las cebras en medio, pero con la ayuda de Ono fueron capaces de idear un buen plan para alejar a las hienas de las cebras, y así poder enfrentarse a ellas sin algún tipo de preocupación.

En el enfrentamiento principal, Janja dió un golpe con su pata derecha, pero Kion simplemente se agachó esquivándolo, aunque luego simplemente levantó una de sus patas delanteras para bloquear la de la hiena.

-Grrr...!No jueges conmigo Kion!- dijo Janja soltándose del agarre del león y saltando hacia él, sin embargo Kion en un parpadeo vió cómo todo empezaba a moverse en cámara lenta.

-Ahora- fue lo único que pensó el león, antes de también saltar hacia Janja, y propinarle un fuerte golpe en el pecho que lo envió a rodar por el suelo, y entonces, su visión regresó a ser la normal.

Tan solo unos segundos después, las otras 4 hienas rodaron por el suelo hasta chocar con su líder, y entonces, la Guardia volvió a juntarse.

-Muy bien Janja, si no quisiste hacerme caso a las buenas, entonces, probemos el otro modo- fue lo que dijo Kion, antes de que sus pupilas se encogieran, y usara el Rugido de los Ancestros en el grupo de hienas, enviándolas a volar, de regreso a las Lejanías.

-¡Quédense ahí y no vuelvan!- exclamó Bunga viéndolas alejarse hasta que se perdieron de vista- ¡WOOHJOOO! ¡Guardia del León 8 - Hienas 0!

-Buen trabajo chicos- fue lo que dijo Kion.

-Y mejor trabajo es el tuyo, te encargaste de Janja en un segundo- fue lo que dijo Fuli, quien había visto el muy corto enfrentamiento entre su compañero y líder contra el líder del clan de hienas.

-Bueno, hoy iba a ser día de descanso, pero parece que Janja no tiene planeado dejar de aparecer en las Praderas, Ono ¿Podrías dar una vuelta a las Praderas y asegurarte de que todo está bien?- preguntó Kion mirando al miembro de la vista más aguda de la Guardia.

-Afirmativo, trataré de volver rápido- fue lo que respondió Ono, antes de abrir sus alas y dar un pequeño salto impulsándose en el aire.

-Muy bien, en lo que Ono regresa, si quieren pueden volver a la cueva, yo me quedaré aquí esperando- fue lo que dijo Kion antes de sentarse en el suelo.

-Bueno, oye Beshte, ¿Te parece si vamos a divertirnos en la piscina de la cueva?- preguntó Bunga.

-Por supuesto, vamos Bunga- fue lo que respondió el hipopótamos, y entonces, junto al tejón melero empezaron a correr hacia su destino, dejando solo a Kion y a Fuli.

-¿Y tú Fuli? ¿No tienes algo que hacer?- preguntó Kion notando cómo la chita seguía en su mismo lugar.

-Nah, será algo aburrido estar ahí cuidando que a Bunga se le ocurra mojarme, así que...me quedaré aquí contigo- fue lo que dijo la chita cómo respuesta sentándose frente a frente con el león.

-Pues...te lo agradezco- dijo Kion con una sonrisa, gesto que fue correspondido por la felina.

Y entonces, ambos se quedaron ahí a esperar a Ono, aunque, para no aburrir a Fuli, Kion la retó a una pequeña carrera hacia una roca que quedaba cerca de dónde estaban ellos 2.

Ya habiendo aceptado el reto, y después de unas 5 carreras, en las que Fuli ganó por obvias razones, decidieron volver a sentarse y descansar, o mejor dicho, que Kion descansara, ya que Fuli apenas y había hecho un esfuerzo para ganarle al león.

Pasados unos minutos, regresó Ono, diciendo que después de lo de las hienas, no ha habido otra cosa inusual por todo el reino.

Al escuchar eso, primero, Kion le dió las gracias a Ono por vigilar desde el cielo, y segundo, ya que no había otro problema del que encargarse, decidieron regresar a la guarida.

Una vez volvieron a dicho lugar, Fuli y Ono se batieron a duelo en una carrera por la pista de carreras que tenían ahí dentro, mientras que Kion se subía en una roca y desde ahí veía a sus cuatro compañeros y amigos.

-Al menos todo se ve bien por ahora, aún me quedé pensando en lo que esas cosas causaron por todos esos lugares por los que pasaron- fue lo que dijo Kion, y entonces en su mente aparecían imágenes de esas criaturas destruyendo todo a su paso, sin importarles en lo más mínimo si habían vidas que se perderían por culpa de ellas.

-Uf...¿Seré...no...seremos capaces de hacerles frente cuándo aparezcan?- fue lo que se preguntó el líder de la Guardia del León, para entonces recostar su cabeza entre sus patas y tratar de dormir un rato.

El león no se había dado cuenta, pero Fuli y Ono ya habían terminado con su competencia, saliendo la chita victoriosa, y solo ella se dió cuenta del cambio en la mirada de Kion, así que se le acercó.

-¿Kion? ¿Todo bien?- preguntó Fuli acercándose a la roca en la que el león descansaba.

-Ehhh...sí, todo bien Fuli, solo que anoche casi no dormí, y ahora me siento cansado- fue lo que dijo el león cómo respuesta, antes de volver a recostar su cabeza entre sus patas delanteras.

-¿Y por qué no podías dormir?- preguntó la chita.

-Pues...no es algo de gran importancia- respondió el león, mintiendo obviamente.

Fuli no se lo creyó obviamente y no quería quedarse con la duda en mente, pero tampoco quería presionar al león para que le diga, así que simplemente suspiró, y decidió dejarlo tranquilo.

Así estuvieron por el resto de la tarde, hasta que...Ono decidió dar una vuelta por las Praderas para asegurarse nuevamente que todo estaba bien.

Y regresó diciendo que la familia de chacales liderados por Reirei estaban molestando a unos pequeños pangolines que estaban descansando tranquilamente cerca de un tronco.

-...Vaya, parece que los malos no quieren dejarnos descansar hoy día- fue lo que dijo Beshte, y recibiendo un asentimiento por parte de Bunga.

-Rayos, y yo ya había empezado a sentirme cómoda, que fastidiosos- dijo Fuli con una mueca de molestia.

-Es verdad, pero tenemos un deber con las Praderas, así que...vámonos...¡Hasta el Fin de las Praderas!- exclamó Kion saliendo de la cueva.

-¡Guardia del León defensa!- respondieron los otros 4 antes de seguir a su líder.

Unas horas más tarde

Después de haber enviado a Reirei y a su familia de vuelta a las Lejanías, y además asegurarse que ya todo estaba bien, en el camino de regreso a la guarida, el sol empezó a ocultarse, y entonces, cada uno de los miembros se despidió de los demás, y se dirigieron a sus respectivos hogares, aunque Kion fue el único que realmente regresó a la guarida.

Ahí se quedó unos minutos, recostado sobre la misma roca en la que había estado, hasta que alguien entró en la cueva, y ese alguien...era Rafiki.

-Vaya...ahora tú eres el que me esperas- fue lo que dijo el mandril notando al león en la roca.

-Tomando en cuenta a lo que nos enfrentaremos, no me quedaré de patas cruzadas cuándo todas las Praderas, y probablemente el resto de la sabana están en peligro- fue lo que dijo Kion, levantándose con una mirada llena de determinación.

-Realmente es todo el mundo el que puede estar en peligro, pero bueno...eso te lo diré más adelante...cuándo sepa que puedes controlar tu poder... y seas capaz de lidiar contra esta nueva amenaza- fue lo que se dijo el mandril en sus pensamientos.

-¿Y bien? ¿Comenzamos?- preguntó Kion.

-Por supuesto...vamos- respondió el mandril antes de salir de la cueva, con Kion siguiéndolo.

Ambos fueron a un lugar que quedaba varios metros detrás de la Roca del Rey, en dónde podrían entrenar sin que alguien los viera, y también, sin la preocupación de lastimar a alguien durante la sesión.

Entonces, después de un par de ejercicios de calentamiento, Kion y Rafiki se posicionaron para enfrentarse en un duelo.

-Vamos Kion- fue lo que dijo Rafiki, y entonces el león salió corriendo hacia él.

Kion dió un salto y estaba por caer encima del mandril, aunque este simplemente se movió a la derecha evitando al felino, pero este, en vez de caer de cara contra el suelo, rápidamente logró apoyar sus patas superiores en el suelo, y dar una pequeña vuelta, antes de correr nuevamente hacia el mandril.

Entonces, Kion empezó a dar zarpazos a Rafiki quien los evadía, o los bloqueaba usando su bastón fácilmente, ya que, aunque era un león, en su estado actual no estaba ni cerca de ser incluso más fuerte que Beshte, a menos que al Ultra Instinto se le ocurriera aparecer por unos segundos, pero esto ya no ocurría, así que Kion tenía que arreglárselas el solo para poder fortalecerse aún más.

-Con esta fuerza y velocidad de ahora no estás ni cerca de cómo estabas en días anteriores ¿Qué ocurre Kion?- preguntó el mandril aún bloqueando los zarpazos de Kion.

-No lo sé, ni siquiera yo sé lo que me ocurre- fue lo que dijo Kion cómo respuesta sin dejar de atacar.

Hasta que el mandril de un rápido movimiento golpeó a Kion en una de sus patas delanteras, para luego darlo otro golpe en el cuello que lo hizo pararse en 2 patas, antes de finalizar con un golpe directo en el pecho del león, arrojándolo al suelo.

-¿Qué pasa Kion? ¿Es todo lo que puedes hacer?- preguntó el mandril en un tono desafiante, esperando que eso haga reaccionar al león.

Entonces, Kion empezó a recomponerse lentamente, antes de voltearse y nuevamente quedar frente a frente con el mandril.

-Ya te dije miles de veces...grrr...que no me rendiré...grrr...y menos sabiendo al peligro al que me enfrento- dijo Kion con un par de raspones en su rostro.

-Pues entonces...¡Ven!- exclamó el mandril volviendo a posicionarse para luchar.

Entonces, Kion nuevamente corrió hacia el mandril, y este se preparó para eso.

-Esta vez no seré suave Kion- fue lo que dijo el mandril, antes de empezar a hacer movimientos hacia adelante con el bastón, los cuáles eran bastante rápidos.

Parecería que Kion no iba a poder con ellos...pero entonces...pasó algo.

Y fue, que la mirada de Kion adquirió una seriedad que nunca nadie había visto en él, y entonces, simplemente con moverse de izquierda a derecha, fue capaz de evitar los ataques del mandril.

PD: Algo así cómo esto, pero ojo, en esta historia ni Norus ni otro personaje de mi historia original existe, es una historia alterna, además, ignoren la sonrisa orgullosa de Vegeta.

-¿Qué está pasando?- se preguntó Rafiki notando a Kion acercándose a él.

Hasta que le propinó un golpe en el pecho, seguido de una patada que lo hizo retroceder.

-¿Qué...Que pasó?- fue lo que se preguntó Kion mirando sus patas.

-Jejejeje, bien hecho Kion, cada vez estás más cerca de conseguirlo- fue lo que se dijo así mismo Rafiki con una de sus manos en la zona dónde Kion le había golpeado- Si sigues así, estoy seguro que pronto estarás listo.

En otro lado

Es de noche, y cerca de unas montañas con nieve, una figura enorme va cruzando por el camino de nieve, haciendo temblar la tierra con cada paso, dejando sus huellas en el suelo.

Hasta que llega a un camino bloqueado por rocas, y simplemente sigue caminando, hasta que de un movimiento de uno de sus brazos, se abre paso enviando a las rocas hacia varias direcciones, y luego seguir con su camino, sin notar que subida en una roca, una leoparda de las nieves joven lo observa, y simplemente dice:

"¿Qué demonios es esa cosa?"



Y bueno chicos, hasta aquí el capítulo 4 de esta historia.

Espero cómo siempre que les haya gustado, les mando un abrazo psicológico y nos vemos hasta un próximo capítulo.

Cuídense mucho.

Chau, chau.

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