Capítulo 3
Han pasado ya casi 6 días, y desde entonces, a escondidas de su familia y de su equipo, Kion, con la ayuda de Rafiki, ha estado entrenando, y tratando de elevar al máximo de sus capacidades con el apoyo del Ultra Instinto, pero aún así, le cuesta mantenerlo el suficiente tiempo para lanzar un ataque coordinado y perfecto.
Ahora mismo, el joven líder de la Guardia del León, se encuentra junto a Rafiki, en medio de un terreno agrietado, y el león parece estar esquivando a duras penas los ataques que Rafiki le propina usando su bastón.
-Sigue Kion, no te desconcentres y esquívalos todos- era lo que decía el mandril lanzando aún más golpes con el bastón.
-Eso...uf...eso intento...- era lo único que podía decir Kion ya que tenía que agacharse, saltar, moverse a un lado o a otro para poder esquivar con suerte 4 ataques seguidos, aunque uno siempre le lograba dar, básicamente, de 5 ataques, Kion lograba esquivar o bloquear 4 de ellos, mientras que solo uno de ellos siempre terminaba dándole a él.
Hasta que el mandril dió un golpe en una de las patas de Kion, luego darle otro leve en la cabeza, y finalmente, dar un golpe ascendente que dejó al pequeño león tirado en el suelo.
Unos minutos después
Rafiki ahora está sentando en el suelo con los ojos cerrados, aparentemente meditando, mientras que Kion aún está tirado en el suelo y respiraba de manera agitada.
-Uf...uf...¿Qué tan difícil es hacer que aparezca?- se preguntaba el león levantando un poco a la cabeza.
-Para mala suerte de la mayoría de sus portadores, el verdadero poder del Ultra Instinto no es algo que pueda surgir cuándo tú quieras, además de que el costo por haberlo obtenido puede ser muy alto- fue lo que dijo el mandril aún con los ojos cerrados.
-...Uf...uf...bueno...de todas maneras...ya me lo imaginaba...un poder de ese nivel...no es algo que se puede obtener así de fácil, a diferencia del Rugido- fue lo que dijo el león mientras se ponía de pie-...Aún así...parece que aún tengo mucho que aprender, y tal vez no llegue a vivir para aprender todo lo que necesito.
-No te desanimes Kion, sé que te está costando ahora...pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y en este caso, será que cada vez que el Ultra Instinto aparezca de forma involuntaria, serás capaz de mantenerlo activo por más tiempo...y cuándo alcances el poder completo...serás capaz de manejarlo sin algún tipo de dificultad- fue lo que dijo el mandril acercándose al león.
-Sí...además...estoy dispuesto a todo...con tal de mantener a mi familia, a mis amigos y a mi hogar a salvo de cualquier amenaza- dijo Kion con determinación, sin darse cuenta que sus ojos sufrieron un cambio.
-Así que...mis sospechas eran ciertas- era lo que pensaba el mandril al notar ese cambio en la mirada del león- Tu determinación es lo que puede llevarte a sobrepasar todos tus límites...siendo así, ya tengo la idea correcta para que despertar tu poder te cueste menos de lo que a cualquier otro le ha costado.
Entonces, el león empezó a correr hacia el mandril, y este último se preparaba para lo que sea.
Rafiki lanzó un golpe directo, pero Kion simplemente se agachó esquivándolo, y ahora por más golpe que intentara dar, el león era capaz de esquivarlo o bloquearlos mucho más fácil que antes.
Pero aún así, el león solo tuvo esa ventaja por unos segundos, pues de repente sus ojos volvieron a la normalidad, y nuevamente fue derrotado por los rápidos movimientos del mandril.
-Debido a que el Utra Instinto aparece de forma momentánea, tienes solo un tiempo determinado, así que tienes que aprender a aprovechar la situación, y vencer a tu oponente de manera rápida- dijo Rafiki mirando al león el cuál nuevamente estaba en el suelo.
-Sí...ya me dí cuenta- fue lo que dijo Kion mientras volvía a ponerse de pie, y tenía un par de raspones en su rostro- ...bien...hay que seguir.
-De hecho, hasta aquí llegaremos...continuaremos mañana- fue lo que dijo el mandril.
-¿Qué? Pero aún tengo que aprender- fue lo que preguntó Kion confundido.
-Eso es verdad, pero también necesitas descansar, no ganarás nada si te sobreesfuerzas mucho más allá de tus límites actuales- dijo el mandril.
-Pero...bueno...uf...está bien- dijo el león mientras se quitaba el polvo que tenía en su cabeza- Buenas noches Rafiki, nos vemos.
Y entonces el león pasó a retirarse hacia la roca del Rey, mientras que el mandril se quedaba ahí unos minutos más.
-...uf...apenas está aprendiendo las cosas básicas, y una de esa cosas ya se está dirigiendo hacia aquí...solo espero...que al menos él sea capaz de estar listo para enfrentarla cuándo llegue- fueron los pensamientos del mandril, antes de retirarse hacia su árbol.
Al día siguiente
Es de mañana, y cerca del hábitat de los elefantes, Janja y su clan los vigilan ocultos en los arbustos.
-Janja, los elefantes son muy grandes para nosotros- fue lo que dijo Cheezi.
-Sí, ¿Qué hacemos aquí Janja?- preguntó Chungu igual de confundido que su compañero.
-Ahhh...cerebros de paja ya se los expliqué un millón de veces- dijo el líder del clan de hienas- No iremos por los elefantes grandes, hay pequeños con ellos, y al menos a uno de esos lo podremos atrapar y llevárnoslo.
-¡AHHH...OK!- dijeron ambas hienas mientras Janja giraba los ojos a otro lado- ¿Pero cómo atraparemos a uno si siempre están entre todos ellos?
-Ahhh...Nne y Tano lo distraerán y lo alejaran de la manada, y nosotros aprovecharemos ese momento para llevárnoslo a nuestra guarida- fue lo que dijo Janja al principio mostrándose molesto por la ignorancia de sus compañeros, pero luego sonreía siniestramente pensando en lo que haría con el pequeño elefante.
-Uhhh...de acuerdo- dijeron Cheezi y Chungu mientras miraban lo que pasaba.
Y veían, cómo sus otros 2 compañeros, se acercaban hacia dónde estaba el elefante, disfrazados de un arbusto y con una rama de árbol.
Entonces, y sin que el resto se diera cuenta, a uno de los elefantes pequeños le llamó la atención la rama, y empezó a seguirla, mientras Nne y Tano se movían y se alejaban, llevándose consigo al pequeño.
-Bien, vamos despacio, no tienen que darse cuenta de que estuvimos aquí- dijo Janja y los 3 salieron corriendo detrás de Nne, Tano y del elefante.
Tuvieron que pasar unos minutos, y entonces, recién ahí, los elefantes se dieron cuenta de la ausencia del pequeño, y salieron a buscarlo, hasta que lo vieron siguiendo a un arbusto andante, mientras que Janja y su clan lo seguían por detrás.
-Jajajaja, esto fue más fácil de lo que creí, ahora tendremos suficiente comida para todos- dijo Janja con una sonrisa arrogante.
-¡No si nosotros estamos aquí!- fue lo que dijo una voz.
Y al voltear, las hienas se encontraron con Kion y el resto de la Guardia del león.
-Ahhh...rayos- pensó Janja al notar al león y sus amigos.
-¿Hasta cuándo seguirás ignorándome cuándo te digo que tú y tus compañeros no son bienvenidos en las Praderas Janja?- preguntó Kion.
-Hasta el día en el que ustedes dejen de aparecer, ¡Ataquen!- exclamó Janja, y entonces Cheezi y Chungu salieron corriendo hacia Kion.
-Bunga, Beshte, detengan a las otras 2 hienas, Fuli guía al pequeño elefante lejos de la hienas, Ono tú vigila desde al aire, yo me haré cargo de Janja y sus 2 amigos ¿Entendido?- preguntó Kion fijando su vista en las 3 hienas.
-Entendido Kion- respondieron todos.
-Bien...¡Hasta el Fin de las Praderas!- exclamó Kion.
-¡Guardia del León defensa!- respondieron los otros 4 miembros y entonces cada uno se dirigió hacia su objetivo.
-Cheezi, Chunga, encárguense de Kion- ordenó Janja, y sus 2 compañeros se dirigieron hacia el león.
En ese momento, en un parpadeo, los ojos de Kion cambiaron, y empezó a ver todo en cámara lenta.
-Nuevamente- pensó el león, y las palabras que Rafiki le dijo ayer, se le vinieron a la mente- Aprovecha el tiempo, y acaba con tu oponente de forma rápida.
Y pensando en eso último, el león salió corriendo hacia las 2 hienas, aunque para todo el mundo, el león se movía en una milésima de segundo.
Primero se dirigió hacia Chungu, este soltó un golpe hacia el rostro del león, pero Kion simplemente se movió a la izquierda, evadiendo el golpe, y luego contraatacando con un zarpazo que hizo retroceder a la hiena, para después empujarla hacia atrás y usarla cómo apoyo para saltar y dirigirse hacia Cheezi.
Este último intentó saltar sobre el león, aunque Kion también saltó hacia él, golpeándolo con su cabeza en el pecho y arrojándolo hacia un lado.
Al ver esto, Janja no tuvo otra opción que el mismo dirigirse hacia Kion, cosa que este último también hizo.
Pero entonces, Kion empezó a ir más rápido, y estaba listo para lanzar un ataque justo en el abdomen de la hiena.
-Ja, eso no funcionará de nuev...- fue lo que dijo Janja pensando en que podría esquivar el ataque, pero entonces Kion simplemente le dió un empujón que lo hizo retroceder, y luego se movió a la izquierda y a la derecha, para terminar lanzando un golpe directo al pecho de la hiena, dejándola sin aire.
Pero ahí no terminó, pues a pesar de que no se le veía moverse, Kion siguió lanzando golpes que atravesaban el pecho de la hiena, para finalmente aparecer detrás de ella, y soltar un último golpe en la espalda que envió a Janja a estrellarse con sus 2 compañeros.
-Grrr...maldición- era lo que pensaba Janja aún sintiendo dolor por los fuerte golpes del león.
-V-Vamos chicos, el plan falló- fue lo que dijo Janja, mientras Cheezi y Chungu lo seguían, mientras que Fuli y Bunga pateaban a Nne y Tano y los obligaban a huir hacia las Lejanías.
-¡Y NO REGRESEN!- dijo Bunga vigilando al clan de Janja, hasta que las hienas se perdieron de vista.
-Buen trabajo chicos- dijo Kion, y entonces el pequeño elefante se dirigía a reunirse con su madre.
-Gracias por salvarlo Guardia del León- dijo la madre.
-No es necesario que nos agradezca, esto es solo nuestro deber- dijo Kion.
-Muchas gracias, vamos hijo, hay que reunirnos con la manada- dijo la madre mientras se retiraba y el pequeño la seguía, no sin antes voltear a ver a la Guardia y despedirse de ellos agitando su trompa.
-Adiós pequeño- exclamó Beshte.
-Oye Kion, nuevamente lo hiciste, te movías tan rápido que apenas y podíamos verte, y tú solo venciste a 3 de un solo movimiento, fue ¡In-bunga-creíble!- exclamó el tejón melero.
-Sí, aunque aún no entiendo que es lo que me sucede- dijo Kion, mintiendo obviamente y miraba su pata con la que había hecho todos los ataques.
-Lo que sea que hayas hecho, fue sorprendente- dijo Ono quien se encontraba sobre la espalda de Beshte.
-Jeje, pues, gracias Ono...bueno, terminemos el patrullaje, Bunga, ve con Beshte, Ono, vigila desde el aire, y Fuli, tú vendrás conmigo- dijo Kion- Bien, vámonos...¡Hasta el Fin de las Praderas!
-¡Guardia del León defensa!- exclamaron todos juntos, antes de retirarse con su respectivo compañero.
Un par de horas más tarde, y después de completar su patrullaje, la Guardia del León está en su guarida, cada uno enfocado en sus cosas, Fuli y Ono tenían una carrera en la pista de obstáculos que había en la guarida, Beshte se encontraba en la fuente de agua, y Bunga, subido desde una roca veía a la más rápida y al de la vista más aguda aún en su carrera, y el tejón era el árbitro.
Mientras tanto, Kion se encontraba recostado sobre una roca mirando de vez en cuándo a alguno de sus compañeros, hasta que apoyaba su cabeza en una de sus patas.
Finalmente, llegó la noche, y todos se retiraron a sus hogares, aunque Kion decidió quedarse a descansar cómodamente sobre la roca en la que había estado.
-Qué bien que Rafiki me haya dejado descansar hoy día, al menos así tendré energía para el entrenamiento de mañana en la noche- fueron los pensamientos de Kion mientras miraba al frente- Aún me falta mucho que aprender...pero estoy dispuesto a todo con tal de que mi familia y mi hogar estén a salvo de cualquier peligro.
El león se mantuvo despierto y con esos pensamientos por muchos minutos, hasta que finalmente el sueño lo invadió totalmente, y se quedó dormido.
En otro lugar
Esta vez, ya muy cerca de las costas del continente africano, algo empieza a surgir del agua, y empieza a avanzar hasta lograr subir a la superficie.
Y entonces se dió a revelar sobre quien, o de qué se trataba...era ni más ni menos que esa criatura que apareció desde el fondo del océano.
Esta simplemente se acercó aún más a la orilla, pero se encontró con un pequeño muro de rocas que le impedían el paso.
Entonces, la criatura se apoyó con sus patas traseras y con sus brazos que eran más grandes, con la cabeza apuntando al suelo, y luego, unas venas amarillas que recorrían su cuerpo brillaron intensamente.
Y entonces alzó su cabeza, solo para que de su boca salga disparada una gran llamarada que quemó algunas de las rocas y destruyó otras.
Después de eso, la criatura simplemente empezó a avanzar, mientras iba dejando sus huellas en el suelo por el que pasaba, y también ahuyentaba a algunos animales que se encontraban en su camino.
Y hasta aquí, un nuevo capítulo de TLG: Una Nueva Amenaza.
Espero cómo siempre que les haya gustado, les mando un abrazo psicológico y nos vemos...hasta la próxima.
Cuídense mucho.
Chau, chau.
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