Acto 1 -Maya
"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos... Por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos"
Charles Chaplin.
Maya
Volcó la lata de café deseando que por alguna razón mágica el adorado polvo volviera al recipiente. Al final, terminó preparándose un té. Quedaba una bolsita dentro de una caja de cereal en la alacena.
Su madre se había ido temprano en la mañana. Evitaba permanecer tiempo de más en casa a toda costa. Maya, con tan solo diecinueve años, debía encargarse de abastecer la casa y de pagar las deudas, ya que su madre no lograba encontrar un trabajo que le durara más de un mes.
El viejo reloj de cucú en la pared anunció las siete. Debía apresurarse para poder llegar a tiempo a la primera clase.
Terminó de beber el té y salió con el estómago aun rugiendo hacia la parada del autobús. Llegó a tiempo, solo para esperar media hora más. El karma parecía jugarle una broma. Por cuarta vez en el semestre llegaría tarde. Una vez más, y la profesora Margot le obligaría a repetir la asignatura.
El autobús llegó y Maya se apresuró a subirse. Ocupó el asiento junto a una chica que parecía haber seleccionado de su armario todo lo negro que tenía. Maya se miró la ropa, usaba un vestido de tirantes color salmón que se amoldaba a su voluptuosa figura y un chaleco de mezclilla algo raído. Lo único de valor que te tenía era las argollas doradas con perlas verdes que le había regalado su amiga Elena para qué combinará con el verde de sus ojos. Desde que tenía que encargarse de todos los gastos de la casa no podía darse el lujo de renovar su closet.
—Bonitas zapatillas. ¿Dónde las compraste?
Maya desvió la vista de la ventanilla hacia la chica sentada a su lado.
—Las hice yo —respondió.
La chica observó con atención las zapatillas. Líneas grises verticales adornaban el calzado, contrastando con el plateado de las argollas incrustadas en los cordones.
—No van con tu estilo —concluyó.
Frunció el ceño, ofendida.
—¿Perdona?
—No es una crítica —rectificó—. A mí me gusta lo oscuro, tú... —hizo un gesto hacia su ropa. Al darse cuenta de que no la entendía, continuó: —No me malinterpretes, me gusta el color salmón, pero no va con esas zapatillas.
—Ya, y quieres que las cambie por tus botas negras.
—No, no. —Levantó las manos—. Tengo unos cuantos pares de zapatillas en casa a los que les gustaría tener otra oportunidad. Te pagaré.
Abrió los ojos, sorprendida.
—¿Es una broma?
—Para nada, me gusta tu estilo.
Fingió meditarlo un momento. Aceptaría el trabajo sin dudarlo, necesitaba el dinero.
—¿Te doy mi número?
La chica asintió. Tomó una foto de sus zapatos para añadirla al contacto.
Durante el trayecto intercambiaron ideas sobre los posibles diseños que usarían. La chica se bajó en la siguiente parada y Maya se apresuró a dibujar en su cuaderno los posibles diseños. A su lado se sentó una anciana que le preguntó en más de una ocasión si el rojo de su cabello era natural.
Maya protestó al ver que el asiento del chico frente a ella continuaba vacío. Nadie parecía querer sentarse a su lado. El chico no parecía ser mucho mayor que ella. No podía ver bien su rostro por la posición de su cabeza, se había pasado el trayecto durmiendo con la cabeza apoyada en la ventanilla. Una capucha blanca cubría su cabeza, por la que escapaban mechones de color negro. Por unos instantes, pensó en cambiar asiento para poder concentrarse en los diseños, pero la anciana sacó de su bolsa unos panes recién horneados y la invitó a probarlos. Con el estómago rugiéndole en aprobación y la vergüenza tiñéndole las mejillas, acepto. Durante el resto del trayecto se dedicó a conversar con la amable anciana.
Al llegar a la universidad, le mostró su pase de estudiante de Historia del Arte al portero y corrió a clases.
—Disculpe, ¿puedo pasar? —preguntó desde el umbral de la puerta.
La profesora, una mujer alta y de cabello rubio, escribía en el pizarrón, y sin voltearse, negó.
—Por favor, esta vez no fue culpa mía. El transporte...
Margot dio dos grandes zancadas hacia la puerta y la cerró en su cara sin dejarla terminar de hablar.
***🎬***
N/A: ¡Hola! Este primer Acto 1(Capítulo) veremos una presentación de los protagonistas Maya y Javier desde el punto de vista de cada personaje.
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