POV: Eclipsa Butterfly DeWitt.
Siento que el haber conocido a Globgor me reconforta. No me devuelve lo perdido, pero me sirve de apoyo. Sólo puedo decir eso. Y, aún que el no sabe lo que realmente pienso y, aún más importante, lo que siento, creo que, en su justa medida, me entiende. Pero no sabe lo que es, y ojalá lo supiera, aún que fuera sólo para escucharle decirme "te entiendo, Eclipsa". Desde que papá se marchó, nadie me ha dicho eso. Y es triste. Nadie ha querido u intentado consolarme, ayudarme ó siquiera preguntarme y preocuparse por mí. Y ojalá no fuera así. Sé que todo el mundo se preguntara cuál es la razón que ha provocado mi enlace con un ser tan desaprensivo y maleducado como Shastacan. La razón que mi madre pone es que él y yo nos enamoramos cuando éramos pequeños, y que, ahora que mi edad es la adecuada para casarme, hemos decidido viajar a su reino para ajuntar nuestras vidas. Pero la verdadera razón es nuestra situación monetaria y social. No estamos arruinadas ni socialmente marginadas, pero la situación actual de nuestro reino, Mewni, podría ser mucho mejor. Así que me caso con Shastacan por resolución económica. Sólo él, yo y mamá lo sabemos. Y Shastacan sabe cómo aprovecharse de ello. Pues, por muy prohibido que estuviera para ambas culturas realizar tal acto sin matrimonio vigente, me obligó hace mucho a tener sexo con él. Sí, un abuso 'indenunciable'. Ésa es la descripción. Pero no puedo quejarme; no estaría bien visto. Mi madre siempre me dijo "¡Eclipsa, has de ser femenina! ¡Si te casas y tu esposo te ordena algo, tú debes hacerlo, hijita mía! Y jamás hagas como tu padre. La solución no es huir y esperar a que te salven el día. Yo creo en ti, mi princesita". Sé que sonara estúpido, pero creo que madre me mentía. En cierto modo, yo iba a escapar de mi vida, antes de conocer a Globgor. Creo que, lo que ocurrió con mi padre fue que él me amaba, pero ya no soportaba a mi madre. Anteriormente a mi nacimiento, y hasta poco después de él, mi madre era una mujer como yo: sensual, dulce y misteriosa, lo que le otorgo muchos pretendientes, más de los que, siendo una guerrera innata, deseaba ella. Pero, cuando conoció a mi padre, uno de los pocos hombres que no trataban de abusar de ella ó seducirla con nudismos y propagaciones de erotismo excesivos, en una expedición marítima. Ahí fue mi madre quien quiso seducirle. Mi padre estaba revisando los últimos mandos, ya que todos dormían y no era buena idea acostarse sin revisarlo. Mi madre, apoyada en el marco de la entrada hacia la cabina y sin alertar a mi padre de su presencia, lo observaba lujuriosamente. Y allí estaba madre, en aquél barco, sola, deseando sexo con un hombre que no era su futuro marido, pues ella ya estaba destinada a casarse. ¿No es un poco lo que me ocurre a mí? Pero entonces, mi padre se dio cuenta de que mi madre estaba allí. No sé si fue un impulso por la desnudez excitante de mi madre apoyada dramáticamente sobre el umbral ó un deseo que ya había estado presente de manera anterior, pero nueve meses después, nací yo. Papá me quería más qué a nadie, y yo a él, pero se fue de casa una noche lluviosa y desde entonces no sé nada de él. Sólo sé que madre, siendo la causante principal de esto, no deja de criticar a mi padre, diciéndoles a todos que él nos abandonó, que él abusó de mi madre, y incluso llegó a decir que papá me maltrataba y que ella siempre me protegía, pero viene a ser lo contrario. En realizad, madre hacía arder Troya y papá me daba la razón, me cuidaba y me consolaba; pues Solaria siempre estaba (y está) de viaje, por lo que no paso demasiado tiempo con ella, ó, si bien no, desde luego que no es todo el tiempo que yo querría haber pasado y pasar con ella. Y nunca me ha prestado demasiada atención tampoco. Es raro pero es cierto.