Lo que ella suponía 🌊.
POV: yo.
Era un atardecer tranquilo. Se oían las olas del mar y el suave y tan cuidadoso vaivén del barco era de lo más relajante. Eclipsa estaba sentada en su habitación, escribiendo una nota con su pluma:
Eclipsa: *escrito* “Espero que ambos tengamos lo que queremos, Shastacan. Ojalá tú consigas la mujer florero en la que siempre me has tratado de convertir y yo espero ser muy feliz con Globgor. Así te vaya. No te deseo el mal, pero tampoco deseo que condenes a una mujer como casi consigues hacerme a mí desde hace tiempo atrás ~Eclipsa.”
Nuestra protagonista dejó el colgante del Corazón de La Mar junto a la nota sobre la mesa. No la cerró, no la escondió, no se la dio en persona.. no. La dejó allí y que fuera lo que Dios quisiera. No corría prisa en que que su odioso destinatario la leyera. Quizás cuando se enterara de que no había gritado a nadie en todo un día, sí que extrañaría a Eclipsa, y vería la carta. Pero entonces sería tarde. Nuestra protagonista salió de la habitación con un poco de prisa, pues tenía una cita con la persona más importante de su vida:
Eclipsa: Llegaré tarde. Y si anochece, tendré que ir a cenar sin haberle visto. No estoy dispuesta a eso.
Se sujetaba la larga falda de su vestido, cada día más incómodo para ella. A veces, en el privilegio y gusto de la privacidad, se dejaba estar simplemente como llegó al mundo. Pero ese gran privilegio se había desvanecido desde su próximo matrimonio. Ya nunca podía estar sola y.. ¿quién en su sano juicio quiere desnudarse frente a una persona que le repugna? Ir sin ropa por su habitación, con las cortinas echadas y poca luz era su cielo. Lo único que la despreocupaba. Y, aprovechando que nadie la veía en ese momento, la joven soltó su falda y puso las manos sobre su estómago y suspiró.
Eclipsa: Hola, cariño. ¿Todo bien ahí dentro? Espero que sí. Ahora vamos a ver a papá, que él también te quiere mucho. Eres muy especial para ambos. Mi pequeña princesa.. estoy segura de que cambiarás nuestra vida. La de todos. Y no puedo esperar a que llegues *se da cuenta de que, al estar hablando sola, todo el mundo la está mirando* Pero ¿¡y vosotros que miráis, payasos!? ¡Si queréis espectáculo, marchaos al circo, que aquí no hay nada que ver! ¡Venga! ¡Seguid con vuestra vida! *vuelve a lo que estaba haciendo* Lo siento, mi niña. Esto es lo peor de todo. Nadie te deja vivir en paz. Eres el punto de mira de todos, porque en tu vida siempre pasan cosas importantes, aún que no quieras que todos las sepan. Ahora mismo, ya toda la gente del barco sabe que existes, y yo no quería que miles de desconocidos lo supieran, si te soy sincera. Pero no puedo hacer nada. Espero que sepas llevarlo como hago yo cuando te toque *ve que ya ha llegado a la habitación de Globgor mientras hablaba con su bebéy toca la puerta* ¿Puedo pasar?
Globgor: *abre la puerta* No, Eclipsa. Querrás decir “¿podemos pasar?”. Ahora sois dos.
Eclipsa: Perdone usted. ¿Cómo estás?
Globgor: Bien, ¿y vosotras?
Eclipsa: ¿Por qué solo llevo dos días de embarazo y ya siento que voy a dar a luz? Lo bueno es que aún no me ha salido redondita.
Globgor: Pero no te falta mucho.
Eclipsa: *sarcasmo* Gracias, hombre, por el ánimo.
Globgor: Pero estarías igual de preciosa. Eso no cambiará nunca.
Eclipsa: Va a anochecer. Debería irme, pero me- *se escucha un grito desde fuera* ¿Qué ha pasado?
Globgor: Quédate aquí, yo iré a ver.
Eclipsa: Pregúntale al capitán, seguro que el sabe algo.
Globgor se fue a preguntar. Eclipsa se sentó sobre su cama y, de repente, escuchó pasos acelerados. Se asomó a la puerta y vio un montón de hombres trajeados hablando con apariencia seria:
Eclipsa: ¿Que habrá pasado? ¿Y cuándo volverá tu padre?
De repente, Globgor vino corriendo y se puso a explicarle todo a Eclipsa:
Globgor: Un iceberg. Hay un iceberg y no tienen claro poder girar a tiempo.
Eclipsa: *se asusta* ¡Pero entonces la superficie del barco se hará mal y el Titanic se hundirá! ¡Y eso se supone que es imposible!
Globgor: No te preocupes. Han dicho que tengamos los salvavidas a mano. Es por pura precaución, Eclipsa. Estaremos bien.
De repente, viene la criada de Eclipsa y le avisa, con mucha preocupación, que Shastacan la está buscando:
Sarah: Eclipsa, quien tú ya sabes está buscándote y no está precisamente contento. Prepárate para la batalla campal. Solaria está allí presente, con él, pero..
Eclipsa: ..eso es como estar sola. Y lo sé Sarah. Sé que madre callará sin importar qué. Quizás muero esta noche.
Globgor: No digas eso. Voy contigo.
Sarah: Eclipsa, no me parece buena idea. Alguien tendrá que cuidar de la niña si esta noche mueres. Y no podéis morir los dos, ¿qué sería del bebé?
Eclipsa: No pasa nada. Estaré bien, y no hace falta que vengas, Sarah, que sé lo mucho que te incomodan estas situaciones.
Sarah: Como quieras, Eclipsa. Iré a recoger unos vestidos de mientras.
Eclipsa: Buena idea. Nos vemos luego.
La parejita fue a la habitación de Eclipsa, preparados para lo que pudiera pasar.
Eclipsa: Dame la mano. Estamos juntos en esto, ¿no? Pues que se note.
Globgor: *le da la mano* Tienes razón.
Llegaron a la habitación y vieron a Solaria sentada en una silla, con una mano sobre la cabeza, con una jaqueca impresionante (no tanto para Eclipsa, ya acostumbrada a sus dramatismos) y a Shastacan mirando el espejo:
Shastacan: *ve a Eclipsa en el marco de la puerta* Por fin. No te pensaba buscar más. Así te desaparecieras con ese sacacuartos que tienes por amor.
Eclipsa: *muy serena* Pensaba hacerlo pero.. ¿dejarte sin el amargo sabor de la derrota? No es plato de buen gusto. Si hago algo, lo hago bien.
Solaria: Pues que conste que lo que estás haciendo ahora no está bien.
Eclipsa: Mira, mamá. Nunca te ha importado mi vida y no creo que eso vaya a cambiar a estas alturas, así que cállate porque nadie te ha dado vela en este entierro.
Shastacan: Estoy muy sorprendido, Eclipsa Butterfly DeWitt. Que alguien como tú vaya a malgastar su vida como la fulana de un pobre desgraciado es de teatro. Además, vas a condenar a mi hija a una vida de miseria cuando yo le podría dar todo lo que quisiera, y a ti también. No sé qué- *es interrumpido por una bofetada de Eclipsa justo en su cara*
Eclipsa: So’ alelado, ¡esta niña no es tuya! ¡Es lo más preciado que tengo, y es hija de Globgor! ¡Eso por encima de todo!
Shastacan: *frotándose la mejilla que aún está roja por el golpe de Eclipsa* Encima de futura fulana, prostituta de por sí. Qué logros como mujer.
Eclipsa: Puedo ser todo lo que tú digas, pero me salvo con creces de ser imbécil. Tú no puedes decir lo mismo.
Solaria estaba sofocada por todo lo que había oído. Globgor sólo sonreía. Eclipsa tenía más razón que una santa. De un momento a otro, un sirviente entró y dudó si hablar al ver la situación:
Sirviente: Señor, pónganse todos los trajes salvavidas y abríguense, que no hace buena temperatura.
Shastacan: Estamos ocupados.
Sirviente: Es una orden del capitán.
Eclipsa: No le hagas caso si no quieres, que ya va en tus venas. Y no preocupes, que si te ahogas, no te echaremos en falta, *va a ponerse el salvavidas y a abrigarse* ¡pero yo me aprecio a mí y a mí hija! Globgor, toma, ponte este *le da otro salvavidas a Globgor y él se lo pone* Mamá, te toca.
Solaria: *se acerca a ella y le susurra* Luego tú y yo hablaremos seriamente Eclipsa, porque nos acabas de arruinar.
Eclipsa: Yo creo que he mejorado el rumbo de mi vida. Encuentra una persona especial y haz lo mismo con la tuya.
Eclipsa, ahora jeringándole todo y sin preocuparse, salió a ver la situación del barco:
Eclipsa: *ve el iceberg a lo lejos y se sorprende* ¡Yo lo sabía! ¡Y nadie me hizo caso! *ve al capitán del barco justo pasando por ahí y le pregunta* ¿El barco podrá girar a tiempo?
Capitán: Es un barco muy grande y un timón muy pequeño. Lo mejor es que estemos preparados para lo que se venga *se va*
Eclipsa: Mierda.
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Me he tirado 3 días para escribir este capítulo. #takitakirumba
y aún tengo que acabar el de El Diario de Eclipsa.
f*cking life 💩😿
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