Hola a todos 😊 aquí está el siguiente capítulo, un poco tarde ya xD e.e pero espero les guste

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Por Agradecimiento
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Los vigías de turno habían llegado después de que Rantaro salvo a Wakiya pero la imagen que vieron enseguida los hicieron pensar mal ya que Rantaro se había apartado del ojiazul que estaba todavía en el suelo pero con el vestido torcido dejando ver sus piernas.

Enseguida jalaron a Rantaro pensando cosas que no.

— ¿¡Que pretendías hacerle!?.— Lo jalaron del brazo.

— ¡Nada, fue un accidente!.— Rantaro intento soltarse pero enseguida el segundo guardia lo atrapó del otro brazo.

— ¡Esperen por favor!

Wakiya se había levantado pero no le hacían mucho caso ya que creían que sus anteriores gritos se debían a qué estaban intentando abusar de él, lo cual era una gran falta y eso se debía castigar.

Habían esposado a Rantaro y para ese momento Silas ya había llegado junto a su guardaespaldas, el peliverde claramente se veía molesto por que alguien tocó a su prometido.

— Deberían arrestarte por todo lo que queda del viaje para mandarte a prisión en cuanto lleguemos a puerto.

— Silas.— Wakiya intento interferir.

— Llevenselo de aquí.

— Espera no.— Wakiya se interpuso  entre Silas y antes de que se llevarán a Rantaro.— Detente, todo fue un mal entendido.

— ¿De que estás hablando?

— S-si... yo eh... yo.—. Balbuceo.— Fue un accidente yo, intentaba eh... ver la... la...— Empezó a girar su mano buscando la palabra.

— ¿La hélice?.— Free bostezo.

— ¡Si si! ¡La hélice!.— Wakiya continúo viendo a su prometido.— Pero no me agarre bien y me resbale.

Silas veía al ojiazul no muy convencido, vio por un momento a Rantaro quién estaba moviendo la cabeza afirmando todo ello.

— Estuve a punto de caerme pero el señor Kiyama me salvó.— Termino su explicación viendo a Silas.

— Entonces ¿fue un accidente y él te salvo?

— S-si.— Wakiya asintió con la cabeza.

— Entonces, joven, usted es un héroe.— A Rantaro lo felicito otro hombre que iba con Silas.

Karlisle solamente soltó una corta risa arrogante y tomo a Wakiya de la cara para darle un beso, después de eso vio al guardia que tenía custodiado a Rantaro.

— Sueltenlo, fue un héroe por salvar a Wakiya.— Enseguida obedecieron para quitarle las esposas.

— Gracias.— Wakiya sonrió para ver a Rantaro.

— Ya no hay nada que hacer aquí, volvamos al brindis.— Silas tomo a Wakiya por la espalda para caminar nuevamente.

— Tal vez, un agradecimiento por su acto heróico.— Aquel mismo hombre vio a Silas.

— Si tienes razón... Free, dale 5 dólares.— Silas les había dado la espalda para llevar a Wakiya.

— ¿Eh?.— Se ofendió Wakiya y se soltó de él.— ¿Ese es el precio por salvar a tu prometido?.— Le murmuro algo molesto.

— Mi Wakiya está molesto.— Igual le murmuro para acariciar sus mejillas, lo soltó para ver a Rantaro.— Bien bien, nos gustaría que nos acompañes a cenar mañana, así podremos presumir tu acto con nuestros amigos.

— De acuerdo.— Rantaro asintió.

— Volvamos.

Silas se llevó a Wakiya por la espalda, el pelirubio se despidió de Rantaro solamente con la mirada, también se alejaron las demás personas menos claro está, Rantaro y Free, este se acercó desinteresado como siempre al otro joven.

— Es curioso, como fue todo el accidente.— Seguía viéndolo con algo de desden bajo la atenta mirada de Rantaro.— Y que aún así te diera tiempo de quitarte la chaqueta y las botas.

Pues el calzado todavía estaba desatado, pero Free ya no dijo nada, solamente le dio la espalda para comenzar a caminar.

A la mañana siguiente el SS Nomadic, un transbordador de primera y segunda clase, que llego hasta el transatlántico con los últimos pasajeros en abordar antes de llegar a New York, entre ellos había una pasajera inusual llamada Margaret Brown  conocida después como Molly Brown "La insumergible Molly", quién era una mujer rica gracias a la suerte pues ella y su esposo habían encontrado petróleo haciéndose una fortuna de ese modo. Era el tipo de personas que a Ruth no le agradaba; pues era como si cualquier persona de tercera clase se hiciera rico de la noche a la mañana y no por eso dejaba de ser de tercera. Pues Molly era bastante ruidosa y alegre, contrastaba mucho con la madre de Wakiya quién siempre estaba de acuerdo con que la separación de clases era lo primordial.

Poco después de ello Rantaro y Wakiya se habían vuelto a ver dando un paseo por la cubierta del barco para conocerse un poco y Rantaro llevaba bajo el brazo un cuaderno cubierto con cuero: sus dibujos... y aunque aún no se daba cuenta de que Wakiya "no es exactamente una dama", como lo venía pensando,  seguía tratándolo como tal y el ojiazúl no decía nada de ello... No todo mundo sabía que es un doncel aunque era obvio en varias cosas pero por el diseño de los vestidos era pasable esa observación.

Estaban hablando más de Rantaro que de Wakiya. El oji café le conto que siendo artista era más fácil para el viajar, aún sin tener un centavo encima, y claro que eso le llamaba la atención a su acompañante.

— Pero no lo entiendo.— Wakiya comenzó a hablar.— Eres pob-...— Se detuvo desviando la mirada.

— Anda, dilo.— Rantaro lo vio con una sonrisa.— Soy pobre...

Se acercó a sentarse seguido de Wakiya, y este lo veía todavía con intriga.

— Pero estoy bien así... pues de ese modo he logrado conocer muchas cosas, estar en cientos de lugares... ser libre.

— Creo que te envidio eso Rantaro.— Resoplo fastidiado el ojiazúl.— Ser libre e ir a dónde quieras sin que nadie te diga nada.

— ¿Y tú qué me dices? Creo que ya hablamos mucho de mi... ¿que hay de ti?

— Bueno... no hay mucho que decir... me voy a casar.— Seguía de mal humor.— Será una gran boda... ya casi todo está listo.

— Si, vi a tu prometido anoche.— Y le llamo la atención lo soberbio y arrogante que fue.

— Será una boda a la que cientos de personas irán, la alta sociedad de Philadelphia... y luego Silas.— Aunque decir el nombre de su pareja lo dijo con desgano.

— ¿Lo amas?

— ¿Que estás diciendo?.— Mantuvo la mirada en Rantaro.

— ¿Que si lo amas?.— No es tan tonto como para no saber que muchas parejas de la alta sociedad son casadas de cierto modo a la fuerza por algún tipo de compromiso.

— ¿Que clase de pregunta es esa?.— Obviamente se ofendió y se molestó.— No tienes porqué saberlo.

— ¿Y porque no?.— Le empezó a dar gracia su actitud.

— ¿Sabes que? estás siendo muy grosero.— Wakiya se levantó alisando su vestido con actitud ofendida pero eso solo causaba más la diversión de Rantaro.— Ya fue suficiente.

Rantaro se levantó para verlo, Wakiya le dio la mano educado como un modo de despedida.

— Gracias por salvarme señor Kiyama y agradezco eso pero ya no tenemos nada de que hablar, fue un placer.

— Igualmente.— Sonrió.

— Bien, adiós.— Wakiya comenzó a caminar pero dos pasos después regresó.— Un momento yo no tengo porque irme, eres tú el que se debe ir.

— ¿Yo porque?.— Sonrió.

— Está es mi parte del barco.— Pero Rantaro solo empezó a reír.— ¡Deja de reírte!.— Se dio cuenta de algo más.— ¿Y que es esto?

Le quitó de golpe el cuaderno para hojearlo ligeramente, eso le llamo la atención.

— Son... medianamente buenos.— Nuevamente se sentó y el oji café se sentó también a su lado.

— Gracias, hago lo que puedo.— Sonrió.

— Son... son realmente buenos.— Conforme iba pasando las hojas sé daba cuenta de la evolución de los dibujos, eran arte para Wakiya.— Rantaro eres un buen artista.

Aunque lo que le sorprendió fue que varios dibujos eran de desnudos, desvío la mirada ligeramente porque eso no es algo que él acostumbraba ver.

— A muchas personas les gusta quitarse la ropa...

— Ya veo...— Siguió viendo los dibujos notando un detalle.— Está mujer te gustaba... la dibujaste muchas veces.

— No, no me gustaba, solo me gustaban sus manos.— Le cambio a la hoja para que viera.— ¿Lo vez? Tenía lindas manos.

Wakiya sonrió para seguir viendo los dibujos.

— Pero de verdad insisto, a muchas personas les gusta quitarse la ropa... haciendo de ello arte, y no solo lo digo por las mujeres, donceles también.

Rantaro le fue cambiando las hojas y Wakiya se puso un tanto nervioso por aquello último que le dijo... Pero sonrió al verlo. Al oji café le gustó esa hermosa sonrisa.

Pero aún así, empezando a conocerse no era suficiente para decirle a Rantaro que es un Doncel... quizás eso no le vaya a gustar a Rantaro. Pero se sentía tan a gusto con su compañía, que, prefería no decirle nada... Quería conocerlo un poco más, además de que tendrían muchos días para conocerse mejor y quizás con eso decirle la verdad respecto a él.

Rantaro por su parte, también disfrutaba su compañía y ya empezaba a entender algunas cosas sobre el futuro matrimonio de Wakiya con Silas... pero no importaba, si su amistad le hacía bien a su "compañera", le haría sentir bien y olvidarse de sus preocupaciones mientras disfrutaban del barco.

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CONTINUARÁ
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CURIOSIDAD: Margaret Brown así como en la película fue una de las verdaderas supervivientes del barco. Después del hundimiento del Titanic se hizo famosa por ello pero también fue beneficiaria para los sobrevivientes del barco.
El 10 de abril, ella subió al tren transatlántico que salía desde la estación de Paris Saint-Lazare y que llegaba algunas horas más tarde a la estación transatlántica de Cherburgo. Como muchos otros pasajeros, tuvo que armarse de paciencia antes de subir al Titanic debido a que un incidente a su salida de Southampton retrasó su salida. Llegó a la rada de Cherburgo a las 18:35, más de una hora más tarde sobre el horario previsto. Margaret Brown embarcó en el SS Nomadic, Brown entabló conversación con su amiga Emma Bucknell, y que igualmente abordaría el Titanic. Ésta le confesó a Margaret que presentía malos augurios de subir a bordo del nuevo transatlántico. La señora Brown se limitó a sonreir dirigiéndole palabras tranquilizadoras sin imaginar que pasaría, además el vidente de Molly le había dicho también que se alejara del mar pues eso la pondría en peligro lo cual así fue.

Ya se viene su cena especial xD y Wakiya ya casi también le va a decir que onda con si vida pero a Rantaro no le importara que sea Doncel 7w7
Gracias por leer 😊❤️ y nos leemos pronto ❤️😊