Hola a todos aquí el siguiente capítulo, espero les guste e.e un poco más temprano de lo usual...
Y ya sabemos lo que se viene aquí.

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El no poder estar juntos
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14 de Abril de 1912...

La mañana para el Titanic había llegado con un buen clima.

— Capitán.— El primer oficial se había acercado a Smith.— está todo listo para el simulacro de este día.

Pero la sorpresiva respuesta del capitán lo consterno.

— Hoy no.

— Pero...

— Todo a salido bien en estos días desde que zarpamos y llevamos buen tiempo.

Ante eso afirmaron a su orden y esa mañana no se realizó el simulacro de rutina que se hacía para saber que hacer contra inundaciones. Era un tiempo bueno y el mar se encontraba en calma y sobre todo sin ningún riesgo de encontrarse iceberg. Para ese momento ya se habían percatado de la falta de las llaves pero después de un par de noches sin problemas para navegar el capitán Smith se había confiado.

En realidad también por eso es que aún mantenían una velocidad aún más alta a la que se acostumbraba llevar. Confiaba en que por el buen tiempo y la velocidad a la que iban llegarían poco antes a su destino, sin duda alguna sería una gran noticia para la prensa ver al trasatlántico más grande del mundo llegar de su viaje inaugural poco antes de lo previsto.

Todo iba en orden.

Pero no para el corazón de Rantaro. Pues debido a que en todo el día anterior Wakiya no se apareció por ningún lado, ya se había preocupado. Así que decidió ir a buscar al pelirrubio.

— Buen día señor Andrews.

— Buenos días Rantaro.— Sonrió amable pues se habían topado en las escaleras del reloj cuando el pelirrubio subía estás para dirigirse a la entrada del comedor. Esperaba ver a Wakiya ahí.

Pero no, pues le habían prohibido el paso.

— Por favor... ¡solo quiero verla!

— La señorita Komurasaki De Karlisle no se encuentra ahora disponible.— Pues Silas se había llevado a su prometido a un área más distante a la entrada y de ese modo no se dieron cuenta de nada. Además el peliverde dio la orden de no dejar pasar a Kiyama.

Pero Rantaro seguía insistiendo y esa insistencia la noto otro pelirrubio en particular.

— Wakiya no se encuentra disponible ya dijeron.— Free se había acercado a Rantaro.

— Solo quiero saber si está bien.

— Y aquí nadie dispone ya de tu presencia.— Free saco de su gabán un par de billetes.— Como agradecimiento a todas tus atenciones pero Silas ya no te quiere cerca.

— No quiero su dinero, quiero verla.

— Regresa a dónde perteneces, con el resto de las ratas porque si vuelves por aquí...

Ante eso Rantaro termino por resignarse ya que era bastante obvio que no podría acercarse a Wakiya.

Pero no por eso se iba a rendir.

Pasado poco después del almuerzo, y Wakiya se encontraba paseando con su madre y otras personas por la cubierta del barco, Rantaro una vez que lo noto se acercó con cautela pero para eso tomo una gabardina y un sombrero que encontró en una de las sillas de la cubierta y se puso eso para que no lo reconocieran.

Wakiya por su parte estaba tan pensativo que no prestaba demasiada atención a lo que decían e iba al final de la caravana y tampoco se dio cuenta de la presencia de Rantaro quién un poco encogido de hombros veía por el barandal sin ser descubierto dándoles la espalda. Cómo Ruth y los demás iban hablando entre si no lo notaron.

Ni tampoco notaron cuando el pelirrubio agarro por el brazo a Wakiya y lo jalo a un cuarto libre en la cubierta.

— ¡Rantaro!.— El ojiazúl se veía sorprendido.— ¿Que estás haciendo aquí?

— Tenía que hablar contigo, no llegaste ayer y no te vi en todo el día.— La mirada del mayor delataba su preocupación.

— Lo siento pero ya no podemos vernos.— Desvío la mirada para evitar verlo.

— ¿Q-que? ¿pero porque?.— Claro que eso sorprendió a su compañero.

— No podemos ya vernos...— Seguía sin verlo a la cara.— No hagas esto más difícil por favor...

— Wakiya...

— Me voy a casar con Silas...— Intento no llorar.— Y se... se que...— Sonrió.— Voy a ser muy feliz con él... y tú...

— ¡No seas tonta!.— Lo sujeto por los hombros.— ¡Yo sé que tú no estás enamorada de Silas!

— No importa si lo amo o no, me voy a casar con él...— Evitó verlo porque eso dolía.

Ya que también se había enamorado de Rantaro así como el lo estaba también.

— Wakiya eso.

— Además... tu y yo somos tan diferentes...— No evitó soltar unas cuantas lágrimas.— Aunque quisiera, no podríamos estar juntos.

— Wakiya...— Suspiro con pesar.— Yo... yo sé que somos diferentes, soy pobre, tu una chica de mundo... que yo no podría darte lo que Silas te podría dar y a lo que tanto estás acostumbrada...

— Rantaro...

— Se... que solo tengo 10 dólares en mi bolsillo y nada que ofrecerte pero...— Le sujeto las manos.— Te haría la chica más feliz del mundo... si para cuándo lleguemos a New York te fueras conmigo.

— No es tan fácil...— El ojiazúl bajo la mirada.

— Yo se que no pero... juntos.— Le beso ambas manos.

— No es eso...— Wakiya lo interrumpió.— Soy un Doncel...

Claramente la expresión estupefacta del mayor delató su sorpresa. Wakiya bajo la mirada nuevamente.

— Por eso me voy a casar con Silas... porque él me aceptó así... y se que...— Se seco las lágrimas.— Ahora que lo sabes no me vas a querer...

— Wakiya...

Pero para sorpresa del ojiazúl Rantaro lo abrazo acariciando su cabello con ternura.

— Quiero que te vayas conmigo...

Le murmuro suavemente para su sorpresa todavía...

Pues Rantaro aún a pesar de saber su gran secreto no había cambiado lo que sentía por él.

— No puedo...— Se apartó de él con algo de brusquedad.— No puedo...

— Pero...— Lo sujeto de la mano.

— Somos de mundos diferentes, no podemos estar...

— Aunque seamos de diferentes mundos como dices, sentimos lo mismo, yo lo sé.— Seguía sin soltar el agarre de su mano.— Y mi oferta sigue en pie.

Wakiya lo vio todavía consternado pero se soltó de el y salió de la habitación dejándolo solo.

Estaba cayendo la puesta de sol cuando Rantaro se encontraba en la proa recargado y viendo el mar con una expresión triste todavía... así había permanecido durante el resto del día después de haber visto a Wakiya y que esté decidiera no estar con él...

No se sentía extraño en saber que el pelirrubio es un Doncel... que si bien no lo veía venir, eso no cambiaba sus sentimientos por él... Además, amor es amor en todas su formas y expresiones... además no hacía mucha distinción para el ya que Valt también lo era, pero lo mantenía oculto debido a que para una persona en su condición buscar trabajo y una mejor vida en su clase, era más difícil.

No importaba que era Wakiya, aún así quería seguir a su lado.

Estaba muy ensimismado en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que Wakiya había llegado hasta él.

— Hola...

Al escuchar su voz Rantaro volteo, Wakiya sonrió todavía nervioso pero continúo.

— Valt me dijo que estabas aquí...

— Shh...— El mayor lo silencio suavemente y le extendió la mano.— Ven...

Pero aún así Wakiya sonrió y se fue acercando hasta darle su mano.

— Cierra los ojos.

— Está bien.— El ojiazúl obedeció y Rantaro lo tomo de la cintura para guiarlo.

— Sube aquí.

Poco a poco el oji café le fue guiando para que barrote a barrote subiera por la proa, teniendo claro siempre cuidado.

— ¿Confías en mí?

— Si.— Wakiya sonrió aún con los ojos cerrados.

Rantaro estaba detrás de él también sobre el barandal y le extendió ambos brazos a los lados aún sujetándolo suavemente de la cintura.

— Abre los ojos.

Enseguida Wakiya obedeció y sonrió al ver de esa manera el mar.

— Vuelo...

Pues el aire suave le hacía sentir que volaba, además Rantaro lo tenía sujeto firmemente de la cintura estando por detrás.

Poco a poco el mayor sujeto las manos de Wakiya aún extendiendo sus brazos. Era una sensación agradable para los dos y no había mucho que decir... sus sentimientos aún en silencio eran correspondidos. Solamente querían disfrutar del momento.

Y de disfrutar de estar juntos.

Rantaro le tarareo una canción al oído y Wakiya ante eso sonrió aun más enamorado a lo que estaba.

Por lo que poco a poco Rantaro entrelazando sus dedos con los de él acabo por rodearle la cintura llevando las manos de Wakiya entre las suyas. Por esa acción el ojiazúl volteo a verlo a los ojos...

Había amor...

Y por ese amor, poco a poco Rantaro se acercó terminando por cortar la distancia que había entre ellos.

Y de un tierno beso terminaron por demostrarse aquellos sentimientos que habían nacido entre ellos. Solo la puesta de sol era testigo de todo lo que sentían el uno por el otro.

Se habían enamorado y era un amor correspondido.

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CONTINUARÁ
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CURIOSIDAD: Y esa fue la última ver qué el Titanic vio la luz del sol pues en la madrugada del 15 de septiembre un enorme iceberg hizo impacto contra el barco lo que provocó su hundimiento.
Debido a el supuesto buen clima y sin el mar rompiendo en el casco, el capitán se había confiado y por ello el simulacro de esa mañana había sido suspendido, pero aún así habiéndo hecho un par de estos los días anteriores no fueron suficiente pues se había generado histeria colectiva poco antes de que el barco se partiera en dos y terminara hundiéndose.
Eso y que tampoco ayudo que no había binoculares...

Chanchanchan e.e ya se viene el "pintame como a tus chicas francesas"creo que a la próxima que vea la película de Titanic ya no la veré de la misma manera...
Gracias por leer 😊❤️ y nos leemos pronto 😊❤️