Capítulo 8: La punta del lápiz
El caminar de ambos animales era lento, aún que no tanto como una oruga, más bien a paso de tarántula. Louis quien sujetaba el brazo por completo del lobo, casi abrazándolo, sintiéndose completamente seguro a su lado. La caminata era tranquila y la incomodidad que alguna vez sintieron ambos desde la primera vez que se vieron ya no existía, ya que fue ese momento, en el que el lobo salvo su vida había cambiado para ambos.
~Flashback~
Al juntar las miradas con la del otro, fue el momento en que todo el mundo se había parado. Legosi quien miraba aquellos enormes ojos de color miel lo tenia completamente loco, y un deseo carnal aparecía, al igual que mirar los pequeños labios del ciervo.
En un principio el lobo estaba completamente dudoso, pero al ver que el ciervo no apartaba la mirada ni mucho menos cambia su expresión, ambos decidieron acercarse hasta por fin darse un beso apasionado.
Un beso en donde el ciervo predominaba. Legosi quien espero para probar el sabor del otro, no disfrutaba el beso, ya que en su cabeza trataba de controlar aquellos instintos salvajes, y el solo hecho de cerrar su mandíbula mientras el otro saboreaba la lengua del canino, fue cuando Louis termino el beso. Quién pido amablemente bajar de aquel barandal.
Legosi no dijo absolutamente nada, más lo único que hizo fue acariciar la mejilla del más bajo, el cual cerrando sus ojos este dejo que el lobo le acaricié.
—Legosi.
—Si. Louis...
—No te contengas a la próxima.
Dijo este para luego abrir los ojos y mirar fijamente al lobo mostrando su sonrisa.
Legosi al escuchar su respuesta lo único que hizo fue acercar todo su cuerpo para luego sujetar la cintura del más bajo, y estando nuevamente cerca del rostro del ciervo, este beso su mejilla, luego un segundo beso en su frente y por último en los labios. Aún que corto, sabía que Louis pedía otro, pero aún que el le pidiera que no se contuviera, Legosi sabía que podría ocurrir si sus impulsos se desatan .
—No prometo nada, ya que aún que quisiera, sigues siendo una presa.
—Lo se, pero no tengo miedo.—dijo sujetando una de las manos del lobo, observando detalladamente sus garras.—De todas formas mi cuerpo ya te pertenece.
Dijo este hundiendo su rostro en el pecho del lobo. Así que usando sus brazos los enrolló al rededor del cuello del lobo para así poder acercarse a una de sus orejas.
—Acariciame. —Susurro.
Louis, quien nuevamente cerrando sus ojos, comenzó a sentir las manos de Legosi recorriendo todo su cuerpo, pero fue el momento hasta llegar más abajo de la cintura, cuando aquellos dedos con garras sujetaban ambos glúteos del hervivoro, lo que provocó que Louis diera un pequeño gemido, lo que provoco que el lobo comenzara a babear nuevamente, así que mientras acariciaba al hervivoro miraba a su alrededor por si alguien pasaba, así que estando completamente seguro, este sujetaba cada una con sus manos dando movimientos circulares, pero fue cuando al ver la pequeña cola del ciervo este la tomo y la alzó, lo que hizo que louis diera un gemido muy fuerte, casi un gritó pero este rápidamente se tapó la boca.
Ambas piernas del ciervo comenzaron a temblar, y al separarse, ambos se miraron al rostro y al ver el rostro del otro, ambos con las mejillas completamente rojas, pero el que era más visible está Louis, ya que el pelaje oscuro de Legosi apenas si se podía notar.
— Y-yo L-louis, ¿no... no te lastime? ¿Verdad?.
—No... No lo hiciste.—sonrojado.— Solo me tomaste por sorpresa.
Hablo Louis, quien se acomodaba su camiseta, pero al momento de mirar abajo y apreciar de la cintura para abajo del lobo, pudo notar aquel gran atributo que podría haber debajo de esos pantalones desgastados por el tiempo del lobo. Así que avergonzado y sin poder decirle por lo que había visto, este solo se dio la vuelta mientras acomodaba "todo aquello" que se pudo haber movido de su lugar.
—Ya es muy tarde.
Hablo Legosi, mirando aquel horizonte el cual ya no había ningún rayo de sol, y a los pocos segundos después una de las chimeneas del barco comenzó a sonar, dando a entender que el barco comenzaba a ir más rápido.
—Dejame acompañarte hasta tu cuarto.
—Me encantaría que lo hicieras.
—Muy bien, hay que irnos.
Asi ambos comenzaron la marcha, pero de un momento a otro, Louis había sujetado el brazo derecho de Legosi abrazándolo.
—¿Esta bien si vamos así?.
—Por mi no hay ningún problema.
Dijo Legosi, mientras caminaban uno al lado del otro.
~Fin del flashback~
Ambos ya habían llegado hasta la habitación del hervivoro.
—Ya estamos aquí.
Hablo Legosi, quien intentaba ver al ciervo, pero este lo único que hacía era ver la puerta.
—No quiero entrar aún.
—¿Qué tal si damos otra vuelta?.
—No podré, mi padre puede que aún esté afuera y si me ve a tu lado.... no quiero pensar que haría.
—Esta bien. Mañana a las 10 de la mañana estaré en la popela del barco esperándote.
—Muy gracioso.— Hablo el ciervo soltando el brazo de Legosi, mientras reía, ya que sabía por qué lo decía.
—Muy bien, me despido de tí, otra vez.
—Si. —Desanimado.
—Bueno. —apenado.
Legosi miraba como Louis habría la puerta de la habitación, pero antes de entrar este se volteó para mirar el rostro de aquel carnívoro quien lo había cambiado por completo.
—Descanza.
Dijo Louis, para luego ser el quien acarició la mejilla del lobo el cual al sentir el tacto del otro lo único que hizo fue disfrutar nada más de las caricias del ciervo.
Así que terminando este cerró la puerta, dejando afuera a Legosi quien aún tenía esa sensación en su rostro. Mientras llevaba una de sus manos a su mejilla y tocando la zona que Louis le había acariciado. Así que dejando aquel lugar este comenzó a caminar nuevamente, tranquilamente donde estaba por cruzar un pasillo que tenía a su derecha, escucho un gritó.
—¡LEGOSI!.
Escuchando su nombre este volteó para ver a Louis afuera nuevamente, así que sin pensarlo este se acercó a él.
—¿Sucede algo Louis?.
Pregunto curioso, observando el cuerpo del ciervo que no tuviera algo. Pero al centrar su vista en el, noto la expresión de vergüenza que tenía en su rostro.
—Yo quería pedirte algo.
—¿Enserio? ¿Qué es ?.
—Cuando este viaje terminé, me gustaría que tuvieras algo.
—¿Bueno y que es?, Espero que no sea algo de tu padre.
—Claro que no.— Ruborizado. —Pasa, está adentro.
—Está bien, supongo...
Dijo el lobo sin entender lo que pasaba en lo absoluto, así que lo único que hizo fue obedecer a la petición de Louis. Quien al ver que este ya estaba adentro cerró la puerta rápidamente y poniendo el seguro este respiro profundamente y se volteó, quedando cara a cara con Legosi quien miraba atentamente ante las palabras del ciervo.
—Bueno, aquí tienes sillones bonitos, unas lámparas para la luz...
—No puedo llevarme eso.—Interrumpiendo.
—¿Que? ¡No!. Lo que quiero es que tú arregles como quieras este lugar... Por qué yo.... Yo.... —agachando la mirada. —Yo quiero que me dibujes.
— ¿Que?. —confuso. —Supongo que sí, estaría bonito, pero un retrato no necesito tanto....
—Quiero que me dibujes.
Dijo Louis casi en un gritó, ya que pedir siempre le había dado pena lo que cayó rápidamente a Legosi, quien miraba con la boca abierta, mientras el ciervo se retorcía de los nervios esperando la contestación de su receptor. Quien lo único que hizo fue sonreírle y aceptar su petición. Para luego irse a una de las habitaciones en las que el ciervo dormía.
—Yo prepararé el lugar, tu prepárate y sal cuando te sientas cómodo.
—Claro, ¿dime la luz está bien?.
—¿Qué?. —Pregunto Legosi mientras examinaba a su alrededor.
—Bueno, los artistas necesitan luz adecuada para pintar.
—Si pero nunca dibuje en condiciones tan horribles.
—Quedate aquí por un momento vale.
—Claro, tú ve a hacer lo que quieras mientras veo el lugar indicado para que estés.
Dijo este, mientras Louis se marchaba dejando al lobo en aquella sala llena de pinturas, sillones de tela costosos y uno que otra antigüedad, ya sean jarrones y demás.
—¡Maldición!.
Se escuchó a Louis en otra habitación.
—¿Sucede algo?.
—Tranquilo, solo es que Bill insiste en cargar está estúpida caja fuerte.— dijo este mientras caminaba nuevamente para quedar frente al lobo. —Mira.
Mencionó Louis para dejar entre las manos de este aquel gran diamante de color azul.
—¡Wow!.— Asombrado y escapándose un silbido.— ¿Qué es, un zafiro?.
—Un diamante.
—¿Enserio?.
—Uno muy extraño.— Mencionó este mientras posaba una de sus manos sobre el pecho de Legosi.—Legosi quiero que me dibujes como tus chicas francesas usando esto.
—Si quieres. —dijo sin prestarle atención.
—Usando... Solo esto.
Comenzando a tragar grueso, por el tono casi sensual que el ciervo tenía. Provocando que Legosi cada vez se rascaba más la cabeza y la nuca, comenzaba a sudar de solo pensarlo, pero como artista que era nunca había rechazado una petición de alguien por ser dibujado, inclusive por un momento comenzó a cuestionarse a sí mismo, si aceptar o rechazar. Pero ver la expresión tan tierna, frágil y tan delicada del ciervo lo hizo aceptar, así que dando un fuerte respiro, este exhaló, y se acercó al ciervo tomándolo de sus hombros. Para darle a entender que comenzará a preparar.
Los minutos pasaban mientras Legosi había acomodado uno de los sofás del lugar en la posición que más convenía, dejando de fondo una bellas lámparas que iluminaban por todos lados al igual que un pequeño sofá y una mesita, mientras el lobo preparaba su material de dibujo. Así que con el tiempo que había transcurrido aprovecho para afilar la punta del lápiz de carbón, pero el recibido de la puerta al abrirse llamo su atención.
Observando como poco a poco el ciervo entraba con un traje de ducha, para taparse, y acercándose de manera juguetona, este tomo una de las cuerdas del traje dándole vueltas.
—Lo último que te pido es que me dibujes como un muñeco intocable, y como un cliente que paga.—dijo dándole un total de 20 centavos.
Hablo Louis, para luego llevar ambas manos a sus hombros para luego quitar aquel traje, dejando a la vista todo el cuerpo desnudo frente al carnívoro, quien intentaba mantener su vista en el rostro de louis.
— r-recuestate... la cama.... e-en el sofá. —Hablando nervioso.
Mientras observa como este caminaba hasta acostarse en el sofá.
—Asi, recuéstate. —decía Legosi.
—Dime como quieres que me coloque. —tratando de acomodar los brazos.
—Tranquilo, como te habías puesto está bien, pon el brazo como estaba.— decía mientras observaba a louis.—Así y tu brazo tocando el rostro. Ahora Louis baja tu cabeza. Y siempre recuerda, tus ojos mirando siempre a los míos.
Fue lo último que dijo Legosi, cuando aquel lápiz que mantenía entre sus dedos comenzó a trazar líneas en aquella hoja de papel. Louis quien trataba de ko moverse, observando al gran lobo como este apenas si mantenía su vista en la hoja de papel, y es que cada vez que esté le miraba fijamente su corazón latía a mil por hora, y el solo tener aquella piedra fría sobre su pecho no ayudaba mucho, los minutos pasaban, y donde había conocido a un lobo tan raro, amable y con la actitud de un niño había cambiado cuando comenzó el dibujo.
Ahora parecía un verdadero carnívoro observando a su presa, y es que aún que nuestra cadena alimenticia sea la misma, provocaba en Louis un nuevo sentimiento encontrado, ¿Que se sentiría ser comido por un carnívoro?.
— Que serio.
Dijo bromeando Louis, mientras se le escapaba una risa, pero al ver que este no reía, oh al menos mostraba una sonrisa solo termino en un momento de incomodidad para el, pensando en que si era apropiado comentar algo en una sesión de dibujo. Pero fue el momento en cuando Legosi paro, y dando un suspiro y ahora volviendo al lobo que había conocido le mostró el dibujo.
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