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Capítulo 3: Manos en la masa

Pero fue al momento de pasar la siguiente página de aquel libro donde el joven lobo artista, necesito modelos.

— Vaya, vaya, vaya. Supongo que disfrutaste hacer estos.

Dijo el ciervo mirando las diferentes poses al desnudo de muchos de las distintas especies de animales ilustradas en la libreta. Desde las más  enormes hasta las más pequeñas.

— Supongo que es lo bueno de Paris. Todos quieren quitarse la ropa cuando quieren ser dibujados.

Dijo el lobo de manera tranquila, mientras que Louis le miraba con asombro por su comentario de doble sentido, así que prestando atención  nuevamente en aquellos dibujos noto que uno de los muchos modelos que tenía,  una era la que más se repetía.

— Te gustó mucho esta coneja, la dibujaste varias veces.

Decía pasando las páginas hasta que Legosi interrumpió con una de sus grandes manos.

— Bueno tiene bonitas manos. — pasando las páginas. — ¿Ves?.

— Supongo que tuviste muchas aventuras con ella. — riendo.

— No, no, no, solo con sus manos. Ella era una prostituta que me permitió dibujarla.

Comentó mientras miraba el rostro del ciervo, y ante lo que había dicho este se replanteo que tal vez fue demasiado directo, así que al ver que el receptor no hablaba solo sonrió de manera nerviosa, donde lo único que pudo ver fue como el ciervo comenzaba a reírse.

— Bueno. No era necesario mencionar eso, pero no queda en duda que algo hiciste con ella.

— No claro que no.

—Claro que sí. — Riendo nuevamente.

— Tenía sentido del humor y era brillante. — Pasando la página. — Y este chico de aquí era alguien similar a ella.

— Bueno no hay duda, tienes un don Legosi, tienes un don increíble, supongo. — menciona este para luego dirigir su mirada al rostro del lobo. —Miras a los demás.

— Te veo a tí.

Dijo el lobo, provocando que que cada cabello del pelaje del herbivoro se pusiera en punta, así que a modo de ocultar la evidente vergüenza este solo contesto de la manera más sería posible.

— ¿Yyyy?. — soltando una ligera risa.

— Me alegra que no hayas saltado.

Dijo sin más dándole una sonrisa ligera ya que lo menos que quería era mostrarle los colmillos al otro, ya que el solo mostrarlos por accidente provocaba en ellos terror, pero tal acto fue notado por el otro, y poco a poco la mano del herbívoro todo el rostro del lobo, devolviéndole una sonrisa también.

— Está bien, no hay por qué ocultarlos. No tengo miedo.

Así que entre caricias y más logro meter los dedos en los labios del lobo y levantarlos, dejando ver unos alargados colmillos de color blanco y muy anchos, pero fue el instinto quien reaccionó antes. Ya que poco a poco este comenzaba a introducir casi por completo, mientras de manera impulsiva el lobo comenzaba a cerrar la mandíbula, pero fue en un par de parpadeos cuando Legosi, tomo el brazo del ciervo con fuerza y lo saco de su boca. Así que alejándose un poco de el este dejó caer sus cosas.

— Yo... ¡Lo siento!.... No quise hacerlo, ¡Perdón!...

Hablo Louis observando como aquel chico solo camino hasta la barandilla del barco, sujetando fuerte de ellas mientras solo se mantenía hay, donde esté observaba como la espalda de este crecía y se encogía de manera rápida, era obvio que estaba agitado, así que decidió no acercar y al ver las cosas tiradas en el suelo comenzó a recoger de una en una.

— [¡Maldición!  No puedo dejar de babear, por un momento... Casi me como una de sus manos]

Pensaba Legosi, soltando baba de su boca, mientras que con el rabillo del ojo podía ver cómo los animales que se encontraban cerca solo miraban y murmuraban. Tenía que despistar, ya que tal vez ellos observaron aquella escena.

Así que al momento este metió ambos dedos hasta su garganta para poder tocar aquella glándula, y en un par de segundos este comenzó a vomitar aquella poca comida que había robado de la mesa de los ricos.

— Legosi ¿todo está bien ?.

Escuchó el lobo, seguido de un par de toques en su espalda. Al momento de escuchó el sonido de un escupitajo y se volteó, mientras que con la manga de su chaqueta se limpiaba la boca.

— Estoy bien. — dijo este, tratando de evitar la mirada del otro.

— Perdón...

Mencionó este para luego agachar su cabeza, así que estirando su mano la cual tenía sujetada aquella libreta junto con el lápiz, este se lo entrego al dueño, quien solo observó por un momento. Así que dando un suspiro fuerte este lo tomo y con uno de sus dedos los coloco en la barbilla del ciervo para así poder levantar su cabeza y lograr observar esos enormes ojos.

— Está bien. No estoy molesto. — Dijo este para luego cerrar ambos ojos y seguido de una sonrisa.




Mientras que en en otro lado del barco, dos adultos caminaban de manera tranquila, un ciervo adulto junto con un caballo.

— ¿Que bella mañana la de hoy no Yafya?

— Claro que si. Una copa del mejor vino tinto de Noruega sería lo ideal.

— Con una deliciosa ensalada bañaba en con aceite de oliva y un trozo de queso.

— Claro que si, te invito al restaurante .

— Un placer aceptar está comida.

Mencionó Oguna riendo de manera educada al igual que Yafya, al momento de que ambos mirarán al frente, comenzaron a notar como alguien se acercaba de manera sonriente a ambos. Y al momento de estar a unos cuantos pasos notaron que era un reptil de la especie de la que es muy conocida por su veneno. Un dragón de Komodo.

— Mira hay viene ese tipo, vámonos antes de que nos hable. — mencionó Yafya.

— ¿Lo conoces?.

— ¡Si vámonos!.

Mencionó este pero al no moverse del lugar aquel dragón de Komodo ya estaba a tres pasos de ellos.

— ¡Hola chicos!. — sonriendo y intentando no mostrar los colmillos.

— Hola... — contestaron ambos.

— Ayer los vi en la cena del restaurante, y pensé que eran divertidos así que hoy quise estar con ustedes.

— Es una verdadera lastima, el caballero Oguna y yo íbamos a tomar aire fresco.

— ¡Es una buena idea, voy con ustedes! .— emocionado.

Mencionó este mientras Yafya quien. Solo rodaba los ojos completamente fastidiado, mientras que Oguna se tapaba con uno de sus pañuelos su boca, y lo que unos podrían creer que  al verlo podría  que este  se estaba burlando, ya que no conocía nada de ambos, así que lo único que hizo fue seguirlos.

Pero volviendo con aquella pareja quienes caminaban en el otro pasillo del barco, hasta llegar a una zona grande donde estaba lleno de animales, mientras hablaban el uno al otro, ignorando por completo a todos quiénes al verlos un carnívoro y un herbívoro juntos no saldrá nada bien, pero no solo fue Legosi quien noto las miradas, si no también Louis.

Así que armándose de valor, este tomo la mano del otro y se lo llevo para bajar una de las escaleras que estaba cerca, para así quedar ambos en un pasillo el cual no estaba muy trascurrido, así que mientras seguían aquel paso veloz subieron por otras que al terminar de subirlas los llevo nuevamente a la terraza.

Y es que al momento de llegar lo único que hicieron fue reír. Uno por la vergüenza de lo que había hecho y el otro por la reacción del otro.
Así que nuevamente estos tomaron una conversación de manera normal, Legosi contándole sus pequeñas aventuras con su amigo. Pero algo si era seguro ya que en el ciervo había despertado algo, por qué donde al principio tenía pena, las miradas profundas duraban cada vez más.











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BUUUUUAAAAAA NO ESCRIBO DESDE EL AÑO PASADO Y SIENTO QUE YA ESTOY PERDIENDO LA MANERA DE COMO ESCRIBIR.

es mentiras siempre escribo así de mal
:3

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