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Capítulo 13: Mi amigo Jack

Las cosas estaban cada vez más aterradora. Cada minuto que pasaba lo único que se escuchaba eran los gritos, llantos. De todos aquellos que esperan su final. Los barcos se marchaban, lo que obligaba a las personas a destruir las ventanas para ver cómo la única esperanza de vida. Se marchaba lentamente. Y en eso una escotilla se abrió. Dejando ver a tres perros de distintas razas. Uno alto de pelaje blanco, su flequillo cubría gran parte de sus ojos, y en su hombro. Uno muy pequeño, pero al lado de ellos, un perro de pelaje amarillo observaba. Su mirada solo refleja tristeza.

— ¡Mierda!. — Mirando los barcos. — El tiempo se acaba.

— Aun lado. Tenemos que cerrar.

Dijo uno de los guardias que vio a los perros. Cerrándole las escotilla, aun que su intención no era fastidiarlos. Fue nada más para que no se metiera más el agua por esa puerta.
Mientras que en uno de los pasillos los animales se movían.

— Sigan de frente. — Decía un lagarto.— La salida está por...

Un fuerte ruido comenzó a aparecer a un costado de el. Una de las puertas comenzaba a crujía. Y unos quejidos se escuchaban. Alguien estaba tratando de romperla. Y fue en eso cuando un lobo de pelaje gris salió. Tomado de la mano de un ciervo. Estos estaban completamente empapados. Mirando a su alrededor, comenzando a caminar pero el lagarto molesto los seguía.

—¡Oigan!.— Regañando.— ¿Que creen que están haciendo?. Tendrán que pagar esa puerta. ¿Me oyeron?.— Ignorado por ambos animales. — Eso es propiedad de Whit-Stars. —Reclamó.

Pero aquellas palabras solo enojaron a la pareja.

—¡CÁLLATE!.

Gritaron ambos animales. Lo que provocó que en el cocodrilo solo retroceda por la impresión. Mientras que un piso más arriba. Los animales estaban gritando. Los guardias junto con otros sirvientes habían cerrado las puertas. No dejaban pasar absolutamente a nadie. La desesperación se acumulaba de manera gradual, solo se escuchan gritos desesperados.

— ¡Abran la puerta!.— Gritaba una hiena de nombre Miguno.— ¡No pueden encerrarnos de esta manera! , ¡El jodido barco se está hundiendo!.

— Todos los hombres ora atrás. La mujeres y niños primero.— Ordenaba.— Ven abre la puerta.

Dijo a uno de los guardias que teñí al lado. Y de manera obedeció. Abriendo lentamente dejando pasar a dos mujeres. Pero fue la desesperación de los otros hombres al rededor que comenzaron a abrir la puerta a la fuerza. Lo que hizo nada más que la tensión se elevara más y más. Así que estos como pudieron cerraron nuevamente la puerta. Los guardias tomaron sus porras y comenzaron a golpear a todos aquellos que se encontraban cerca de la puerta. Donde uno de esos golpes golpeó a la hiena en el rostro, muy cerca del ojo, lo que provocó que este comenzara a sangrar.

— ¡POR EL AMOR DE DIOS!.— Grito nuevamente la hiena.— ¡HAY MUCHAS MUJERES Y NIÑOS AQUÍ ABAJO!.— Desesperado.— ¡DÉJANOS SUBIR PARA TODOS PARA PODER SALVARLOS!.

— ¡YA ME ESCUCHASTE! ¡ABAJO!.

Dijo el sirviente. Lo que después Miguno se alejará, apuntándolo con dos dedos. Mientras bajaba molestó. Pero mientras bajaba miro al gran lobo.

— ¡Legosi!.

—¡Miguno! ¿No hay salida?.

— Es inútil por ahí. Los malditos no abrirán la puerta.

— Lo que hagamos tenerlos que hacerlo rápido.

— ¡Legosi! ¡Miguno!.

Decía el nombre de ambos. Lo que lo voltearon a ver. Era Jack quien se acercaba a los chicos. Seguido de Collot y Boss.

— ¡Jack!.

Dijo Legosi. Recibiendo al pequeño labrador con un abrazo, sintiendo como este temblaba. Sería del frío, oh del terror que puede estar pasando.

— ¡Los botes se alejan!.

— Todo abajo está inundado. Tenemos que buscar una forma de salir de aquí.

— No hay salida por aquí. Collot y yo fuimos a todas la salidas de emergencia. No dejan subir a nadie.

— Maldición. — Pensando.— Vengan. Síganme hay que buscar a Durham.

Ordenó el lobo. Tomando de la mano a Louis. Mientras los tres perros lo seguían. Pero dos oídos más arriba. Se encontraba el tigre en su habitación. Acompañando con uno de los Leones que se sacrificó para que todos sus compañeros se salvaran.

— Señor Bill. ¿Es necesario todo eso?.

Pregunto Ibuki. Mirando como el tigre metía joyas en una pequeña bolsa. De su abrigo. Luego sacando aquel gran diamante. Guardándolo en uno de sus bolsillos del abrigo.

— Claro que si. Yo busco mi suerte. — Dijo mirando al tigre.

— Supongo que si. Igual yo.— Contesto el león. Para después dejar ver el arma que llevaba en su abrigo.

Dijo para después sonreírle y cerrar la caja fuerte. Arriba era todo tranquilas. Mientras que abajo los chicos corrían, buscando una manera de poder subir.

— Por aquí.— Ordenaba el lobo. Seguido por los chicos.

Pasando de la gente que se encontraba llorando por su vida en el pasillo. Oh algunos que no hablan el idioma. Con un diccionario, tratando de averiguar por donde es la salida. Hasta que los jóvenes llegaron a su destino. Pero como Jack había dicho la puerta estaba cerrada.

— Regresen a la puerta principal. Esta permanecerá completamente cerrada. — Decía el felino mayordomo.

— Por favor abran la puerta. — Pidió amable el lobo.

— Ya dije. Vayan a la salida principal. Ahora retírense.

— Abran la puerta.

— Vayan a la salida principal. Ahora retírese.

Dijo nuevamente él mayordomo. Lo que a Legosi se le saliera un quejido frustración, luego este se acercó a la puerta para sacudirla con todas sus fuerzas.

— ¡CON UN DEMONIO! ¡HIJOS DE PUTA! ¡ABRAN LA MALDITA PUERTA!.— Sacudiendo con todas sus fuerzas.

— Legosi tranquilo.

Decía Louis. Ya que por primera vez miraba a Legosi completamente molesto, al igual que su desesperación crecía con el pasar del tiempo. Pero el lobo solo ignoró al ciervo. Mirando a todos los lados una manera de abrir la puerta. Hasta que llegó donde estaba un silla típica que verías dentro de una iglesia. Pero esta estaba pegada al suelo. Así que sería fácil de arrancar. Y con todas sus fuerzas, comenzó a tirar de ella.

— Collot, Jack, Miguno. ¡Rápido!. ¡Vengan a darme una mano!.

Ordenó a los chicos. Que rápidos comenzaron a tirar, pero también. Otros animales al ver lo que hacían. También se unieron para poder arrancar aquella silla.

— ¡Todos a un lado!.— Decía el ciervo. Ya que ahora sabía lo que trataba de hacer.

Así que este quitaba a las animales que ya se encontraban cerca de la puerta. Mientras que el grupo de adolescentes, junto con otros adultos comenzaron a correr hacia la puerta.

— ¡DETENGANSE!.— Grito el mayordomo.

— ¡MUY BIEN!.— Grito el lobo. — ¡Uno! , ¡DOS, ¡TRES!.

Y así estos corrieron hacia la puerta. Dando el primer golpe fuerte a la puerta de barras de metal. Lo que en un principio. No había resultado, pero nuevamente todos se fueron hacia atrás. Y de nuevo corrieron. Derribando por completo aquella puerta.

Jack fue el primero en cruzar. Luego Legosi. Y así Collot ayudó al ciervo para luego ir él después. Ahora este colocando nuevamente a Boss en su hombro, así nadie pudiera patearlo. Mientras de tras los animales avanzaban alegres por abrir la puerta .

— ¡No pueden subir me escucharon!.

Gritaba desesperado un mayordomo delante de los chicos. Pero solo fuer recibido por un derechazo del propio Jack. Quien estaba completamente molesto.

Y así como subían. En la sección de los barcos la los animales se empujaban, arañaban y otros por accidentes caía a las heladas aguas. Pero todo se tranquilizó. Cuando uno de los guardias. Un oso de color marrón. Saco un arma.

— Muy bien. Ahora todos guarden silencio oh los lleno de plomo ahora mismo.— Gritaba ya molesto Riz.— Quiero orden de inmediato.

Dijo el oso. Dándole la espalda a todos. Mientras a escondidas de ellos. Comenzaba a cargar el arma que un principio no tenía ninguna bala dentro.

— Aoba. Llena este bote.— Ordenó Riz a un ave de especie águila calva.

Mientras esta observaba cómo el oso cargaba el arma. Este estaba completamente molesto. Ya que durante estas 9 horas que se encontraba gritando, no había tomado ninguna de sus pastillas. Su cuerpo comenzaba a ponerse más pesado, su cabeza dolía muchísimo más por la molestia de los gritos de los animales. Sus manos tiembla sin parar. Relamiéndose los labios una y otra vez. Mientras trataba de calmarse respirando profundo.

— Llegamos tarde.

Dijo desesperado el tigre de Bengala. Junto con el león quien lo seguía. Pero mientras estos miraban como los barcos se marchaban. Uno, dos, tres y cuatro disparos se escuchaban.

— Está empezando el caos. No tenemos mucho tiempo Ibuki.

— Hay que ir al frente. Murcroft parece que podemos hacer un trato con el.

Sugiero el león. A lo que el joven tigre solo asintió. Mientras lo seguía detrás de él. Pero del otro lado del barco una puerta se abrió. La pareja había logrado subir junto con sus compañeros. Hasta que una voz grito.

— ¡Chicos por aquí!.— Grito alguien. Llamando la atención de Jack quien alegre les informo a los otros.

— Chicos haya esta Durham.

Y así. Todos ahora fueron hasta donde se encontraba el. Recibiendo a cada uno con un abrasó. Pero la tranquilidad se terminó cuando nuevamente otros cuatro balazos se escucharon en el aire.

—Vengan. Quedan unos botes de este lado.— Dijo Durham.

Y así nuevamente estos comenzaron a correr, hasta que a los oídos de Collot comenzó a escuchar una música. Lo que hizo que este digiera una pequeña broma que logró sacarle una risa a Jack.

— Música para ahogarse. Ahora ya me siento en primera clase.

Así fue como la pareja junto con los chicos. Llegaron hasta un atasco de animales. Quienes querían entrar al barco. Gritos mucho más fuertes se escuchaban. Todos se empujaban. Legosi quien con sus brazos protegía al ciervo para que nadie pudiera golpearle.

— Durham, Miguno. Usted busquen en atrás si hay más barcos. Jack y Collot. Ustedes vayan del otro lado. Y qué Dios los acompañe.

Así los cuatro chicos dejaron el lugar. Dejando solo a la pareja. El cual fue vista por un león quien fumaba tranquilo. Así que comenzó a encaminarse en dirección del otro lado del barco. Chocando por accidente con un labrador que solo pasaba junto con un perro de pelaje blanco y uno más pequeño en su hombro.

— Señor.

Dijo Ibuki, haciendo que Bill se volteará.

— Lo encontré. Esta del otro lado esperando un bote. Junto al lobo.

Bill por un momento se quedó completamente callado. Quería escapar, pero por una razón le importaba el ciervo. Así que miro como el guardia subía a la última mujer que se encontraba y después llamaba el tigre. Pero este se quedaba en completo silencio.

— Demonios.

Dijo. Para luego darse la vuelta, estaba claro que iría buscarlo. Mientras que en el rostro de Ibuki. Solo se mantenía una sonrisa, la mejor y peor historia de amor que pudo haber conocido. Mientras que estos se acercaban. Collot llegó hasta el bote, junto con Jack. Pero estos no pudieron pasar. Así que en un descuido, este abrazo al pequeño Boss. Luego fue Jack quien lo tomó en sus brazos. Para después lograr que ambos pudieran meter en uno de los botes salvavidas a Boss. Así que lo único que hizo fue levantar una de sus manos y despedirse.

— Adiós muchachos.— Dijo el pequeño. Mientras una lágrima recorría una de sus mejillas. Observando cómo ambos perros se despedían. Para luego ser alejados por unos guardias.

— ¡Listos para bajar!.

Grito uno de los guardias. Cuando de pronto noto la presencia, mientras que este evitaba por completo la mirada del guardia. Respirando completamente profundo y rezando para que este no lo bajaran. Y aun así el guardia lo vio. Solo decidió aceptarlo, y así el barco comenzó a bajar poco a poco.

Mientras que del otro lado. Legosi estaba obligando al ciervo para que este subiera en el.

— Louis, por favor sube al bote.

— No. no me iré sin ti.

— Yo estaré muy bien. Tu tienes que subir al bote.

— Si. Sube al bote Louis.

Dijo una voz quien se acercó y hizo acto de presencia en la pareja. El Bill quien había llegado junto al león.

— Dios mírate.

Mencionó el tigre. Mientras se quitaba un abrigo, el cual lo arrojó a la cara del lobo. Así luego quitándose el saco de color negro. Y colocándoselo en el ciervo.

— Ten. Póntelo, de seguro estás muerto de frío. — Terminando de colocarle el abrigo.

Pero fue el momento en que estaba por tocar la mejilla del ciervo. Cuando sin previo aviso, el lobo se colocó en frente. Tomando ambas manos del joven herbívoro.

— Tu toma este bote. Yo tomaré el siguiente té lo prometo.

— No. no me iré sin ti.

Dijo Louis. Lo que provocó que el rodara los ojos, completamente molesto por ese comentario mirando como la pareja hablaba. Ignorando por completo al tigre. Mientras que Ibuki solo fumaba.

— Tranquilo. Hice un arreglo con un oficial del otro lado del barco.— Dijo Bill metiéndose en la conversación de ambos.— Legosi y yo estaremos completamente a salvo. Deprisa.— Sonriéndole.— Ya casi están llenos.

Y así fue cuando de pronto. Uno de los guardias tomó al ciervo de los hombros. Llevándolo a la fuerza al barco de herbívoros. Donde tenían 11 animales de cada especie. Una mujer y un hombre, y ya había una cierva dentro. Solo falta uno que fuera masculino. Y así aun con negación. Este subía al bote.

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Poco a poco el bote comenzaba a bajar. Louis, solo observaba, todo su mundo se había silenciado, mirando como Legosi comenzaba a alejarse de él. El lobo le dedicaba la más cálida de su sonrisa. Pero Louis, sin ninguna expresión en su rostro sólo veía como su mundo, ahora el lobo se alejaba de él. De sus ojos comenzaban a brotar lagrima tras lagrima.

Pronunciaba el nombre del lobo. Cuando el último de las últimas bengalas se encontraba en el aire. Iluminando por completo el rostro del venado. Mientras que al rededor del lobo la última luz, comenzaba a apagarse.

Pero fue la sorpresa cuando. Louis se levantó de su adviento. Y sin pensarlo salto del bote. Lográndose agarrar por suerte a una de las barandillas del segundo piso inferior del barco. Asustando a todos los que se encontraban en el bote, y a unos animales que rápidamente se acercaron para ayudar al joven a que este volviera a subir. Mientras que arriba. El lobo gritaba asustado el nombre de Louis. Ya que sorprendido solo pudo ver como este saltaba.

— ¡Qué estás haciendo!. — Preguntaba completamente confundido.

Y abajo. Louis comenzaba a correr por aquel pasillo. Chocando con todos, a su paso. Y así el lobo comenzó a hacer lo mismo. Tratando de manera de buscar al ciervo que se encontraba un piso abajo. Ambos corriendo en pasillos separados con un mismo objetivo en sus cabezas. Hasta que ambos llegaron al mismo tiempo al salón principal. Lugar donde se encontrón por primera vez. La noche que estos decidieron ser más que simples conocidos. Una pareja romántica. El cual necesita uno del otro para poder existir.

— ¡Louis!.— Exclamo Legosi.

Quien rápidamente al tener en sus brazos al ciervo. Quien se había mantenido el llanto desde que comenzó a correr por el pasillo. No soporto mas y comenzó a llorar en el pecho del lobo. Quien le sujetaba con fuerza y besaba la cabeza. Ambos nuevamente abrazados.

— Eso fue muy estupido.  ¡Por que lo hiciste!.— Pregunto el lobo. Sujetando ambas mejillas del ciervo. Mientras besaba sus labios.— Eso fue muy estupido Louis. ¡Por que hiciste eso! ¡Por que!.

— Me lo prometiste. Si tu saltas. Yo saltaré.— Llorando. Acariciando el rostro del lobo.

—Cierto.

Dijo sin más el lobo. Juntando nuevamente sus labios con los del ciervo. Ambos comenzaron a abrazarse. Mientras unas lágrimas salían del rostro del lobo.

— !Oh cielos Legosi!. ¡No podía irme! ¡No podía Legosi!.

— Está bien. Ya pensaremos en algo.

Trataba de tranquilizar al ciervo. Mientras que un piso más arriba los observaba el tigre. Quien trataba de mantenerse calmado. Pero sin querer clavo sus garras en la madera dejando dos grandes rayones. Mientras que detrás de él, el león le trataba de tranquilizar. Comenzándolo a tomar por el hombro para llevárselo a otro lado. Para que este no siguiera viendo, la empalagosa escena del lobo y el ciervo. Pero no pudo más. Ya que ahora consumido por la rabia, Bill tomó aquella arma que tenía Ibuki en su abrigo y comenzó a correr en dirección en la que se encontraba aquella pareja.

Rápidamente fue visto por Legosi. Quien tomó la mano de su prometido, y ambos comenzaron a correr. La primera bala por suerte impactó en la escalera, el segundo logró darle en una de las orejas del lobo, pero la tercera por suerte dio en uno de las columnas. Y así fue como el juego del gato y el ratón. La pareja de animales bajando, piso por piso. Mientras que el tigre apuntaba con el arma y disparaba sin dar en el blanco.

— ¡QUÍTATE!.

Grito molesto el tigre a un oso hormiguero. Quien solo llevaba los chalecos salvavidas. Termino ahora en el suelo. Mientras seguía a la pareja, disparando una y otra vez.

Legosi y Louis. Ya se habían quedado sin escalones. Llegando al último piso el cual estaba comenzando a llenarse de agua. Nuevamente estos estaban sintiendo las duras aguas.

— ¡Vamos de prisa!.

Decía Legosi. Tirando de uno de los brazos del ciervo. Cuando una bala casi impacta con el. Pero fue cuando sin querer. El tigre había mojado aquella arma. Lo que provocó que esta se encasquetara. Y molesto la arrojó al agua. Dándole después unos golpeas a una columna.

— ESPERO LA PASEN MUY BIEN JUNTOS!.

Fue lo último que dijo. Para después volver a subir. Y mirar cómo aquel León solo mantenía su mirada seria, y un cigarro entre sus dedos. Pero mientras este subía los escalones. Bill volteó a ver por última vez aquel gran salón por donde habían escapado los dos animales.

— Oh no, no, no, no. Esto es una maldita estupidez.— Casi al borde de llorar. Mientras que una risa inconsciente salía de su boca.

— ¿Que puede ser tan gracioso?.

— Puse el diamante en el abrigo. — Dijo mirando al león. — ¡Y LE PUSE EL JODIDO ABRIGO A EL!.— Gritando.

Mientras que ambos animales escapaban. Hasta llegar a una cocina para esconderse. Pero fueron los gritos de alguien. Quienes llamaron la atención de ambos. Así que ambos bajaron y vieron a un pequeño cachorro de oso panda. Quien lloraba y gritaba en un idioma completamente diferente.

— No podemos dejarlo. — Dijo Louis.

— Muy bien. ¡Vamos!.

Grito Legosi. Corriendo hasta el pequeño, quien al ver al lobo solo levantó los brazos para que este lo ayudara. Legosi, sujeto su cintura y su cabeza para que se mantuviera seguro. Así que ambos rápidamente iban a subir las escaleras, cuando un oso. Quien hablaba el mismo idioma quito al pequeño de los brazos del lobo y lo empujó. Alejándose de ellos en la dirección contraria.

— ¡POR AHÍ NO!.

Gritaron ambos animales. Cuando dos puertas se abrieron. Y una gran cantidad de agua logró que junto con ese hombre y el pequeño desaparecieron por completo.

Rápidamente Legosi tomó el brazo del ciervo y lo tiró para que corriera por un pasillo. Ambos trataban de escapar a la gran cantidad de agua que venía detrás de ellos.  La cual sólo fueron unos momentos hasta que el agua los alcanzó y los arrastró demasiado hasta chocar con una puerta de barrotes la cual estaba cerrada. La presión del agua lastimaba a los chicos quien apenas si podía moverse. Sujetándose ahora del techo. Llegando a unas escaleras  la cuales estaban también completamente cerradas. Pero fue la suerte cuando otro animal pasaba.

— ¡SEÑOR AYUDENOS!.— Suplicaba el lobo.

— No se vaya por favor.

Aquel animal solo los vio por un momento. Así que se disponía a subir, pero regreso a la ayuda de la pareja. Usando cada una de las llaves que tenía, el agua subía rápidamente, ahora llegando a la cintura de los tres animales. Pero por un descuido sin querer este soltó las llaves.

— Lo lamento. — Dijo. Para luego dejarlos encerrados mientras el agua subía.

Así que sin más que hacer. Legosi se sumergió. Y pasó uno de sus brazos a través de la reja. Tratando de tomar la llave, sin poder encontrarla hasta que toco la cadena y así logró ubicarla. Y como pudo lo logró sujetar. Rápidamente este subió nuevamente para tomar aire, y volvió a bajar. Así metió una de las llaves en la cerradura. Pero esta se trabo. Legosi trataba de darle la vuelta sin romper la llave. Ya que al más mínimo esfuerzo, este podría romperla. El agua ya había cubríos al ciervo por completo. Y como pudieron ambos nadaron, hasta la escalera más cercana y así subieron.

Mientras que arriba el último barco se encontraba por zarpar. Todos ayudaban para mover el barco. Pero el oso no dejaba que nadie se acercara al barco.

— ¡Por que nos niegan la oportunidad de vivir!.— Gritaba el labrador.

— No me importa en lo absoluto matar a unos bastardos. Ahora Aléjense.

Gritaba ya histérico Riz. Mientras miraba la multitud de animales. Quien a la fuerza trataban de subir al barco. Así que rápidamente un animal trató de saltar sobre los oficiales. Pero Riz logró darle en una pierna. Pero por la gran cantidad que se empujaban. Sin querer empujaron al labrador. Quien recibió también un disparo por parte del oso.

—¡JACK!.

Gritaba Collot. Sujetando el cuerpo de su amigo. Quien ahora se encontraba sin vida.

— ¡BASTARDO!.— Grito Collot. — ¡ALGUIEN AYÚDEME!.

Lloraba desesperado repitiendo una y otra vez el nombre de su amigo. Mientras que Riz. Al ver lo que había hecho solo dio unos paso para atrás. Ya que la sangre del perro estaba tocando sus pies. Volteaba a ver a sus compañeros quienes aseguraban el barco. Así que sin pensarlo. Miro a uno de sus amigos. Un puma que se encontraba junto un oso hormiguero quien ayudaba a que la gente no pasara.

Mientras que Kibi. Solo miro como Riz se colocó dos dedos en su frente y se despidió. Para después colocarse el arma en la cabeza y jalar del gatillo.

— ¡NO!.

Grito el el oso hormiguero. Para luego Tao tomarlo de la mano.

— Ven. Ayudadme, no quiero que veas eso. Te prometo que saldremos de esta.

Dijo Tao. Quien trataba de tranquilizar a su amigo tras ver aquel suicidio por parte de Riz. Quien ahora su cuerpo se encontraba en el agua flotando.

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