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Capítulo 12: La hora mas larga.

— ¡Soltadme!.

Gritaba con desesperación el lobo. Este había despertado en una habitación de color blanco, muebles de madera un poco desgastados, pero en ella no había cama. Así que la posibilidad de que sería una sala de algún empresario fue lo primero. Ya que las otras opciones que tenía no las quería ni imaginar.

Aquellas esposas comenzaron a apretar mucho más fuerte por los tirones que había dado y de la desesperación, trataba de tranquilizarse. Cosa que no duro mucho tiempo. Cuando la única puerta se abrió, dejando entrar a un león, su peinado era peculiar, ya que su melena era igual que una trenza. Así que lo único que hizo fue arrastrar una mesa pequeña junto con una silla.

Legosi. Quien solo miraba como ese gran felino se sentaba, este le mostró aquella sonrisa, mostrando sus colmillos, y en aquella mesa, colocando un arma.
Esta era una pistola semiautomática; Colt M1911 oh, pistola calibre 45 junto con dos cartuchos. Aun que estas solo dejan salir una bala cada vez que el gatillo es presionado, con solo una bastaba para quitarle la vida a alguien.

— ¿Que está haciendo?.

Preguntó el lobo. Al ver como aquel gran león. Lo único que hacía era jugar con las balas. Colocando una en la mesa y mirando cómo está regresaba a su mano. Dando a entender como lentamente el gran barco. Comenzaba a hundirse. Alzando una de sus manos tomó aquella bala entre sus dedos, y le dedicó una gentil sonrisa al lobo. Mientras que sin quitar la sonrisa, recargaba el arma.

—Oye. No creo que este barco se pueda hundir. — Hablo el león, mirando por unos segundos a Legosi para luego ponerse de pie y caminar en dirección a el.— Mi jefe me pidió que te diera esta gentil muestra de nuestro aprecio.

Fueron las últimas palabras que salieron de su boca. Cuando sin poder evadirlo. Sobre el vientre del lobo un fuerte puñetazo impacto. Golpe que logró que este se retorciera del dolor y se pusiera de rodillas.

— Saludos de nuestro señor y jefe. Ibuki.

Dijo. Para después tomar una pequeña llave, la cual eran de las esposas. Y cerrar la puerta del lugar.

Mientras que arriba en la cubierta. Un venado compláceme en silencio, observaba, como dos hombres, un caballo de color marrón oscuro. Junto con un dragón de komodo, metían a las mujer y niños.

— Vamos cariño, entra en el bote con tú mami. — Dijo el reptil. Ayudando a una familia de conejos a subir.

—Rápido niños. El agua está helada, y el último que no suba morirá.

Dijo el caballo, para luego escucharse llanto sobre algunos niño. Que se encontraba cerca, así que con desesperación, aquel reptil los comenzó a calmar, mientras cantaba una pequeña pero dulce tonada.

Mientras que Louis. Solo se encontraba ahí, parado. De manera que solo observaba como los rostros de músculos lloraban, algunos gritaban del dolor abrazados. Pero a su alrededor lo único que estaba era silencio, un fuerte remordimiento estaba con el. Pero fue el llamado de su padre quien lo regresó a la tierra.

— ¡Ven!. Ya hice un trato. Subiremos a un barco.

Dijo el ciervo de mayor estatura, dejando ver como en un solo barco habían Leones.

— ¿Y dejaremos morir a un par de familias por salvarnos?.

— No empieces a lloriquear Louis tú...

—¡ Cierra tu puta boca!.

Gritó el joven. Mirando con odio a su padre, el cual había quedado completamente silenciado por su propio hijo.

— Hay muy pocos barcos. Solo la mitad se salvará y la otra morirá. ¡No entra eso en tu maldita cabeza!.

— No si solo se salva la mejor parte. — Hablo el tigre de bengala.

Bill. Quien se había metido a la pequeña pela entre padre he hijo. Este tenía una sonrisa en su rostro. Sabía que él sería la única opción de vida. Así que tenía en mente ver la cara del hiervo y humillarse para rogar por su vida.

— Lamento no guardar el dibujo. Posiblemente dentro de unas horas valga una fortuna.

Fue lo último que dijo el tigre. Para luego observar el rostro sin expresión del siervo. Este estaba destrozado por aquel comentario, y fue cuando el primer cohete apareció en los aires, iluminado toda la cubierta.

— Eres un maldito bastardo. —Dijo Louis.

Y donde en aquel rostro había una sonrisa. Poco a poco comenzó a ponerse una seria por parte de Bill. Mientras que al lado de ellos, una voz decía el nombre del ciervo.

— Ven querido. Tu sigues.— Dijo Gosha.

Ayudando al joven a poder entrar en su lugar. Que había en el bote lleno de leones. La mafia que había subido al barco. Llevándose consigo no solo al padre de Louis. Si no también al Beastars Yafya. Quien había negociado una gran parte de su fortuna para salvarse junto con el dragón de komodo.

—Sube al bote Louis. — Dijo el padre del ciervo extendiendo su mano.

Mientras que Louis se mantenía firme, sin moverse. Louis no quería subir. Pero fue la voz de bill, quien luego le ordenó subir.

— ¡Louis!... ¡sube al bote!. — Levantando la voz. Mirando a su hijo quien de sus ojos comenzaron a salir lágrimas.

— Yo no voy padre.

Fue lo último en decir para luego darse la vuelta y comenzar a alejarse.

— ¡Louis regresa!. ¡Regresa en seguida!.

Grito con todas sus fuerzas el ciervo, dándole una mira al tigre. Cosa que entendí para rápidamente ir tras el ciervo. El cual logró alcanzar, sujetándolo fuertemente del brazo, de manera en que así ambos quedaran cara a cara.

— ¡Adonde vas!.— Molesto.— No me digas. Irás a buscarlo verdad. ¿Quieres convertirte en la puta de un imbecil?.

— Prefiero ser eso. Que tu futuro prometido.— Dijo Louis. Tratando de sacarse de su agarre.

— ¡Claro que no!. ¡No!. ¡NO!.

Sujetaba los brazos del ciervo. Intentando que este no se zafara de su agarre, mientras los gritos de su padre se escuchaban fuerte. Y al rededor de ambos los animales se apartaban.
Y gracias a las clases del lobo. Louis desde su garganta comenzó a hacer una gárgara con su saliva. Para luego escupirla en el rostro del tigre, donde salpicó parte de su ojo derecho. Y por reflejo llevo una de sus manos a su ojo. Y con solo una mano no pudo sujetar al ciervo. Rápidamente este se soltó de su agarre y comenzó a correr. Alejándose del lugar.

Mientras que en el barco. El ciervo de mayor edad estaba por salir, pero fue cuando otros animales comenzaron a bajar el barco. Sus gritos comenzaron a ser más desesperados, intentado sujetarse del barco, y lograr visualizar a su hijo. Pero fue en vano. Cuando nuevamente el tigre volví sin su hijo. Y lo único que estaba eran en las miradas de ambos. Mientras el tigre se mantenía en la proa. Y junto con la banda el shishigumi, y la pareja de Beastars. Solo se mantenían en silencio. Observando al ciervo comenzaba a lagrimear.

Pero mientras el drama ocurría en la parte de arriba. Abajo del barco en la segunda cuarta planta más profunda del barco. Sobre aquel pasillo completamente solitario. Los gritos del lobo era lo único que se escuchaban.

— ¡AUXILIO! ¡Alguien por favor ayuda!.

Gritaba sin parar. Golpeando las esposas junto con el tubo al cual estaba sujetado. A modo de imitar a una campana.

Mientras que dos pisos más arriba. Louis corría por los pasillos, chocando varios animales a la vez. Tratando de pasar lo más rápido que podía.

— ¡Señorita Rokume!.

Gritaba un nombre misterioso el ciervo. Mientras buscaba, sin parar. Pero fue cuando aquella gran serpiente hizo su aparición, entrando de puerta en puerta. Buscando que todos estuvieran fuera de sus habitación y que estas fueran arriba.

— ¡Rokume!.— Gritó el ciervo. Lo que hizo que esta volteara a ver a quien lo llamaba. — Gracias a la gran ballena. Señorita ¿dígame a donde lleva el sargento de mariana a alguien arrestado?.

— ¿Que?. —Confundida. — Vaya a la parte de arriba de inmediato.

— ¡NO!. — Se le escapó un grito. Lo que provocó que la serpiente le mirara de manera extraña. — Haré esto con, oh sin su ayuda. Pero sin ella será mucho más tardado.

— Muy bien.— Dijo aceptando. — Baja en el ascensor hasta el fondo, luego tienes que ir a la izquierda por el corredor de la tripulación. Luego a la derecha  y después a la izquierda de nuevo en las escaleras, pero es un corredor muy largo. Así que tendrás que correr lo más rápido que puedas.

Daba explicaciones al ciervo. Mientras que legosi en su celda. El cual estaba completamente agotado por gritar y tratar de agitar las esposas.  Fue cuando sus orejas captaron un ruido extraño. Al momento de voltear hacia la puerta, observó como por debajo de la puerta el agua comenzaba a entrar.

— ¡Maldicion!. — Asustado. — ¡Puta mierda!.

Exclamó. Subiéndose a la mesa nuevamente y asi intentar romper ahora el tubo al cual estaba atado.

Mientras que arriba Louis corría por los pasillos desesperado. Recordado cada instrucción de la serpiente. Derecha, luego izquierda. Ahora este se encontraba entre un tumulto de animales los cuales discutían con aquellos que querían entrar en los ascensores.

Pero antes de que pudiera entrar en uno. Un puma de color negro. El cual estaba al lado de lo que parecía un oso hormiguero. Le detuvo.

— Lo lamento. Pero los ascensores no se pueden ocupar. Tiene que subir por la salida de emergencia.

Louis. Quien se quedó un rato mirando el rostro. De aquel chico, el enojo lo inundo. Así que tomándolo del cuello lo metió en el ascensor.

— ¡ Ya me canse de ser educado! ¡Maldita sea!. — Entrando en el ascensor.— ¡Llévame de una maldita vez abajo antes de que te rompa los dientes!.

Grito furioso. Lo que asusto al puma, activando el ascensor. Y ambos comenzaron a bajar.

— Rápido. Cubierta E.

Poco a pocos. Ambos descendían, lentamente. Lo que para el ciervo era la hora más larga de su vida. Fue hasta el momento de llegar a la cubierta E. Y ser recibido por el agua. Lo que asusto al puma.

— ¡Jesucristo!. Lo lamento pero tengo que subir.

— ¡No!. — Grito el ciervo. Para detener el ascensor. Abrir las rejas y salir.

—  ¡Caballero regrese!.— Observando al ciervo. — Lo lamento.

Dijo para luego cerrar la puerta y subir nuevamente. Dejando al ciervo solo por el pasillo de color blanco.

— Muy bien. Tripulación...— Decía mientras miraba a todos lados. Hasta que divisó un pequeño cartel. — Pasillo de la tripulación. ¿Ahora que era?. ¡Escalera!.

Dijo casi en grito. Cuando miro el siguiente punto. Y fue al llegar al pasillo que se encontraba en ese largo corredor.

— ¡Legosi!. — Grito el nombre de su amado.

Comenzando a caminar a la derecha. Pero por una maleta este tropezó, lo que lo obligó después a quitarse los zapatos, ya que comenzaron a hacer mucho más pesados. Y de nuevo este comenzó a gritar el nombre de Legosi. Pero comenzó a entrar en pánico, cuando todas las luces del corredor comenzaron a apagarse y a encenderse.

Gritaba sin parar. Pero fue cuando escucho su nombre.

— ¡LOUIS!.

Se escucho en su espalda lo que hizo que este volteara. Rápidamente este comenzaba a correr pero por el agua que llegaba ahora hasta las rodillas, comenzaba a dificultarse.

— ¡Estoy aquí!.

Se escuchaba desesperado el lobo. Pero todo cambio cuando vio abrirse nuevamente aquella puerta.

— ¡Legosi!.— corriendo hasta el. — ¡Perdóname!, ¡perdóname! , ¡perdóname!.

Dijo hasta llegar a él y sujetar nuevamente aquel rostro del lobo y juntar su boca con la del carnívoro. Dándose un beso muy largo.

— Louis tranquilo. No fue tu culpa. Ese maldito lo puso en mi bolsillo.

— ¡Lo se!. — Decía el ciervo abrazando al lobo.

— Escucha tienes que buscar la llave de repuesto. Busca en los gabinetes de ahí. — Señalando. — Es pequeña y plateada.

— Pequeña y plateada.— Tocaba cada una de las llaves. — No hay ninguna. Todas son de bronce.

— Prueba aquí. — Señalando con una de sus piernas.

Rápidamente este se acercó al escritorio y comenzó a buscar en ella. Pero fue cuando en la cabeza del lobo surgió una duda.

— ¿Como supiste que no fui yo?.

— No lo hice. Solo me di cuenta que lo sabia.

Dijo para luego dedicarle una sonrisa. El cual Legosi al verla se la devolvió.

— Sigue buscando. — Ordenó el lobo. A lo que Louis hizo caso.

— No está la puñetera llave. ¡No la encuentro!.

— Muy bien Louis. Tienes que buscar ayuda... Yo estaré bien. Lo prometo.

Louis estaba asustado. El único ser que había amando de verdad estaba en peligro. Así que este se acercó nuevamente al lobo y le dio un beso.

— Está bien. Volveré pronto.

Así que sin perder tiempo este corría por los pasillos.  Se encontraba completamente desesperado. Gritando por ayuda, así que decidió subir un piso más. Gracias a que se había quitado los zapatos era mucho más rápido. Pero fue cuando miro a alguien tratando de llevarse unas cajas. Así que rápido se acercó a él por ayuda. Pero lo único que hizo fue hablarle en ruso, tirando unas cajas. Y empujar al ciervo para que lo dejara tranquilo mientras subía las escaleras. Louis estaba apunto de soltar en llanto. No había nadie cerca y los únicos que había encontrado no lo querían ayudar.

Se encontraba sentado en el suelo, frente a una habitación, la cual tenía decoraciones bonitas. Pero fue cuando miro su propio reflejo en aquel gran espejo. Mirándose así mismo, y luego fijar su mirada en su pie. Y en aquel gran número que estaba escrito en el.

Así que sin más. Este comenzó a llorar, gracias a la desesperación, rabia y el no poder hacer nada. Pero fue cuando las luces comenzaron a pagarse. Y el ruido de cómo se hundía el barco. Pero poco a poco se escucharon unos pasos.

— ¿Dios mío que hace aquí?.

Tomando al ciervo de la mano.

— ¿Que está haciendo?
—No se preocupe lo llevaré a un lugar seguro.
— No escuche. Hay alguien atrapado...
— Tranquilo no hay por que estar en pánico.
— No escuche...
— Llegaremos sanos y salvos solo tenemos que subir.— ¡No!.— Suélteme.

Ya sin paciencia, soltó un fuerte golpe en aquel animal. El cual de su nariz comenzaba a salir sangre.

— Váyase al diablo.

Dijo el animal. Dejándolo nuevamente solo. Así que este comenzando a cerrar sus ojos se disponía a ir con Legosi. Pero fue al ver aquellas pequeñas cajas que se encontraban en el suelo. En ella había un algo. Así que rápidamente se acercó y al levantar la pequeña caja. De ella cayo un arma junto con tres balas. Así que tomándolo rápidamente. Este comenzó a correr por los pasillos. Mientras que con sus manos cargaba el arma. Pero fue cuando se quedó petrificado cuando al bajar las escaleras miró cuanto había subido el agua.

Lentamente este comenzó a bajar. Y la fría agua tocaba al ciervo. Agua  que en una primera vez le llegaba a los tobillos. Ahora ya era demasiado profunda para el. Así que quitándose el exceso de ropa que traía. Dejándose únicamente en unos pantalones ajustados y una camisa manga larga de color blanco.

Estaba por entrar, cuando ahora el largo pasillo. Se colocó el arma en la boca. Así tratando de que esta no se mojara y se dañara. El ciervo comenzó a moverse, sujetándose de la tubería que se encontraba en el techo del pasillo. Poco a poco sus dientes comenzaba. A doler, y las mejillas comenzaron a entumecerse, pero gracias a Dios. Nuevamente el agua comenzaba a llegar a la altura de la cintura. Así que entró en cuarto en que se encontraba Legosi.

— ¡Louis!.— Dijo su nombre con alegría. Para después formarse una expresión de terror cuando Louis le mostró el arma.

— ¿Esto servirá?. — Preguntó mientras se acercaba.

— Lo vamos a averiguar. —Dijo Legosi. — ¿Cuantas balas tiene?. —Preguntó.

—Cuatro. Una ya estaba en el arma, las otras se las puse antes de llegar aquí.

— Muy bien. Hazlo.— Dijo Legosi. Mientras miraba como el ciervo se acercaba con el arma.

Así que sin pensarlo Louis apuntó. Lo que puso de los nervios al gran lobo gris.

— ¡Un momento!.— Casi en un grito de terror.— Practica dos disparos en el mueble de haya.

— Si. — Dijo sin más. Dando el disparo en la puerta de madera del mueble.

— Muy bien. Ahora intenta disparar a la misma marca de nuevo. Louis. Vamos puedes hacerlo.

— S...sSi. — Dijo Louis apuntando otra vez. Pero ahora el disparo pegó en una distancia más alejada al primer disparo.

—Muy bien. Ya practicaste. — Dijo Legosi.— Vamos Louis puedes hacerlo.

— Muy bien.

— Espera, sujeta el arma con tus dos manos.

—Si. — Obedeciendo.

— Concentrare y mira a través del arma. Y ahora Louis, se que puedes hacerlo... confío en ti.

Fueron las palabras del lobo. Lo que provocaron nada más, mucho más miedo en el ciervo. Así que obedeciendo a todo lo que dijo el lobo, jalo del gatillo. Dando por fortuna en las esposas.

— ¡Lo lograste!.— Gritaba del alivio Legosi. Mientras se miraba las manos. — Muy bien es hora de largarnos de aquí.

Ordenó el lobo. Tomando de la mano ahora su pareja. Y saliendo de aquella habitación.








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Capítulo terminado por esta madruga. Espero les guste. Por que ya casi termina esta historia y ya viene lo chungo.

Un pequeño cambio que hice fue el del hacha. Ya que decidí hacerlo. Gracias a este dibujo. Ahora ya entenderán lo que me imagina mientras escribía.

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