Capítulo 7: Atracción y Dificultades.
Este capítulo se podría decir que es exclusivamente para las parejas secundarias, más Namjin que otra cosa a decir verdad.
En mi defensa, solo me dejé llevar 😁
DISFRÚTENLO
Una semana y media, ese es el tiempo que había pasado desde su primera salida juntos. Pero no fue la última; se les veía juntos en todas partes, en la biblioteca en sus sesiones de tutoría, en el gimnasio practicando juntos, dónde Yoongi seguía recibiendo las instrucciones de Hoseok para seguir mejorando o en el almuerzo, dándose de comer mutuamente y con Yoongi regalándole todos los días una porción de tarta de fresa al castaño. Siempre riendo y platicando.
—Siento que me abandonaron —dijo Kook, poniendo la mano en su pecho, simulando estar dolido.
Los cuatro chicos, sí, Jimin también estaba ahí, veían como ellos dos almorzaban juntos en la cafetería de la escuela; en una mesa para dos, dándose de comer el uno al otro y sonriéndose como si fuesen las únicas personas en el local.
—Cierto —empezó Jimin—. Últimamente Yoongi solo se la pasa hablando con Hobi, ni siquiera me presta atención cuando le hablo —se plantó algo de tristeza en su rostro.
Kook puso el brazo sobre sus hombros, acercándolo a él.
—Yo siempre tendré tiempo para ti, amor —dio un pequeño toque en su nariz, provocando que sus mejillas se tornaron rosas.
Sí, hace unos días comenzaron a salir, cosa que ponía furiosas a muchas de sus ex-novias, ya que no creían que en realidad él estuviera saliendo con un chico en tan poco tiempo.
—No puedes hablar en serio, JK —empezó la pelinegra con el ceño fruncido—. ¿Ese chico?
—¿En qué te molesta , eh? Nuestra relación duró menos de una semana por tu maldita toxicidad. ¿Crees tener algún derecho de opinar?
—Lo tengo —se le acercó—. Tú solo puedes estar conmigo —tomó su rostro entre sus manos y se inclinó cerrando los ojos, haciendo que sus labios se rozaran.
Este la apartó lo más rápido que pudo y limpió sus labios.
—¿¡Podrías dejar de humillarte!? ¿¡Que acaso no te basta con… —vió a Jimin tras ella, con lágrimas cristalizando sus ojos, el rubio al notar que Jungkook lo miraba comenzó a alejarse—. No.... ¡Minnie!
Corrió tras él con desesperación, dejando a la chica atrás a pesar de sus insoportables quejas. Alcanzó a tomar su mano cuando se encontraba a unos metros del lugar, pero este no lo miraba, solo le daba la espalda mientras sollozaba.
—Jim... escucha.... yo no quería besarla, te lo juro...
—No soy suficiente para ti —interrumpió su agitada explicación, con la voz quebrada.
—Jimin no..
—Deberías dejarme —volvió a interrumpirlo, sorbiendo su nariz—. De cualquier manera solo llevamos un día juntos.... Si no hubieras.... tomado mi mano al entrar.... tal vez nadie lo sabría. Sí, eso sería lo mejor para todos, nadie te criticaría.
—¡Minnie! —lo acercó al jalar su mano, haciendo que sus ojos llorosos se posaran en él por breves segundos, sorprendidos. Pero no pudo mantenerla, ya que la dirigió hacia otro lado. Jungkook, luego de un suspiro, tomó su mentón para que lo volviera a mirar—. Te prohíbo decir eso, Jim. No me importa lo que piensen todas ellas, ni nadie en esta maldita universidad, mucho menos fuera de ella. Al final me di cuenta de que nunca fueron importantes para mí —vió como sus ojos volvían a cristalizarse—. Al parecer solo estaba tratando de buscarte en ellas.
Secó sus lágrimas con suavidad, dedicándole una pequeña sonrisa.
—Eres todo lo que esperaba, Jimin. Desde el día en que oí tu voz, supe que era la única melodía que quería escuchar. Cuando te vi por primera vez, tu hermosa y delicada figura no salió de mi cabeza durante días. Yo no me atrevería a hacerte daño, mi ángel, y tampoco dejaré que otros lo hagan. Pero no te rindas conmigo, ¿sí? No me dejes por supuestamente mi bien, te pido que no lo hagas.
El rubio no pudo contener sus emociones. Las lágrimas volvieron a brotar al escuchar esas palabras del chico que le empezó a gustar desde el día en que lo vio cruzar las puertas de la universidad. Ese mismo del cual tomó fotos mientras jugaba baloncesto y las puso de fondo de pantalla, creando también un álbum que guardaba como su tesoro en un pequeño cajón de su cuarto; era aquel que le robó el corazón con su hermosa sonrisa y personalidad.
El mismo Jungkook que sostenía su mentón y le decía todas esas palabras de aliento, empezaba a acercarse lentamente a él, mostrando en sus ojos un brillo de determinación pero buscando a su vez, su aprobación para continuar. Al ver que Jimin no se alejaba, con un gesto suave, inclinó levemente la cabeza y juntó sus labios, creando un contacto que era delicado y electrizante a la vez. El beso comenzó con un roce sutil, dejándolos sentir la suavidad que los abrazaba en cada lento movimiento. La calidez de su aliento se entrelazaba, envolviéndolos en una sensación de calma y seguridad. Mientras el beso se profundizaba, todo a su alrededor desaparecía, las manos del rubio subieron desde sus brazos hasta su nuca, acercándose aún más para poder seguirle el ritmo a la experta boca del pelinegro; él era un novato. Al alejarse, su llanto cesó, dando paso a una leve agitación acompañada de un fuerte sonrojo. Con el corazón latiendo con fuerza, se decidió a hablar.
—Me quedaré a tu lado entonces. Aunque nadie lo acepte, lo haré, tomaré ese valor y fuerza que me das para enfrentarlo todo y nunca soltar tu mano, ¿está bien?
Su tímida e inocente expresión reveló una amplia sonrisa en su rostro.
—Está más que bien —volvió a atraerlo junto a él para unir sus labios, otra vez.
Y así lo hicieron, ahora no les importaban los demás, ya que ellos se adoraban de tal manera que daban de lado a esos comentarios. Kook solo se centraba en su dulce angelito y Minnie en su lindo y algo feroz novio.
—Por favor, paren —intervino Tae en su dulce momento; Kook besaba las mejillas de Jimin, haciéndolo reír—. Creo que una cosa preocupante aquí es la actitud de Jin.
Todos miraron al castaño; realmente lo era, Jin ni siquiera hablaba, solo se dedicaba a remover su comida, pensativo, y algo deprimido.
—Seguro está así porque Hobi no le presta tanta atención como antes —dijo Kook.
Y era lo que todos pensaban.
—No es por eso —habló finalmente Jin, dejando su tenedor a un lado y cruzando los brazos sobre la mesa—. Es algo mucho peor.
Todos estaban confundidos. Ver a Jin serio y sin ganas de nada, sin ganas de insultar y regañar especialmente, era muy raro.
—Entonces, dinos que es —dijo Tae, mirándolo con preocupación.
—... Me besó —murmuró—. Sin darme cuenta.... lo hizo —levantó la vista, encontrándose con tres rostros sorprendidos.
—¿Quién te besó, Jin? —preguntó el de lentes, frunciendo el ceño, mostrando una expresión de molestia.
—Nam… Namjoon —tartamudeó.
—¿¡Qué!? —dijeron todos con el mismo tono y el mismo asombro.
Resulta que, el lunes en la tarde, Jin fue a buscar a Hobi al gimnasio, pero este no había llegado aún; solo se encontraba Namjoon limpiando.
—¡Kim! —gritó, llamando su atención —. ¿Sabes en dónde está Hoseok?
Él se detuvo, dejando la escoba a un lado y acercándose a él a paso lento.
—Hoy no tiene práctica —empezó con un tono tranquilo—, así que viniste en vano.
Un suspiro de frustración fue lo que desprendió al escucharlo.
—Él nunca me avisa —murmuró, evidentemente molesto—. Bueno, entonces me iré —comenzó a caminar hacia la salida.
—¿¡Acaso te gusta Hoseok!? —gritó, provocando que Jin se detuviera y se diera la vuelta.
—¿Disculpa? —se encaminó hacia su anterior posición—. Creo que esa información no te concierne, Kim —dijo ya frente a él, este soltó un leve suspiro.
—Está claro que lo único que te importa es él, por eso lo pregunto. ¿Acaso no puedo tener curiosidad?
—Ja, me crié con él, idiota. Así que es muy normal que siempre quiera protegerlo y estar al pendiente de él.
—¿Y qué hay de ti? —Jin frunció el ceño por la confusión que le generaron sus palabras—. ¿Quién te protege y cuida de ti, Jin?
No sabía que responder a eso. Jin desde su adolescencia fue bastante independiente; solo le importaba la seguridad de Hoseok. Aunque muchos dijeran que le gustaba, era solo un sentido de protección inigualable lo que hacía que actuara así, a pesar de que nadie lo entendiera.
—No necesito que nadie que me proteja, yo puedo encargarme de mí mismo —respondió con firmeza.
—¿Y cuándo ya no puedas? —volvió a cuestionar, acercándose lentamente —. ¿Qué pasará entonces? ¿Quién se ocupará de ti?
—Oye, ¿a dónde quieres llegar con todo..
Sus palabras se quedaron en el aire, ya que Namjoon lo interrumpió, al acercar su rostro con una mano y con la otra atrayendo su cintura, para terminar uniendo sus labios. Esto lo tomó por sorpresa, trató de alejarlo al empujar su pecho con sus manos, pero él no se lo permitía. Y luego, cuando su cuerpo se rindió, le siguió el beso.
Sus labios encajaban a la perfección con los suyos. La manera en que estos se movían, atrapando cada labio entre sus dientes, le estaba proporcionando un ritmo adictivo que no podía finalizar. Sus manos actuaron según su deseo y se agarraron fuertemente de sus brazos, aferrándose a ellos para controlar todas esas emociones que le estaba provocando el simple toque de Namjoon.
Este, después de unos segundos se alejó lentamente, aún sin apartar su mano de su rostro, la cual acariciaba su mejilla.
—Deja que yo te cuide —susurró sobre sus inchados labios, rozando con suavidad sus narices—. Prometo que no me apartaré de tu lado en ningún momento. Solo déjame protegerte, mi precioso rey.
Atónito, esa es la palabra que describía su estado, ya que no se movía, solo lo miraba como queriendo llorar pero no podía. Quería hablar pero el nudo que se formó en su garganta no se lo permitía.
Y verdaderamente no reaccionó hasta que el más alto se volvió a acercar. No sabía exactamente qué sentía, pero no dudó en corresponderle. No se molestó en apartarse, sino que se dejó guiar por él, dejando que se apoderara de su boca poco a poco, volviendo a atrapar y mordisquear sus carnosos labios, sintiendo un extraño deseo de no separarse. Pero la falta de aire les hizo imposible continuar. Por eso se alejaron, mirándose algo agitados.
—Tú… no le cuentes esto a nadie, ¿de acuerdo? O juro hacerte pagar por tratarme así —amenazó Jin, cosa que lo hizo reír.
—Mientras podamos repetirlo, no tengo por qué divulgarlo. Prefiero guardarlo solo para mí —revolvió un poco su cabello, esto hizo que Jin se apartara un poco.
—Nadie dijo que se repetiría —esta vez frunció el ceño al mirarlo.
—Solo el tiempo decidirá eso —volvió a tomar la escoba—. Ya sabes dónde encontrarme cuando me necesites. Estaré encantado de ayudarlo, su majestad —le hizo un pequeño guiño para dirigirse al cuarto de limpieza del local.
Jin rozó su labio lentamente, tomando conciencia de lo que había echo.
—¿Cómo pude hacer eso? ¿Con
él...? —se murmuró, para darse media vuelta e irse prácticamente corriendo.
La cara de sus amigos mostraba una sorpresa inmensa, hasta el rostro inexpresivo de Tae se mostraba asombrado y ligeramente enfadado.
—Dejen de mirarme así, ¿ok? No crean que estoy orgulloso de haber besado a ese idiota.
—WoW, nunca me imaginé esto de ti, hyung. ¿Realmente existe alguien que pueda controlarte, aparte de Hoseok? —dijo Kook, impactado.
—En primer lugar, no me controló... solo me dejé llevar. El problema es que ahora, cada vez que me lo encuentro, roza mi mano o me acorrala en algún lugar dónde no haya nadie y me... tienta —explicó—. Él me pone de los nervios —simuló un escalofrío.
—Entonces recházalo —intervino Tae, retomando su seriedad—. No dejes que te obligue a nada, o tendremos que resolverlo nosotros.
El silencio de Jin lo decía todo; nadie lo estaba obligando.
—Él le gusta —habló la voz suave de Jimin—, ¿verdad?
Todos lo miraron esperando una respuesta, él no lo sabía, no tenía claro lo que sentía así que no podía admitir o negar nada, por eso tomó su teléfono y se levantó de la mesa.
—Oye, ¿a dónde vas? —preguntó Kook.
—Solo voy al baño. Me estoy agobiando aquí —fue lo último que dijo antes de irse bajo la mirada de los tres.
El camino hasta dicho lugar fue largo y silencioso, pero le dio tiempo para calmarse; no quería que otros vieran lo confundido que estaba por culpa de ese chico atrevido y descarado. Debía admitir que esos juegos le gustaban pero, él lo hacía sentir diferente, nuevo y excitante, le brindaba una sensación de nerviosismo y desespero por el toque de sus manos, por sus besos adictivos y por su sonrisa ladina.
Mierda.... al parecer si lo estaba controlando.
Al entrar al baño, remojó su cara varias veces en el lavabo, intentando sacarlo de su cabeza. Pero cuando se la secó y miró al espejo, se percató de que había alguien tras él.
—¡Mierda! ¿¡Qué es lo qué te pasa, ah!? —le gritó al voltearse, esto hizo que Nam riera y se acercara a él con las manos en los bolsillos.
—No sabía que te asustabas tan fácil.
—No lo hago, solo tu rostro me espanta —mintió.
—Eso es poco probable —apoyó las manos en los bordes del lavabo, a cada costado de su cuerpo, estando a milímetros de su rostro mientras observaba sus labios—. Sé que te gusta verme a menudo tanto como a mí —hizo un intento de besarlo, pero Jin lo esquivó.
—Quítate —ordenó, lo más firme que pudo, causando que el ceño de Nam se frunciera y tomara su mentón para que lo mirara.
—¿Qué te sucede hoy, Jin? Normalmente no te niegas cuando me acerco. ¿Te sientes mal? —llevó la palma de su mano hasta la frente de Jin, queriendo comprar su temperatura, pero este se apartó.
—Simplemente no quiero. No me gustan este tipo de juegos así que déjame en paz —lo empujó; si seguía teniéndolo tan cerca volvería a caer ante sus deseos.
—¿Por qué? ¿Te molesta esto? ¿No te gusta cómo estamos ahora?
—¡Exacto! No sabes cuanto me molesta este sentimiento y el ver cómo me controlas. ¡No lo entiendo! Así que detente. Deja de acercarte a mí y de provocarme. No soy un juguete al que puedes acudir cuando quieras, ¿lo entiendes?
Se encaminó hacia la puerta, sintiendo el peso de sus palabras recaer sobre sus hombros. Por un lado se alegraba de habérselo dejado claro, pero por el otro, le desanimaba la idea de no poder tener la calidez de sus labios nuevamente por lo que le acababa de decir. Sin embargo, antes de abrirla, él tomó su mano, entrelazando sus dedos y llevándola sobre su cabeza, tomando su cintura con la mano que le quedaba libre para pegar su espalda a la puerta.
—Suéltame, Namjoon —le ordenó.
—Primero déjame disculparme —esto confundió a Jin—. Siento mucho la forma en que me comporté. Se suponía que mi confesión debía darte lo que necesitabas para sentirte seguro y no provocarte más inseguridades, mucho menos hacerte sentir de esa manera por no poder controlar mis deseos. No quiero excusarme pero, desde que mis sentimientos por ti comenzaron a surgir, el solo imaginarme besándote provocaba que mis ganas de hacerlo en la vida real se acumularán, por eso no me pude contener. De verdad lo siento Jin. A partir de ahora te conquistaré de la manera más dulce posible —subió la mano de su cadera hasta su mejilla, acariciándola—. Te mostraré los hermosos sentimientos que tengo por tí, Seokjin, y no querrás bajar del pedestal en donde te pondré.
Le sonrió dulcemente, y ahí estaba, ese fuerte latido en su pecho que aparecía únicamente cuando lo besaba de esa manera que electrizaba cada centímetro de su cuerpo, y también sonrió. Jin no pudo evitarlo y se inclinó para depositar un corto beso en sus labios.
—Entonces has tú mejor esfuerzo, Kim —susurró a su oído—. Ya que me merezco lo mejor, sin excepciones.
Se soltó de su agarre y logró salir, hecho un mar de nervios pero nadie lo notó. Y Nam… bueno, él mantenía una pura sonrisa de felicidad en su rostro.
2/2
Nota: Quiero decir que en la parte del Namjin tuve ciertas inspiraciones que me ayudaron a complementarlo de historias que me han ayudado a entender el mundo del fanfic.
Pero sigue siendo completamente mío, solo es pura inspiración lo que se parezca a algo que hayan leído, no trato de copiar nada, por eso quería aclararlo.
♪♪♪♪♪Espero lo hayan disfrutado♪♪♪♪♪
Chaíto 💜
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