Capítulo 14: Despedida.
Todos tenían clases después de las nueve, así que les daba tiempo de despedirse de Hobi frente a su edificio, donde un elegante auto negro lo iría a recoger. La brisa suave de la mañana traía consigo un aire de nostalgia mientras los chicos se preparaban para la despedida.
-No te olvides de llamarme, hyung -dijo Kook, envolviendo a Hobi en un abrazo cálido y reconfortante, como si quisiera que ese momento se detuviera.
-No lo haré, cuídate y cuida de Jimin, pero ten cuidado con lo que le haces a mi casa, ¿oíste? -le advirtió Hobi con una sonrisa, recordando que Kook tenía una copia de sus llaves y que a menudo se quedaría allí, como todos los demás.
-Yo me aseguraré de mantener ordenada tu casa, hyung -respondió Jimin, con su habitual tono juguetón, mientras Hobi se acercaba a él para darle un corto abrazo.
-Gracias, Minnie -dijo, sintiendo la calidez de su amigo-. Sé que puedo confiar en ti.
Al separarse del rubio, Jin se acercó rápidamente y lo abrazó con fuerza, como si quisiera absorberlo antes de que se fuera.
-No me reemplaces cuando no esté cerca, ¿vale? -dijo, escondiendo el rostro en el cuello de Hobi, lo cual provocó una risa suave en él.
-No seas tan dramático, Jin -se separaron un poco, mirándose a los ojos-. Además, dudo que pienses en mí por un tiempo -Hobi dejó caer la indirecta, refiriéndose al tiempo que obviamente Jin pasaría con Namjoon.
-Te equivocas, tú eres mi prioridad -respondió Jin, su voz llena de sinceridad-. Si quieres, me voy contigo y lo dejo aquí -sus palabras salieron a toda prisa, provocando que Hobi riera y Namjoon suspirara, resignado.
-No puedo creer que me aprecies tan poco y que no te molestes en ocultarlo, Jinnie -dijo Nam, con cierta "decepción" fingida, girándose hacia él en un instante.
-Descuida, amor -se acercó rápidamente, sus ojos brillando con complicidad-. Prometo llevarte en la maleta -le susurró, dándole un beso suave en la mejilla, lo que hizo que Hobi solo pudiera negar con la cabeza mientras reía.
-Creo que solo te queda despedirte de mí -habló Yoongi, acercándose y rodeando la cintura de Hobi con un gesto familiar, haciendo que una sonrisa iluminara su rostro.
-Tres condiciones -comenzó Yoongi, con un tono juguetón-. Llámame seguido, cuídate y, sobre todo, extrañame.
Hobi asintió, depositando un corto beso en sus labios, lo que provocó sonrisas y murmullos de complicidad entre sus amigos.
-Lo mismo va para ti -le dijo Hobi, separándose-. Y ten cuidado con esa chica ahora que no voy a estar, no me hagas venir corriendo por su culpa.
-La mantendré al margen, tú solo gana, ¿de acuerdo? -respondió Yoongi, una chispa de desafío en sus ojos.
-Eso ya está escrito -Yoon le sonrió, y justo en ese momento apareció el auto negro que lo recogería. La realidad de su partida comenzaba a hacerse palpable-. Am... ya me tengo que ir.
Se alejó de Yoongi para acercarse al auto, dándoles un último vistazo a sus amigos, quienes lo observaban con sonrisas melancólicas. Levantó la mano en un gesto de despedida, pero antes de entrar, notó a lo lejos a Tae, prácticamente escondido tras un árbol.
-¿Hobi? -lo llamó Yoongi, al ver que se detenía.
Este se alejó del auto y corrió hacia Tae, quien casi se cae al ser abrazado repentinamente, pero rápidamente correspondió el gesto, sintiendo el alivio de tener a su amigo cerca.
-Por favor, arregla las cosas con Jin -empezó a decir Hobi, aún sin soltarlo-. No quiero que nuestra amistad se arruine por completo -se alejó un poco, mirándolo directamente a los ojos, dándole la seriedad del momento.
Tae estaba a punto de llorar, pero se contuvo, sintiendo una mezcla de emociones.
-Lo haré, prometo hacer que me perdone y recuperar su amistad -Hobi le sonrió, sintiendo un alivio al escuchar la promesa.
-Espero que se arreglen -dijo Hoseok, antes de volver hacia el auto-. Ahora me voy -él asintió, comenzando a mover su mano en señal de un adiós-. ¡Nos vemos en dos meses!
Corrió hacia el auto y se adentró en él, sintiendo una mezcla de tristeza y emoción al comenzar a alejarse. Tae, tomando una profunda respiración, reunió el valor necesario y decidió acercarse a ellos.
-Ustedes pueden adelantarse -comenzó Jin, su tono ahora más serio, como si la gravedad de la situación exigiera un cambio en su actitud.
-¿Estás seguro? -preguntó Nam, frunciendo el ceño, la preocupación evidente en sus ojos.
-Lo estoy -respondió Jin, ofreciéndole a Nam una sonrisa tranquila y decidida, aunque sus ojos reflejaban una incertidumbre subyacente-. Necesito hablar con él a solas.
El silencio se hizo presente, pesado y cargado de emociones. Tae podía sentir la resistencia de sus amigos, pero comprendía que era crucial que Jin y él aclararan las cosas entre ellos. Con un asentimiento resignado, Nam finalmente cedió, aunque no sin un leve rastro de preocupación en su rostro.
-Nos iremos entonces -dijo Nam, su voz suavizándose un poco-. Si necesitas que te recoja o algo, me llamas, ¿de acuerdo?
Jin asintió, agradecido por su comprensión, y mientras los chicos se alejaban, sintió una mezcla de nerviosismo y determinación. Era el momento de enfrentar lo inevitable.
-Lo haré, ustedes apresúrense -todos asintieron y se alejaron en dirección a la Universidad.
El de lentes no lograba mantenerle la mirada, sentía demasiada vergüenza, mientras que Jin mantenía el semblante serio.
-Yo..
-¿Te duele? -lo interrumpió, sorprendiéndolo.
-¿Eh? Ah... no, ya no me duele.
-Que pena, tenía ganas de golpearte aún más fuerte -sus palabras volvieron a hacer que su mirada decayera.
-Si... si eso te hace sentir mejor, puedes hacerlo -tartamudeó, casi en un susurro-. Si eso ayuda a que me perdones puedes golpearme hasta que te canses -se atrevió a mirarlo, sus ojos cristalizándose-. Puedes hacer lo que quieras, pero por favor, no me odies.
Jin no dijo nada, solo lo observó y escuchó.
-Sé que lo que hice estuvo mal -continuó-. No tenía derecho a meterme en tu relación aunque me estuviese muriendo de celos, y mucho menos sabiendo el daño que te causaría. Debí haber reprimido mis sentimientos como lo hice durante los últimos 3 años, pero no pude. No pude seguir aguantándolo -hizo una breve pausa, pero Jin no se dignó a hablar.
-También hubiese impedido que Namjoon se acercara a ti -siguió, al no recibir palabra alguna del contrario-. Pero no quería volver a hacerte daño. Así que empecé a forzarme a superarte; estoy haciendo mi mejor esfuerzo para desaparecer estos sentimientos que sigo cargando. Aunque entiendo si no quieres seguir cerca de mi, y por mucho que me duela, lo aceptaré.
-Siempre pensé que me odiabas -lo cortó, ganándose su sorpresa-. Nunca hubiese imaginado que yo te gustaría por tanto tiempo, y tampoco que fueras capaz de hacer eso -Tae solo escuchaba, esperando a que dijera que lo había perdido para siempre y que nunca más volverían a ser amigos.
Se había preparado mentalmente para eso....
-Pero no te puedo culpar -esas palabras lo desconcertaron-. Nadie puede controlar de quién se enamora. Además, necesito a dos fastidiosos con quiénes pelear en el grupo -esta vez sonrió un poco, aliviando a Tae, quién soltó un leve suspiro-. Pero necesito que te aclares, Tae. Si quieres seguir siendo mi amigo debes aceptar que ahora estoy con Nam.
-Lo haré -se apresuró a responder-. Me esforzaré para olvidar mis sentimientos, solo no quiero perderte.
-Y no lo harás, en parte hago esto por Hoseok, todos somos importantes para él y nuestra amistad ha durado más de 5 años, no quiero perder todo eso por una cosa del pasado -Tae asintió.
Ellos compartieron innumerables experiencias que fortalecieron su vínculo: lloraron juntos en los momentos difíciles, encontrando consuelo en su complicidad, y rieron a carcajadas con las ocurrencias de los demás, creando recuerdos imborrables. Disfrutaron de vacaciones inolvidables, explorando nuevos lugares y viviendo aventuras que se convertirían en historias épicas. Juntos, hicieron locuras que desafiaban la rutina, convirtiendo cada día en una oportunidad para crear más memorias. En sus momentos de estudio, se esforzaron al máximo, estudiando hasta el agotamiento para lograr aprobar las materias, apoyándose mutuamente en cada desafío académico. Se enfrentaron juntos a las adversidades, convirtiéndose en un refugio el uno para el otro en tiempos de incertidumbre. Eran inseparables, una verdadera hermandad, y estaban decididos a seguir así; su amistad era inquebrantable, un lazo que no podía ser dañado por nada. Sabían que, sin importar lo que la vida les presentara, siempre tendrían el apoyo y la lealtad del otro, lo que les otorgaba la fuerza para enfrentar cualquier obstáculo.
-Bueno, yo me debo ir -miró su reloj-. Joder, mi clase empieza en 30 minutos, ¡nos vemos luego! -anunció, para luego alejarse, no sin antes dar palmaditas en su hombro.
Un alivio gigantesco se apoderó de su ser, como si un peso monumental se hubiera levantado de sus hombros; la felicidad de haber recuperado a uno de sus mejores amigos lo envolvía con una calidez renovadora. Sin embargo, era consciente de que debía dejar atrás esos sentimientos que lo habían atormentado, esos ecos del pasado que lo mantenían anclado en viejas heridas y recuerdos dolorosos.
Era el momento de centrarse en el presente. Sabía que debía abrir su corazón a la posibilidad de encontrar a alguien que realmente lo quisiera, alguien que lo aceptara tal como era y se convirtiera en un compañero incondicional. Anhelaba construir una relación sólida, basada en la confianza y el apoyo mutuo, donde ambos pudieran contar el uno con el otro en los momentos difíciles y celebrar juntos las alegrías de la vida. Con cada latido, se sentía más decidido a dejar atrás el pasado y a dar la bienvenida a un futuro lleno de promesas y nuevas oportunidades. Era un nuevo comienzo, y estaba listo para abrazarlo con todo su ser.
-Creo que salió mejor de lo que pensamos -habló una voz detrás de él.
-¡Dios! -se sobresaltó y golpeó el hombro del pelinegro, quién comía un helado de chocolate, el cual cayó al suelo-. ¿Tratas de matarme, Bogum?
-Mi helado -se lamentó, viéndolo derramado en el suelo-. ¿Por qué eres tan cuel? Él no tiene la culpa, Tae -hizo un pequeño berrinche.
-¿En serio? Puedo comprarte otro si eso quieres -la felicidad volvió a él, quién abrazó sus hombros.
-¿Uno extra-grande? -preguntó aún sin soltarlo.
-Uno extra-grande -le sonrío-. Siento haberlo tirado.
-Está bien -se separó y agarró su brazo-. De culaquier manera estaba casi terminando, pero ahora comeré doble.
-Ja, eres un aprovechado -empezaron a caminar.
-Ay vamos, para una vez que me invitas como disculpa, lo vale -el castaño comenzó a negar con la cabeza, mientras caminaban rumbo a la heladería.
Todos se encontraban ahora en la escuela, cada uno en sus respectivas clases; iba a ser un jueves vacío ya que les faltaba una pieza importante que no verían en un tiempo, pero la vida seguiría avanzando, así que solo podían esperar.
Las clases pasaban una tras otra. Yoongi solo tomaba notas y se limitaba a responder ciertas preguntas que le hacían, eso hasta que le tocó su última clase y la que, por así decirlo, le llamaba más la atención, Literatura.
-Todos busquen la página donde nos quedamos la última..
-¡Ya estoy aquí! -la interrumpió una agitada Jieun al posicionarse en la puerta, ganándose las miradas curiosas de todos.
-Señorita Lee- empezó la profesora al acercarse-. ¿Cree que es correcto llegar a esta hora su primer día?
«¿Primer día?» -pensó Yoongi.
La mirada que le dedicó la castaña hizo que tragara en seco y se acomodara rápidamente para hacer una pequeña reverencia.
-Lo siento mucho, profesora -la miró-. Tuve unos pequeños problemitas con el traslado, por eso llego a esta hora -explicó.
-Bien, pero trate de que no vuelva a repetirse, vaya a tomar asiento -señaló a las mesas y ella asintió, para comenzar a adentrarse en el salón.
Su mirada fue directamente hacia Yoongi, quien mantenía su ceño fruncido, aunque eso no le impidió sentarse a su lado.
-Me enteré de que tu supuesto novio se fue -le susurró, cuando se acomodó en su asiento.
Yoongi no se molestó en mirarla.
-¿Que no te bastó con lo que te hizo Jiwoo? -dijo en un tono seco-. Al parecer te gusta que te golpeen.
-Hum, esa chica me tomó desprevenida, ¿ok? No dejaré que llegue a hacerme nada si la vuelvo a ver -Min suspiró sonoramente.
-No sé que estás tratando de hacer, Jieun, pero no estoy de humor para lidiar contigo. Además- se giró levemente hacia ella-, ¿qué pretendes viniendo a esta escuela?
-A mi no me culpes, Shookga -él rodó los ojos ante el apodo que obviamente detestaba; por el simple hecho de que salía de su boca-. Mis padres me inscribieron aquí porque se enteraron de que tú también estudiabas en esta universidad.
-¿Tus padres están aquí? -preguntó con curiosidad.
-Sí, después de lo que pasó volví a casa, quería dejar de pensar en como esa tal Jiwoo me abofeteó..
-Te lo merecías -la interrumpió.
-... Puede ser, pero no puedes culparme, solo quería estar contigo. Sé que nunca me hiciste caso y lo dejabas muy en claro cada vez que decías que no pensabas en mí de esa manera -apoyó los brazos en la mesa-. Por eso traté de olvidarte consiguiéndome a otra persona, pero al saber que pronto te irías hice un montón de tonterías, de las cuales no estoy muy orgullosa -levantó la mirada lentamente hacia él, este mantenía la misma expresión, sin un mínimo cambio.
-De verdad quiero que te fijes en mí, y estoy dispuesta a todo. No me importa lo que sea, por favor Min, déjame demostrarte que...
-No -la cortó, con un tono completamente frío.
Ella pestañeó varias veces, le sorprendía que la rechazara tan fríamente a pesar de sincerarse, y aunque ya estaba acostumbrada, seguía sin entender su tan persistente rechazo.
-Min, ¿tengo que amenazar o hacerle daño alguien para que me tomes en serio?
-¡Lo que tienes que hacer es dejar de insistir! -se apresuró a responder, elevando su tono y golpendo la mesa.
Este acto sobresaltó a la profesora y llamó la atención de todos los estudiantes.
-¿¡Qué es lo qué le pasa, Min Yoongi!? -lo regañó.
-Lo siento mucho, profesora, creo que no me encuentro muy bien -se excusó, bajando la mirada.
-Escuche, si se siente mal vaya a la enfermería o algo, pero no haga estas escenas en mi clase, ¿lo comprende?
-Sí, profesora -asintió sin más remedio.
-Bien, sigamos, ¿quién me puede hacer un resumen de la última obra que vimos?
Min se recompuso y procuró ignorar a Jieun en lo que quedaba de clase. Tan pronto acabó se apresuró a salir; quería volver a su casa sin detenerse por nada, quería estar en su habitación para poder llamar a Hoseok.
Después de tomar una ducha rápida, se apresuró a tomar su teléfono para hacer lo que deseaba desde que se separaron, ver a su hermoso novio, aunque fuese a través de una pantalla, tenía muchas ganas de verlo, y al parecer él también, ya que respondió en segundos.
Este llevaba una playera blanca y unos pantalones de algodón de igual color, era prácticamente lo mismo que él tenía puesto, lo que el suyo era negro.
-¡Yoongi! -gritó de felicidad al verlo, acomodándose en la cama-.Te extraño mucho, amor -hizo un lindo puchero, el cual le sacó una sonrisa al peligris.
-Yo también te extraño, Hobi, ¿qué estás haciendo ahora?
-Pues.. terminé de ducharme hace poco, hoy estuve entrenando mucho. La competencia es en dos semanas así que debo prepararme.
-Mm, esta la harás en solitario,¿cierto? -él asintió repetidas veces.
-Estos partidos serán individuales, extrañaré mucho practicar con ustedes -su tono y expresión se volvieron algo tristes-. Oh, Min, ¿sabes si Jin y Tae se arreglaron?
Ahora su rostro se mostró algo desesperado y curioso.
-Lo hicieron, no te preocupes. Todo está bien ahora, amor -este suspiró, aliviado.
-Eso me hace sentir mejor, no sé qué pasaría si no se reconciliaran.
-Pero lo hicieron, ahora cuéntame como te está yendo. Tengo mucha curiosidad sobre tu nuevo entorno lejos de mí -el tema hizo que Hobi sonriera.
Él sabía que el castaño adoraba contarle lo que le pasaba, pensaba o todo, y a él le gustaba escucharlo, sin importar de que se tratara, le prestaba atención a todo lo que tenía que ver con su querido entusiasta.
Debo confesar que por mucho que no quiera, no quedan muchos capítulos para que se acabe la historia 😔
Pero aún así espero la disfruten hasta el final.
Chaíto 💜
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