Capítulo 12: Secretos que nunca supimos.
💕Helousi people💕
Aquí nos narrará Hobi (debido a un pequeño olvido mío, pero igual quedó bien)
DISFRÚTENLO
Faltaba poco tiempo, y pronto me encaminaría a cumplir mi sueño, aunque eso significara alejarme de mi familia, de mis amigos y, sobre todo, de Yoongi. La idea de la separación me llenaba de una mezcla de emoción y tristeza, pero sabía que era un paso necesario.
—¿¡Qué, qué!? —gritaron todos al enterarse, sus voces resonando en la acogedora cafetería de la universidad.
En ese momento nos encontrábamos almorzando todos juntos, y nos habíamos sentado en nuestra mesa de siempre. Pero el ambiente que estaba lleno de risas y conversaciones animadas, se tornó en una atmósfera cargada de sorpresa y preocupación.
—¿Cómo que te vas por dos meses, Hobi? —dijo Jin, apretando mi mano con un puchero adorable en sus labios, mientras sus ojos mostraban una mezcla de incredulidad y tristeza—. ¿Y cómo tú puedes permitirlo? —dirigió su mirada acusadora hacia Yoongi, con los ojos entrecerrados en una expresión de desconfianza.
Yoongi, manteniendo su seriedad, ignoró la pregunta y siguió bebiendo de su jugo, como si el tema no le concerniera. Esa actitud solo aumentó la tensión en la mesa.
—No piensen que es mucho tiempo; verán como pasa volando —intenté calmar a todos con una sonrisa, aunque en el fondo sabía que la distancia sería algo difícil de llevar.
—Pero no será lo mismo, hyung —dijo Kook, igual de triste—. Si te vas por tanto tiempo, posiblemente Jin acabe conmigo antes de que vuelvas.
—Aish —el mencionado golpeó levemente su cabeza, su expresión entre divertida y exasperada—, cierra la boca, mocoso.
Kookie elevó los labios en una sonrisa traviesa y se acercó a abrazar a Jimin, buscando refugio en su novio mientras el resto de nosotros observaba la escena con una mezcla de ternura y risa.
—Cielo, protégeme —murmuró, escondiendo su rostro en el hombro de Jimin, quien no pudo evitar reír ante su actitud.
—Eres más fuerte que yo, puedes defenderte tú solito —besó su mejilla.
—Blah, no me gustan estas muestras de amor constantes. Mis pobres ojitos no lo soportan —se quejó Jin, alejándose de la pareja con una expresión exageradamente disgustada, lo que provocó más risas entre nosotros.
—Miren quién habla —intervino Tae, elevando una de sus cejas, ganándose una mirada fulminante por parte de Jin—. De cualquier manera, yo solo espero que ganes y vuelvas con el premio en tus manos, Hobi —este me sonrió un poco.
—Muchas gracias, Tae, creo que tú eres más sincero que esos dos —respondí, sintiéndome un poco más animado por su apoyo.
—Claro que sí —puso la mano en mi hombro, apretándolo levemente—, aunque si logras traerme algún regalo, lo aceptaré con gusto, mi querido amigo; escuché que la nueva edición de mi libro favorito se venderá en la feria que se celebra todos los años allí. Te pasaré los detalles más tarde —dijo con una sonrisa divertida, a lo que pestañé varias veces sin poder creer lo que decía.
—Retiro lo dicho, aquí el mejor es Jimin —me apresuré a decir, provocando que todos estallaran en risas, llenando la cafetería de un ambiente más ligero y alegre.
En ese momento, Nam se acercó, curioso por lo que estaba sucediendo.
—¿De qué hablan, eh? —preguntó, sentándose al lado de Jin, quién sonrió como niño pequeño al verlo. Jin se apoyó en él, mientras Namjoon, con su porte tranquilo y seguro, colocaba un brazo por encima de sus hombros en un gesto protector.
—Hobi se me va, Namu —dijo el castaño que acariciaba, y debido a su tono infantil, negué con la cabeza.
—Lo sé, espero que ganes, amigo —dijo Namjoon con sinceridad, por lo que hice un leve movimiento con la cabeza, aceptando sus palabras de apoyo.
—Gracias, ¿cómo vas con tu muñeca? —señalé a la muñequera negra en su mano.
—Mas o menos, aún me duele a veces, pero creo que está mejorando.
—¿Cómo no va a mejorar? —intervino Jin, con tono confiado—. Yo lo estoy cuidando minuciosamente, ¿cierto, cariño? —dijo, orgulloso de su papel de cuidador.
Todos compartimos la misma sorpresa: esa actitud era más que extraña en Jin. Estábamos literalmente en shock, observando su comportamiento mimado y complaciente con Namjoon.
—Cierto —afirmó Nam, acariciando su cabello suavemente—, tengo al mejor de los enfermeros, y me encargaré de compensarlo con lo que sea que quiera —dejó un pequeño besó en su nariz, y Jin sonrió, embobado y feliz.
—Ok, ¿alguien más dejó de respirar por un segundo? —preguntó Kook, sorprendido—. Porque yo definitivamente lo hice.
—Me alegra que estén juntos, hyung —dijo Jimin, con una pequeña sonrisa, sintiendo la felicidad que emanaban.
—Lo sé, él tiene mucha suerte de que haya aceptado ser su novio. Es un privilegio para cualquiera llegar a conquistarme —respondió Jin, con un aire de arrogancia juguetona.
—Jin —lo llamó Nam—, no querrás que yo hable, ¿cierto, amor? —el otro le sonrió, negando levemente con la cabeza, como si entendiera el mensaje.
—Somos felices y punto, dejen de preguntar —dijo en un tono amenazante, para después aferrarse a Namjoon.
—Ja, pensé que yo era el único al que le mostrabas ese cariño. Me sorprende lo que has logrado, Nam —dije en tono divertido.
—Aún te sigo amando, Hobi, pero ahora tendrás que compartirme —dijo Jin con un guiño.
—Vale, creo que será lo mejor, así no te pondrás tan celoso de Min.
—¡Siempre lo estaré! —se apresuró a contestar—. Pero no lo demostraré tanto, te hice una promesa y la cumpliré —se inclinó hacia mí, por encima de la mesa, y pellizcó suavemente mi mejilla—. Tú solo cuídate mucho y vuelve pronto, ¿si? Aún sigues siendo mi bebé, y no puedo descuidarte por mucho tiempo.
Asentí lentamente, sintiendo el cariño en sus palabras, y él volvió a su lugar. Siempre me había gustado el sentido de protección que Jin tenía hacia mí, a pesar de lo intenso que podía llegar a ser. Siempre fue mi guardián, asegurándose de que nada malo me sucediera y manteniendo a raya a quienes pudieran tener malas intenciones. Por eso me alegraba verlo feliz con alguien que realmente lo quería y estaba dispuesto a cuidarlo; se lo merecía.
Sin embargo, Min estaba callado y con una expresión seria, más de lo habitual, y sabía que algo le preocupaba, aunque intentara ocultarlo. Pude sentir sus sollozos en la noche mientras dormía acurrucado en su pecho; dolía saber que sufría por nuestra repentina separación, aunque esta fuera temporal.
—Yo me iré primero —anunció Tae, recogiendo sus cosas de la mesa para luego levantarse—. Necesito hacer algo en el laboratorio, y todos ustedes me agobian —nos señaló, para luego marcharse bajo las miradas curiosas de los chicos.
—¿No creen que Tae está algo raro? —preguntó Kook, frunciendo el ceño.
—¿Más de lo normal? —inquirió Jin, aún rodeando el torso de su novio—. No lo creo, quizás se siente solo; deberíamos buscarle a alguien.
—Yo iré a verlo —anuncié, de manera un tanto apresurada al levantarme—. Regreso enseguida —ellos asintieron, y yo fui tras él.
Realmente Taehyung estaba extraño, y creo que sé la razón. Seguí buscándolo hasta que lo encontré en el pasillos, rumbo a la biblioteca.
«¿No se suponía que iba al laboratorio?»
«No importa, ahora debo centrarme en hablar con él.»
—¡Taehyung! —grité a lo lejos, este se detuvo y se volteó con el ceño levemente fruncido. Me acerqué a él, prácticamente corriendo y tomé su mano—. Ven conmigo.
Lo llevé a uno de los salones vacíos, para hablar tranquilamente. Al adentrarnos, lo solté.
—¿Otra vez? —le pregunté, notando cómo desviaba la mirada.
—¿Me regañarás de nuevo? —me miró con el semblante serio—. Ya dije que trataría de contenerme.
—¿Y crees que puedes vivir así? —me acerqué y puse la mano en su hombro—. Por favor, Tae, no te sigas haciendo esto.
—¿¡Y qué quieres qué haga, eh!? —se alejó de mi, con la frustración desbordándose a través de su voz—. ¿Crees que no intento olvidarme de todo y seguir adelante? Pero no puedo, Hoseok. No es tan fácil.
—Entonces te ayudaré a superarlo, pero no actúes así. ¿Prefieres ganarte su odio por tu comportamiento? Todos sospechan que te sucede algo.
—Sabes que no, aunque de cualquier manera me odiará cuando se entere de lo que hice —murmuró, pero esto último me intrigó.
—¿Qué? ¿Qué fue lo qué hiciste, Tae? —lo miré, notando un destello de miedo en sus ojos.
—Olvídalo, me tengo que ir —dijo, dándose la vuelta de inmediato.
—¡Tae, espera! —lo seguí hasta la puerta pero había desaparecido por los pasillos.
No me quedó más que suspirar. Me dolía ver que uno de mis mejores amigos estaba sufriendo en silencio. Pero si él no me dejaba ayudarlo, no podía hacer nada; él me escondía algo importante, y necesitaba descubrir que era.
Salí del salón, queriendo volver a la cafetería. Pero a lo lejos, vi a Yoongi, quien parecía estar buscándome. Comencé a caminar hacia él, con una sonrisa en el rostro; debo admitir que se ve muy guapo cuando frunce levemente el ceño y esconde las manos en sus bolsillos, verlo así solo me dan ganas de abrazarlo y llenarlo de besos. En serio iba a extrañarlo. Mis pasos se detuvieron cuando divisé a la misma pelinegra de ayer acercándose a él.
—¿Por qué me estás evitando, Shookga? —preguntó, y ví cómo él se frotara la sien, claramente exasperado.
—Jieun, ¿podrías dejarme en paz? —respondió en un tono cansado—. Juro que antes mantuve el tema entre nosotros porque no quería darte una mala imagen, pero si sigues metiéndote en mi vida, y en mi relación, le diré a tus padres lo que hiciste.
—No lo harías —dijo ella, él enarcó una de sus cejas ante su confianza.
—¿De verdad lo crees?
—Sé que tratas de protegerme porque te importo —se acercó un poco más a él—. ¿Por qué no vuelves conmigo? Yo te puedo hacer más feliz que ese estúpido de Hoseok.
Yoongi tomó su mentón con una mano, y no de manera amable.
—Te prohíbo llamarlo así, ¿lo oyes? —su voz era un susurro cortante—. Si no quieres que te lastime, cierra la maldita boca antes de hablar de mi novio. Él es cien veces mejor que tú. Y no trato de protegerte; eres solo una más de las personas insignificantes a mi alrededor, así que detente —la soltó y se alejó.
—¡No me detendré aunque me sigas rechazando! —gritó, su voz resonando en los pasillos—. No sabes todo lo que soporté para acercarme a ti, ¡y no te perderé por ese maldito tenista!
Estaba a punto de acercarme a ellos; esa chica es tan molesta que esta vez, sí le daría una lección. Pero antes de que pudiera hacerlo, una chica apareció e impactó fuertemente su mano en la mejilla de Jieun, abofeteándola.
—¿¡Quién demonios te crees para hablar así de mi hermano, zorra!? —le gritó con furia.
—¿Jiwoo? —musité a lo lejos, mientras Yoongi estaba igual de sorprendido que Jieun, quién sujetaba su mejilla enrojecida.
—No sé quién eres y tampoco me importa, pero si vuelvo a ver tu rostro por aquí, recibirás más que una bofetada. ¡Fuera! —las palabras de Jiwoo, provocaron que ella se comenzara a alejar, casi a punto de llorar.
—Ah, ¿de verdad eres la hermana de Hoseok? —preguntó Yoongi, después de un corto silencio, Jiwoo se giró con una sonrisa, estirando su mano.
—Sí, mi nombre es Jung Jiwoo —dijo, y él tomó su mano—. Mucho gusto, cuñado.
—Igualmente —murmuró con cierta vergüenza.
—¡Ji! —grité. Ella miró en mi dirección y sonrió mientras caminaba hacia a mi.
Me apresuré a abrazarla. Había pasado dos años fuera, terminando sus estudios y creando su propia marca de ropa, pero nada había cambiado en ella.
—Te extrañé mucho, hermanito —dijo al soltarme.
—Yo también te extrañé —le sonreí—. Y gracias por lo que hiciste; si hubiera ido yo, habría sido mucho peor.
—Lo sé. Por eso la puse en su lugar. ¿Cómo se atreve a insultar a mi lindo hermanito?
Una cosa que Jiwoo y Jin tenían en común era que a ambos les encantaba pellizcar mis mejillas y dormir conmigo, aunque su relación no era precisamente la más armoniosa.
—Vaya, vaya —se oyó la voz del rey del drama—. Pero si ya volviste.
Jin y Nam estaban acercándose a nosotros, Jiwoo se giró hacia él, con los brazos cruzados.
—Hum, me pregunto cómo te sientes ahora que Hobi no te presta atención, Seokjin —cuestionó, con un aire de burla.
—Estoy perfectamente, Jiwoo. Ahora tengo a alguien que me dé ese cariño que siempre me quitaste —la señaló con su índice, para después agarrar la mano de su novio.
—Ah... creo que se refiere a mí—dijo Nam, un tanto incómodo.
—Y aquí vamos de nuevo —murmuré, casi riendo.
—Oh, perfecto, así dejas de ser una sanguijuela pegada a mi pequeño hermanito —reprochó, frunciendo levemente el ceño, mostrando su descontento.
—¿Disculpa? —dijo él, ofendido, alzando ambas cejas en señal de sorpresa.
—Solo me llevas cuatro años, Ji —le recordé.
—Querido, deja que los mayores hablen —me cortó ella, con una media sonrisa.
—Oh.... ok —tomé la mano de Yoongi, buscando su apoyo—. Vámonos de aquí —le murmuré, sintiendo la necesidad de alejarnos de esa atmósfera llena de tensión y celos.
Ellos siempre actuaban así cada vez que se encontraban; literalmente, se la pasaron peleando durante toda su infancia. Era un ciclo interminable de provocaciones y respuestas que, aunque a veces resultaba frustrante, también tenía su gracia.
Nos tocaba una última clase juntos, así que nos dirigimos al salón. Al entrar, notamos que no había muchas personas; aún quedaba tiempo, así que decidimos tomar los asientos del fondo, donde podíamos hablar sin que nos interrumpieran.
—¿Por qué tienes esa cara, eh? —pregunté, dejando leves caricias en su mano, tratando de aliviar su molestia.
—No lo sé, tal vez solo sea cansancio —respondió, con un tono de voz apagado, que me preocupó.
—Yoongi —me acerqué a su rostro, rozando de manera superficial su nariz con la mía—. Por favor no te pongas así —dejé un pequeño beso en sus labios antes de separarme, sintiendo que ese gesto podría animarlo—. Volveré más pronto de lo que crees, solo sé paciente.
Él asintió, y me acercó para que apoyara la cabeza en su hombro, buscando consuelo en su calidez.
—Seré paciente por ti —dijo, besando suavemente la coronilla de mi cabeza, y nos quedamos un poco más así, disfrutado de el silencio y de nuestra compañía mutua.
Cuando los demás entraron junto a la profesora, nos acomodamos para comenzar la clase. El tiempo pasó volando entre explicaciones y risas, y al finalizar, nos dirigimos a casa de mis padres para la cena de bienvenida de Jiwoo. Para mí, también sería una cena de despedida, ya que no habría otra ocasión para reunirnos.
La velada resultó ser bastante agradable. Añoraba las cenas familiares, llenas de risas y anécdotas. La buena relación que tenían mis padres con Yoongi y lo bien que se llevó con Jiwoo convirtieron esa noche en una de las mejores que recordaría.
Solo me quedaba un día; el jueves me marcharía. Por eso, debía apresurar las cosas con Tae; tenía que saber exactamente qué era lo que me escondía. Y solo había una persona en quien podía confiar para que me ayudara.
A la mañana siguiente, al llegar a la universidad, todos nos dispersamos para nuestras respectivas clases, y solo me quedé con Namjoon. Durante el descanso, decidí buscar a la única persona que era tan apegada a Tae como nosotros: Park Bogum.
—¿Qué es lo que pasa, Hoseok? —preguntó el pelinegro, al encontrarme en los baños, con una expresión de curiosidad en su rostro.
—Necesito un favor tuyo —dije, secándome las manos y girándome hacia él.
—Es sobre Tae, ¿cierto? —asentí, sintiendo que la tensión aumentaba—. Por favor, no me pongas en una situación difícil con él; sabes cómo se pone cuando lo engañan.
—Lo sé, y yo no he dicho nada de engañarlo, solo quiero que me digas lo que ya sabes —insití.
—¿A qué te refieres? —se cruzó de brazos, con una mirada curiosa.
—Necesito que me cuentes que fue lo que hizo Tae en el pasado.
—Se más específico, ¿quieres? —me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Me refiero a algo por lo que Jin lo odiaría —su expresión cambió, su cuerpo se tensó y empezó a revolver su cabello nerviosamente—. ¿Bogum?
—Aish, Tae me va matar si te lo digo; me hizo prometer que quedaría entre nosotros.
—Descuida, no te hará nada, pero tienes que decírmelo —lo insté, mientras él dudaba, claramente conflictuado.
—Amenazó a Yikyung —soltó al fin, con un suspiro resignado.
—¿Qué? —musité, desconcertado, mientras él volvía a tomar aire.
—Como sabes, Tae siempre ha estado enamorado de Jin, pero nunca se lo dijo por miedo al rechazo —eso lo sabía bien; lo descubrí hace unos años por accidente.
—Pero cuando comenzó a salir con Yikyung, sus celos se descontrolaron —continuó—, por eso me hizo investigar a fondo. Él lo amenazó con arruinar su familia y su futuro escolar si no se alejaba de Jin, y sabes que su padre tenía el poder de hacerlo. Al principio, se negó, dijo que no le haría eso a Jin solo porque lo quisiera, pero su familia comenzó a perder ingresos y estuvo al borde de la quiebra.
Se detuvo unos segundos y luego prosiguió.
—Al final, aceptó; no quería que su familia siguiera sufriendo por aferrarse a un enamoramiento, así que le hizo eso a Jin, para que nunca más pensara en querer a nadie. Realmente no le importó si Jin no se fijaba en él, solo quería que nadie se le acercara y obtuviera su corazón.
No sabía qué sentir ante todo lo que acababa de escuchar; la revelación me dejó paralizado. Nunca imaginé que Tae podría hacer algo así, era demasiado.
—¿Cómo pudo hacer eso? —musité, casi sin aliento.
—Hoseok, por favor, entiéndelo, lo hizo porque no podía controlar sus sentimientos.
—¡Pero estuvo mal, Bogum! ¿Sabes cuánto sufrió Jin por eso? ¡Lo arruinó!
—Lo sé, pero él también sufrió. ¿No crees que le dolió tener que mantener su amor oculto porque era uno de sus mejores amigos?
La frustración me quemaba por dentro; cada palabra era un puñal que atravesaba mi corazón porque yo ví como Jin lloraba cada noche y sufría por su ruptura, por cómo Yikyung lo lastimó.
—Eso no es excusa, Bogum, no lo es —grité, incapaz de contener la rabia y el dolor. Salí primero del lugar, sintiendo que el aire se volvía espeso y pesado.
—Ay, Tae… —suspiró Bogum, su voz quebrándose mientras seguía mis pasos.
Una de las puertas del baño se abrió cuando ya no quedaba nadie, y ahí estaba Jin, él estaba adentro.
—Maldito Kim Taehyung —dijo, apretando las manos en puños, su rostro reflejando un enojo que apenas podía contener. Sus ojos, llenos de lágrimas reprimidas, estaban cargados de una tristeza profunda, como si cada palabra que había escuchado lo hubiera herido de muerte.
Eto....
Yo dije que habían reyes y peones, ¿vale?
Ay, a partir de este capítulo sufro desconsoladamente.
*procede a llorar lágrimas de cocodrilo*
Pero bueno, veamos tranquilamente el proceso🙂
Chaíto 💜
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