Capítulo XVII: La Nueva Bruja Real
Un nuevo día había llegado, el sol iluminaba poco a poco los rincones del gran reino de Tirayan, los pájaros empezaron a alegrar el día con su entonado canto mientras volaban por el cielo despejado y Kalila despertó con un increíble idea en mente.
Después de tomar una ducha y vestirse, bajó para ver en qué podía ayudar considerando que su padre tenía que descansar su tobillo derecho y su madre estaba esposada, la única que podía atenderlos era ella.
La chica se llevó una enorme sorpresa cuando vio que sus padres eran atendidos como reyes por trabajadores del castillo que ahora estaban en el hogar de Los Deciva. Confundida por la situación, Kalila preguntó a su padre quien se encontraba en la sala, la razón por la que trabajadores del castillo estaban en ahí a lo que Harry contestó que era porque El Rey Magnus había ordenado a varios de los trabajadores que ayudaran a Los Deciva a subsistir.
- Es un buen detalle por parte del rey. - Comentó Kalila.
- Claro que lo es. - Concordó Harry.
- ¿Dónde está mamá?
- En la cocina, pretendiendo que no existo.
- Siento mucho lo que pasó entre ustedes.
- No es tu culpa, hija.
Harry le regaló una sonrisa a su hija y ella le correspondió el gesto, ambos sabían que a pesar de que la pieza faltante de su familia ya no estaba perdida, pero seguía sin encajar esa pieza a la perfección y eso ponía triste a ambos.
Kalila fue a la cocina donde su madre observaba detenidamente como los trabajadores hacían su trabajo. No los miraba con odio, los miraba intrigada. Parecía que poco a poco estaba recuperando la compostura y la cordura.
- Buenos días, madre.
- Buenos días, hijita. Creeme que te abrazaría, ¡pero tengo unas esposas!
O bueno, tal vez nunca recupere por completo la compostura y la cordura.
- Entonces yo te abrazo. - Declaró Kalila.
La chica le dio a su madre un afectuoso abrazo, a pesar de todo, Ahdylle seguía siendo su madre y sí, había hecho cosas incorrectas, pero estaba intentando cambiar y todos merecen una segunda oportunidad, ¿cierto?
- No sabes lo mucho que he esperado para verte de nuevo, mi niña.
Kalila rompió el abrazó y miro a su madre y dijo:
- Madre, hay algo muy importante que debo decirte, de hecho a ti y a mi padre.
- Déjame adivinar, te atraen las chicas.
- ¿Qué? no, ¿de dónde sacas eso?
- Debía intentarlo. El problema es que no quiero ver a tu padre.
- Sé que estás dolida, pero por favor, solo serán cinco minuto. - Sonrió Kalila.
- De acuerdo, solo por ti.
Tras convencer a Ahdylle para que estuviera en la misma habitación que Harry, Kalila se sentó con ellos y empezó a ponerse seria para comunicarles a sus padre la maravillosa idea que casi no la dejó dormir.
- Mamá, papá. Quiero aprender magia.
- ¡Sería fabuloso! - Exclamó Ahdylle eufórica. - La magia un don maravilloso y me alegra que quieras seguir descubriendo más sobre ella.
- ¿En serio, mamá?
- Claro, hija. Te doy mi bendición. El problema es que yo no te podría enseñar por las esposas.
- ¿Y tú que dices, padre?
Era obvio que Harry no le simpatizaba nada que Kalila estudiara magia y menos porque Ahdylle estaba ahí. Pero algo que Harry aprendió es que no importa que tanto lo intente, Kalila seguirá su propio destino, algo que heredó de Ahdylle.
- Supongo que a pesar de que me oponga, harás lo que tú quieras.
- ¿Eso es un sí? - Inquirió Kalila.
- Tómalo como quieras, hija. - Replicó Harry.
- ¡Gracias!
Kalila abrazó a sus padres con afecto.
- Creo que El Mago Zeus podría enseñarte. - Sugirió el consejero. - Deberías ir a hablar con él, a esta hora él debe ya estar en el castillo.
- Creo que iré a verlo. - Sonrió la chica.
En esos momentos, Zeus estaba en El Gran Comedor junto a Henry, William y Magnus desayunando mientras charlaban sobre el extraño día que vivieron ayer. Por la parte de los jóvenes enamorados esperaban que el rey no sacará el incidente de la otra noche cuando los descubrió en pleno acto sexual.
- Fue una fortuna que tuvieras La Varita Real a la mano, Henry. - Decía Zeus. - Quién sabe lo que pudo pasar si tú no hubieras sobrevivido.
- Estoy seguro de que el Consejero Real Harry y Kalila habrían resuelto el problema sin ayuda. - Dijo Henry tomando un sorbo de su cáliz.
Los cuatro caballeros siguieran hablando animadamente, cuando Kalila se presentó.
- Disculpen mi interrupción, Sus Excelencias, pero debo decirles algo.
- Hola Kalila. - Saludó Magnus. - ¿Está todo en orden en tu casa?, ¿los trabajadores están haciendo su trabajo correctamente?
- Sí, Su Majestad, todo está excelente en casa y los trabajadores tratan a mis padres como reyes. Pero en realidad no vine para hablar sobre eso quería consultar algo ante El Mago Zeus si este tiene tiempo, claro.
- Por supuesto, Kalila. ¿Qué puede hacer este viejo mago por usted?
- Me preguntaba... si pudiera enseñarme el uso adecuado de la magia.
- ¿Está diciendo que quiere aprender magia? - Preguntó Zeus.
- Exacto.
- No lo sé, El Don de la Magia es muy difícil que aparezca.
- Si me permiten intervenir. - Empezó William. - Kalila tiene ese don, ayer demostró que la magia corre por sus venas. En un momento de necesidad, ella salvó a su padre de una caída que pudo haber sido mortal de no ser por la maravillosa e inesperada intervención de Kalila, ¿verdad Henry?
- Sí, fue un suceso milagroso. - Concluyó Henry. - Entonces no será problema despertar su don así ya no será complicado entrenarla en el dado caso de que usted la acepte.
Zeus empezó a meditar su respuesta, en vista de que era una decisión muy importante, Kalila dijo:
- No tienen porque contestarme hoy. Cuando su decisión haya sido meditada, háganmela saber.
- A mi abuelo le gustaría ser tu maestro en el arte de la magia, Kalila. - William había contestado por su abuelo.
- ¿En serio?, ¡muchas gracias!
Kalila se retiró con paso rápido y una sonrisa de oreja a oreja que reflejaba la emoción que sentía.
Pero Zeus mantuvo su mirada fija en su nieto.
- ¿Qué haces? - Cuestionó el anciano.
- Abuelo, tengo una corazonada de que ella podría ser la nueva Bruja Real. Así ya tenemos una vacante para un posible sucesor.
- Supongo que no sería malo intentarlo con ella. - Accedió Zeus. - Considerando que su don ha despertado, tendremos que poner la segunda prueba de magia.
Al día siguiente...
- ¿En que consiste esa "segunda prueba"? - Preguntó Kalila algo nerviosa mientras caminaba hacia el jardín.
- Es muy simple, intentarás mover algunos objetos, lanzar algún hechizo de combate, cosas básicas.
- Tal vez lo sean para ti, William, pero para mí no lo son.
- Eso pensaba yo, también Henry y todos en realidad.
Kalila empezó a ponerse muy nerviosa, sentía como si los nervios le consumiesen las entrañas y un montón de dudas invadieron su cabeza: ¿qué tal si no lo hago bien?, ¿qué va a pasar si rompo algo o le hago daño a alguien?
- Kalila. - Llamó William. - No te pongas nerviosa, te irá bien, ya lo verás.
William y Kalila llegaron a los jardines del castillo donde Henry, Robert y Zeus estaban esperando a que la posible nueva Bruja Real llegara. Kalila observó detenidamente lo que había alrededor había un montón de sacos enormes dispersos por todo el pasto verde y que parecían estar llenos.
- Bienvenida, Kalila. - Saludó Zeus. - ¿Estás lista para demostrar lo que puedes hacer?
- Claro que sí.
- Excelente. William, explícale que tiene que hacer.
- Con gusto, abuelo. Kalila, ¿ves esos sacos? están llenos de rocas, lo que tienes que hacer es juntarlos usando la magia.
William se unió al grupo de espectadores a la prueba, mientras Kalila se acercaba a uno de los sacos de rocas.
- Abuelo, ¿no olvidas algo? - Susurró William por lo bajo para que Kalila no escuchara.
- ¿El qué? - Siguió Zeus susurrando también.
- No le diste ningún hechizo. - Continuó William.
- ¿Un hechizo?
- Sí, un hechizo. ¡Henry no le dio un hechizo a Kalila!
- Es parte de la prueba. - Afirmó Henry susurrando.
Sin hechizo alguno ni explicación previa, Kalila logró hacer flotar uno de los sacos de roca con gran facilidad. Eso fue suficiente para Zeus que William no estaba equivocado. Kalila podría ser la nueva y excepcional Bruja Real.
Tras juntar todos los sacos, Robert tomó la palabra:
- Kalila, debes derribar a Los Protecciors antes de que ellos lo hagan contigo.
Robert tomó con ambas manos La Espada Armora e invocó cinco Protecciors.
- Ataquen a la chica linda que está frente a ustedes, la atacarán uno a uno, si uno cae, el siguiente irá a continuación. - Ordenó Robert.
- ¡La van a convertir en puré!
- Tranquilo, William. Ella va a estar bien. - Dijo Henry.
El Proteccior número uno empezó a correr justo hacía Kalila y ella estaba ahí inmóvil sin saber qué hacer, su instinto de supervivencia le gritaba que huyera corriendo, pero esa no era una opción y ella lo sabía.
Imaginó al Proteccior cayendo e intentó proyectar eso en la realidad. Una vez más una fugaz y poderosa sensación recorrió todo su cuerpo, la electricidad, ese fuego vivaz que le daba fuerza y la ayudo a derribar al Proteccior con tan solo poner su mano izquierda enfrente de este para lanzarle una bola de energía.
La chica pudo derribar al primer Proteccior así como lo hizo con los otros cuatro. En ella corría un talento mágico muy singular.
- Bien hecho, Kalila. - Felicitó Robert con una sonrisa cuando esta derribó al último Proteccior.
- Kalila, ¿aceptaría ser la nueva Bruja Real del reino de Tirayan? - Propuso William.
Ella sabía cuál era la respuesta.
- Sí. Sería fantástico.
- Excelente. Acompáñame a mi taller, hay algo que quisiera mostrarte.
- Sí ya voy.
Kalila, Zeus y Robert se retiraron dejando al par de príncipes solos en el jardín.
- Quién diría que Kalila fuera una bruja talentosa y se terminaría convirtiendo en la nueva Bruja Real. - Comenzó Henry.
- Las cosas que han cambiado en un año. Descubrimos un reino secreto lleno de criaturas maravillosas, ahora soy tu esposo y un príncipe, Kalila tiene la vacante que yo debía tener y ahora resulta que hay una bruja muy poderosas que es la mamá de Kalila.
Henry soltó una pequeña risa ante el acertado comentario de su esposo.
- Pero lo que nunca va a cambiar es que siempre estaremos juntos.
Henry tomó la mano de su querido William y lo miro a los ojos.
- Te amo, William.
- Te amo, Henry.
Ambos compartieron un tierno beso que terminaría cuando el sonido de Los Protecciors levantándose del suelo se hizo audible. Ambos miraron esa escena y se rieron de lo absurda que era la situación.
Una vez en el taller del Mago Real Zeus, el anciano le mostró a Kalila una pagina de un gran libro que decía:
"El Don de la Magia se manifiesta de diferentes maneras para cada mago o bruja, sin embargo, existen casos muy escasos de magos y brujas excepcionales que pues conjurar la magia sin necesidad de utilizar un hechizo o conjuro. Como dice el capítulo de los hechizos, estos le "indican" a la magia qué hacer, sin embargo el mago o bruja que pueda manejar su don sin necesidad de algún hechizo, significa que la magia está en perfecta sincronía con la voluntad del usuario.
No se ha encontrado un patrón en estos casos que son muy escasos. Se cree que este dominio extraordinario de la magia es una variación presente en el cuerpo del usuario debido que en sus genes el polvo de estrellas se ha adherido de manera más persistente."
- ¿Qué significa esto, Mago Zeus?
- Que eres una bruja muy poderosa, Kalila. Tu magia no es como la de casi ningún mago o bruja que la historia haya visto. Tú eres una bruja excepcional.
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