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Capítulo VIII: El Resplandor

La vida puede tener cambios muy repentinos, todas las acciones hechas tarde o temprano tienen consecuencias. En un día que parecía ser tan común pueden pasar cosas tan inesperadas que ningún ser humano se podría imaginar, si un día apareció un meteoro de proporciones gigantescas que con el impacto con la Tierra acabaría con toda la vida en ella, todo podría pasar.

Todo estaba bien, todo transcurría como debía de ser. En uno de los jardines del castillo de Tirayan, Henry practicaba con la Varita Real con la supervisión de Zeus, mientras que William a pocos metros de su esposo estudiaba la Estructura Gubernamental de los Reinos junto al Consejero Harry, hasta ese punto todo estaba normal.

Pero todo empezó a derrumbarse cuando Robert llamó a la puerta de la Residencia Deciva y fue recibido por Kalila.

- Qué bueno que llegaste. Pasa.

Kalila tomó a su novio del brazo para llevarlo adentro. Robert estaba muy confundido y notaba a Kalila muy alterada.

- Si puedo preguntar, ¿qué hago aquí? 

- Me vas a ayudar a encontrar alguna prueba, alguna pista o algo que pruebe que mi padre está ocultando algo.

- ¿Algo como qué? 

- No lo sé, una orden de exilio marcada como "Ejecutada". Yo buscaré arriba y tú buscarás aquí abajo.

Kalila subió las escaleras y pudo entrar al cuarto de su padre de no ser porque estaba guardada con llave.

- ¡Robert! - Llamó Kalila. - ¡Necesito que derrumbes una puerta por mí!

Robert a los pocos segundos subió.

- ¿Estás segura que no hay una llave o un conjuro para abrirla?

- Está es la habitación de mi padre, así que no creo que haya una llave de repuesto ni un conjuro. Tendremos que hacer la fuerza bruta.

Robert miró intensamente a Kalila directamente a los ojos y la tomó por los hombros.

- Kalila, cálmate y piensa, realmente crees que es apropiado hacer todo esto.

- Sé que no es apropiado, Robert, pero es necesario si quiero saber la verdad. 

- ¿La verdad de qué?

- Mi padre está ocultando algo relacionado con una orden exilio y, me atrevería decir que El Rey Magnus está relacionado con esto.

- ¡Escucha lo que dices, Kalila!, ¡¿en serio hasta El Rey Magnus está relacionado en tu loco juego de detective?!

- Sé que suena loco, pero debes creerme. 

Kalila empezó a suplicar con la mirada, y por más que Robert intentará no dejarse llevar, inevitablemente se terminó perdiendo en los castaños ojos de su amada. El brillo de esos ojos cautivaron y enternecieron el corazón de piedra de El Líder de la Guardia Real.

Tras un leve suspiro y soltar a Kalila mientras miró hacía el suelo cabizbajo, dijo:

- Solo por ti, Kalila.

Con todas sus fuerzas Robert le dio una tremenda patada a la puerta que provocó que esta cayera.

- Pase usted. - Alardeó Robert.

- Gracias. - Agradeció Kalila posando un tierno beso en la mejilla de su caballero de armadura brillante.

- De nada. - Respondió él un poco ruborizado y al ver que había cumplido su labor se fue escaleras abajo.

Kalila empezó a desordenar la habitación de su padre, tan ordenada que estaba, hasta que llegó Kalila para ponerla patas arriba. Sin un contexto fijo, parecería que Kalila estaba muerta de hambre y buscaba desesperadamente algo de comida.

Finalmente, después de buscar entre cajones y muebles, Kalila encontró en un compartimiento secreto debajo de la cama una foto algo vieja: un joven Harry sonreía de oreja a oreja mientras abrazaba por detrás a una bella mujer de ojos verdes, pelo naranja, tez blanca y por lo que se podía ver en la foto, Kalila tendría ahora la misma estatura que esa mujer. Kalila pudo ver en la foto como esa misteriosa mujer cargaba un bulo envuelto en cobijas rosas pastel que impedían ver por completamente qué era lo que esa mujer cargaba.

Kalila no podía creer lo que veía, no pudo evitar que le ganaran las lágrimas acompañado con un extraño sentimiento de que conocía a esa mujer, su cabeza empezó a hacerse un millón de preguntas sin respuesta, empezando a recordar sin existo quién era esa mujer, aunque para ese punto, ya lo suponía.

Esa foto la hizo olvidar su objetivo inicial, ya no le importaba si la foto mujer estaba relacionada o no con el asunto del exilio, solo quería saber su identidad. Así que decidía a enfrentarse a su padre, Kalila empezó a correr hacía el castillo.

Robert no se dio cuenta de nada hasta que escuchó como se abría la puerta principal, pero cuando fue a ver qué sucedía, Kalila estaba muy lejos de su vista.

- ¡Kalila! 

Y al ver que no respondía, fue a tras ella. 

Cuando Kalila llegó al jardín donde se encontraba su padre, ella sentía una mezcla de un sentimiento entre tristeza y enojo.

- ¡Padre! - Gritó Kalila.

Ese grito interrumpió las actividades de todos, quienes intrigados por la extraña interrupción miraron para ver a Kalila acercándose con paso decidido, tenía una expresión de pena en su cara con algunas lagrimas rodando por su mejilla.

- Creo que mejor me voy. - Dijo William.

- Sí, creo que es lo mejor.

- ¿Sabes, Henry? creo que es mejor que me retire. - Mencionó Zeus cumpliendo con su palabra.

Kalila se encontraba a escasos metros de Harry, y Robert apareció siguiendo a Kalila pero Henry lo detuvo negándole con la cabeza dándole a entender que no se entrometiera. 

- ¿Qué necesitas, hija? - Comenzó a hablar Harry paciente pero nerviosamente.

- ¿Quién es ella? - Preguntó Kalila mostrándole la foto a su padre señalando a la mujer de pelo naranja de ojos verdes. - ¿Es mamá?

Antes de que el consejero pudiera pronunciar palabra alguna, el viento empezó a soplar de manera rápida y las nubes cubrieron Tirayan sin razón alguna y surgió un extraño resplandor esmeralda del cielo que se extendió por todo el reino. 

Henry reaccionó por inercia y aún con la Varita Real en mano invocó un hechizo protector alrededor de los cuatro presentes antes de que ese extraño resplandor tocara el castillo.







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