Tú en mi lugar
¿Cuántas veces no desperté en la noche oyendo los llantos de Laura? Esaú se despertaba y la hacía caminar por el pasillo mientras le decía palabras para calmarla. Palabras que no se las llevó ni el tiempo ni el lugar.
No pude despedirme de Helen, no pude asistir al funeral de mi sobrino, y no pude salir de casa durante dos años. Un terapeuta se hizo cargo de mí, Camilo me traía los deberes y yo los enviaba por el correo electrónico, y mi nulo trato con el exterior se vio tan limitado a ver por la ventana escasos minutos, luego fueron horas, luego fueron días...
Mamá jamás aceptó lo que sucedió, jamás creyó que aquellos cuatro hombres fueran hallados y encarcelados, ella siempre intuyó que algo hubo detrás hasta que un día...
—No lo puedo... creer... —Solloza dejándose caer en el sofá
—T-te lo juro... —Le murmuro yo mirando el suelo tan apenado que no distingo mis zapatillas— Yo... tengo la culpa.
Esaú está mirándome fijamente, sus manos son puños que están rígidos sobre sus muslos, sus mejillas tiemblan.
—Moisés... —Mamá me ve una vez más y niega con pesar— ¿P-por qué? Por...¿Por qué? Dejaste pasar dos años... para d-decir la verdad...
—T-te...tengo...miedo... —Sollozo abrazándome.
Esaú se levanta y se golpea la palma de la mano contra la cabeza una y otra vez mientras sus ojos cerrados fuertemente se abren sólo para verme y volver a golpearse.
—Era mi hijo... —Murmura— ¡Mi hijo! —Me grita acercándose a mi oído— ¿Por qué no fuiste capaz de decírmelo? ¿No fui yo quien te lo advirtió? —Sonríe llorando y me da un empujón en el hombro con su mano— Anda, atrévete a decirme que no te lo dije, ¡Dime Moisés! ¿A mí quién me devuelve a mi hijo?
Apenado lloro mirando el suelo. Ni el reloj más caro gira al revés por naturaleza...
—N-no... y-yo no lo creo —Mamá se pone de pié y me toma por los hombros— Mi hijo no, Moisés no haría nada malo nunca... ¿No es así? Moisés —Mamá intenta verme a los ojos, pero yo me rehúso a verla.
Mamá me suelta y una de sus manos va directo a su pecho que se acelera con el llanto.
—No... Moisés es incapaz... él no sería cómplice de un asesinato...
— ¿Cómo no? —Esaú está tan dolido que deja de verme y grita tirando la lámpara de rincón hacia la ventana— Tiene diecisiete años y no se compadeció ni un solo segundo por Laura o por mí... ni un segundo de respiro nos ha dado en dos años... ¡Y todo por una chiquilla mugrosa!
Mamá respira agitada, sus ojos desorbitados son lo último que logro ver mientras la sostengo antes de que toque el suelo.
Esaú corre desesperado a auxiliarla, su pulso está desbordado.
— ¡Rápido llama una ambulancia! —Me grita Esaú mirando el teléfono fijo.
Mamá murió a mis diecisiete años aquel día en que conté la verdad. Causa de muerte: Arritmia cardiaca maligna. La arritmia cardiaca puede tratarse con medicamentos, puede ser identificada mucho antes, y luego, está esta que se la llevó en una noche, al final se determinó que la arritmia la llevó a un infarto cardiaco y en esa madrugada de diciembre santa Claus no llegó, porque quizá mamá era la que se entendía mejor con él...
En este nuevo día, después de haberme mejorado de mi resfriado tres días después de haber asistido al médico y de haberme permitido fallarle a alguien más con Helen, Esaú baja las escaleras con prisa abotonándose su traje.
—Moisés —Me llama Esaú , llegando al comedor donde estoy tomando café— El sábado es el bautizo de Jacob, espero que no se te olvide y no tengas pendientes para asistir, me gustaría hacerte una petición.
Trago el café que tengo en la boca y asiento viéndolo.
—Quisiera pedirte que seas el padrino.
—Es broma. —Menciono volteándome para servirme más café y parecer un individuo normal. La sola idea de hacerme cargo de Jacob me aterra, no quiero que él también desaparezca por mi culpa.
—No, no es broma. Laura y yo ya lo habíamos hablado, tan solo esperábamos la oportunidad de hablarlos los tres, pero ella tuvo que ir al médico hoy y no pudo estar presente.
—N-no lose... —Comento volteándome— ¿Y Chris? ¿N-no es mejor?
Chris, es el mejor amigo de Esaú. Él es un golfista de categoría y tiene bastante dinero. Su esposa falleció en un accidente de helicóptero y que decir... se ha quedado sólo desde entonces.
Esaú se acerca a mí y pone una mano en la mesa para apoyarse.
—Te elegimos a ti. ¿Ok? Te esperamos el sábado en la iglesia de Quilpué, no sabes cuánto me costó que me dejara un día sábado sólo para Jacob, el sacerdote nuevo está dando horario de bautizo solos los domingos.
Siento un enorme agradecimiento por lo que me han propuesto, simplemente he estirado la mano y Esaú la ha estrechado. Supongo que hoy he hecho las paces con el pasado...
—Bueno nos vemos más tarde. Llegaré temprano del trabajo, y espero que tú también. —Me analiza con la mirada, yo asiento— Muy bien. Nos vemos. —Esaú toma sus llaves desde la mesita que está a un lado de la puerta y se va.
Suspiro aliviado al saberme sólo otra vez, en soledad puedo pensar con claridad... "entender" hacia donde dirigiría mis actos ahora.
El timbre vuelve a sonar y creo que es Esaú a quien siempre se le olvida algo, pero no. Ante mí está Kiara, quien hoy por hoy también forma parte de mi selecto grupo de amistades.
—Kiara.
—Hola, ¿Ya te vas al trabajo? Perdona, pero es que no me aguante —Pasa sin pedir permiso y se voltea a verme mientras cierro la puerta— Supe que Helen volvió y yo no voy a permitir que no nos juntemos todos, ¿Cómo va a ser que vuelva y no hagamos un reencuentro de prepa? Los de tu curso y el nuestro, todos juntos, sería genial enterarnos de que va la vida de los demás, imagino que todos han tenido hijos y todo eso.
—Sí... Helen volvió. —Asiento mirándola— Pero n-no creo que sea bueno... es decir, n-no creo que vengan todos.
— ¡Pero el fin es volver a ver a Helen! —Me grita con emoción y yo niego rápidamente.
—M-mejor que no. —Sonrío nervioso. No quiero contarle que ya la vi antes o se enojará conmigo por no haberle dicho. Apenado miro hacia otro lugar.
— ¿Y qué hay del planetario? ¿Vamos a ir?
Cuando me nombra "Planetario" en mis neuronas solo resuenan las constelaciones, la aurora boreal, producida cuando el viento solar se ve alterado por partículas subatómicas que provienen de las manchas solares... Espectacular.
—Claro, iré. —Respondo pensando ¿Cuándo fue que vi aquello? ¿Dónde fue que se produjo de forma anormal?
El timbre vuelve a sonar, y esta vez es Kiara quien se me adelanta y abre la puerta.
—H-hola... ¿Está Moisés? ¿K-iara?
Me volteo de golpe al sentir la voz de Helen, sus ojos se encuentran con los míos, yo escapo. Kiara la mira y le sonríe, la abraza, pero Helen desentendida no lo hace y sigue viéndome, y yo sigo huyendo de su mirada que me está tragando cual agujero negro. Un agujero negro que atraviesa dimensiones, creado para deshacerse de todo aquello que nos molesta... Dios sabe por qué lo hizo, y también sabe por qué permitió que esta escena se crease.
Es poco sentir tensión, porque ahora veo en Helen lo que yo sentí la vez que la vi presentarme a su esposo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro