La luz de Dios
No quiero decirles que Helen es otra, porque no lo es. Llegó esta mañana a mi lugar de trabajo, en el cual repongo productos de limpieza. Se ha paseado por el pasillo con una cartera blanca que tiene un pequeño corazón colgando del cierre. Tiene muy mal gusto para vestirse aún, siempre se lo advertí que el color...
—El color verde se te ve mal.
— ¿Cómo mal? ¡Es muy bonito! Es el color de la naturaleza.
—No mientas. Se te ve mal.
Helen tuerce el gesto y termina riendo.
— ¿Cuál es el chiste? —Pregunto sentado mirando la hormiga en la roca que tenemos en frente.
—Que preferirías el verde si por ejemplo llevase amarillo.
—No. Amarillo no, es vómito.
— ¡Ya veo! Todo lo relacionas con una cosas ¿No es cierto?
—No todo. —Respondo recostándome en el césped.
— ¿Qué cosa no relacionas Moisés?
—A Dios.
— ¿Por qué no relacionas a Dios? —Pregunta extrañada recostándose aún lado en el césped. Yo me hago hacia otro lado para no sentirla tan cerca.
—Porque él creó todo. No hay con qué compararlo.
—Ya veo... —Comenta viendo las nubes pasar— ¿Y a mí? ¿Me comparas?
Claro que la comparo. La comparo todos los días con diferentes cosas, pero ninguna me gusta tanto como ella.
—No. —Respondo con una sonrisa sin verla.
— ¡Mentiroso! ¡Dios te quitará la lengua!
— ¡NO, NO NO! —Me siento en el césped, aterrado pensando en cómo me vería sin la lengua— ¡Dios no haría eso!
Helen se endereza también, y sonriendo me abraza. Rápidamente la aparto y me sacudo.
—No me toques Helen.
— ¡Oh Moisés! ¡Que tienes un microbio justo ahí!
— ¿¡Dónde!?
— ¡Ahí! ¡Déjame quitártelo!
Cierro los ojos con fuerza, no quiero ver a Helen quitármelo, los microbios son tan buenos como malos, lo dice la enciclopedia de los 1.011 casos en los que se demuestra aquella teoría. Helen podría haber sido un microbio por la forma de querer aparecer en mi vida, pero no es ni buena ni mala, sólo es Helen.
De pronto, al abrir los ojos, veo a Helen que está atando en mi muñeca una franja rosa.
— ¿Esto?
—Es una pulsera de la amistad, ¿No es linda? Tú me dijiste que el rosa no te molestaba... por eso le dije a mi odontólogo que me pusiera sólo gomitas rosas, ¿somos amigos o no?
Meditando su pregunta mientras miro al cielo me pregunto si Helen es un ángel que Dios lanzó para curar el Asperger.
—Claro... —Murmuro.
Bajo esa cartera Blanca están sus manos colgando, mientras se decide por llevar el limpia pisos de Lavanda o el de primavera, elegirá el de Agua Marina, jamás elige lo que el mundo espera. Sigo tratando de ordenar los productos en orden por color, pero Helen sigue meditando cuál tomar unos pasos más allá. ¿Me reconocerá? Ha pasado mucho tiempo desde aquella vez en que sus Padres decidieron llevarla a Alemania... han pasado muchos cumpleaños, y sigo pensando que Helen es un ángel que cayó del cielo...
— ¡Nos vemos mañana Moisés! Recuerda llevar los materiales para la maqueta.
—Sí, todo en orden. —Respondo sin verla.
— ¡Recuerda! —Ella levanta su brazo derecho en el que lleva su pulsera rosa— Amigos.
—Amigos. —Digo viéndola sólo por unos segundos.
Al entrar en casa, mamá está bailando en la sala de estar con una botella en la mano mientras Esaú intenta quitársela y hacerla entrar en una razón que no es real. Si Esaú supiese que para ayudar a alguien, ese alguien debe tener la voluntad de ser ayudado, sabría que mamá no quiere salir de su estado...
Subo las escaleras y me encierro en la habitación observando con detenimiento la pulsera que tiene 70 puntos de unión trenzados con hilo encerado, lo que me hace pensar que se ha demorado un buen resto en hacer las dos. ¿Para qué iba a tomarse la molestia?
Sólo ha pasado una semana desde aquel incidente en que me culpó, quizá solo quiere disculparse conmigo...
Diario Azul: Ahora eres el diario azul porque decidí que como diario te veías muy aburrid, además Helen dijo que todos tenemos que tener un color. Desde la vez en que Helen mintió delante de la maestra han ocurrido unas cosas extrañas, con ella puedo hablar un poco más y me hace sentir cómodo, aunque a veces se me pega y la tengo que correr, eso es lo único que le quitaría, ¡ah!, y esa forma de vestirse con el verde, se le ve horrible. Hoy también pude exponer un poco delante de la clase, me han aplaudido y tuve que cubrirme los oídos, pero lo disfrute realmente. Por otro lado, papá me llamó y me dijo que me presentaría a alguien que quiere que conozca, no sé quién es y no se lo he contado a Helen aun, ni a mamá, ni a Esaú que dentro de una semana estará de cumpleaños, cumplirá dieciséis.
Guardo el diario y me recuesto mirando la pulsera trenzada. ¿Seremos amigos para siempre? Sí. Yo quiero ser su amigo siempre.
— ¡Los materiales para mañana!
Me levanto rápidamente a ordenarlos, le dije que los tenía listos pero no es hasta ahora que me percato de que he mentido. Dios me cortará en rodajas por ser un mentiroso compulsivo, Helen me ha metido en ese saco. De pronto, no sé por qué estoy sonriendo, sólo lo hago...
Me agacho para alcanza una caja nueva que abro con el corta cartones y descubro que vienen limpia pisos "sol" color amarillo. Respiro rápidamente viéndolos, intento controlarlo, me cubro los ojos rápidamente y comienzo a recitar bajo las palabras mágicas de mi terapia.
— ¿Hola? ¿Podrías ayudarme? ¿Tú trabajas con esta marca de limpia pisos, cierto?
Una mano en mi hombro hace que me agite y me pongo de pié rápidamente abrumado, dando un paso atrás.
— ¿Le sucede algo? —Pregunta Helen, es ella, obvio que es ella con esa preocupación que no tiene nadie más.
— ¡Sí! ¡Es el color amarillo de esos de abajo! ¡Mi supervisor debió equivocarse y me envió una caja que no puedo reponer!
Siento como Helen cierra la caja y la aparta hacia atrás, después siento como una de sus manos va hacia mis manos que cubren mi rostro y con delicadeza intenta quitarlas.
—Yo hace tiempo tuve un amigo, que le temía al color amarillo. ¿Y sabes qué? Pensé que lo había superado... ¿Cómo es que has vuelto a lo mismo Moisés?
Cuando descubre por completo mi rostro, puedo ver que su rostro ya no es tan liso como antes, tiene un poco de arrugas de cansancio, pero sigue siendo Helen cuando sonríe y da un paso atrás siendo tenuemente iluminada por la luz que entra a través del tejado trasparente. De seguro, es la luz de Dios para uno de sus ángeles...
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