La locura de querernos
El timbre suena y yo bajo rápidamente para que mamá no venga a vigilar de quién se trata. Para mi suerte mi sobrina la intercepta y la obliga a ver hacia otro lugar.
—Vámonos —Digo Corriendo casi a la intemperie.
Helen y Camilo se observan y no tienen más remedio que seguirme.
Varias cuadras más allá al fin término de escaparme de la mirada de mamá y Helen me detiene.
—No tengo ganas de aguantarme más, tengo que decirlo. —Comenta repasándome con la mirada— Te ves realmente guapo Moisés.
Solo hasta este momento mi mirada va a lo que Helen trae puesto y mis mejillas se colorean, agradezco que el cielo nocturno me cubra. Lleva puesto un top bajo una chaqueta de cuero y unos jeans a la cintura con un bonito cinturón rojo.
—Puedo decir igual, pero mentiría. —Helen me observa extrañada junto con Camilo— Pero es que como siempre, no me dejas opción, no tengo con que comparar tu belleza.
Camilo me da un empujón y se ríe bajito.
—Que canalla te has vuelto, debes estar juntándote con ese amigo tuyo, el negro. —Comenta con evidente juego al hablar de sí mismo.
Helen camina a mi lado con sus mejillas rojas como dos manzanas, no sé qué se ha vuelto más terrible entre los dos, si es la forma en que ella se mueve, o el deseo de querer morder sus pómulos.
Viajamos en el automóvil del hermano de Camilo, él nos acerca hasta Viña del Mar donde se encuentra aquel lugar en que mi amigo por primera vez mostrará su música. Está nervioso, y la verdad es que yo también, le desearía poder decir que todo saldrá bien y que estaré escuchándolo aun si el ruido me molesta.
De reojo veo a Helen que asombrada ve la multitud que va caminando en dirección a la nueva discoteca, ya me duele el estómago de solo pensar cuanta aglomeración se formará.
—Tranquilo... —Murmura Helen tomando un momento mi mano— Si algo te molesta, podemos salir...
Apenado por aquello vuelvo a tomar su mano.
—Tan solo no la apartes de mí. Así todo estará bien.
Helen sonríe levemente y juntos bajamos los tres cuando ya nos hayamos frente al reloj de flores dónde están las amigas de Helen con sus novios. Es extraño venir a juntarse así como si nada, no me agrada, pero el fin es la felicidad de Helen y estar con ella fuera de la mirada de su padre.
—Hasta que al fin llegas perrísima. —Comenta Camila abrazando a Helen— Te ves tan pero tan sexy que Moisés tendrá que poner cuidado. ¿Cómo estás? —Me pregunta y yo sonrío en respuesta— Eso confirma que bien.
—Yo quiero ver la pista de baile, dicen que es una de las más grandes de Latinoamérica. —Comenta la siempre tan silenciosa Kiara al lado de un chico que no parece su novio.
—Ay Kiara, como te compadezco —Dice Rocío en tono de broma— Nuestra querida amiga tuvo que venir con su hermano porque mamá no la dejó salir sola. Penita.
Todos ríen y yo lo hago por inercia más al ver de reojo a Camilo y este niega y alza sus cejas como en circunstancias desagradables lo hace.
Juntos llegamos a Sour Light, pasamos por la fila V.I.P gracias a Camilo que ha hablado con los guardias para que las demás que traían entradas simples pudiesen pasar por aquí también, de otra forma tendrían que haber hecho la enorme fila de ingreso.
Pero como Camilo todo lo puede con su maravilloso afro ha convencido a los guardias y las chicas han reído emocionadas.
En una de las mesas que están frente a frente con la pista nos sentamos y llega rápidamente una mesera vestida con un leotardo plateado que me hace querer mirar al suelo, pero lastimosamente aquí el suelo también está iluminado por flúor.
— ¡Wuuuu! —Grita Camila pegándole a la mesa cuando llegan los tragos que han pedido— Hay que comenzar a prender la noche. —Dice mirando a Helen.
Helen me mira de reojo y extrañada comenta:
—Perfecto, entonces yo bailo, porque no quiero perder el hilo después.
—Es momento de que vayan de hecho —Comenta Camilo— Porque subiré a mezclar ahora.
Eso fue a lo que Camilo le llama, la salvada del siglo. Él bien sabe que no he venido aquí a tomar nada, y me lo ha recordado. Gracias a Helen que se ha levantado de un salto pudimos escapar de los tragos y juntos hemos llegado a la pista donde es difícil hallar un lugar vacío.
— ¿¡Estáis listo para lo que viene!? —Dice el anfitrión que es español.
Todos alzan las manos y aplauden en unísono, Helen me pide que también lo haga y así juntos comenzamos a aplaudir también.
—Con ustedes... —La música se detiene y las luces rojas comienzan a moverse por todos lados, cierro los ojos y respiro profundo— Una excentricidad local... Desde Haití y para todos ustedes, el grande, el carismático, el único e inigualable ¡DJ KU!
Al oír aquello evito el dolor, el nerviosismo, mi amigo está saliendo a escena vestido con una bonita cazadora dorada. Aplaudo por él, está feliz, se le ve realmente desarrollado haciendo lo que siempre le ha gustado.
Helen me observa de reojo y me abraza en medio de la multitud. Y tan rápido me percato entiendo por qué lo hace, y es que todos comienzan a saltar al oír el comienzo de la mezcla de mi amigo. Para nada soy una demoledora que puede aplastar al mundo, pero Helen es demasiado pequeña en comparación a muchos de por aquí y yo demasiado alto como para que ella no pueda respirar.
La levanto con un poco de dificultad, ella ríe en medio de "Believe de la cantante Cher" Es un Hit de 1998 pero que Camilo logró hacer brillar con su mezcla en este 2000.
Está tan feliz que mis aflicciones están siendo eclipsadas por su sonrisa, y sus brazos que se abren en medio de la pista, es la única que lo hace, es la única que puede estar por sobre cualquiera y en este momento agradezco a la altura que Dios me regaló.
Cuando la bajo ella comienza a moverse extraño, está claro...
—Helen no sabes bailar —Le digo en el oído para que me escuche.
Ella une los dedos de sus manos y comienza a hacer una onda que me hace reír.
—Esto se baila así, mira, es eléctrico. —Me dice al punto de hacerme reír. No me doy cuenta de nada excepto de ella y sus movimientos robóticos.
Camilo alza una mano y todos lo hacen, repiten sus acciones, la mezcla ha hecho furor por todo el lugar.
Yo por mi parte, que sí sé bailar comienzo a balancearme al ritmo, no hay ninguna objeción por parte de Helen así que lo hago mirando el techo iluminado. Las luces marean un poco pero vamos... todo está bien.
Enseguida a mis espaldas se suman Kiara y su hermano al cual no conozco pero parece divertido con la situación de Helen y su baile robótico. Entre los cuatro bailamos sin tener que tocarnos, pero aquello se vuelve realmente divertido cuando Helen y Kiara comienzan a bailar macarena. El hermano y yo nos observamos por un momento y reímos bajo, el chico es agradable.
Así nos llevábamos dos canciones más hasta que necesitamos beber y nos vamos a le mesa donde intentamos pedir jugos, pero nos comentan que aquí lo que menos tiene alcohol es el jugo de piña colada... bueno, no queda de otra, tendremos que beber un poco de esa piña colada.
Entre los cuatro le damos un trago y dejamos los vasos con fuerza en la mesa.
Sonreímos. Helen se apoya en mí y yo le abrazo.
— ¿Cómo? ¿Ya se aburrieron de bailar? —Dice Rocío— Justo ahora que nos íbamos a sumar a ustedes en la pista.
—Es que bailar allí es como ir directamente al verano, hace mucho calor —Dice El hermano de Kiara.
—Buuu que mal. —Gimotea Camila— Pero bueno ya estamos aquí, vamos nosotros RO. —Dice mirando a Rocío que saca de su cartera un papelillo— ¡Qué bien!
Extraño observo lo que hacen. Helen por su parte se despega de mí y hace una intromisión:
—Oigan pero ¿Cómo van a disfrutar entonces?
— ¿Nunca lo has probado? —Pregunta Camila agachándose a la altura de la mesa e inhalando por la nariz una línea— Te vas a divertir el doble.
Así mismo repite la acción rocío y su novio. La situación me hace sentir incómodo...
—Anda, prueba un poco ya verás de que va. —Dice Rocío estirándole un papelillo nuevo a Helen quien lo recibe.
Helen me observa de reojo y niega.
—No gracias. Nosotros nos divertimos de otra manera.
Por un segundo pensé que Helen habría de aceptar y las palabras de Esaú resonaron en mí. Levantándome me disculpo.
—Helen...
—Vámonos —Dice con una sonrisa que agradezco.
Sus "Amigas" se quedan comentando y le dan poca importancia a nuestra salida. Kiara y su hermano nos han acompañado también.
—No sé qué les pasa a esos cuatro, están mal —Dice Kiara— No pensé que anduvieran en esos pasos. Fue incómodo...
—Sí, eso mismo pensé —Comenta Helen apenada— Pero ya no importa, lo bueno es que pudimos salirnos sin armar alboroto. ¿Caminan con nosotros por la carretera? Dudo que pase algo a esta hora y bueno... tampoco quiero llamar a Camilo, está haciendo su debut y sería aburrido truncarle su show...
—Caminemos, nos hará bien —Comento tomando la mano de Helen quien avergonzada mira nuestras manos unidas.
La sensación de su mano en la mía durante el camino es realmente genial, no sé cómo explicar el calor que me da sentir que estamos tan unidos incluso en situaciones así. Yo creí que me vería aburrido si huía de aquello, pero muy por el contrario me sentí apoyado por Helen, Kiara y su hermano.
Diario Azul:
¿De esto se tratará la vida? ¿De buscar a los indicados? Porque antes nunca me encontré con personas que pensaran como yo, que sintieran como yo. Y justo esta noche a la que negaba a venir he hallado compañía, entendimiento, y mucha paz.
Al llegar a casa de Helen después de pasar a dejar a Kiara y su hermano, nos escondemos detrás de los matorrales y nos besamos un par de veces.
—Tus labios saben a alcohol —Comento con una sonrisa— La verdad no estaba mal, me ha gustado un poco eso de la piña colada.
— ¿Sí? —Ella sonríe otra vez y me deja un pequeño beso— A mí me ha encantado que pudieras ir conmigo.
Siento un pequeño escalofrío recorrerme la espalda, es realmente hermosa...
—No sé cómo decirte Helen, pero siento tantas cosas por ti... son todas muy diferentes unas de otras, es como que incluso el egoísmo se ve bien si se trata de ti.
— ¿El egoísmo? —Pregunta extrañada.
—Sí, porque no quiero compartirte para nada. —Respondo ahora dejándole un beso en la comisura de sus labios.
—Te quiero —Me murmura— Te quiero mucho... el haberme venido de Alemania y llegar a Chile fue lo mejor que pudo pasarme, allí me veían extraño por mis frenos... y todo eso, ya sabes... —Comenta apenada alzando los hombros.
—Ya somos dos extraños que se juntaron. —Digo acariciando sus pómulos y haciéndola sonreír— ¿Ves? Ya no hay que recordar, me dijiste que éramos humanos, y desde allí que me lo creo.
Helen mira por encima de los matorrales un momento y comprueba que las luces de su casa están apagadas.
—Ya se han ido todos a dormir. Al fin...
—Perfecto, entonces ya es hora de que te vayas a dormir. —Comento dejándole otro beso rápido.
Helen me observa un momento de una forma extraña, como si algo le estuviese ocurriendo en su interior. Muerde su labio inferior y me preocupa.
— ¿Qué tienes?
—Nada, es que... estaba pensando...
— ¿Qué cosa? —Preguntó con temor.
— ¿No quieres pasar a mi habitación un rato?
Su propuesta me toma por sorpresa. Alzo ambas cejas extrañado y tomo aire.
—Estaría mal.
—Pero... será solo un rato. —Me dice otra vez— Además, de día jamás podrás pasar, así que nos han orillado a esto.
—Pues sí... pero...
—A veces es mejor pedir perdón, que permiso. —Me dice con una sonrisa juguetona al llevarme de la mano por el patio de su casa, la cual rodeamos hasta llegar a su habitación— Tan solo tenemos que pisar la protección de la ventana de papá y mamá y podremos alcanzar mi balcón. ¿Te atreves?
—Ya estamos aquí —Murmuro con intención como ella lo hace. Y tan rápido nos colamos por la protección alcanzamos el balcón, entramos en su habitación.
—Sé que te sorprenderá que tenga tantos poster de los Guns n' Roses, pero es que los amo en secreto. —Dice cubriéndose la boca para no reír.
Divertido cierro la ventana de su balcón y me volteo para apreciar bien toda la estancia. Es tal como me la imaginé, hay cosas rosa, como también hay cosas oscuras. Es de hecho todo lo que Helen es, un desorden de persona.
—Ven, siéntate. —Me murmura animada sentándome en su cama.
Ella se para frente a mí y sin aviso se quita su chaqueta de jeans de la cual cae el papelillo que le entregaron antes en Sour Light.
—Dios...debí tirarlo en el camino —Dice tomándolo— se me olvido... si mi padre descubre esto me mata.
—Me lo das y lo tiro al volver a casa. —Le digo viendo su top. ¿¡Qué demonios hago viendo su top de esta forma!?
Rápidamente aparto la mirada avergonzado. Helen se percata y se acerca con una sonrisa sentándose a mi lado.
— ¿Y qué tal si es divertido como dicen?
— ¿Qué? —Pregunto mirando hacia otro lado.
—Que... tenemos la puerta cerrada con pasador... y sólo estamos tú y yo. Que podríamos probarlo entre los dos... y así jamás volver a hacerlo.
—Helen no, es mala idea —Digo con algo de deseo mirando ahora el papelillo. Ciertamente el estar solos los dos... y hacer algo así... no me cae tan mal.
— ¿Solo un poco y ya? —Me pregunta abriéndolo.
—Ya, pero después lo dejamos. Lo dejamos cuando comprobemos lo que deseamos. —Le advierto y ella asiente.
Juntos inhalamos un poco y nos observamos esperando algún cambio. Nos reímos al sentirnos algo más ligeros seguro es eso.
Helen se pone de pie tiempo después y comienza a quitarse el top en frente de mí.
Yo sonrío animado al ver cómo es que sus pantalones acaban en otro lugar y se pone sobre mí.
No hay nada que decir, estamos felices, no lo sé.
Helen me besa el cuello con detención y pronto comienzo a sentir ardor, no sé qué es lo que sucede conmigo, todo me parece fluir bien.
Minutos después nos estamos besando debajo de sus sábanas y nos reímos bajito, su cuerpo es suave y sus manos que tocan muy bien me hacen sentir escalofríos riquísimos.
Sin darme mucha cuenta estoy sobre ella, estamos libres de toda prenda besándonos y riéndonos a ratos.
Cuando la habitación comienza a girar es genial, es una sicodelia particular. Y cuando vuelvo a ver a Helen ella abre su boca soltando un sonido extraño que me hace sentir tan bien que me muevo hacia adelante otra vez y ella me abraza.
La habitación da vueltas de nuevo, siento que vuelo. Otra vez logro ver a Helen que me abraza con sus piernas y vuelvo a moverme hacia adelante por alguna razón.
Horas después.
La luz entra a través de la ventana, está todo tan pesado...
— ¿H-Helen? —Pregunto al verla a mi lado durmiendo.
—Oh... no... —Dice ella estirándose— ¿Q-qué pasa? ¿Es de día ya?
—S-sí. —Respondo bostezando sentándome.
Al repasar con la mirada la habitación comienzo a entender menos de lo que ha sucedido aquí y luego al ver a Helen sentarse me altero y me cubro con rapidez.
—Helen... —Murmuro sin verla.
Ella rápidamente se cubre también y se pone de revés a mí bajo las sábanas.
— ¿Qué hemos hecho? —Se pregunta aterrada.
Los pasos de alguien nos alertan y rápidamente vemos como la puerta se abre.
— ¡Helen! —Grita su Padre y yo cierro los ojos con fuerza— ¿¡A qué hora llegaste anoche!?
Helen no puede moverse, si lo hace va a descubrir que está desnuda y por supuesto me descubrirá a mí. ¿¡Qué hice!? ¿¡Por qué estamos así!?
—Helen... por una vez... ¡Responde lo que se te pregunta!
Su padre se acerca decidido a la cama y antes de que nos descubra Helen se pone a llorar.
— ¿¡Qué demonios pasa aquí Helen!?
Su madre llega hasta la habitación y se sorprende tanto que yo quiero huir del planeta cuando nos ve a los dos en la cama cubriéndonos. Todo se fue a la basura.
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