Tip 1: La cantidad de cumplidos no importa...
Enamorarse había resultado sencillo, conquistarla era lo difícil. Y es que Thor, sólo a mi se me ocurría enamorarme de una princesa tan única... Y aun más complicada.
A pesar de que en realidad ese era su encanto, es decir lo que me atraía descubrir en ella, a veces esta situación de acercarmele en un plan más allá de una amistad se convertía en todo un reto.
Contemplé el cielo despejado, completamente claro, tan azul como sus preciosos ojos y al recordarla no pude evitar suspirar largamente.
Ah, como es que la vida daba este tipo de sorpresas, enamorarse de una princesa cuyo clan fue enemigo del tuyo desde tiempos inmemoriales.
Chimuelo jugaba a mi alrededor con un pescado, ajeno a mis problemas amorosos. Ojalá enamorar a Merida fuese tan sencillo como había resultado el enamorarme de ella, porque ni siquiera me di cuenta del momento preciso en que ocurrió. Pasó y me convertí en una víctima más del que llaman el más poderoso de los sentimientos.
Derrotado me dejé caer sobre el pasto.
—Vaya, pareciera que la vida te odiara.
Esa voz y ese tono irónico era uno que reconocería de inmediato en cualquier lugar.
—Deja de burlarte, Jack.
Mi amigo albino se dejó caer en el pasto conmigo.
—Ya en serio, ¿qué sucede contigo? —preguntó Jack observándome con su típica expresión de burla.
Resoplé y volví mi vista al cielo.
—No se cómo conquistar a Mer... —confesé cubriendo mi rostro con las manos—. Parece algo imposible...
—Lo que tú necesitas es un milagro.
Le solté un codazo en ese momento. Necesitaba apoyo moral, no un recordatorio de mi pésima suerte.
— ¡Ouch! ¿Pues qué quieres que diga? —exclamó sobando su estómago para después cruzarse de brazos— Fue tu culpa por escoger justamente a una princesa como Merida para enamorarte.
— ¿Sabes? Uno no escoge de quien se enamora...
—Lo sé... —afirmó con una sonrisa que reflejaba comprensión por ahora, al menos.
Él se había enamorado de una princesa perdida, quien al final había aceptado sus sentimientos. ¿Cómo podría entenderlo?
—A veces creo que es inútil seguir intentando. Además, la mente de una chica como Mer resulta difícil de entender...
—Creo que todo sería más fácil si hubiese un manual o una guía para saber cómo actuar con la persona que amas... —prosiguió mi amigo mientras se levantaba con aura pensativa—. Aunque tener una guía de cada persona sería difícil...
Un manual... ¡ESO PODRÍA SOLUCIONARLO TODO!
— ¡Eres un genio, Jack! —exclamé levantándome de un salto con una enorme sonrisa al momento que lo estrechaba fuertemente en mis brazos.
— ¿Lo soy? —me miró con miedo y confusión por mi reacción y mis palabras.
—Por supuesto, eso me ayudará a considerar cosas que puedo hacer para enamorar a Merida —dije ideando en mi cabeza completamente entusiasmado.
Oh sí, finalmente sería mi oportunidad de crear un plan ideal para ganarme el corazón de mi princesa.
♡♡♡♡
—Piensa Chimuelo, ¿con que podría empezar? —le pregunté a mi querido Dragón. Desafortunadamente la búsqueda de ideas en mi mente estaba resultando infructuosa en toda la extensión de la palabra.
Él ni siquiera se molestó en contestarme o darme una señal. Al parecer dormía profundamente. Bueno, no era su culpa pero podría darme un poco de atención.
—Gracias por nada... —murmuré entre dientes y respiré hondo—. Reptil inservible...
A este ritmo nunca lograría mi meta, ni siquiera podría acercarme más a ella como avance mínimo.
Cuanto más vueltas le daba más complicado se volvía, mi cabeza explotaría en cualquier momento.
La imagen de su belleza excepcional regresaba a mi mente como un tormento, un dulce castigo. Oh Mer, si tan sólo fuese tan fácil obtener tu amor y brindarte el mío por el resto de mis días.
—Hola vikingo, Chimuelo. ¿Qué hacen? —la dueña de mis pensamientos hacía acto de presencia. Justo ahora, maldición.
Cerré de golpe la libreta donde pondría mis ideas al respecto. No quería que lo viera, me daría vergüenza si se enterara que mi mayor ahnelo es enamorarla.
—Hey, princesa, ¿Q-Qué tal tu día? —saludé algo nervioso.
—Podría ser mejor —se sentó a mi lado mientras estiraba sus brazos e intentaba relajar los músculos de sus hombros—. He fallado tres de cinco tiros...
— ¡Wow! Eso suena cómo un mal presagio... —respondí con un poco de burla y recibí un pequeño empujón de ella. Reí— Aún así yo creo que eres la arquera número uno de todos los tiempos —añadí sonriéndole bobamente.
Ella sólo medio sonrió.
—Lo digo en serio, Mer. Eres talentosa en arquería, tu fortaleza es inigualable...—continué halagando—. Cada día no dejas de sorprenderme...
—Oh vamos Hipo... —ella rió divertida golpeando mi hombro.
—L-lo digo en verdad... —contesté— He visto que en cada cosa que es importante para ti das lo mejor, eres tan apasionada, tan leal a ti y a los que quieres...
Su mirada se cruzó con la mía y noté que sus mejillas se teñían de color carmesí mientras yo seguía explicando, a la par que mi corazón latía con un ritmo bastante apresurado.
—N-no dejas de ser asombrosa, tu valentía y decisión hacen que tu esencia permanece intacta... Y nunca dejaré de creer en ello.
Juro que sus ojos parecieron brillar. Bajó la mirada y sus labios se esbozaba una sonrisa pequeña pero completamente sincera.
—G-Gracias por pensar eso, dragon boy —dijo mientras se levantaba—. Creo que estoy lista para seguir con mi entrenamiento.
Lentamente se acercó a mi, y con un gesto de cariño depositó un suave beso en mi mejilla.
Sentí como si una descarga eléctrica hubiese recorrido mi cuerpo desde mi mejilla hasta mi estómago.
—Nos vemos al rato —se despidió de mi con su típica sonrisa y un movimiento de mano. La vi alejarse, caminando hasta donde se encontraba Angus.
Inconscientemente toqué mi mejilla y nuevamente esa boba sonrisa apareció en mi rostro.
Con una motivación mayor comencé a escribir en aquel libro en blanco que conservaría como una posesión sagrada. Este iba a ser mi primer consejo:
Tip 1: La cantidad de cumplidos en realidad no importa cuando se trata de Mer. Ella reconoce que es genial y talentosa, está segura de sí misma.
Recordar más sus valores y aquellas actitudes que la hacen Mer es lo que en realidad da calidez a su corazón.
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