«¿Qué tan detallado deber ser un texto?»

Una descripción muy específica no siempre es la mejor. Evita centrar tu narración en detalles superficiales o insignificantes, ya que sólo extienden el texto y pueden provocar la sensación de agobio en el lector.

Mira los siguientes ejemplos.

No tan adecuado:
Avancé tres pasos, caminé hacia la izquierda para recorrer el pasillo y giré la cabeza unos centímetros para verlo mejor: me miraba un anciano delgado, con cabello canoso, ojos café miel y una estatura promedio.

*Nota cómo la especificidad se vuelve innecesaria, pues aporta datos no tan relevantes para la narración. Es importante omitir este tipo de aspectos.

Lo más adecuado:
Avanzaba por el pasillo cuando un extraño presentimiento me hizo girar la cabeza: un anciano de cabello canoso me miraba desde el otro lado de la habitación, evaluándome con incertidumbre.

*Nota que el relato no brinda datos tan específicos, lo que permite que el lector se concentre en otros detalles de la historia.